Número 7 · Año 2021
Entretejer caminos y memorias. Acciones poéticas de Proyecto Hermosura en Cura Malal
Weave paths and memories. Poetic actions of Proyecto Hermosura in Cura Malal
María Eugenia Rasic
Universidad Nacional de La Plata, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
La Plata, Argentina
mariaeugeniarasic@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-6055-9207
Mercedes Resch
Universidad Nacional de las Artes
Cura Malal, Argentina
Nilda Rosemberg
Universidad Nacional de las Artes
Buenos Aires, Argentina
Verónica Suanno
Universidad Nacional de las Artes / Universidad Nacional del Sur
Bahía Blanca, Argentina
verosuanno@hotmail.com
Recibido: 25/02/2021 - Aceptado con modificaciones: 06/06/2021
ARK: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s2408462x/p5kq03x06
Resumen
En el siguiente artículo nos detendremos en un pequeño punto rural del mapa de la provincia de Buenos Aires (Argentina): Cura Malal, Partido de Coronel Suárez. Las acciones poéticas y artísticas llevadas a cabo allí por Proyecto Hermosura permiten recuperar la memoria colectiva y poética de un territorio que, si bien se ha erguido desde su fundación en torno al ferrocarril, hoy en día se yergue sobre la ausencia de éste. No obstante, para las acciones de Proyecto Hermosura es posible poner en evidencia, ante dicha ausencia, la supervivencia de una percepción orgánica de un territorio trazado por un diagrama modernizador. A su vez, es posible —y urgente— preservar las prácticas y la memoria poética de su comunidad de su total borramiento. Para ello, la propuesta es el entretejido de otras redes entre territorios y comunidades, cuya matriz no sea ya el hierro y el alambre, sino los afectos y las experiencias colectivas, artísticas y poéticas. Estas serán concebidas, a su vez, como una aproximación crítica a la profundidad histórica.
Palabras clave: Arte y poesía, Comunidad, Ferrocarril, Memoria, Territorio.
Abstract
In the following article we will stop at a small rural point on the map of the province of Buenos Aires (Argentina): Cura Malal, Partido de Coronel Suárez. The poetic and artistic actions carried out there by Proyecto Hermosura make it possible to recover the collective and poetic memory of a territory that, although it has been built around the railway since its foundation, nowadays stands on the absence of it. However, for the actions of Proyecto Hermosura it is possible to highlight, in the face of such absence, the survival of an organic perception of a territory traced by a modernizing diagram. At the same time, it is possible —and urgent— to preserve the poetic memory and practices of its community from its total erasure. For this, the proposal is the interweaving of other networks between territories and communities, whose matrix is no longer iron and wire, but collective, artistic and poetic affections and experiences. These will be conceived, in turn, as a critical approach to historical depth.
Keywords: Art and poetry, Community, Memory, Railroad, Territory.
Número 7, 2021 / Sección Reflexiones / ISSN 2408-462X (electrónico)
https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART
Centro de Producción e Investigación en Artes,
Facultad de Artes, Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.
