nuevaS evidenCiaS hiStóriCaS del Siglo Xviii Sobre
la PreSenCia de “CardoS” en argentina y SuS
imPliCanCiaS etnobotániCaS
new hiStoriCal evidenCeS of the 18th Century on PreSenCe of
“thiStleS” in argentina and itS ethnobotaniCal imPliCationS
Diego G. Gutiérrez1,2, Gustavo F. Scarpa1 y Cintia N. Rosso1
1.División Plantas Vasculares, Museo Argentino de Ciencias Naturales, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Av. Ángel Gallardo 470, C1405DJR, ciudad de Buenos Aires, Argentina.
2.Laboratorio de Morfología Comparada de Espermatófitas, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Buenos Aires, Argentina.
*ddigutier@macn.gov.ar
Citar este artículo GUTIéRREz, D. G., G. F. SCARPA y C. N. RoSSo. 2020. Nuevas evidencias históricas del siglo XVIII sobre la presencia de “cardos” en Argentina y sus implicancias etnobotánicas. Bol. Soc. Argent. Bot. 55:
DoI: https://doi. org/10.31055/1851.2372.v55. n2.26407
Recibido: 13 Noviembre 2019
Aceptado: 28 Mayo 2020
Publicado: 30 Junio 2020
Editora: Norma Hilgert
ISSN versión impresa
Summary
Background and aims: Currently, many species called “thistles” are widely distributed in Argentina. During 18th Century several Jesuit publications mentioned “thistles” as the work made by Florian Paucke. The goal of this work is to gather, from writing sources of the 18th Century, plant records called as “thistles” or similar names; to identify at species level the plant entities mentioned by Paucke as “azafrán”, “cardo”, and “cardo hortense”; and to discuss ethnobotanical implications.
M&M: The study area included Argentina from the Pampean region to the Chacoan
region. Historical evidences of the 18th Century, herbarium materials and their morphology were analyzed, and ield trips were made.
Results: Entities “azafrán alazor”, “de Indias” o “paracuario” by Paucke were identiied as Carthamus tinctorius (“saflower”), and “cardo” and “cardo hortense” as Cynara cardunculus (Compositae), associated with varieties sylvestris (“thistle”) and scolymus (“artichoke”), respectively. “Cardo santo” named by Pedro de Montenegro was associated to Argemone subfusiformis (Papaveraceae). Twelves new medicinal and food uses of the Moqoit from the Chaco of Argentina were recorded.
Conclusions: Identiied “thistles” were used for medicinal and nutritional purposes
during the colonial period, and incorporated at aboriginal missions by Jesuit priests. Carthamus tinctorius and Cynara cardunculus may have been introduced in orchards and later on have escaped of the cultivation areas.
Key wordS
Artichoke, Carthamus, Cynara, ethnobotany, Paucke, saflower, thistle.
reSumen
Introducción y objetivos: Actualmente numerosas especies llamadas “cardos” están ampliamente distribuidas en Argentina. Durante el siglo XVIII varias publicaciones jesuíticas mencionaron “cardos”, como el trabajo realizado por Florián Paucke. El
objetivo del trabajo es recopilar, de las fuentes escritas del siglo XVIII, los registros de plantas denominadas como “cardos” o nombres similares; identiicar a nivel de
especie las entidades mencionadas por Paucke como “azafrán”, “cardo” y “cardo hortense”; y discutir las implicancias etnobotánicas.
M&M: El área de estudio incluyó Argentina desde la región Pampeana a la región
Chaqueña. Se analizaron evidencias históricas del siglo XVIII, materiales de herbario y morfología, y se efectuaron viajes de campo.
Resultados: Las entidades “azafrán alazor”, “de Indias” o “paracuario” de Paucke se identiicaron como Carthamus tinctorius (“cártamo”), y “cardo” y “cardo hortense” como Cynara cardunculus (Compositae), asociadas a las variedades sylvestris (“cardo de Castilla”) y scolymus (“alcaucil”) respectivamente. El “cardo santo” nombrado por Pedro de Montenegro se asoció a Argemone subfusiformis
(Papaveraceae). Se registraron 12 nuevos usos medicinales y alimenticios de los moqoit del Chaco de Argentina.
Conclusiones: Los “cardos” identiicados fueron utilizados con ines medicinales
y alimenticios durante el período colonial, e incorporados en las reducciones aborígenes por misioneros jesuitas. Carthamus tinctorius y Cynara cardunculus posiblemente hayan sido introducidos en huertos y posteriormente hayan escapado de las áreas de cultivo.
PalabraS Clave
Alcaucil, cardo, cártamo, Carthamus, Cynara, etnobotánica, Paucke.
