¿Literatura Comparada o Literaturas Comparadas? Una indagación posible desde la academia argentina
Adriana Crolla
acrolla@gmail.com
Universidad Nacional del Litoral
Resumen
El recorrido de la Literatura Comparada en Argentina, y en otros ámbitos, ha sido dispar y tortuoso. En mucho, debido a su misma porosidad y a la indeterminación, epistemológicamente justificada, de sus delimitaciones. Hoy día, es su misma denominación la que presenta una disparidad que merece ser analizada y exige la toma de posición de sus agentes. Indagarla desde la academia argentina resulta un desafío por encarar.
Palabras clave : Literatura Comparada- denominación- Argentina.
Comparative Literature or Comparative Literatures? A Possible Inquiry from the Argentine Academy
Abstract
The path of Comparative Literature in Argentina, and in other regions, has been uneven and tortuous. Much of this is due to its porosity and the epistemologically justified indeterminacy of its limits. Today it is its very denomination that presents a disparity that deserves to be analyzed and demands the position of its agents. To investigate it from the Argentine academy is a challenge to be faced.
Keywords : Comparative Literature- Denomination- Argentina
¿Literatura Comparada o Literaturas Comparadas? Aunque el título pueda parecer un juego verbal, la variación morfológica propone una lectura de orden epistemológico-disciplinar que requiere cierta indagación.
Hace muchos años, la recordada Tania Franco Carvalhal definió al comparatista con una imagen que nunca olvidamos: “Ser especialista en corrientes de aire”. Con esta expresión se refería a esa perenne sensación de variabilidad, cambio e inestabilidad que es el noema de cualquier intento de análisis desde una perspectiva comparada.
Por nuestra parte, como explicáramos en otras instancias (Crolla, 2009) preferimos recurrir a términos acuosos e imágenes de movimientos más complejos y revulsivos que los que puede sugerir una corriente de aire. Porque, si bien el aire representa la “quête” permanente que nos impulsa, en tanto comparatistas, a permanecer abiertos y zarandeados hacia búsquedas siempre fugitivas, la metáfora acuosa permite imaginar uniformidades espaciales profundas que se entraman desde una diversidad matricial. Como un espacio lacunar conformado por fluencias y confluencias continuas sin fronteras internas, que se constituyen y expanden en la continuidad geográfica [1] .
Si pensamos, entonces, la literatura como una laguna mundial con profundas corrientes magmáticas y cambiantes superficies, podríamos explicar esta particular operación comparatista que refiere a un fenómeno único y, al mismo tiempo, múltiple que varía solo en cuanto a la forma en que es mirado. Así, enfatizamos en la imagen del comparatista como un configurador de metodologías lacunares y buceador de profundidades donde remolinean y se baten poderosas corrientes, y donde se organizan misteriosas confluencias y travesías emergentes de una misteriosa y abisal matriz literaria.
Haciendo un poco de historia
En 2007, la Asociación Argentina de Literatura Comparada (AALC) nos honró con la presidencia y asumimos la organización de las IX Jornadas de Literatura Comparada que se realizaron en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral en 2009. Nos propusimos, entonces, realizar una encuesta entre los socios y expresidentes, a fin de diseñar una cartografía in progress del estado de situación de los estudios comparados en las universidades argentinas (Crolla, 2008 y 2009).
El motivo era la impresión de que, a quince años de la creación de laAALC, la disciplina Literatura Comparada integraba espacios reducidos en las propuestas curriculares de los estudios en Letras y en las ofertas de posgrado.
Los resultados de dicha indagación demostraron que, a pesar de que el camino había sido tortuoso, y que no se había contado como en otros países (Brasil, por ejemplo) con un impulso académico para incorporar su estudio como disciplina obligatoria en los diseños curriculares de grado, la literatura comparada poseía un fuerte dinamismo y empezaba a ocupar un espacio cada vez más amplio en el país. Sobre todo, a partir de la estimulante potencialidad que manifestaban sus indagaciones y sus marcos metodológicos.
Por otra parte, la creación y permanencia de la AALC había constituido un factor relevante para esta consolidación.
En cuanto al estudio del estado de situación, este pudo ser realizado con bastante éxito gracias a la entusiasta respuesta de informantes clave que aportaron datos valiosos sobre los encuentros que la AALC había realizado hasta esa fecha, así como los contenidos de las revistas Confluencias que habían acompañado cada una de las convocatorias.
Fluencias e in/fluencias
Durante el 2020, dos circunstancias nos impulsaron a revisar y actualizar dichos recorridos, al tiempo que atender a otras problemáticas que se manifestaron como de interés para el campo.
Primer caso: un detonante fueron los debates surgidos durante la realización del seminario de posgrado virtual “ Problemáticas y espacios de la Literatura Comparada. Viajes, migraciones y exilios ” dictado por la colega Fernanda Bravo Herrera, entre mayo y agosto de 2020, a partir de una iniciativa de la Secretaría de Posgrado de la Universidad de Jujuy.
Segundo caso : la lectura de un texto teórico sobre el campo disciplinar que nos despertó sospechas sobre un problema terminológico con probable incidencia en lo epistemológico-disciplinar.
Primer caso: durante el debate posterior a los encuentros del seminario, surgió la controversia sobre si se debía continuar denominando a la disciplina en singular, Literatura Comparada, o preferir el plural, Literaturas Comparadas.
Una primera conclusión personal fue que, con la denominación en plural, Literaturas Comparadas, se sugería la idea de una sumatoria de espacios desconectados entre sí. Y que se caía en el peligro de retornar a improntas ya superadas, de corte nacionalista-positivista decimonónicas que habían organizado el estudio de la literatura según recortes curriculares determinados por una identidad lingüística, política y territorial: literatura francesa, inglesa, argentina. Peligro que habíamos tratado de evitar cuando creamos un espacio específico en el seno de la Universidad Nacional del Litoral y donde la impronta lacunar nos orientó hacia un nombre superador y englobante: Centro de Estudios Comparados.
En un primer momento pensamos, con Fernanda Bravo Herrera, que esto podía ser comparable al movimiento que en Argentina y Latinoamérica impulsó a la adopción de denominaciones plurales para dichas literaturas: “literaturas argentinas”- “literaturas hispanoamericanas” [2] , con la intención de hacer visible la heterogeneidad intrínseca de esos espacios.
Bravo Herrera mencionó que, en Italia, se fue imponiendo en los últimos años un predominio de la denominación en plural. Indagando en las propuestas universitarias, pudimos constatar que la denominación Letterature Comparate, se registra en casi todos los cursos de la “triennale o magistrale” del trienio 2017/2019, en 12 de las 13 universidades analizadas. Solo la Università di Siena, propone un dottorato di ricerca in Letteratura Comparata.
La opinión de Franca Sinopoli nos resultó de sumo interés por su rol como crítica literaria y directora de la maestría en filología moderna en el Dipartimento di Lettere e Culture Moderne en la Facoltà di Lettere e Filosofia de la Sapienza, Università di Roma. Pero, también, por haber compartido durante años estudios y publicaciones con el recientemente desaparecido comparatista Armando Gnisci. Ante la pregunta sobre si la preferencia de la denominación en plural tenía que ver en Italia con la lucha entablada hacia el eurocentrismo, contestó:
L'eurocentrismo o la critica ad esso non c'entrano nulla con la dizione "Letterature Comparate". .L'etichetta esiste dagli anni Ottanta in Italia per definire - dal punto di vista ministeriale - la disciplina come settore di studi e di didattica. Con il riordino degli insegnamenti, ormai da anni la denominazione del settore scientifico disciplinare è "Critica letteraria e Letterature comparate", avendo unificato Letterature Comparate con la critica letteraria e la teoria della letteratura.