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Comienzo del recorrido
Desde hace dos años, quienes escribimos este artículo, venimos tras los rastros históricos y poéticos que el paso del tren ha dejado en ciertos pueblos rurales de la provincia de Buenos Aires, pero desde una perspectiva que excede una experiencia museística[1]. Respecto a esta última hay valiosísimos trabajos en curso que, con o sin apoyo de políticas gubernamentales, han reconstruido una historia necesaria no solo del funcionamiento del sistema ferroviario en la provincia, sino también de las formas de vida organizadas en torno a dicho sistema. La puesta en marcha de su desactivación ha provocado desde entonces un creciente aislamiento y vaciamiento poblacional. Inspiradas, pues, en la gramática que la juntura de las vías del ferrocarril sugiere y en la lógica de la conectividad que su paso por los pueblos de la provincia ha promulgado, nos hemos puesto a unir puntos del mapa bonaerense que hasta entonces no habían sido conectados, ni por el tren, ni por una lectura crítica[2]. “Nunca el encaje de las vías es perfecto”, nos dice Horacio González (2010) en Vías argentinas. Ensayos sobre el Ferrocarril. “No puede haber una única vía, un listón de acero infinito sin incisiones” (p. 243), continúa y confirma nuestra sospecha. Desde entonces, consideramos que la mirada archifilológica (Antelo, 2015) puesta sobre determinadas acciones poéticas y colectivas, desplegadas sobre el territorio seleccionado, nos permitía metodológicamente trazar nuestro propio recorrido crítico y nuestra propia gramática. Ambos se basan, principalmente, en la lógica de las conexiones poéticas y dispares ante los ojos del diagrama territorial y político históricamente dominante. También, a través de las palabras de Antelo (2015), ante los ojos del patrón académico dominante:
Creo que la función del crítico académico debe ser cada vez menos ser el especialista en un objeto, en una obra, en un autor, en un período, lo que fuera; y cada vez más la de activador de conexiones (…) Es justamente lo dispar, lo disparado, lo separado en el tiempo lo que nos permite tener una perspectiva histórica más aguda (párr. 2).
Creemos, sin dudas, que dicha lógica colabora a repartir la sensibilidad, a usar la memoria, a potencializar las experiencias comunitarias y a reflexionar sobre ciertos puntos ciegos de las vías y de la gramática científico-académica. Por tal motivo, en este artículo nos detendremos en un tramo de ese recorrido ferroviario (y crítico), en una estación en donde el tren, justamente, ya no para.
En Cura Malal, un pueblo rural ubicado en el centro de la provincia de Buenos Aires (Argentina), se vienen desarrollando desde el año 2007 y de la mano del proyecto poético-documental Proyecto Hermosura[3] una serie de acciones e intervenciones artísticas y colectivas en el territorio. Estas logran, junto con las y los habitantes del lugar, devolver al pueblo una memoria y una percepción poética del territorio que siempre les ha pertenecido, pero que los insistentes procesos de modernización nacional iniciados en los comienzos del siglo XX y perpetuados, bajo el manto de nuevas políticas económicas, en el XXI han intentado borrar. Las extensas vías del ferrocarril que pasaba por este pueblo rural de hoy en día menos de cien habitantes constituyen, al igual que el tendido eléctrico y el alambrado, uno de los sólidos restos materiales con los que es posible observar dichos procesos. La intervención de extensas líneas rectas de hierro y de acero sobre el paisaje natural de Cura Malal y, por ende, la interrupción visual en el andar cotidiano de los y las habitantes del pueblo es uno de los efectos a considerar en este artículo (imagen 1). Del mismo modo, y con mayor énfasis, la huella de un tren que, si bien fue una de las piedras angulares para la construcción de un Estado progresista (Ferrer, et al., 2010), hoy en día se encuentra fuera de actividad para su uso público.
Imagen 1: Rasic, M. E. (2018). Calle de entrada a Cura Malal. Cura Malal, Argentina.
Es la mirada artística y poética que las acciones documentales y colectivas del P. H. proponen la que nos permite recuperar ante vuestros ojos y nuestros oídos la presencia de un tren que late aun todavía con fuerza, tanto en los restos del paisaje bonaerense, como en las voces de los sujetos que lo transitan. La atención crítica puesta sobre el trabajo realizado por el P. H. en torno a los recuerdos y vínculos afectivos de la comunidad de Cura Malal es la que nos permite trabajar sobre la reconstrucción de una percepción y de una memoria poética del territorio capaz de conservar y proteger esas frágiles huellas de su olvido.