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introduCCión
La introducción de especies exóticas en las colonias europeas de América implicó, entre
otras cosas, el intercambio de plantas, saberes y prácticas, pudiéndose deinir este proceso como
la importación de un modo de vida occidental al Nuevo Mundo (Gruzinski, 2007). Los europeos buscaban reproducir el modelo occidental en tierras americanas a partir de la introducción de sus propios
bienes culturales y naturales domesticados (plantas y animales) y de la modiicación concomitante de
los sistemas religiosos y económicos aborígenes. Es así como se construyeron jardines y huertos en áreas controladas de las colonias y las misiones donde la mera práctica agrícola, por ejemplo, representaba “civilizar” el espacio salvaje de América (Rosso, 2012). Este proceso de introducción de especies vegetales en cada región del continente adquirió características singulares, dependiendo de la zona considerada y de los actores sociales y plantas involucradas en cada caso.
En América del Sur una cantidad importante de especies de plantas introducidas por los españoles y portugueses se incorporaron rápidamente a la alimentación de los pueblos originarios del Nuevo Mundo como el “trigo” (Triticum sp., Poaceae), la “cebada” (Hordeum sp., Poaceae), los “duraznos” (Prunus sp., Rosaceae) y los “cítricos” (Citrus sp., Rutaceae) (Capparelli et al., 2005; Hilgert et al., 2014; Stampella, 2015). Los “cardos” dado su uso en el Viejo Mundo formaron parte de este intercambio (Hernández Bermejo et al., 2019). El término “cardo” se utiliza frecuentemente en Iberoamérica, histórica y actualmente, para designar a plantas herbáceas espinosas pertenecientes a especies de Compositae de la tribu Cardueae (Font Quer, 1993). Dicho término proviene del latín “arduus” y del celta “ard” indicando la presencia de espinas (e.g. Ariza Espinar & Delucchi, 1998). Cardueae presenta unas 2400 especies, principalmente nativas de la región Mediterránea del Viejo Mundo (Susanna &
motivo, la distribución de muchas de sus especies ha sido inluenciada por el comercio o la agricultura
296
(e.g. Centaurea cyanus L. y Onopordum tauricum Willd.) y actualmente algunas de ellas forman parte de los principales cultivos mundiales, como es el caso del “alcaucil” y el “cártamo” (Ekin, 2005; Simpson, 2009; Calabrese, 2016). En América del Sur, Cardueae está presente en casi todos sus países desde Colombia y Venezuela hasta Argentina y Chile y se encuentra representada por más de 35 especies entre nativas y exóticas introducidas (Dillon & Hensold, 1993; Robinson et al., 1999; Badillo, 2001; Dillon, 2006; Delucchi, 2008; Beck et al., 2014; Delucchi & Gutiérrez, 2014; Ávila et al., 2016; Cordero et al., 2016). De estas especies, la gran mayoría (i.e. 26, aquellas pertenecientes a los géneros Arctium L., Carduus L., Carthamus L., Centaurea L., Cirsium Mill., Cynara L., Onopordum L., Rhaponticum Vaill. y Silybum Vaill.) son malezas desde el punto de vista agronómico de ambientes templados y mediterráneos especialmente, predominando en la región Pampeana de Argentina y Uruguay y en el centro de Chile (Marzocca 1986; Katinas et al., 2007; Delucchi, 2008; Delucchi & Gutiérrez, 2014; Fernández et al., 2016).
En el caso particular de Argentina, hasta la actualidad, con el nombre común “cardo” y palabras relacionadas (e.g. “carda”, “cardencha”, “cardón”) se han registrado 16 especies de Cardueae (Schulz, 1976; Correa et al., 2003; Peña & Pensiero, 2004; Rosso & Scarpa, 2012). Muchas de éstas se encuentran naturalizadas y poseen registros de sus diversos usos populares pasados y presentes (e.g. Azara, 1809; Hieronymus, 1882; Toursarkissian, 1980; Roig, 2001; Rosso & Scarpa, 2012) e incluso forman parte de la actividad agroindustrial actual (Gominho et al., 2009; Calabrese, 2016; Delucchi et al., 2017; Hernández Bermejo et al., 2019). Asimismo, bajo esta denominación se pueden encontrar también otras 20 especies
provenientes de Angiospermas de diferentes grupos taxonómicos y orígenes geográicos (Correa et
al., 2003; Peña & Pensiero, 2004). Por lo general estas últimas se corresponden con especies que
presentan órganos espinosos y/o agrupamientos de sus lores en inlorescencias similares en aspecto a
un capítulo: por ejemplo, Apiaceae (i.e. Eryngium sp.), Bromeliaceae (i.e. Aechmea sp., Bromelia sp.), Cactaceae (i.e. Cereus sp., Trichocereus sp.), Calyceraceae (i.e. Acicarpha sp.), Caprifoliaceae (i.e. Dipsacus sp.), Papaveraceae (i.e. Argemone
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sp.) (Correa et al., 2003; Barboza et al., 2006).
