Valle de Quisquisacate. Observando y vivenciando el territorio en la contemporaneidad, desde una perspectiva originaria

 

Jorge Daniel Acevedo [1]  |  jorgeferrer1987@gmail.com | Centro de Investigaciones del Instituto de Culturas Aborígenes

 

Recepción: 05/05/24

Aceptación final: 23/05/24

 

Resumen

El presente trabajo es una invitación a analizar y recorrer la geografía y el paisaje propio del Valle de Quisquisacate, desde la perspectiva histórica de la Comunidad Comechingón del Pueblo de La Toma. El espacio es un extenso territorio donde se levanta hoy la ciudad de Córdoba. Como miembro de la comunidad busco recuperar los relatos de nuestros Curacas mayores para que no queden tan solo en esa memoria, sino también la posibilidad de caminar ese territorio y ver qué es lo que nos muestra, estimulando así la observación y la conexión afectiva y sentido de pertenencia. El texto se centra en una mirada puesta en los arroyos y cursos de agua como inspiradores de la experiencia y el relato.

 

Palabras clave: defensa del agua, bienes comunes, expansión urbana

                                                                                                                                             

El presente trabajo es una invitación a analizar y recorrer la geografía y el paisaje propio del Valle de Quisquisacate, desde la perspectiva histórica de la Comunidad Comechingón del Pueblo de La Toma. El espacio es un extenso territorio donde se levanta la ciudad de Córdoba. Una quebrada formada por los movimientos y procesos geológicos derivado del paso constante de las aguas del Río Suquía y sus afluentes. Arroyos que recorren el territorio erosionándolo y configurando elevaciones, depresiones y las denominadas por sus habitantes "Barrancas"[2]. Esto permite comprender porqué se afirma que la ciudad de Córdoba está en un "pozo". Los miradores y calles dispuestas en trazos desordenados dan cuenta de esta afirmación popular entre vecinas y vecinos.

La ciudad de Córdoba se levanta sobre un espacio con topografía serrana. En el pasado era monte con vegetación abundante y propia del ecosistema chaqueño, lugar donde convivían las más variadas especies de animales, muchas desaparecidas como consecuencia del desmonte y la urbanización. Con el correr del tiempo el paisaje fue perdiendo su fisonomía natural. Desde los miradores existentes se pueden apreciar grandes edificios, avenidas y puentes que atraviesan el Río Suquía comunicando a sus pobladores desde el sur al norte y viceversa. El antiguo monte nativo ha desaparecido.

En el trabajo proponemos centrarnos en algunos de sus principales arroyos, recorriendo, observando y describiendo lo que vamos explorando, también encontrando y vivenciando la experiencia. Adelantos de este escrito fueron presentados en las VIII Jornadas Municipales de Historia de Córdoba/ III Jornadas Nacionales de Historia de Córdoba, realizadas en La Casona Municipal en 2023. Ahora ampliamos el relato a nuevos aspectos y cursos de agua que no habían sido tenidos en cuenta.

Nos parece importante la propuesta porque estos arroyos que recorren el territorio, al igual que otros de ellos, se van perdiendo, quedando ocultos e invisibilizados, siendo "Memoria Viva" de un pasado que no volverá pero que podemos imaginar a través de relatos de ancianos y antiguos pobladores o de alguna literatura existente sobre el tema. Intentamos resignificar ese pasado en el presente. ¿Cómo lo hacemos? Entrevistando a sus pobladores, escuchando sus relatos y documentando lo narrado. Recorriendo el lugar y observando. Este material nos permite comparar los aportes que nos brindan las fuentes bibliográficas y documentos con la realidad presente, centrándonos en los cambios producidos. Asimismo, aclaramos que las consecuencias de estos cambios serán motivo de otros trabajos.  Creemos que esta propuesta es de interés porque nos aproxima a conocer nuestra identidad, poder preservarla y fortalecerla. Los arroyos son parte del territorio donde cada sujeto se ha ido configurando en su vida cotidiana y en relación con los demás.

 

Valle del Quisquisacate

La ciudad de Córdoba hoy ¿Qué había en el actual ejido de la ciudad?

¿Cuál era la vida Vegetal, Animal y Humana en este territorio antes y después de la conquista?

Es importante saberlo porque eso hace a nuestra identidad, desde la memoria de nuestras abuelas y abuelos al presente, lo que llamamos Memoria Viva: es aquello que forma parte de la historia que está presente, se puede ver y tocar. Una memoria tangible que es evidencia de un pasado.