Se hai trovato "Letterature Comparate" come insegnamento in qualche sede universitaria si tratta della antica denominazione che in quella sede specifica, si riferisce ad un singolo modulo di insegnamento del settore scientifico-disciplinare "Critica letteraria e Letterature comparate".
Gnisci aveva abbandonato sul piano teorico la dizione plurale, preferendo quella al singolare, più coerente con le altre lingue, es. Comparative Literature, Literatura Comparada, Littérature Comparée. (Sinopoli, 20/12/20) [3] [4]
Un temprano compendio de la década del 80 (Del Fabbro-Goldoni) [5] nos aportó elementos para comprender la gravitancia de decisiones de política curricular en las aulas universitarias sobre cambios en la propedéutica de la teoría literaria. En varios artículos se debatía la necesidad de repensar conceptos como teoria, metodologia, analisi testuali, storia letteraria. Entre ellos, la pertinencia de adoptar letterature comparate. En este mismo volumen, Gnisci proponía reflexiones sobre L'insegnamento di Letterature comparate nell'ambito di un Dipartimento di Italianistica.
Tal como recuerda Sinopoli, Gnisci fue abandonando la denominación en plural que, sin embargo, fue ganando terreno en los espacios académicos. Por ello, las ofertas editoriales fueron acompañando dicha expansión y, por ejemplo, en 2005 Remo Ceserani ofrecía ya una antología de textos críticos titulada Letterature comparate. Y, a partir del milenio, es posible detectar una proliferación de compendios con esa denominación, tales como el editado por Piero Boitani y Emilia di Rocco en 2013 y el de Fernando de Cristofaro, en 2014.
El mérito de estas reflexiones en Italia es llamar la atención sobre una disciplina que, aunque inserta curricularmente en la enseñanza universitaria, sigue siendo todavía mirada con sospecha por la comunidad académica. Como manifiesta Valentino Baldi en una reseña al compendio de Cristofaro: “La comparatistica è ancora oggi tutt´altro che magioritaria nell´universo scolastico e in quello universitario, un limite che l´attuale difficoltà in cui versano le discipline umanistiche, difficilmente permetterà di colmare” [6] .
En otra parte de la misma reseña precisa:
Emerge in quasi tutti i capitoli, il legame strutturale fra letteratura comparata e teoria letteraria. Gli autori sono sempre attenti a restituire la complessità teorica dietro alle questioni presentate e questo viene a toccare un altro nervo scoperto nel contesto accademico italiano: se i dipartimenti di Comparative Literature negli Stari Uniti sono anche le sedi che animano il dibattito teorico, in Italia, i due campi rimangono scissi e ugualmente trascurati, conferma di quanto lavoro debba essere fatto in seno alle singole discipline. (Baldi s.d.) [7]
Indagando sobre las propuestas que contiene dicho manual, nos detendremos en Chiara Lombardi, quien ofrece una interesante reflexión sobre una variedad de miradas teóricas que resaltan la necesidad de la lectura y del diálogo intertextual para pensar la pluralidad en la unidad.
Pur restando spesso implicito, il dialogo tra testi costituisce un punto di riferimento fondamentale negli studi di letterature comparate, che si propongono di analizzare questi rapporti pur salvaguardando (anzi, possibilmente esaltando) il «piacere del testo». Infatti, com’è assai limitante considerare la comparatistica una specializzazione atta soltanto a rintracciare e a studiare precisi rapporti di filiazione tra un testo e l’altro (Riffaterre, 1984, p. 142), così la consapevolezza della valenza intertestuale e dinamica di ogni opera non può implicare, semplicisticamente, soltanto il gusto di perdersi in essa. Se alla lettura di un testo letterario chiediamo, oltre alla ricostruzione filologica e storica, di evidenziare non soltanto un significato ma anche una significazione (ciò che il testo non dice, ciò che è ambiguo e implicito, ciò che viene dopo la composizione, che emerge e agisce nell’atto della lettura; cfr. Kristeva,1980, p. 18; Riffaterre, 1978); se la sfida di una lettura esperta è la possibilità di trovare una molteplicità di significati capaci di comunicare qualche cosa a ogni tempo (ancora con Calvino: «un classico è un libro che non ha mai finito di dire quel che ha da dire», Calvino, 1991, ed. 1995 p. 7) e di mettere in che è quella data da Claudio Guillén: ricezione (Iser, 1978; Jauss, 1988), allora l’analisi del dialogo intertestuale dovrà cercare di cogliere molte delle risonanze che si percepiscono nel testo infinito. Si tratta di studiare, a tale fine, le corrispondenze (e le più significative dissonanze) tra linguaggi, stili, immagini delle diverse letterature, e di queste con le arti e con le estetiche di una data società, in modo tale che ogni opera risulti più significante per sé stessa e apra nuove prospettive di lettura sui testi che l’hanno preceduta... In questo senso arriviamo a una delle definizioni più note di letteratura comparata che è quella data da Claudio Guillén. (de Cristofaro 82) [8]
Lombardi propone ir más allá del placer de reconocer filiaciones intertextuales entre los textos y analizar los significados de superficie para incursionar en lo que permanece oculto e implícito, pero que permite expandir los niveles significacionales. La crítica subraya el papel fundamental que le cabe a la recepción como actividad y capacidad decodificadora de las resonancias que se perciben en el texto “infinito”. Y no solo en términos de igualdad, sino, y fundamentalmente, a partir de las disonancias potenciales que son las que permiten a cada obra abrirse a las tradiciones que la preceden y a las que ella misma funda.
Más adelante, en diálogo con otros textos críticos, aporta una definición de literatura comparada con la que adherimos, en tanto analiza la incidencia de críticos notables para resaltar, sin imponer, la supremacía de la literatura comparada por sobre las disciplinas en su singularidad “nacionalista”:
Con questo la letteratura comparata non pretende di imporsi sulle singole discipline che rappresentano le specificità geografiche e storiche; anzi, il dialogo si innesta sul rafforzamento di ciascuna disciplina e sul rigore filologico affinché sia scongiurata l’arbitrarietà nelle corrispondenze fatte oggetto di analisi. Critici come Auerbach, Curtius, Spitzer e Praz, nella seconda metà del Novecento, hanno rappresentato il punto di riferimento più solido di questo metodo, proponendo nello studio dei topoi e delle forme stilistiche ed estetiche le basi per uno studio comparato della letteratura e per la sua affermazione come disciplina autonoma, soprattutto in Europa (Boitani, Di Rocco, 2013). (de Cristofaro 102) [9]
Y concluye:
Al tempo stesso, però, la nozione stessa di dialogo intertestuale sulla quale ci siamo fino a qui concentrati impone la possibilità (e la necessità) di spingersi oltre, proprio sulla base di quegli studi semiologici, linguistici, etnologici che sono stati alla base della rivoluzione epistemologica del Novecento, e che hanno portato allo sviluppo di una critica e di una teoria della letteratura non ignare di tendenze fondamentali quali il New Criticism, il decostruzionismo, il nuovo storicismo (soprattutto a partire da Sinfield, Greenblatt, Hillman) rapporti tra filologia e letteratura comparata, nello specifico, risultano non soltanto auspicabili, ma indispensabili per leggere e comprendere questo book of humanity.