Las causas de la llegada de los “cardos” y especies aines exóticos (i.e., Arctium, Carduus, Carthamus,
Centaurea, Cirsium, Cynara, Onopordum, Rhaponticum y Silybum) al sur de América del Sur podrían deberse a su utilización desde los siglos XVI y XVII por los exploradores europeos y colonos en la alimentación y como cultivos en jardines de los primeros asentamientos, así como de forma involuntaria como maleza (Hernández Bermejo et al., 2019 y referencias allí citadas). Por otro lado, para la región pampeana se ha propuesto que algunas especies de “cardos” habrían sido introducidas de manera accidental a través del transporte de semillas de trigo; en particular para las especies Cynara cardunculus (“cardo de Castilla”) y Silybum marianum (L.) Gaertn. (“cardo mariano”) en los alrededores de Buenos Aires (Amaral, 1997, 1999; Recalt, 2004). En la misma línea explicativa se ha sostenido que la expansión de los “cardales” habría sido facilitada por disturbios antropogénicos en las pampas debido a la actividad del ganado vacuno y equino desde mediados del siglo XVI
(Delucchi et al., 2003; Soria, 2012). Sin embargo, no hay datos idedignos para poder identiicar las
entidades mencionadas como “cardos” a nivel taxonómico que han estado involucradas en dicho proceso.
La alusión a “cardos” exóticos resulta indiscutible en numerosas narraciones de naturalistas y exploradores de principios del XIX (e.g., Azara, 1809; Darwin, 1839; Head, 1846). En el siglo
XIX las referencias de “cardos” en especial en loras y listas de plantas son precisas al nivel
de especies y están acompañadas en muchos casos con descripciones morfológicas detalladas y especímenes conservados en herbarios. Por ejemplo, Carthamus tinctorius, Centaurea benedicta, C. calcitrapa L., C. melitensis L., Cynara cardunculus y Silybum marianum se describen principalmente para el centro de Chile y las pampas de Argentina y Uruguay (e.g., Hooker & Arnott, 1835; Rémy, 1849; Berg, 1877; Grisebach, 1879; Baker, 1884).
En contraposición, nuestro conocimiento sobre los “cardos” en el sur de América del Sur previamente al siglo XIX resulta escaso e impreciso. Como ya fuera mencionado por Delucchi et al. (2003), las primeras pruebas sobre la presencia de estas plantas, nativas o introducidas, en la región halladas en fuentes escritas serían las de Cardiel
([1748] 1930) y Concolorcorvo ([1773] 1908).
Ambos autores reieren la existencia de “cardales”
utilizados como leña, a 400 km de la ciudad de Buenos Aires y alrededores, entre los años 1748 y
1749, aunque su identiicación taxonómica resulta
incierta. Una excepción a ello la constituye la referencia del jesuita Florián Paucke
debido a que se encuentran descriptos en el texto y representados iconográicamente con gran detalle
en láminas realizadas por él mismo (Zanetti, 2013). Entre las entidades mencionadas y/o ilustradas por Paucke, tres corresponderían a taxa pertenecientes a Cardueae. Una de dichas identidades, denominada “azafrán alazor”, “azafrán de Indias” o “azafrán paracuario”, fue asociada a las especies Carthamus lanatus L. y C. tinctorius (Wernicke, 1944) y más recientemente a la primera (Rosso & Scarpa, 2012), cuyo nombre vulgar es “cardo lanudo” por lo cual se la incluye también en el presente estudio. Las características morfológicas de C. lanatus no se ajustan completamente a lo observado en la ilustración de Paucke y las dos entidades restantes referidas como “cardo” y “cardo hortense” no pudieron ser asignadas hasta el momento con ninguna especie taxonómica en particular, sino a la familia Compositae en general (Wernicke, 1944; Rosso & Scarpa, 2012).
El objetivo principal del trabajo es recopilar de fuentes escritas del siglo XVIII de Argentina las
citas de plantas que se puedan corresponder con aquellas denominadas como “cardos” o aines; en segundo lugar, identiicar a nivel de especie las
entidades mencionadas e ilustradas por Paucke como “azafrán” (“azafrán alazor”, “azafrán de
Indias” o “azafrán paracuario”), “cardo” y “cardo hortense”; y inalmente, discutir sus implicancias
etnobotánicas.
materialeS y métodoS
El área de estudio del trabajo abarcó las provincias
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argentinas de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, más la ciudad autónoma de Buenos Aires. Dicha área de estudio se corresponde en general con los ambientes templados y cálidos del centro,
norte de Argentina, y desde el punto de vista biogeográico con las regiones Chaqueña, del Espinal y Pampeana y, inalmente, la vegetación
ribereña de los ríos Paraná, Uruguay y del estuario del Plata, asociada a la región Paranaense (Cabrera & Willink, 1980; Oyarzabal et al., 2018).