No obstante, como nos ayudan a pensar Didi Huberman (2007) y Jacques Derrida (2013) respecto a las relaciones entre historia, memoria, arte y archivo, a partir del hueco que abre la amenaza del olvido, la pérdida o la destrucción hay posibilidad de archivo y de vida latente. Esta energía tiene la particularidad de movilizar y revitalizar lo que hasta entonces parecía muerto, quieto o invisible ante las gafas del Estado patriarcal y sus sólidos relatos (Segato, 2018). A la vez, es también a partir de la confianza plena en la fragilidad de estos huecos, convertida ante nuestra mirada en su fuerza archivística y transformadora, desde donde vamos a ponernos a leer en este artículo. En este sentido, cabe aclarar, no nos detendremos, como bien advierte María Pía López (2010), en aquella fragilidad que “por momentos, parece llevar al movimiento contrario: a reforzar lo que de quieto y permanente tenía el orden constituido” (p. 30). En este trabajo, dichos rasgos serán abordados no desde una mirada “tan nostálgica como conservadora” (p. 30). Por el contrario, serán abordados desde una mirada que recupera de ese estado de fragilidad, de ese hueco que es también el tren que ya no se detiene para la gente, la emergencia de una posibilidad vital: el armado de un tejido colectivo y singular que sostenga con fuertes hilos la supervivencia de una percepción poética del espacio y del tiempo en una comunidad rural que se resiste al tejido de alambres con púas. Este armado singular, ya veremos a través de los testimonios de los y las habitantes de Cura Malal, configura una cartografía y un paisaje que desafía el sentido rectilíneo y el ritmo acelerado y progresivo instaurados por la planificación modernizadora del mapa territorial hegemónico (Andermann, 2018).
Puntadas sobre la planicie
En el partido de Coronel Suárez, a quince kilómetros de la ciudad cabecera, se encuentra Cura Malal, un pueblo que emerge ante nuestros ojos, en una primera mirada, como uno de esos caminos de hierro que la construcción del Estado moderno y progresista dejó en el paisaje del Buenos Aires rural y profundo (imagen 2). Un pueblo que fundado alrededor de las vías alguna vez tuvo mil doscientos habitantes y que hoy, con menos del diez por ciento de almas, se resiste a desaparecer. El censo del año 2010 dio como resultado noventa y cuatro habitantes, una porción muy pequeña de personas frente al millar de pobladores que vivían en la localidad en la primera década del siglo XX, antes de la mecanización de las tareas agrícolas, la desactivación ferroviaria y la construcción de rutas pavimentadas. El grueso de la población estuvo ligado al trabajo rural de las Estancias “La Curamalán” y “La Cascada”[4]. En este territorio, el recuento de situaciones en torno a la memoria y a la comunidad aloja varios proyectos que se hermanan, que recuperan y activan pulsiones similares. P. H., realizado desde sus inicios por tres artistas, docentes y amigas (Mercedes Resch, Verónica Suanno y Nilda Rosemberg), es el primero de ellos. Comienza en el 2007 y, aunque va modificando su formato y sus haceres, continúa vigente hasta la actualidad. Investigaciones poético-documentales, exposiciones, intercambios con artistas, publicaciones, participaciones en congresos internacionales y jornadas de investigación, residencias de arte y actividades con la comunidad son algunas de las acciones realizadas. Unos años más tarde, otro proyecto abraza la causa y amplía la plataforma de trabajo. Nace así Corral de Piedra, de la mano de Mercedes Resch y Fernando García Delgado (ver García Delgado, F. y Resch, M. 2010; 2011; 2012; 2012-2013). Este es un proyecto artístico-cultural, abierto y participativo,[5] el cual cuenta a la vez con el Taller de Arte y Producción donde se desarrollan actividades plásticas para los y las niños/as, clases de danzas folklóricas, malambo, tango y canto. Desde el 2009 vienen reconstruyendo la historia del pueblo y la región, a través de la recuperación de documentos escritos, audiovisuales y orales. Para este trabajo se está construyendo un espacio para el archivo y una biblioteca que pueda resguardarlos y sociabilizarlos[6].
Imagen 2: Resch M, Rosemberg N y Suanno V (2008). Proyecto Hermosura. Vista de la Estación Cura Malal. Cura Malal, Argentina.