Nella sua portata sia scientifica sia culturale in senso lato, infine, il dialogo intertestuale assume un ruolo fondamentale nella costruzione di un senso critico e civico nelle moderne democrazie. L’«immaginazione narrativa» – a cui fa riferimento Martha Nussbaum. Non per profitto. Perché le democrazie hanno bisogno della cultura umanistica – è infatti prerogativa non secondaria nella formazione di un cittadino: «Vale a dire la capacità di pensarsi nei panni di un’altra persona, di essere un lettore intelligente della sua storia, di comprendere le emozioni, le aspettative e i desideri. La ricerca di tale empatia è parte essenziale delle migliori condizioni di educazione alla democrazia, sia nei paesi occidentali sia in quelli orientali» (Nussbaum, 2010, trad. it. p. 111) (de Cristofaro 103) [10]
En ámbito francés, un informante clave fue Daniel-Henri Pageaux, destacado comparatista de la Université de la Sorbonne, quien respondió de modo simple y directo:
El “maestro” del hispanismo y de la literatura comparada, Marcel Bataillon, solía criticar con mucho humorismo todas estas denominaciones, pero reconocía que la más evidente y sencilla era la de “Literatura Comparada” aludiendo a “Anatomía Comparada”, “Derecho Comparado” etc.... Creo que tenía razón. (Pageaux, 11/07/2020)
La opinión de Pageaux parece respetar la tradición europea ortodoxa, preferida también en Francia, de la denominación en singular, Literatura Comparada. Lo que parece haber sido la norma cuando se indaga sobre otras disciplinas y cátedras creadas a inicios del s. XIX: “La anatomía comparada”, Cuvier (1800-1805); “Historia comparada de sistemas filosóficos”, De Gérand (1804); “Gramática comparada de lenguas de Europa latina”, François Raynouard (1821); “Fisiología comparada”, Blainville (1833); “Curso de literatura comparada”, de Noël y Laplace (1816) (antología de distintas literaturas sin confrontarlas); y “Curso analítico de literatura general”, Népomucène Lemercier (1817).
Con referencia a los estudios literarios, el 12 de marzo de 1830 Jean Jacques Ampère brinda un discurso inaugural en el Ateneo de Marsella con el que funda la disciplina al sostener que la Literatura Comparada se propone elaborar una historia comparativa de las artes y las letras en todos los pueblos, y de donde pudiera surgir una filosofía de la literatura y las artes. Por su parte, Sainte-Beuve da carta de ciudadanía al término al reconocer a Ampère como el fundador de la “Historia literaria comparada”.
Luego de este gesto fundacional, De Sanctis inaugura la primera cátedra de Literatura Comparada en Nápoles en 1863; en Lyon, nace una cátedra similar en 1887; Ferdinand Brunetière funda otra en la École Normale Supérieure en 1890, a fin de confrontar la evolución de la literatura francesa con otras literaturas occidentales, seguir la evolución de los géneros (como las otras ciencias hacían con las especies) y comprender cómo la literatura francesa se nutrió de influencias extranjeras. Hutcheson Macaulay Posnett crea otra igual en Inglaterra en 1886 y, en 1910, nace la primera cátedra de Literatura Comparada en la Sorbonne. Por esos años, Moritz Carrière utiliza por primera vez la expresión “Historia comparativa de la literatura” en Alemania. En 1921, Baldensperger y Hazard eligen este nombre para la Revue de Littérature Comparée y Paul Van Tieghem, en 1931, uno similar para el primer manual. En 1954, se funda la Sociedad Nacional Francesa de Literatura Comparada. Pero, en 1966, con la Reforma Fouchet, si bien la literatura comparada se impone como materia obligatoria en los dos primeros años universitarios, cambia su nombre por el de “Historia Literaria General”, respetándose sin embargo la orientación inicial de Van Tieghem. Finalmente, en 1973 se crea la Sociedad Francesa de Literatura General y Comparada.
Segundo caso: Hubo una segunda circunstancia, como ya anticipamos, y fue la reflexión provocada por la lectura del libro Espacios, imágenes y vectores. Desafíos actuales de las literaturas comparadas de Mariano García, María José Punte y María Lucía Puppo. Libro editado en 2015, pero del que tuvimos conocimiento a partir de una oferta de la editorial Miño y Dávila justo en días previos al seminario.
En los títulos de la introducción y en varios capítulos se repite la denominación en plural, que ya consigna el título de la publicación. Sin embargo, en el prefacio: “Tres ejes para pensar las literaturas comparadas en el s. XXI”, no se explicita la razón de esta preferencia, dando por sentado desde el primer párrafo que ese es el nombre adecuado a la disciplina:
Este libro reúne nueve trabajos que, desde perspectivas muy distintas, abordan cuestiones puntuales que conciernen al vasto campo de las Literaturas Comparadas… Mientras unos anunciaban la crisis, otros proclamaban el auge de las Literaturas Comparadas… (García-Punte-Puppo 13)
Si bien, en el párrafo siguiente leemos; “En tiempos de globalización y de una creciente transnacionalización de la literatura y la cultura, la Literatura Comparada suele abrazar, junto con el plural del nombre, el ingente universo de las artes y los medios” (García-Punte-Puppo 13).
De allí en más, se repite en seis ocasiones el nombre “Literatura Comparada” y otras seis el de “Literaturas Comparadas”, lo que nos obliga a preguntarnos cuál es el criterio que deberíamos adoptar según estos comparatistas. Una pista la dan cuando se aplican a elaborar una especie de reflexión en relación con la dimensión diacrónica, donde parecen preferir el singular:
La Literatura Comparada vuelve al ruedo para atenuar los excesos “inmanentistas” y ahistoricistas” en el abordaje de los textos… El spatial turn llegó al ámbito de la Literatura Comparada…Ya desde sus inicios la Literatura Comparada…hoy es materia de análisis de la Literatura Comparada el rol que poseen editores, antólogos…El corpus de la Literatura Comparada se muestra variable y en constante redefinición… todos los trabajos hacen explícita la “reflexividad crítica” que posibilita una revisión fecunda – y necesaria – de los presupuestos y objetivos de la Literatura Comparada. (García-Punte-Puppo 14-19).
Y adoptan el plural para señalar posturas más novedosas y transdisciplinares:
Este libro reúne nueve trabajos que, desde perspectivas muy distintas abordan cuestiones puntuales que conciernen al vasto campo de las Literaturas Comparadas…En este volumen hemos privilegiado tres ejes de reflexión que, a nuestro juicio, permiten articular algunos ejes de los interrogantes y debates más interesantes que hoy tienen lugar en el seno de las Literaturas Comparadas…Esta concepción fractal y translocal del espacio trae implicaciones muy ricas para los estudios literarios, y más específicamente, para las Literaturas Comparadas…La tercera sección del libro, que hemos titulado “vectores” reúne dos trabajos que versan sobre factores específicos del campo literario que intervienen de manera directa, en el área de influencia de las Literaturas Comparadas. (García-Punte-Puppo 14-19)
¿Confluencias o (dis/trans)fluencias?
En Argentina, los espacios académicos para la enseñanza de la disciplina no han sido impuestos por reformas educativas como en Italia o por fuertes tradiciones académicas como en Francia, sino por propia voluntad de comparatistas (en principio especialistas en la enseñanza de literaturas extranjeras traducidas) quienes, por imperio de necesidades profesionales, fueron creando centros y ofertas de grado y posgrado.
Para organizar una cartografía lo más completa posible, tomamos información de un trabajo previo (Crolla, 2009) y de consultas a informantes clave [11] .
El primer centro dedicado a esta disciplina en América del Sur, el Centro de Estudios de Literatura Comparada, fue creado en 1965 en la Pontificia Universidad Católica Argentina en Buenos Aires, por María Teresa Maiorana y, en su honor, hoy lleva su nombre. Le siguió el Centro de Literatura Comparada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, por impulso de Nicolás J. Dornheim en 1976. A finales de los 80, Pierina Lidia Moreau dirigió un Centro de Investigaciones en Literatura y Cultura (CILC), en la Escuela de Lenguas de la Universidad de Córdoba. De acuerdo con datos brindados por Cristina Elgue, el CILC fue creado por la Comisión Reestructuradora de la Escuela de Lenguas, creada por el Consejo Académico cuando Elgue era directora. “Existía solamente el Centro de Investigaciones Lingüísticas y como resultado del trabajo de esa comisión (que cambió los planes de estudio y la estructuración de cátedras) se crearon el CILC y el CIT (Centro de Investigaciones en Traducción), conformándose así las tres áreas de la futura facultad” (Elgue, 02/09/2021). En 2011, se gestó el Centro de Investigaciones de la Facultad de Lenguas (CIFAL) y una de sus áreas internas continuó, pero ahora con el adjunto de “comparada”, Área de Literaturas y Culturas Comparadas (ALCC), dirigido durante varios años por Cristina Dalmagro y, actualmente, por Adriana Massa.