En primera instancia se procedió a compilar evidencias históricas escritas representativas del área de estudio donde se pudieran hallar citas de la presencia de “cardos” durante el siglo XVIII dadas las características de las obras o referencias de trabajos previos (e.g. Correa et al., 2003; Delucchi et al., 2003; Rosso & Scarpa, 2012). Luego se procedió a analizar en detalle las identidades botánicas de dichas citas de “cardos” en función de las características de las menciones escritas y/o ilustraciones. La fuente histórica principal consultada fue la obra del misionero jesuita Florián Paucke, quien vivió en el actual territorio argentino entre los años 1749 y 1767, fechada entre
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sobre herbolarios y su utilización médica. El trabajo de Lozano abarca el centro y norte del Virreinato del Río de la Plata, incluyendo información de las áreas rioplatense y chaqueña, en relación al área de estudio, alcanzando las provincias actuales argentinas de Santiago del Estero y Tucumán y el Paraguay. Por su lado, Cardiel brinda datos botánicos de las misiones de los guaraníes y colegios jesuitas de las provincias de Corrientes, Santa Fe y Buenos Aires, e incluso de Patagonia y el Paraguay. El escrito de Concolorcorvo, aporta datos de la región rioplatense hasta el Perú. Finalmente, la obra de Dobrizhoffer permite obtener información etnobotánica misionera del área chaqueña de la provincia de Santa Fe en contacto con los extintos aborígenes abipones. Dichas obras se consideran una muestra representativa para el área de estudio en el período analizado, no descartándose la existencia de otros trabajos no estudiados aquí y que pudieran sumar datos novedosos en el futuro.
En el caso particular del trabajo de Paucke, se confrontaron las ilustraciones y descripciones escritas con las especies que actualmente reciben el nombre vulgar de “cardos” en Argentina (e.g. Correa et al., 2003; Peña & Pensiero, 2004) mediante un análisis morfológico comparado, identificándose caracteres morfológicos macroscópicos vegetativos y reproductivos para reconocer las especies. Asimismo, se analizó la morfología por medio de especímenes provenientes de los herbarios BA, BAA, BAB, BAF, CORD, CTES, LP, LPAG, MERL, SI y UNR los cuales presentan importantes colecciones del área de estudio. Se realizaron viajes de campo en Argentina entre los años 2010 y 2020 a las provincias de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, y los especímenes coleccionados fueron depositados en BA.
Para la identificación, caracterización y taxonomía de las especies de Cardueae en Argentina se sigue a Delucchi & Gutiérrez (2014). En particular para la taxonomía, muy
controvertida, de Cynara cardunculus L. y sus categorías infraespecíicas se siguen los trabajos
más recientes que proponen tres variedades: C. cardunculus var. altilis DC., C. cardunculus var. scolymus (L.) Fiori y C. cardunculus var. sylvestris (Lam.) Fiori. (e.g. Robba et al., 2005; Sonnante et al., 2007; Gatto et al., 2013).
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reSultadoS
Nuevas evidencias históricas
En la obra atribuida al jesuita Pedro de Montenegro denominada “Materia Médica
Misionera” se reieren las siguientes aplicaciones
medicinales: “La parida que coma cardo, sea cocido, ó el agua de su cocimiento le aumentará la leche. Cardo santo, su cocimiento bebido vale á los dolores gravisimos / mos, y baidos de cabeza, y restituye la memoria perdida.” (Montenegro, [1710] 2007: 301). A pesar de la ausencia de descripción o ilustración de la planta referida como “cardo santo” proponemos sobre la base del nombre vulgar y sus aplicaciones medicinales que se trataría de Argemone subfusiformis G.B. Ownbey (Papaveraceae). Esta especie se caracteriza por ser una hierba de distribución cosmopolita, nativa en Argentina, de hábito malezoide, cuya presencia y utilización en la zona referida por Montenegro se halla sumamente difundida.