Las imágenes adjuntas en el anexo registran algunas de las acciones llevadas a cabo por el proyecto. En ellas, prevalecen las miradas sobre el territorio, a partir del montaje de una exposición donde el plano del pueblo se propone como soporte. Este diseño fue intervenido por las obras de las artistas residentes en Cura Malal. Estas lograron reconfigurar una suerte de recorrido poético. A su vez, una ficción documental de su estadía en el pueblo que, a través de fotografías, dibujos, textos y pinturas, pusieron a la vista la superposición de tiempos, poéticas y espacios. Engrosaron, de este modo, el relieve simbólico de esa cartografía. Cabe destacar, además, que durante la inauguración de dicha muestra activa, el público fue invitado a realizar señalamientos, ubicando espacios, instituciones y sectores en este entramado que, mediante el diálogo con los y las habitantes del pueblo, se fueron descubriendo como fundamentales. Para reforzar nuestra teoría: la estación de trenes ha sido entonces uno de los puntos elegidos por la comunidad.
Otras marcas y otros destinos se apartan de las líneas tensas que caracterizan el plano oficial del pueblo y dibujan caminos más orgánicos: los del ganado cuando va a pastorear, los de la rama que se cae por la tormenta, los de la huerta que se ensancha y rompe con los canteros pautados, los caminos de la bicicleta o los escondites detrás del árbol grande (imagen 3). Dicha organicidad nos permite ampliar la noción del territorio, no por acumulación o estratificación, sino por desterritorialización, es decir, por otras lógicas capaces de producir líneas de fuga y trazos alternativos al modelo de planificación modernista (Deleuze y Guattari, 1976). Hallamos en el camino de hilo poético que el P. H. despunta, zonas de intensidad dentro del mapa que parecían estar desprovistas de conectividad entre sí.
Imagen 3: Resch M, Rosemberg N y Suanno V, (2018). Proyecto Hermosura. Poema visual escrito con grafito que acompaña el paisaje sonoro registrado por el músico invitado Javier Ortiz y reproducido en auriculares.
Muchas de las intervenciones artísticas realizadas por P. H. fueron diagramadas sobre el diseño de planos territoriales. En ellos están siempre presentes las manzanas, las plazas, la iglesia y las vías del tren: lugares de encuentro público y colectivo. Estos aportan una textura que enmarca al menos uno de sus bordes y que condiciona en un sentido el modo de transitar en ellos (imágenes 4 y 5).
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Imágenes 4 y 5: Resch, M., Rosemberg, N. y Suanno, V. (2018). Originario. Muestra de la Residencia coordinada por Proyecto Hermosura en “La Tranca”. Cura Malal, Argentina.
Las geografías de los afectos amplían espacios y presumen un futuro mejor. La expansión de las redes, como recorrido ampliado, rompe lo lineal pues desborda las líneas del ferrocarril y, con ellas, las líneas progresivas, la lectura con ilusión teleológica de la historia. El desafío entonces es tejer y escribir desde otro lugar, a partir de estas preguntas: ¿qué representaciones espacio-temporales otorgan las líneas del ferrocarril y esos otros caminos? ¿En dónde se apoyan las palabras y los gestos que nombran lo ausente, lo que el progreso modernista edificó como una estructura sólida y es ahora una superficie plana, abierta, solitaria y oxidada? (imagen 6). Los nudos que operan como referencia para acercarnos a las respuestas son: la idea de ritmo como concepto para pensar las relaciones entre tren, arte, poesía y territorio y el concepto de textura para dar cuenta de las representaciones e inscripciones que los y las habitantes del lugar establecen entre las relaciones mencionadas.
Imagen 6: Resch, M. E. (2018). Originario. Muestra de la Residencia coordinada por Proyecto Hermosura en “La Tranca”. Cura Malal, Argentina. Registro de intervención de planos del pueblo realizados durante la visita a la muestra por los alumnos y alumnas de la Escuela Primaria N° 6 de Cura Malal.