En 1990, Jorge Dubatti dio origen al Centro de Investigación en Literatura Comparada (CILC) en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. En 1995 propusimos la creación del Centro de Estudios Comparados (CEC) en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral. En 2002, Graciela Cariello y su equipo fundaron el Centro de Estudios Comparativos (CEC) en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Nos resulta invalorable, para estas reflexiones y para documentar intencionalidades y vicisitudes en la constitución disciplinar, pero en particular sobre las decisiones que condujeron a la elección de los nombres, poder contar con las explicaciones que algunos de estos colegas comparatistas nos brindaron.
Lila Bujaldón, heredera del movimiento iniciado por el recordado comparatista Nicolás Dornheim en la Universidad Nacional de Cuyo, reconoce, además de la filiación con la escuela germánica, las fuertes articulaciones con la escuela francesa. Para los fines de la presente cartografía, envió gentilmente estas apreciaciones:
En cuanto al marco teórico, podrás deducir por sus comienzos que la escuela francesa, representada por Daniel-Henri Pageaux, tuvo una gran importancia en los inicios, reflejado en las direcciones del encuentro con el extranjero que desarrollan la imagología literaria y los estudios de exilio, así como la tematología y los estudios de recepción y viaje. Luego, se han ido añadiendo otros campos más desarrollados por la escuela americana, como el diálogo entre las artes, la transcursividad, los estudios sobre las minorías —especialmente entre nosotros los problemas concernientes a las literaturas de los pueblos originarios—, que ya en un mundo globalizado no tienen prácticamente etiquetas de escuelas nacionales, sino de especialistas que los cultivan. (Bujaldon, 30/10/2020)
Además del Centro de Literatura Comparada, el mismo grupo inauguró en 2001 una cátedra de Literatura Comparada para la carrera de Letras (Universidad Nacional de Cuyo), con lo que se introdujo la disciplina en la formación de grado y en la que el CLC tiene oportunidad de transferir resultados de investigaciones en campos específicos para unir así docencia e investigación en forma genuina.
En cuanto al Centro de Estudios Comparativos de la UNR, Graciela Cariello fundamentó:
El nombre elegido:
El CEC —Centro de Estudios Comparativos— es un espacio de investigación, discusión y producción comparatistas en las áreas de las Culturas, las Lenguas y las Literaturas, y propone un comparatismo activo. De ahí que hayamos elegido el adjetivo “ comparativos”, y no el que habitual y tradicionalmente se emplea para estos estudios —“comparados”—, pues este último tiene un matiz (al menos gramaticalmente) pasivo.
Por un lado, esto es así porque lo que comparamos no son los estudios (aunque esto también es factible), sino los objetos en foco. Por otro lado, porque aún en el caso de que los objetos en foco fueran ciertos estudios, el abordaje que de ellos realizáramos sería comparativo. Porque el sufijo de actividad implica precisamente un procedimiento, apunta al hacer, a la construcción, y no solo al objeto sobre el que se ejerce.
Tampoco empleamos para los estudios el adjetivo “comparatista” , aunque sí lo usamos para las actividades donde se muestran y discuten nuestros trabajos, como las jornadas que realizamos cada dos años. Es ahí, en esos encuentros, en los que evidenciamos nuestra adhesión a un abordaje elegido, donde el sufijo “-ista” tiene fervorosa cabida. Por eso, también nos designamos así los que adoptamos esta línea de trabajo y llamamos comparatista a la mirada (y por lo tanto al método) con que la ejercemos. (Cariello, 16/07/2020)
Los considerandos de Cariello dejan en claro que para este grupo de estudio los estudios comparativos son entendidos “como una línea, no una disciplina” y que “una de sus características fundamentales es ser intrínsecamente interdisciplinar”. Por ello, ha determinado la elección del adjetivo “comparativos” y no “comparados”. (Cariello, 16/07/2020), a diferencia del que hemos preferido adoptar en la sede santafesina.
En otro tramo de la entrevista Cariello amplió: “En cuanto a los objetos de estudio, la mayor parte de nuestras investigaciones se dirigen a América Latina y países lusófonos. Esto se explica porque actualmente el CEC está constituido mayoritariamente por profesores, graduados y alumnos de las carreras de Portugués”. (Cariello, 16/07/2020)
Pensamos que, quizás, la misma determinación inicial de agrupar especialistas en la enseñanza de lenguas y literatura extranjeras es lo que aúna la intencionalidad de la sede rosarina y la santafesina con una denominación más amplia y con la idea de no limitarse al nombre de “literatura/literaturas”, que tradicionalmente se ha usado para referirse al campo disciplinar. Si bien en el CEC rosarino predomina la impronta latinoamericanista “sin desechar algunas líneas de pensamiento europeas reformuladas” (Cariello, 16/07/2020), en el CEC santafesino se apunta a acoger la mayor cantidad de problemáticas y ámbitos ligados al comparatismo, sin límites ni determinaciones previas.
El 21 de diciembre de 2005, María Teresita Minellono creó el Centro de Literaturas y Literaturas Comparadas (CELyLC) en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Ante nuestra consulta, relató que “En ese momento había muchas materias teóricas y queríamos fortalecer la enseñanza de las literaturas y el armado de las cátedras de las literaturas clásicas y las literaturas modernas. Pero, además, se veía mal la Literatura comparada, que cultivábamos personalmente, y se propiciaba, como antagónico de las mismas [sic], un Centro de Estudios Culturales. Sumamos esfuerzos, y con evaluación interna y externa incluidos, que reglamentariamente no existió para la creación de otros Centros, se aprobó el CeLyC. Por extensión, cuando redacté los fundamentos para la creación de una Maestría para presentar ante la CONEAU en 2009, conservé la designación del Centro”. (Minellono, 29/10/2020)
Con referencia a los posgrados, el Doctorado en Ciencias del Lenguaje, en su mención en Culturas y Literaturas Comparadas comenzó a funcionar en el año 2002 (acreditado por la CONEAU en 2003) en la Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba, con el fin de abrir camino al estudio de las cuestiones culturales dentro de un contexto plurilingüe y multicultural, y en respuesta a los nuevos estudios de la cultura y literatura originados en Europa. En la Facultad de Lenguas de esa misma universidad, Cristina Elgue de Martini y su equipo crearon, en 2008, la primera maestría en Culturas y Literaturas Comparadas del país y, en 2020, terminó de cursar la sexta cohorte. Cristina Dalmagro respondió a nuestra consulta y brindó los siguientes datos sobre las elecciones y fundamentos de dicha creación:
En principio, la línea predominante fue la de autores como Eduardo Coutinho (docente estable de la carrera durante cinco cohortes, hasta su retiro); Lisa Block de Behar, Jean Bessière. Hemos organizado varios encuentros, jornadas, etc. Con el paso de los años fuimos reflexionando sobre otras y nuevas orientaciones, tales como la perspectiva transatlántica, todo lo “trasnacional”, multi e intercultural, globalización, literatura mundial, etc. Algunos grupos andan con el tema del “Antropoceno”, otros con globalización contrahegemónica, en fin… manteniéndose activos y leyendo siempre cosas nuevas (que no son tanto, en muchos casos).