Respecto a los “cardos”, la obra del jesuita
Florián Paucke reiere propiedades combustibles y
forrajeras sin indicar el grupo humano que lo utiliza, en los siguientes términos: “Si escasea la leña, la cocina resulta bastante fría y los viajeros deben de remediarse con cardos secos, gruesas matas de plantas campestres” (Paucke,
de los usos aborígenes, al describir su empleo como alimenticio se reiere explícitamente que
corresponde a “ellos” (es decir a “los mocovíes”) en la siguiente cita: “Ellos tienen un cardo que en su mayor parte crece en la isla entre el río Paraná y el río De los dorados a cuya orilla estaba establecida mi reducción del Santo Xaverij [San Javier]. La caña [del cardo] que frecuentemente tiene una altura de dos varas la cortan mientras está aún verde y jugosa y la comen bien sea cruda o también cocida; tiene un olor y sabor balsámico; los mocovíes lo llaman apologo” (Paucke, [1776- 78] 1944: 185). Sin embargo, esta entidad no se correspondería a una especie de Compositae, sino más bien a una del género Eryngium (Apiaceae) que
recibe el nombre vulgar de “carda” (ver Rosso & Scarpa, 2012). Por otro lado, en la lámina LIII (Fig.
1A) se ilustran dos plantas lorecidas que el autor
denomina “cardo hortense” (Fig. 1A: a) y “cardo”
(Fig. 1A: b).
Respecto al “azafrán” Paucke
206)reiere en el texto de su obra que: “El azafrán paracuario es rojo amarillo, no tiene sabor, da sólo una sopa amarilla, pero sin embargo es sano. Los españoles llaman este azafrán alazor. Él crece en un arbusto de una vara de alto que tiene muchas ramas erectas con muchas hojas verdeobscuras; cada hoja tiene en la punta una púa. Las hojas
tienen un largo de un medio dedo y un ancho de una pulgada; en cada rama hay una lor amarilla que
tiene abajo un botón; en éste se halla la semilla que
es blanca y tiene el tamaño de la semilla del girasol o solsequia. Los españoles llaman a esta lor: Mirasol. La lor se parece a una pequeña lor de
cardo, no tiene hojas, sino que sólo brotan cortas hebritas amarillas que se arrancan, se tuestan y se guardan para el uso. La semilla se cuece y el agua
proveniente de ahí se bebe; es muy buena para el pecho, lo puriica por la expectoración y saca también la lema por la evacuación”. En la lámina
XLVI (Fig. 1B) de la misma obra se ilustran en acuarela colorida plantas lorecidas con el nombre
de “azafrán de Indias”; posiblemente sean tres
plantas de la misma especie, de las cuales la primera se muestra ramiicada desde la base con tres tallos
principales (Fig. 1B, c) y las otras dos con sus tallos no ramiicados (Fig. 1B, d).
Respecto al “azafrán”, Lozano ([1733] 1874:
llaman de la tierra, fuera de dar color á las comidas, sirve su zumo de remedio eicaz contra
la ictericia”. Por su lado, Dobrizhoffer ([1784] 1967: 533) señala que “Igualmente falta en toda Paracuaria el croco, llamado español Azafrán. El [azafrán] americano tiene en común con el nuestro
únicamente el nombre y la igura ya se use solo
para teñir de amarillo pero no para condimentar las comidas”. En relación a lo planteado por Lozano y en coincidencia con Dobrizhoffer, la entidad americana no sería Crocus sativus L. (Iridaceae) conocido como “azafrán”, sino que podría referirse a Carthamus tinctorius L. llamado “cártamo” o “falso azafrán”, entre otros nombres vulgares.
Cabe destacar que en las obras de Cardiel ([1748] 1930), Concolorcorvo ([1773] 1908) y Sánchez
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Labrador
Identidad taxonómica del “azafrán alazor”, “azafrán de Indias” o “azafrán paracuario”
En relación a la entidad denominada “azafrán alazor”, “azafrán de Indias” o “azafrán paracuario”,
sobre la base de la descripción morfológica e ilustraciones en el trabajo de Paucke (Fig. 1B)
se pudieron definir los siguientes caracteres morfológicos: hábito, altura, ramiicación del tallo,
filotaxis, presencia/ausencia de pecíolo, lámina
foliar, ápice foliar, margen foliar, color de las hojas, inlorescencia y número de capítulos, involucro, ilaria, número y color de las lores (Tabla 1). Dicha
entidad se ajusta morfológicamente al género Carthamus como fuera indicado en trabajos previos.
Fig. 1. Azafrán y cardos en la obra de Paucke. A: Parte superior de la lámina LIII con ilustraciones de
“cardos”. B: Parte inferior de la lámina XLVI con ilustraciones del “azafrán”. Abreviaturas = a: “cardo
hortense”; b: “cardo”; c y d: “azafrán alazor”, azafrán de Indias” o “azafrán paracuario”.
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Tabla 1. Caracteres morfológicos del azafrán paracuario, cardo y cardo hortense identiicados en las
ilustraciones y descripciones escritas de la obra de Paucke.