El tren se ubica en el límite entre lo real y lo artístico. La percepción estética se tensiona cuando nos detenemos a escuchar a Rosita, una de las personas entrevistadas por P. H. en 2007. Ella enunciaba de modo muy certero: “Un horizonte es otro horizonte”[7]. Con ello ampliaba y tensionaba las nociones de distancia y de tiempo. También los límites de su propia lengua, la cual se estira hasta llegar al borde de lo poético (“otro horizonte”) para dar cuenta de su campo visual y de su proyección corporal. ¿Qué le sucede al cuerpo de una mujer de más de sesenta años cuando recuerda sus viajes en bicicleta desde el campo en el que vivía hacia el pueblo o cuando vuelve a experimentar el calor del sol que apaciguaba su capelina blanca? ¿Puede esa experiencia histórica acumulada y superviviente desviar el traqueteo continuo que proponía el sistema ferroviario? (imagen 7). Estas son las tramas que aparecen al observar y escuchar aquellos recorridos que responden a criterios más subjetivos y orgánicos que lineales. Las afectividades, los pasos contados cuando los y las niños/as, las cuadras que registran distancias cuando los objetos pierden nitidez en sus detalles. Así lo manifiestan algunos testimonios de habitantes de Cura Malal:
contaba Esther Vidal casada con Weth, nacida en Cura Malal y que hoy tendría 93 años, que ella era muy de la casa y que su única salida era ir a la estación a ver llegar el tren que en esos tiempos pasaba por las tardes. Se casó con su único novio a los 23 años y que en su luna de miel se fueron a Olavarría en tren, luego de pasar por la iglesia del pueblo vestida de blanco y por supuesto no podía faltar la fiesta en el club.
Helena Rodolfo visitó en el 2012 Cura Malal, llegó en tren con su pareja y se quedó unos días viviendo en un hospedaje. Se enamoró del pueblo y con el tiempo adquirió un terreno y se construyó una cabaña de madera. Actualmente vive entre Buenos Aires y Cura Malal. Su vida está unida por las vías del tren. Los primeros años tuvo la suerte que el tren la dejara a dos cuadras de su casa, era una experiencia maravillosa subirse en constitución y amanecer en Cura Malal. Desde hace unos años, que el tren no para, tiene que bajar en Coronel Suárez y tomarse un taxi. Pero siempre es hermoso, el viaje se inicia desde el momento mismo que saco el pasaje y sentarme en la butaca implica desprenderme ya del ruido y de todo movimiento de la ciudad [8].
Imagen 7: Proyecto Hermosura (2008). Rosa Schiwndt sostiene un retrato propio tomado en 1961 por el fotógrafo del pueblo en la plaza central de Coronel Suárez. Cura Malal, Argentina.
Para Cura Malal el ferrocarril no solo fue un medio de crecimiento, de transporte y de comunicación, sino sobre todo, la vida. Lo social giraba en torno a los rieles, a la espera en un andén ya sea de una carta, de un familiar, de un esposo, de una amiga, amigo. Hoy el pueblo lo ve pasar, escucha las bocinas, siente vibrar el suelo, pero hace tiempo que no escucha el sonido de sus frenos[9].
El camino de hierro y el camino del hilo
“El emisario del progreso” —así fue llamado el tren desde su puesta en funcionamiento— aparece en la historia de la República Argentina como elemento central ligado a la modernización política, económica y cultural de los finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. A su vez, emerge como dispositivo capaz de encarnar un futuro progresivo y acelerado a costa del ocultamiento sistemático del pasado y sus huellas dactilares (Lovatto, 2000). La unidad nacional que la llegada del tren suponía interrumpió, con sus tendidos de acero y su maquinaria ruidosa, tanto la llanura del paisaje que el silencio del campo sostenía, como la temporalidad estabilizada que allí sobre el plano reposaba. Como un gran montaje, la provincia de Buenos Aires y el sur que desde allí se abre, aunque también un norte, este y oeste, será plagado de rieles y de voces de la historia que lucharán por sobrevivir ante el relato hegemónico escrito por los mismos pensadores y hacedores de esa campaña modernizadora. Este relato, sabemos, se propagará y solidificará con la ayuda, entre otras falanges, de la escuela, los nuevos nombres geográficos, las tradiciones, los mapas, las fronteras, las estaciones. No obstante, como ya hemos señalado anteriormente, recorrer la historia del territorio a partir de una mirada poética y archivística nos permite recuperar en el presente la potencia de los frágiles destellos que entre los sólidos relatos se filtran. Aquí es posible verlos y escucharlos en las voces, en la poesía y en el paisaje que en la comunidad de Cura Malal se amplifican (recordar, para ello, la composición colectiva reproducida en la imagen 3).