Con respecto a la maestría, informa que se articula con el Área de Literaturas y Culturas Comparadas (ALYC) y con esta revista especializada ( Revista de Culturas y Literaturas Comparadas).
Tanto el área, como la maestría y la revista mantienen la designación en plural… La decisión siempre fue pensar en plural, pensar en el encuentro de culturas y de literaturas, en la diversidad, en la comparación y en el contraste. (Dalmagro, 15/10/2020)
La Universidad Nacional de Tres de Febrero (Buenos Aires) ofrece, desde 2013, un doctorado en Teoría Comparada de las Artes que plantea como línea de investigación fundamental una arqueografía de lo contemporáneo, tomando como punto de partida el trabajo de la imaginación pública y sus dispositivos, con independencia de los soportes en los que esta se realice. En el proyecto de creación que nos enviara Daniel Link, se explicita que “en los últimos años, y cada vez con mayor precisión teórica y un mayor alcance metodológico, como impacto de los estudios culturales, visuales, el comparativismo, las teorías de la posautonomía y de la heteronomía, entre otras, se ha impuesto la necesidad de explorar las perspectivas transdiciplinarias”. Para su creación se partió de la constatación de un área de vacancia en el país de un espacio destinado al tratamiento de problemas estéticos, científicos, sociales y culturales complejos, cuyo abordaje exigiera una perspectiva interdisciplinaria. Se tomó como antecedente local, en un nivel de posgrado inferior, la Maestría en Culturas y Literaturas Comparadas de la Universidad Nacional de Córdoba. (Link, 09/09/2021)
En los planes de estudio de doctorados en literatura o en estudios críticos y literarios de otras universidades argentinas hemos podido detectar, de manera rápida y superficial, que la dimensión comparada aparece mencionada como espacio disciplinar: “literaturas comparadas”, en el Doctorado en Literatura y Estudios Críticos de la Universidad Nacional de Rosario. (consulta online) o como abordaje: “perspectiva comparada” en el Doctorado en Literatura de la Universidad de Buenos Aires, creado en 2012 (consulta online).
En cuanto a maestrías, la Universidad de la Plata ofrece, desde 2009, la Maestría en Literaturas Comparadas, creada a partir de una iniciativa de María T. Minellono, que tiene como objetivo abordar la red de relaciones que se han establecido o podrían establecerse entre literaturas escritas en diferentes lenguas, tanto clásicas como modernas, otros lenguajes artísticos y expresiones discursivas heterogéneas. Son sus antecedentes las actividades desarrolladas durante más de diez años por el CeLyC/IdIHCS/CONICET. La coordina su creadora e integran el plantel docente muchos de los profesores de la carrera. Al respecto Minellono brindó las siguientes apreciaciones:
La Maestría en Literaturas Comparadas se propone el abordaje de una red de relaciones complejas que se han establecido o podrían establecerse entre autores, textos y literaturas específicas (las que forman parte de nuestro Plan de Estudios de Grado o las de futura inclusión en las carreras de Grado o Posgrado de la Facultad, de las que todavía no se han formado recursos humanos dentro de nuestra institución ni tampoco fuera de ellas), pero nunca como el estudio de una sumatoria de literaturas particulares. Nuestro objeto de estudio se amplía hacia otros lenguajes artísticos y otras áreas del conocimiento científico. (Minellono, 29/10/2020)
En la Universidad de Buenos Aires se creó en 2010 la Maestría en Literaturas en Lenguas Extranjeras y en Literaturas Comparadas, la que:
Proporciona una formación especializada tanto acerca de literaturas extranjeras como acerca de la teoría y crítica de las literaturas comparadas. La reflexión específica sobre la literatura se ve complementada por una puesta en relación del texto literario con diferentes expresiones artísticas, con la poética y la retórica, con la teoría estética, con la cultura de masas, con la teoría y crítica de la traducción. Las obras son examinadas desde diversas perspectivas, tales como el psicoanálisis, los estudios de género, la sociología de la literatura y los estudios culturales (consulta online).
La Maestría en Literaturas Comparadas de la Pontificia Universidad Católica Argentina fue aprobada por la CONEAU en 2020 y comenzó a dictarse en marzo de 2021, y se reconoce en su estructura y contenidos como pensados en el marco del Centro de Estudios de Literatura Comparada “M. T. Maiorana”. Ante la consulta por la pluralización del nombre, su directora, María Lucía Luppo, fundamentó que:
La denominación Literaturas Comparadas implica dejar de lado el eurocentrismo y la visión monológica que involucraba tácitamente la traducción de una obra, una literatura o una lengua nacional a otra. De este modo, en los contenidos de la disciplina se pretende articular hipótesis, problemas y aspectos vinculados con la dualidad de lo uno y lo diverso (que hoy se expresa en los debates en torno de la World Literature) y de lo uno y lo múltiple (que advierte acerca de la heterogeneidad cultural que no logra borrar o que incluso produce la globalización). Detrás de este planteo, hay dos ideas subyacentes: a) La disciplina ya no puede quedar reducida a la lógica de la comparación entre dos entidades, ya sea que se trate de dos corpus nacionales (de literatura o lengua francesa a alemana, por ejemplo) o de un centro y una periferia (de Europa a América, de Francia continental al Caribe francófono, etc.). La polifonía y la heterogeneidad habitan al interior de las culturas híbridas en las que vivimos, de modo que hoy hasta resulta problemático distinguir lo que es “nacional” y lo que es “extranjero”. Y b) Si en sus orígenes decimonónicos laLiteratura Comparada orbitaba la estela de la Weltliteratur de Goethe, autores como Ottmar Ette proponen que hoy se hable de “Literaturas del mundo”, reconociendo la dispersión y multiplicación de centros de poder y de espacios de producción del saber en los cinco continentes. De ahí que también sea pertinente hablar de “Literaturas Comparadas”. (Luppo, 02/09/2021)
En cuanto a seminarios de posgrado, Manuel Abeledo ofrece, en la Maestría en Estudios Literarios de la UBA, un seminario de literaturas comparadas en el que platea perspectivas teóricas e históricas. Si bien el nombre del seminario privilegia el plural, en sus fundamentos alterna con el singular: “Desde el siglo XIX —explica— lo que se da en llamar “literatura comparada” ha oscilado entre dos extremos” (s.d.).
Luego de analizar la particular posición de la tradición argentina hacia lo universal, tal como Borges lo preconizara contaminando el ser americano, afirma:
Jamás nos ha resultado necesario saltar una frontera para pensar la literatura, ni siquiera (o aún mucho menos) para pensar nuestra literatura nacional. Lo que los estudios literarios europeos han necesitado bautizar como “literaturas comparadas” es lo que acá llamábamos, sencillamente, “literatura”, y vemos el primer extremo apenas como un método o una forma de construir un corpus de trabajo entre tantas posibles, y el segundo nos resulta una obviedad. (Abeledo s.d.)
En marzo de 2021, previa aprobación de la CONEAU, comenzó el dictado de la Maestría en Literatura y Política en la FHAyCS-UADER (Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos). En el área teórico-crítica del plan de estudios, se destina un espacio para los estudios comparados. En 2022, tendremos a cargo el dictado del seminario «Estudios comparados: migraciones, nomadismos y localizaciones de la cultura y de los imaginarios desde una perspectiva “glocal”».