Carácter/Entidad |
Azafrán alazor, azafrán de |
Cardo |
Cardo hortense |
|
Indias o azafrán paracuario |
||||
|
|
|
||
Hábito |
Herbáceo |
Herbáceo |
Herbáceo |
|
Altura |
Ca. 85 cm |
- |
- |
|
Tallo |
Ramiicado desde la base |
No ramiicado |
No ramiicado |
|
o no ramiicado |
||||
|
|
|
||
Filotaxis |
Opuesta o subopuesta |
En roseta basal |
En roseta basal |
|
distribuida a lo largo del tallo |
||||
|
|
|
||
Presencia/ausencia |
Ausente o inconspicuo |
Presente |
Presente |
|
de pecíolo |
||||
|
|
|
||
Lámina foliar |
Simple, no dividida |
Compuesta o muy dividida |
Compuesta o muy dividida |
|
Margen foliar |
Entero |
Dentado |
Entero |
|
Color de las hojas |
Verde |
Verde |
Celeste |
|
Inlorescencia |
Terminal, capítulo solitario |
Escaposa con un |
Escaposa con un |
|
capítulo terminar |
capítulo terminal |
|||
|
|
|||
Involucro |
- |
Hemisférico o anchamente |
Hemisférico o anchamente |
|
acampanado |
acampanado |
|||
|
|
|||
Filarias |
Foliáceas |
- |
- |
|
Número de lores |
Numerosas |
Numerosas |
Numerosas |
|
Color de las lores |
Anaranjado |
Azulado |
Amarillo |
|
|
|
|
|
Los caracteres que permiten una adecuada identiicación son los siguientes: plantas de entre
las hojas alternas, sésiles, ovadas o elípticas, con ápice agudo y margen entero o aserrado- espinoso, los capítulos solitarios en las ramas terminales, y generalmente varios por planta, sésiles
o con pedúnculos muy cortos, involucro ovoide con ilarios foliáceos con los externos, ovados
de ápice agudo y margen entero, denticulado o
de Indias” o “azafrán paracuario” de Paucke puede identiicarse correctamente como Carthamus
tinctorius principalmente por presentar la lámina foliar entera y los ilarios externos foliáceos y enteros, con las lores anaranjadas o amarillo-
anaranjadas (Fig.
lanudo”, “cártamo”, “manca potrillo”) dado que
esta especie presenta hojas lobadas de margen espinoso y lores amarillas (Fig.
Identidad taxonómica del “cardo” y “cardo hortense”
Respecto a las entidades mencionadas en el trabajo de Paucke como “cardo” y “cardo hortense” y a sus correspondientes ilustraciones
(Fig. 1A) se pudieron identiicar y seleccionar los
siguientes caracteres morfológicos: (1) hábito, (2) ramiicación del tallo, (3) ilotaxis, (4) presencia/
ausencia de pecíolo, (5) lámina foliar, (6) margen foliar, (7) color de las hojas, (8) inlorescencia y número de capítulos, (9) involucro, (10) ilaria, (11) número y (12) color de las lores (Tabla
1). Los caracteres que permiten una adecuada identiicación son los siguientes: hierbas con hojas
basales arrosetadas, pecíolos largos y láminas profundamente pinnatisectas de contorno ovado, con segmentos de ápice atenuado con una espina terminal y margen
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Fig. 2. Carthamus tinctorius y C. lanatus.
Planta. D: Capítulos.
Julio C. Rivas
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inermes en las variedades cultivadas, el haz foliar
es glauco, y el envés densamente blanco o grisáceo, inlorescencia escaposa con capítulos solitarios con
pedúnculos largos, involucro anchamente ovoide o hemisférico y lores numerosas, con corolas
generalmente azules o lilas, a veces blancas. De esta manera las entidades “cardo” y “cardo hortense” de
Paucke pueden identiicarse correctamente ambas como Cynara cardunculus L. (Fig.
Así, “cardo” se asocia a la variedad C.
cardunculus var. sylvestris (Lam.) Fiori dada la presencia de espinas en hojas y iliarias (Fig. 3A-
D), y que se denomina vulgarmente en Argentina como “cardo”, “cardo de Castilla”, “cardo de comer” y “cardón”. Por otro lado, el “cardo hortense” por carecer de espinas corresponde a C. cardunculus var. scolymus (L.) Fiori (Fig.
variedad conocida actualmente como “alcachofa” o “alcaucil”.
Nuevos datos etnobotánicos derivados
En la Tabla 2 se detallan 12 nuevos datos etnobotánicos derivados de las identidades botánicas antes estimadas, indicando para los cuatro taxa involucrados (Carthamus tinctorius, Cynara cardunculus var. sylvestris, C. cardunculus var. scolymus y Argemone subfusiformis) las categorías
de los usos registrados, partes utilizadas, aplicación especíica y fuente de origen de los mismos. La
mayoría de estos datos (cinco) son de índole medicinal y en segunda instancia alimenticios (tres). El taxón sobre el que se registró mayor número de datos fue Cynara cardunculus var. sylvestris con un total de siete datos.