Desde otra mirada sobre el territorio de Cura Malal, tal vez aquella que, sobre el andén, las señales de linterna del guardabarrera facilitaron en la oscuridad, es posible visualizar el paisaje que acompaña este punto del mapa bonaerense. Allí vemos suceder un choque de fuerzas —avance y retroceso, abandono y conservación— y la coexistencia de temporalidades enfrentadas —pasado y presente, suspensión y porvenir incierto—. El tren es allí el corazón invisible que le da pulso al paisaje y lo atraviesa, lo corta y a la vez lo acompaña. Y si bien este tiene un lugar central en la configuración territorial del pueblo y en la vida de sus habitantes, no solo el recuerdo y los restos de su presencia atraviesan el paisaje.
Imagen 8: Rasic, M. E. (2020). Fragmento de vías del ferrocarril Rosario a Puerto Belgrano sobre el paisaje rural y serrano de Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires. Coronel Suárez, Argentina.
Si bien, como se ha mencionado anteriormente, el tren ha sido “el emisario del progreso” en el complejo proceso de modernización nacional, fue el alambrado el que también acompañó, y aceleró, el trazado de los caminos en la inmensa llanura de la pampa bonaerense (imagen 8). Antes el viajero podía andar por cualquier lugar con el horizonte despejado. En las palabras de Domingo Faustino Sarmiento, las cuales han sido plasmadas en la pared que captura la fotografía anexada (imagen 9): “antes del alambrado, podía decirse: todo el país es camino”. El establecimiento de tropas y carretas, galeras, mensajerías y, sobre todo, de postas fueron el punto de arranque para establecer una vía, un espacio de acceso señalizado. El camino de la “civilización” que se internaba hasta lo más profundo de lo que hoy es la provincia de Buenos Aires se lo llamaba “el camino del hilo”. Pero antes de la empresa modernizadora, para la cual había que cercar a fin de detener el avance de “lo salvaje”, se lo llamaba “camino del indio” (de Sbarra, 2008). Su intervención rectilínea en el paisaje también se superpuso al camino del arriero y al camino de la sal. Ambos fueron puntos de referencia en las largas expediciones militares al infelizmente llamado “desierto”. Luego, el alambrado logra extenderse a todos los caminos paralelos, en general hacia las vías del tren, al tenderse el telégrafo con cable desde Buenos Aires, donde estaba la sede del ejército. De este modo, fue en torno al camino del hilo donde se fueron creando los primeros poblados.
Imagen 9: Resch, M., Rosemberg, N. y Suanno, V. (2018). Proyecto Hermosura. Cura Malal, Argentina. Montaje y punto de inicio a la investigación sobre la historia del alambrado. Residencia Originario. La jornada contó con la presencia de Daniel Martel, tercera generación de alambradores, quien comentó tipologías de alambrados y realizó una demostración en vivo de las herramientas.
Inspiradas, pues, en el “camino de hilo” y en “las redes de ferrocarril”, nos hemos propuesto pensar y a escribir este texto como “tejido”, no tanto para poblarlo de acero, de hierro, de sólidos relatos ya transitados recurrentemente por la literatura nacional (Dalmaroni, 2006; Rodríguez, 2010). Más bien buscamos señalar las preguntas que nos interpelan, para conectar los puntos más invisibilizados del mapa y para dibujar, de este modo, otra gramática y otras rutas de acceso alternativas a las delineadas por el patrón civilizatorio. En espejo, entonces, de esta metáfora textil, cuatro mujeres artistas, investigadoras y docentes nos abocamos a la tarea de la escritura colectiva. Esta tarea, por ser colectiva y poética, potencia, así lo creemos, la capacidad crítica de la repregunta, tanto sobre nuestros objetos de estudio, como sobre nuestras propias prácticas y discursos. ¿Cómo incorporar otras voces que resuenan en una memoria colectiva latente? ¿Cómo afinar nuestros ojos y oídos ante esas resonancias? ¿Qué tramas configuran nuestras prácticas de lectura y de tejido? ¿Qué nuevas formas aparecen ligando los puntos señalados? Sus respuestas, siempre en proceso abierto de reelaboración, son parte de ese mismo tejido, de esa misma composición.