En la enseñanza de grado, se puede mencionar la oferta de un seminario optativo de Literatura Comparada en el currículo de las carreras de Profesorado y Licenciatura en Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), existente desde la implementación del plan de la carrera de Letras de 2001; seminario creado a partir de nuestra propuesta, en el que compartimos el dictado con Silvia Zenarruza y Valeria Ansó. El plan de la carrera de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Pontificia Universidad Católica Argentina incluye un seminario de Literatura Comparada, en este momento, a cargo de Magdalena Cámpora. En el Profesorado de Lengua y Literatura de la FHAyCS-UADER se ofrece, también, un seminario en Literaturas Comparadas. Estela Reviriego, a cargo de este último hasta su reciente jubilación, recordó que, si bien para el diseño curricular se basó en los desarrollos de Tania Franco Carvalhal y de Roland Barthes en cuanto a la literatura comparada como una forma de teorización sobre el fenómeno literario y una forma específica de interrogar los textos, el nombre fue decidido por las profesoras Claudia Rosa y Graciela Iannuzzo, ya que cuando se elaboró el plan curricular de la carrera no había profesor designado en el seminario, porque no existía como tal y fue creado en ese momento. “Los contenidos básicos… indicaban, en primer lugar, que, por estar en el último tramo de la carrera, significaban la integración de los contenidos del Bloque Literatura”. Por lo que con la designación en plural se apuntaba a integrar las distintas literaturas que se abordaban en la curricula, ya que “Todos los análisis parten de uno o varios textos literarios. Y ahí ya tenés un problema a veces”. Consultada sobre el índice de problema, acotó:
Tenés un problema cuando te eligen una canción como texto básico para comenzar a trabajar, o un artículo periodístico, pero como el comparatismo es más que nada hacer y hacerse preguntas, volvemos a preguntar qué consideramos como literatura, a eso me refería. (Reviriego, 13/07/2020)
En el Profesorado y en la Licenciatura en Letras de la Facultad de Humanidades de la Universidad Católica de La Plata se incluye la materia Literatura y otros lenguajes artísticos comparados (Música, Plástica). La Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF), en su Licenciatura en Letras, ofrece también un seminario de Literatura Comparada. Fabián Iriarte dicta, desde 2003, la asignatura Literatura Comparada / Comparative Literature en el Profesorado de Inglés de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata (FH-UNMdP). Desde 2014, esta asignatura se dicta de manera bilingüe y simultánea para estudiantes del Profesorado de Inglés y del Profesorado de Letras de esa misma facultad. Irene Chikiar Bauer dictó, durante el verano de 2020, un seminario de Literaturas Comparadas en el marco de la Licenciatura en Lengua Inglesa de la Universidad Nacional de San Martín.
Por último, Graciela Cariello nos informó que la carrera de Portugués de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR incluye tres carreras: Profesorado, Licenciatura y Traductorado, con un tronco común y una misma orientación comparatista. Los planes de estudios, desde el inicio en 1992, incluyen materias específicamente comparatistas: “Literaturas Comparadas Argentina y Brasileña”, “Cultura Lusófona Comparada I y II”, “Interlingüística Portugués-Español” y que el comparatismo atraviesa toda la oferta curricular.
Entre las publicaciones periódicas se destaca por su larga existencia el Boletín de Literatura Comparada, que acompañó la creación del Centro de Literatura Comparada de Cuyo y que se edita con el apoyo del Área de Revistas Científicas y Académicas (ARCA) de su Facultad de Filosofía y Letras. Iniciado en 1976, acredita su n.º 45 a fines de 2020. Mantiene articulaciones con la Recherche Littéraire/Literary Research de la AILC/ ICLA y con El hilo de la fábula. Esta última publicación, perteneciente al Centro de Estudios Comparados de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral, empezó a diseñarse en 1999. De periodicidad anual su primer número apareció en 2003 y alcanzó el n.º 20 a fines del 2020. En Córdoba, en la Facultad de Lenguas, existe desde 2007 la ya mencionada Revistade Culturas y Literaturas Comparadas. A su vez el Centro de Estudios Comparativos de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario vuelca periódicamente los avances y resultados de congresos que organiza bianualmente en su revista Tramos y tramas.
Coloquios, jornadas y simposios, más allá de las que periódicamente convoca la AALC, han sido numerosos y enumerarlos excedería el espacio de este trabajo. Sin pretender ser entonces exhaustivos, recordamos unas Primeras Jornadas Internacionales de Literatura Argentina/Comparatística , desarrolladas en la UBA en octubre de 1995; las II Jornadas de Estudios Comparados organizadas en Santa Fe por el CEC-UNL en mayo de 2006, en sinergia con el CEC de Rosario que dos años antes había organizado las Primeras Jornadas Comparativas. Dicho CEC rosarino ha continuado la serie sin interrupción. Un Simposio Internacional de Literatura Comparada en la Facultad de Lenguas de la UNC se realizó en Córdoba en 2016 y la Facultad de Filosofía y Letras de la UCA de Buenos Aires organizó el V Coloquio Internacional de Literatura Comparada en 2018. En Paraná, en ese mismo año, los responsables del seminario que se dicta en la FHAyCS-UADER convocaron a unas Primeras Jornadas de Literaturas Comparadas.
Por último (y sería, además, imposible de enumerar) nos consta que se han desarrollado en las distintas sedes, proyectos, acciones investigativas y publicaciones, así como tesis de grado y posgrado, que aportan luz sobre diferentes aristas de este vasto campo disciplinar. Destacamos como muestra, el proyecto Bibliografía Argentina de Literatura Comparada (BIALICO) que conduce Lila Bujaldon y que ha cumplido ya tres etapas desde el 2001 al 2015. En dicho marco, se ha generado (y continúa generándose) un repositorio sobre los estudios de Literatura Comparada en el país, gracias al financiamiento otorgado por el CONICET. Tiene sede en el Centro de Literatura Comparada (CLC/FFyL-UNCuyo) y hasta la fecha se han confeccionado bibliografías detalladas y comentadas del trabajo comparatista llevado a cabo en nuestro país por escritores, críticos, teóricos, historiadores de la literatura y profesores universitarios de prestigio. Se ha reflexionado también sobre el desarrollo del comparatismo en Argentina desde una perspectiva histórica y crítica. Tres fascículos publicados en 2001, 2006 y 2017 dan cuenta de los resultados alcanzados en las tres instancias concluidas.
Datos y constataciones para motivar la reflexión sobre la (dis/trans)fluencias de hoy entre la denominación canónica en singular y una aparente preferencia creciente por la pluralización.
Finalmente, recurrimos a los recuerdos del cofundador Jorge Dubatti, para referirnos a la Asociación Argentina de Literatura Comparada:
La fundación de la Asociación Argentina de Literatura Comparada fue una iniciativa conjunta del Centro de Investigación en Literatura Comparada (CILC) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, que yo dirigía desde 1990, con el Centro de Literatura Comparada de la FFyL de la Universidad Nacional de Cuyo, que dirigía Dornheim.
Yo empecé a colaborar con el CLC de Cuyo desde 1987, cuando en un viaje a Mendoza le propuse a Dornheim que me apoyara y guiara en la aplicación de la Literatura Comparada a la singularidad de los estudios teatrales. Así empezamos con el Teatro Comparado, sobre el que publiqué trabajos en varios de los Boletines del CLC. Organizamos las I Jornadas Universitarias de Literatura y Teatro Comparado (Centro de Investigación en Literatura Comparada, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 1990), con presencia de Dornheim como conferencista, y lasII Jornadas Universitarias de Literatura y Teatro Comparado ( CILC, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Lomas de Zamora, 1991). Habíamos colaborado mucho también en las actividades del germanismo entre los dos centros. Habíamos publicado además un libro: Comparatística. Estudios de literatura y teatro, BA, Biblos, J. Dubatti ed., 1992, con alta participación del CILC y el CLC y algunos aportes que se sumaron de la UBA.