Tabla 2. Datos etnobotánicos de Carthamus tinctorius, Cynara cardunculus var. scolymus, C.
cardunculus var. sylvestris y Argemone subfusiformis.
Familia y |
Nombres en las |
Nombres |
Categoría |
Aplicación |
Parte |
Referencia bibliográica |
|
obras de Paucke |
vulgares |
utilizada y |
|||||
especie |
de uso |
especíica |
|||||
y Montenegro |
actuales |
preparación |
|
||||
Compositae |
En la obra de Paucke |
|
|
|
|
||
|
|
|
Medicinal |
Contra |
Dec. int. |
Lozano ([1733] 1874) |
|
|
“Azafrán alazor”, |
|
ictericia |
||||
|
“Cártamo”, |
|
|
|
|||
Carthamus |
“azafrán de |
|
Colorante |
Flores |
|
||
tinctorius L. |
Indias”, “azafrán |
“falso azafrán” |
|
Lozano ([1733] 1874) y |
|||
|
paracuario” |
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Alimenticio |
amarillo de |
tostadas o |
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Dobrizhoffer ([1784] 1967) |
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comidas |
cocidas? |
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Cynara |
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Cultivado en |
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la reducción |
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cardunculus L. |
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“Alcachofa”, |
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Paucke |
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“Cardo hortense” |
Agricultura |
de San |
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var. scolymus |
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“alcaucil” |
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Javier (pcia. |
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(L.) Fiori |
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de Santa Fe) |
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“Cardo”, “cardo |
Alimenticio |
Crudo |
Tallos |
Paucke |
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de Castilla”, |
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Alimenticio |
Cocidos |
Tallos |
Paucke |
Cynara |
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Medicinal |
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cardunculus L. |
“Cardo” |
“cardo de |
Medicinal |
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var. sylvestris |
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(Lam.) Fiori |
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comer”, |
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“cardón” |
Combustible |
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Forraje |
Galactogogo Dec. int. de su Paucke
Expectorante Dec. int. de su Paucke
Leña |
Parte aérea |
Paucke |
Porcinos |
Raíces |
Paucke |
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Fauna |
Alimento de |
Raíces |
Paucke |
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jabalíes |
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PapaveraceaeEn la obra de Montenegro |
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Contra |
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Montenegro ([1710] 2007); |
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Medicinal |
Parte aérea? |
Lozano ([1733] 1874) y |
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Argemone |
cefalalgias |
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Dobrizhoffer ([1784] 1967) |
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subfusiformis “Cardo santo” |
“Cardo santo” |
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Montenegro ([1710] 2007); |
G.B. Ownbey |
Medicinal |
Contra |
Parte aérea? |
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amnesia |
Lozano ([1733] 1874) y |
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Dobrizhoffer ([1784] 1967) |
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Fig. 3. Cynara cardunculus.
Planta. C: Hoja. D: Capítulos.
Capítulos. Fotos: Diego G. Gutiérrez
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D. G. Gutiérrez et al. - “Cardos” en Argentina en el siglo XVIII y etnobotánica
diSCuSión y ConCluSioneS
Los datos sobre el cultivo y utilización de los “cardos” mencionados e ilustrados por Paucke podrían ser interpretados a la luz de lo que se conoce como “etnobotánica misionera”, según la fórmula concebida por Scarpa & Anconatani (2017). Esto es, la concepción que sobre dichas plantas poseían los misioneros jesuitas en ese entonces, así como de su cultivo. En efecto, los criterios empleados en la elección de los cultivos utilizados en las parcelas agrícolas de las reducciones aborígenes administradas por los religiosos, respondían básicamente a abastecer de alimentos y otros recursos básicos reputados como “necesarios” para los nativos. Sin embargo, su
selección dependía de que a los pueblos originarios les satisicieran, a in de tornar sustentable no solo
la práctica misma de la agricultura (inédita para pueblos
La conceptualización de los misioneros jesuitas (e.g. Paucke y Montenegro) sobre la categoría “cardo” incluía toda planta herbácea con espinas, tanto a las especies exóticas introducidas (e.g. Cynara cardunculus) como a las americanas pertenecientes a las familias Bromeliaceae y
Apiaceae del género Eryngium, tal como explícitamente lo reieren estudios previos (Rosso
&Scarpa, 2012). Esto último, sumado a la gran signiicación que las especies de Bromelia tenían en todas las culturas aborígenes del Chaco (incluida la moqoit) como recurso textil y alimenticio, conjuntamente a que el consumo de sus bases foliares carnosas (al igual que la de los “alcauciles”) constituyen un ítem muy valorado de su culinaria tradicional (Rosso & Scarpa, 2017), permitiría
inferir que estos podrían haber sido seleccionados para su cultivo a los ines de satisfacer en las
mismas misiones la necesidad de los pueblos originarios de abastecerse de los “cardos salvajes” en el monte chaqueño.