Como decíamos al comienzo de este artículo y de la mano de María Pía López, no es desde la mirada nostálgica de una falta, de la amenaza constante del borramiento de la huella, con la que nos interesa detenernos. Las espesuras poéticas que suceden entre la realidad y los deseos, al igual que las ficciones artísticas y el imaginario que en el entre de la “juntura” de ambas “vías” y dimensiones habitan, dan cuenta de los modos particulares de configurar cartografías alternativas. Estas se apartan del mapa de hierro que los sólidos relatos de la historia han dejado para entretejer sobre este, quedando a la vista las costuras del montaje, otras percepciones del paisaje y del espacio común que componen ese territorio legado.
Podemos decir, entonces, después de recorrer juntas este camino siempre abierto a múltiples conexiones, que es en las esquirlas del ritmo ferroviario, en los destellos de una linterna vigía, en la fragilidad del tiempo intermitente y de lo aparentemente desvinculado donde es posible construir un archivo de memorias texturadas y de sentidos comunitarios.
La mirada artística y poética que las acciones documentales y colectivas del P. H. proponen es la que nos permite recuperar ante vuestros ojos y nuestros oídos la presencia de un tren que late aún todavía tanto en los restos del paisaje bonaerense, como en las voces de los sujetos que lo transitan. La atención crítica puesta sobre el trabajo realizado por P. H. en torno a los recuerdos y vínculos afectivos de la comunidad de Cura Malal ilumina, con profundidad histórica, la reconstrucción de una percepción y de una memoria poética del territorio, capaz de conservar y proteger las frágiles huellas de su olvido.
Referencias
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Sitios web
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Biografías
María Eugenia Rasic
Es Doctora en Letras por la UNLP. Ha trabajado con la obra del poeta argentino Arturo Carrera y otros puntos de intensidad de la poesía latinoamericana desde una perspectiva archifilológica. Actualmente se encuentra investigando, en el marco de una beca posdoctoral CONICET, las relaciones entre arte, poesía, archivo y comunidad en territorios rurales de la provincia de Buenos Aires, Argentina.
Mercedes Resch
Es Profesora de Arte por la Escuela Nacional de Bellas Artes P.Pueyrredón. Da clases en diferentes escuelas y niveles del distrito de Coronel Suárez. Como artista, desarrolla su obra plástica juntamente con su proyecto comunitario “Corral de Piedra. Desde el 2007 participa de Proyecto Hermosura junto a Verónica Suanno y Nilda Rosemberg. En el 2009 funda el proyecto artístico-cultural “Corral de Piedra”. En 2010 inaugura el espacio de arte y pulpería “La Tranca”.
Nilda Rosemberg
Es Profesora Superior de Artes Visuales por la ESAV (Bahía Blanca) y Magister en Teatro y Artes Performáticas por la UNA. Se desempeña como ayudante de cátedra de esta maestría y coordina la plataforma pedagógica "entre dos patios" casa-taller. Desde 1999 participa en muestras y festivales de manera individual y colectiva. En 2007 crea junto Mercedes Resch y Verónica Suanno Proyecto Hermosura. Blog id: http://nildarosemberg.blogspot.com/
Verónica Suanno.