Las I Jornadas Nacionales de Literatura Comparada, donde se creó la AALC, en 1992, se hicieron en Buenos Aires, en la librería Fausto, en unos salones del subsuelo (Corrientes 1316). Cuando redactamos los estatutos de la AALC (que se votaron luego en asamblea), Dornheim me dijo que tenía que aparecer "Literatura Comparada" como campo disciplinar, es decir, no "Asociación Argentina de Investigadores Comparatistas de Literatura" o "de Investigadores de Literatura Comparada", porque lo que nos reunía era la disciplina: "El eje es la disciplina, no las personas", recuerdo. Cuando alguien en la asamblea (que me tocó presidir) preguntó si no era "Literaturas Comparadas", Dornheim fue muy claro, lo recuerdo muy bien: explicó que la Literatura Comparada, como disciplina, era mucho más que la comparación de literaturas o las "literaturas comparadas", que la LC incluía otros problemas, y por lo tanto la única forma de nombrar todo lo que incluía como problemática era el singular genérico: Literatura Comparada. Para Dornheim las "Literaturas Comparadas" eran apenas un área de la Literatura Comparada como disciplina. Y como buena disciplina científica (Historia, Teoría, Ecdótica, etc.), debía ir en singular. (Dubatti, 20/20/2020)
Todavía un caso que complica y multiplica la desorientación con respecto a cómo nombrar la disciplina en la que nos apasiona movernos, lo detectamos en el libro de Chiara Lombardi, Umanesimo contemporaneo e letterature comparate, donde la autora defiende el nombre y la pertinencia de nombrarla en plural por interpretar los nuevos humanismos e “per la loro visione di insieme” (4). Su entusiasmo es tal que hasta llega a cambiar el nombre de la Asociación Internacional y en una cita al pie menciona que Manfred Schmeling ha sido “Presidente dell’Associazione Internazionale di Letterature Comparate [sic] ICLA/AILC dal 1991 al 1997” (3)
Con referencia a nuestra asociación, la variación entre singular y plural provoca a veces confusiones y se ha dado el caso de tener que señalar a integrantes de la AALC que se estaba incurriendo en un error y que se debía respetar el nombre con que fue fundada en 1992. Lo que no quita poner en cuestión dicha denominación entre los socios y llegar a discutirlo en asamblea alcanzando, si se decide cambiarlo, el consenso entre todos.
En el webinario 2020 “Problemáticas en el comparatismo en el siglo XXI”, convocado por la actual conducción de la AALC, entre el jueves 15 y el 29 de octubre de 2020, presentamos una síntesis del actual problema como modo de incentivar el debate, que fue retomado en el encuentro final realizado el jueves 12 de noviembre, entre autoridades e integrantes de la AALC y de centros importantes del país, lo que generó un proficuo intercambio de opiniones.
No detallamos el desarrollo del debate por razones de espacio, pero las opiniones consensuadas tendieron a acordar que lo más pertinente era mantener la denominación en singular, tanto por tradición como por pertinencia terminológica y disciplinar. Y que se debía mantener el nombre impuesto, Asociación Argentina de Literatura Comparada , a fin de respetar el espíritu e intereses de quienes la fundaron.
Bibliografía
Baldi, Valentino. Reseña a Letterature Comparate [a cura di F. de Cristofaro, Carocci, Roma 2014]. Web. 21 de julio de 2020.
Boitani, Pietro- di Rocco, Emilia (a cura di). Guida allo studio delle letterature compárate. Roma-Bari: Laterza, 2014.
Ceserani, Remo. Letterature comparate. Napoles: Scriptaweb. 2005.
de Cristofaro, Francesco. Letterature comparate. Roma: Carocci-Lombardi, 2014.
Crolla, Adriana (2012). «Literatura, territorialidad y matrices culturales. Una mirada desde la “zona”». El resto es silencio. Ensayos sobre literatura comparada, Montezanti, M. A. y Matelo, G. (Coords.). Buenos Aires: Biblos. 91-120.
---. Lindes actuales de la literatura comparada. Santa Fe: Centro de Publicaciones UNL, 2009.
----- “Recorridos y proyecciones del comparatismo en Argentina”. El Hilo de la fábula, n.º 8/9. 2008/2009. Santa Fe: Centro de Publicaciones UNL, 25-38.
Dubatti, Jorge. “Apuntes sobre la institucionalización de los estudios de Teatro Comparado en la Argentina”. Boletín de Literatura Comparada, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Letras, Centro de Literatura Comparada, año XXXVI, 2011. 103-120.
---. “Para la historia del Teatro Comparado como disciplina sistemática en la Argentina”, Revista Pygmalion. Revista de Teatro General y Comparado (Instituto de Teatro de Madrid, Universidad Complutense de Madrid, España), N.º 3 (2011). 9-26.
García, Mariano; Punte, María José y Puppo, María Lucía. Espacios, imágenes y vectores. Desafíos actuales de las literaturas comparadas. Bs. As.: Miño y Dávila, 2015.
Gnisci, Aemando. “L'insegnamento di Letterature comparate nell'ambito di un Dipartimento di Italianistica”. Letteratura ex cathedra, E. Del Fabbro, A. Goldoni (a cura di). Roma_ La Goliardica, 1984. 20-31.
---. Introducción a la literatura comparada. Barcelona: Editorial Crítica, 2002.
Lombardi, Chiara. “Umanesimo contemporaneo e letterature compárate” . Between Vol. 3, N.° 6. (2013). Web. s.d.
Lopopolo, Mariangela. Cos´è la letteratura comparata, Roma: Carocci, 2012.
Nussbaum, Martha. Non per profitto. Perché le democrazie hanno bisogno della cultura umanistica . Bologna: Il Mulino, 2010.
Referencias entrevistas y consultas online
Abeledo, Manuel. Seminario “Literaturas comparadas: perspectivas teóricas e históricas”. Web. 15 de agosto de 2020.
Bujaldon, Lila. “Creación del Centro de Literatura Comparada (UNCuyo). Destinatario: Adriana Crolla, Mendoza, 30/10/2020.
Cariello, Graciela. “Creación del Centro de Estudios Comparativos (UNR) y razón de su nombre”. Destinatario: Adriana Crolla, Rosario, 16/07/2020.
Chikiar Bauer, Irene. “Propuesta de seminario de verano sobre Literaturas Comparadas. En el marco de la Licenciatura en Lengua Inglesa de la Universidad Nacional de San Martín”. Destinatario: Adriana Crolla, Buenos Aires, 09/11/2020.
Dalmagro, Cristina. “Área de Literaturas y Culturas Comparadas (ALyC) de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba. Destinatario: Adriana Crolla, Córdoba: 20/20/2020.
Dubatti, Jorge. “Creación de la Asociación Argentina de Literatura Comparada”. Destinatario: Adriana Crolla, Buenos Aires, 20/10/2020.
Elgue de Martini, Cristina. “Historia de ámbitos de investigación en la Escuela y Facultad de Lenguas en Córdoba”. Destinatario: Adriana Crolla, Córdoba, 02/09/2021.
Link, Daniel. “Doctorado e n Teoría Comparada de las Artes de la Universidad de Tres de Febrero”. Destinatario: Adriana Crolla, Buenos Aires, 09/09/2021.
Luppo, María Lucía. “La Maestría en Literaturas Comparadas de la UCA”. Destinatario: Adriana Crolla, Buenos Aires, 02/09/2021.
Minellono, María. “El espacio del comparatismo en la Universidad Nacional de La Plata”. Destinatario: Adriana Crolla, La Plata, 11/07/2020.
Pageaux, Daniel-Henri. “Preferencia de denominación disciplinar en Francia”. Destinatario Adriana Crolla, Paris, 11/07/2020.
Reviriego, Estela. “El Seminario en Literaturas Comparadas de la UADER”. Destinatario: Adriana Crolla, Paraná, 13/07/2020.
Sinopoli, Franca. “Razones de la preferencia del plural en la denominación disciplinar en Italia”. Destinatario: Adriana Crolla, Roma, 20/12/2020.
Doctorado en Literatura de la UBA. Web. 04 de marzo de 2021.
Doctorado en Literatura y Estudios Críticos de la UNR. Web. 03 de septiembre de 2021.