Respecto al trabajo de Montenegro ([1710]
2007) resulta muy sugerente que ningún “cardo” igure en el cuerpo principal de la obra donde cada
una de las plantas son tratadas e ilustradas en detalle y solo se mencionen muy brevemente hacia el inal
de la misma. Debido a que está demostrado que
esta obra sufrió agregados que resultan posteriores a 1750, por su ubicación hacia el inal del texto
y por no responder a la estructura principal del manuscrito, estimamos que la temporalidad de dichas citas sería la misma que los añadidos (Arata, 1898; Scarpa & Anconatani, 2019). En relación a la entidad mencionada en esta obra como
“cardo santo” y en nuestro trabajo indentiicada
como Argemone subfusiformis, dicha asociación reforzaría citas antiguas posteriores sobre registro y usos sudamericanos de especies del género Argemone (Azara, 1809). Argemone subfusiformis es una especie cosmopolita y presenta una amplia distribución en América del Sur alcanzando el centro de la Patagonia (Ownbey, 1961; Pérez- Moreau, 1984; Petenatti & Del Vitto, 2001; Zuloaga et al., 2008). Esta especie se caracteriza por ser maleza (Marzocca, 1986; Fernández et al., 2016) con un registro de presencia y utilización en la zona referida por Montenegro sumamente difundidos (Hieronymus, 1882; Sorarú, 1976; Toursarkissian, 1980; Barboza et al., 2006; Scarpa & Anconatani, 2019).
Sobre el “cardo” de Paucke identificado como Cynara cardunculus var. sylvestris (“cardo de Castilla”), cabe destacar que la especie C. cardunculus es originaria del Mediterráneo y Macronesia en ambientes costeros, habiéndose naturalizado en Australia, México, el estado de California de Estados Unidos, y en América del Sur en Chile, Uruguay y Argentina (Wiklund, 1992; Randall, 2007; Delucchi, 2008;
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Argentina, Chile y Perú) importantes productores mundiales (Calabrese, 2016).
Respecto a la nueva identiicación del “azafrán
paracuario” de Paucke como la especie Carthamus tinctorius (“cártamo” o “falso azafrán”), las implicancias históricas en relación al uso e introducción de especies del Viejo Mundo son muy importantes. C. tinctorius es una especie originaria de la región
Asociadas a las identificaciones botánicas estimadas a lo largo de este trabajo se registran varios nuevos datos etnobotánicos. Entre estos destacan los usos medicinales (cinco usos) y los alimenticios (tres usos). Estos últimos revisten especial interés dado que constituye el objeto mismo por el cual se habrían introducido las variedades de Cynara cardunculus en América del Sur y su cultivo, registrado aquí en la misión
San Javier. De esta manera se conirma que los
“cardos” nativos o introducidos fueron utilizados con fines medicinales y alimenticios durante el periodo colonial, y en particular las especies introducidas fueron rápidamente adoptadas por los pueblos aborígenes. En el caso de Cynara cardunculus y sus variedades (“alcaucil” y “cardo de Castilla”) y Carthamus tinctorius (“cártamo”), taxones actualmente cultivados, naturalizados o
adventicios en el sur de América del Sur, nuestro trabajo conirmaría el planteo seguido por varios
autores según los cuales sus ingresos a la región habrían sido como especies hortícolas, siendo las primeras Asteráceas introducidas, registradas mediante ilustraciones, para mediados el siglo XVIII en Argentina.
ContribuCión de loS autoreS
DGG concibió la presente investigación. DGG diseñó y dirigió el estudio sistemático y morfológico; GFS y CNR diseñaron y dirigieron el estudio etnobotánico y llevaron a cabo el análisis de la bibliografía etnobotánica y de cronistas históricos. Todos los autores intervinieron
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mediante una interacción crítica y trabajaron colaborativamente en la investigación, análisis y redacción del manuscrito.
agradeCimientoS
Los autores agradecen a Verónica Lema (Instituto de Humanidades,
tinctorius y Cynara cardunculus var. scolymus. El trabajo fue inanciado por el Consejo Nacional de Investigaciones Cientíicas y Técnicas (CONICET;
PUE 22920160100098CO), y en el caso de D.G.G. además por la Agencia Nacional de Promoción
Cientíica y Tecnológica
Universidad Nacional de La Plata (UNLP N814).
biblografía
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