Es Profesora Nacional de Escultura por el I.U.N.A. y Gestora Cultural y Emprendimientos Cult. por la U.N.S. (Bahía Blanca). Da clases de Arte en diferentes escuelas de Pigüé (Bs.As). Como artista, desarrolla su obra a partir de elementos textiles, de la gráfica y de reciclaje. Realiza Ferias y otras participaciones, en muestras individuales y colectivas. Trabaja desde el 2007 junto a Nilda Rosemberg y Mercedes Resch en Proyecto Hermosura.
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Cómo citar este artículo:
Rasic, M. E., Resch, M., Rosemberg, N. y Suanno, V. (2021). Entretejer caminos y memorias. Acciones poéticas de Proyecto Hermosura en Cura Malal. Artilugio Revista, (7). Recuperado de: https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART/article/view/34546
[1] Tal es el caso del libro Vías argentinas. Ensayos sobre el Ferrocarril (Ferrer, et. al, 2010), el cual reúne numerosos trabajos actualizados sobre la realidad de los pueblos de Buenos Aires y el Noroeste argentino que, desde el plan modernizador nacional de los comienzos del siglo XX en adelante, se han erguido, organizado y luego derrumbado en torno a las vías del ferrocarril.
[2] Si bien en este artículo nos pararemos solo sobre uno de los puntos del mapa bonaerense, en otras ocasiones hemos establecido puntos de contacto entre Cura Malal y otros puntos del mapa. Tal es el caso de Quiñihual, partido de Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires. Allí tuvieron lugar desde el año 2006 hasta el 2015 acciones e intervenciones artísticas, poéticas y colectivas llevadas a cabo por el proyecto cultural Estación Pringles que, de la mano de los escritores Arturo Carrera y César Aira, de los artistas visuales José Cambre y Alfredo Prior, de la traductora y gestora cultural Chiquita Gramajo y de todas las manos que colaboraron en la recuperación y restauración de espacios públicos abandonados por las políticas de turno, ha reactivado una memoria poética y un sentido de comunidad en el históricamente llamado “desierto pampeano” (Rasic, Resch, Rosemberg y Suanno, 2019).
[3] De ahora en más el proyecto será referido a lo largo del artículo con las siglas P. H.
[4] Como tantas otras, la localidad tiene distinto nombre que la estación, aunque en este caso parece solo un error de apreciación, pues cuando llegó el ferrocarril, en 1884, bautizaron al lugar con el nombre de Curumalán; más luego se le puso el nombre del cerro ubicado a treinta y cinco kilómetros, llamado Cura Malal, que en la lengua de los indios pampas quiere decir “corral de piedras”. Hoy en día el primer nombre continúa circulando en boca de sus más antiguos habitantes.
[5] “La Tranca”: pulpería y espacio de arte que desde el 2015 es autogestionado por M. Resch. En el lugar antiguamente funcionaba un boliche típico de pueblo llamado “Lo de Leonhardt” en el que se hacían las compras, se jugaba a las cartas o se tomaba un vino. Este espacio incluye el hospedaje rural “El Gallinero”, disponible para quienes desean experimentar la vida en otro entorno o en un formato de residencia.
[6] En el año 2010 Corral de Piedra gestionó ante el Concejo Deliberante que se establezca el 17 septiembre como fecha del aniversario de la comunidad. Este proyecto ha editado publicaciones con la historia del pueblo y series de estampillas con paisajes y fachadas de casas del pueblo y otras propuestas estéticas. El conjunto de estas obras se encuentra actualmente conservado en el domicilio de Mercedes Resch, su arconte.
[7] Ver registro escrito de entrevistas en M. Resch, N. Rosemberg y V. Suanno (2008-2014).
[8] Entrevistas realizadas por las integrantes del Proyecto Hermosura entre el año 2007 y 2020.
[9] El tren de pasajeros pasa por el pueblo desde Bahía Blanca (sur de la provincia de Buenos Aires) con destino final Constitución (ciudad de Buenos Aires) tres días de la semana, en horario diurno y nocturno. Hasta el año 2016, el tren se detenía en Cura Malal cuando los pasajeros anunciaban su presencia con señales de linterna. En la actualidad, la formación no se detiene en ningunos de los pueblos, solo en las estaciones de ciudades cabeceras.