Maestría en Literaturas en Lenguas Extranjeras y en Literaturas Comparada de la UBA. Web. 8 de agosto de 2020.
[1] Esta imagen lacunar podría corresponderse a la del “archipiélago” que desarrolláramos en un trabajo previo: “El pensamiento archipélico de Glissant constituye una herramienta válida para aceptar la diversidad e inducir el pensamiento a la multiplicidad, los tránsitos y pasajes. Glissant sostiene que, si el imaginario de las lenguas permite pensar la presencia de todas las lenguas del mundo, el imaginario y la poética de la relación permiten explicar la potencialidad de la literatura. Ya que, si la palabra proviene y se emite siempre desde un lugar, se propaga a la totalidad-mundo y de esa forma potencia su lugar de proveniencia” (Crolla, 2012, 93). También sería interesante, en tanto símbolo de la descentralización, articularla con los desarrollos de la Geocrítica de Bertrand Westphal y los de Ottmar Ette, cuando insiste en la multiplicidad de centros y contrapone a la “Weltliteratur” goetheana el concepto plural de “Literaturen der Welt” (“literaturas del mundo”).
[2] La alternancia entre cursivas y comillas en el texto son decisiones de la autora del artículo.
[3] El eurocentrismo o su crítica no tiene nada que ver con la designación “Literaturas Comparadas”. El rótulo existe desde los años 80 en Italia para definir –desde el punto de vista ministerial– a la disciplina, como sector de estudios y de didáctica. Con el reordenamiento de los contenidos por enseñar, desde hace varios años la denominación del sector científico disciplinar es “Crítica literaria y Literaturas Comparadas”, habiéndose unificado Literaturas Comparadas con el de la crítica literaria y la teoría de la literatura. Si encontraste “Literaturas Comparadas” como espacio de enseñanza en alguna sede universitaria se trata de la antigua denominación que, en esa determinada sede, se refiere a un particular módulo de enseñanza del sector científico-disciplinar: “Crítica literaria y Literaturas Comparadas”. Gnisci había abandonado la dicción en plural en el plano teórico, porque prefería la singular, más coherente con la de las otras lenguas, por ejemplo: Comparative Literature, Literatura Comparada, Littérature Comparée ». (Sinopoli, 20/12/20).
[4] Todas las traducciones del italiano nos pertenecen
[5] El volumen Letteratura ex cathedra recoge presentaciones del I Seminario organizado por la Ricerca Interuniversitaria nella Didattica della letteratura realizado por el Instituto de Literatura Inglesa y Americana de la Facoltà di Lettere e Filosofia de La Sapienza, Roma el 31 de octubre de 1983.
[6] “La comparatística no es para nada mayoritaria todavía, tanto en el universo escolástico como en el universitario. Un límite que la actual dificultad en que se encuentran las disciplinas humanísticas difícilmente permitirá superar”.
[7] Se hace visible en casi todos los capítulos un lazo estructural entre literatura comparada y teoría literaria. Los autores se demuestran siempre dispuestos a restituir la complejidad teórica que permanece escondida en las cuestiones presentadas y esto toca otro nervio descubierto en el contexto académico italiano: si los departamentos de Comparative Literature en los EE. UU. son también las sedes que animan el debate teórico, en Italia, entre dos campos que permanecen separados e igualmente poco valorizados, se confirma cuánto trabajo hay todavía por realizar en el interior de cada una de las disciplinas.
[8] Aun cuando permanezca implícito, el diálogo entre los textos constituye un punto de referencia fundamental en los estudios de literaturas comparadas, las que se proponen analizar estas relaciones salvaguardando sin embargo (y mejor, posiblemente exaltando) el «placer del texto». De hecho, así como es limitante considerar la comparatística una especialización capaz solamente de establecer y estudiar precisas relaciones de filiación entre un texto y otro (Rifaterre, 1984, p. 142), la conciencia de la valencia intertextual y dinámica de cada obra no puede implicar solo y simplemente el gusto de perderse en ella. Si en la lectura de un texto literario tratamos de evidenciar, más allá de la reconstrucción filológica e histórica, no solamente un significado, sino también, una significación (lo que el texto no dice, lo que es ambiguo o implícito, lo que viene después de la composición, que emerge y actúa en el acto de la lectura (cfr. Kristeva,1980, p. 18; Riffaterre, 1978); si el desafío de una lectura experta es la posibilidad de encontrar una multiplicidad de significados capaces de comunicar algo en cada tiempo (siempre Calvino: «Un clásico es un libro que no termina jamás de decir lo que tiene para decir», Calvino, 1991, ed. 1995 p. 7) y subrayar que es eso destacado por Claudio Guillén: la recepción (Iser, 1978; Jauss, 1988), entonces el análisis del diálogo intertextual debe buscar abordar todas las correspondencias que se perciben en el texto infinito. Se trata de estudiar, para tal fin, las correspondencias (y las más significativas disonancias) entre los lenguajes, estilos, imágenes de las diversas literaturas y de estas con las artes y las estéticas de una determinada sociedad, de modo tal que cada obra resulte lo más significante para sí misma y abra nuevas perspectivas de lectura sobre los textos que la precedieron… De este modo, arribamos a una de las definiciones más conocidas de la literatura comparada que es la ofrecida por Claudio Guillén.
[9] Con esto la literatura comparada no pretende imponerse sobre las distintas disciplinas que representan las especificidades geográficas e históricas; más aún, el diálogo pretende reforzar cada disciplina y el rigor filológico, con la finalidad de alejar la arbitrariedad en las correspondencias convertidas en objeto de análisis. Críticos como Auerbach, Curtius, Spitzer y Praz, representaron durante la segunda mitad del s. XX, el punto de referencia más sólido de este método, proponiendo en el estudio de los topos y de las formas estilísticas y estéticas, las bases para un estudio comparado de la literatura y su confirmación como disciplina autónoma, sobre todo en Europa.
[10] Al mismo tiempo, la noción misma de diálogo intertextual sobre la cual nos hemos concentrado hasta ahora, impone la posibilidad (o la necesidad) de impulsarse más allá, más que nada según la base de aquellos estudios semiológicos, lingüísticos, etnológicos que constituyeron el origen de la revolución epistemológica del s. XX, y que condujeron al desarrollo de una crítica y de una teoría de la literatura no indiferente a las tendencias fundamentales, tales las del New Criticism, deconstruccionismo, el nuevo criticismo (sobre todo, a partir de Sinfield, Greenblatt, Hillman), relaciones entre la filología y la literatura comparada, y que en lo específico, resultan provechosas e indispensables para leer y comprender este book of humanity.
En el impulso científico y cultural en sentido lato, finalmente, el diálogo intertextual asume un rol fundamental para la construcción de un sentido crítico y cívico en las modernas democracias. Es la «imaginación narrativa», a la que se refiere Martha Nussbaum. No para sacar provecho, sino porque las democracias tienen necesidad de la cultura humanística; es, de hecho, una prerrogativa y no de segundo grado en la formación de un ciudadano: «Quiere decir la capacidad de pensarse en los zapatos de otra persona, de ser un lector inteligente de su historia, de comprender las emociones, las expectativas y los deseos. La búsqueda de tal empatía es parte esencial de las mejores condiciones para la educación en la democracia, tanto en los países occidentales como en los orientales».
[11] Varios colegas respondieron a nuestras consultas y con sus respuestas hemos armado este breve informe. La fecha de los envíos online de sus aportes se consigna en las referencias finales. Como no es posible incluir toda esta información en el breve espacio de este artículo y por considerarla relevante para constituir un archivo que documente y sirva de repositorio a futuras indagaciones, previa anuencia de sus autores estará disponible en la página que el Centro de Estudios Comparados de la UNL: https://www.fhuc.unl.edu.ar/cec/