Toda identidad de un pueblo o una cultura está en estrecha relación con el territorio y lo que contiene, desde los cursos de agua, el clima, la Vida Vegetal y Animal, etc.

El Valle de Quisquisacate es una formación que parte de un proceso erosivo de un río a lo largo de muchos años, que se pueden contar en miles o millones. Los ríos y arroyos fueron dando forma al relieve y modelaron el paisaje.

Nuestro Río Suquía es el principal protagonista, fue el escultor que realizó la forma de quebrada o valle. El modelado de estos paisajes está a la muestra de sus múltiples miradores en ambas parcialidades de la ciudad. El Suquía serpentea en el medio separando a la ciudad en dos mitades la Zona Norte y la Zona Sur. Desde la Zona Sur podemos observar una vista panorámica de la Zona Norte y desde la Zona Norte vemos la panorámica de la Zona Sur.

También recibe las aguas de sus afluentes. Las zonas norte y sur se ven atravesadas por arroyos que forman barrancas. Algunas de estas barrancas permanecían secas la mayor parte del tiempo, pero drenaban grandes superficies cuando las lluvias se hacían abundantes. Otras eran el resultado de afloramientos de cuencas subterráneas.

En el año 1573 arribó a estas tierras la colonización española y se fundó la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía en la margen norte del Río Suquía, más precisamente donde hoy se encuentra el memorial de la fundación, en las barrancas de Barrio Yapeyú.

En la ribera sur se localizaban dos asentamientos de Pueblos Originarios Comechingones: Chilisnasacat, se ubicaba en donde hoy es el centro de la ciudad y Cantacarasacat en la zona de Barrio San Vicente. Eran poblaciones originarias que vivían en estrecha relación con la naturaleza. Cultivaban principalmente maíz y además eran recolectores, cazadores y pescadores. El río también era una importante fuente de vida con un gran valor ancestral.

Unos años después de la fundación, se decidió trasladar la ciudad hacía la ribera sur, donde hoy es el centro. Esto motivó el despojo y desplazamiento de ambos asentamientos aborígenes hacía el oeste del arroyo La Cañada.

Se crea una cédula real que estableció que los originarios debían estar en una porción de tierra delimitada por el arroyo La Cañada en el Este y hacía el Sudoeste desde su nacimiento en La Lagunilla; el Río Suquía en el Norte y las Sierras en el Oeste. A este territorio se lo denominó Pueblo de la Toma, debido a una toma que se usó para ingresar agua a través de una acequia.

Esta acequia fue la que proveía el agua a la ciudad de Córdoba y debió hacerse al Oeste de la ciudad atravesando el territorio del Pueblo de la Toma. Como el Río Suquía fluye en sentido de Oeste a Este, el terreno es más elevado, lo que le permite fluir con el desnivel desde las tierras más altas hacia las tierras más bajas.

Nuestros Ancestros tuvieron que adaptarse para sobrevivir, fueron evangelizados por la Iglesia Católica y obligados a realizar tareas para la nueva sociedad. Las mujeres eran destinadas a tareas domésticas de servidumbre y los hombres a la construcción y mantenimiento de edificaciones.

La acequia fue realizada y mantenida por aborígenes, el agua se empleaba para múltiples usos, desde el consumo vital y aseo hasta la construcción de los edificios. Las mujeres originarias que servían a los colonizadores lavaban las ropas en el Río Suquía.

En adelante vamos a narrar los arroyos o cursos de agua del territorio del Pueblo de la Toma  que sufren modificaciones según el proceso de expansión de la urbanidad, tomando como referencia, desde el área central hacia la periferia.

 

El Aguaducho

El Aguaducho era un "riacho" que se formaba con las grandes lluvias, drenando una extensión de terreno comprendida desde los altos de la avenida Duarte Quirós al Sur, descendía en cañadones y barrancas que se ramificaban entre la calle Ocaña al Oeste y hasta la zona de Barrio Quintas de Santa Ana en el Este, para confluir a modo de abanico en un cauce no definido y que cambiaba serpenteando desde la calle 9 de julio en el Norte (Figura 1).

La zona y las barrancas son mencionadas en la canción "Zamba de Alberdi" del artista popularmente conocido como "Chango" Rodríguez, quien la compuso junto a Carlota Villafañe. Su descripción suele causar confusiones porque el artista vivía en una casa ubicada en lo que se denominaba El Infiernillo, cuyo nombre es igual al arroyo de barrio Quebrada de Las Rosas.

Figura 1

Fuente: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.679791548758933&s=12&_rdr

 

El Aguaducho se desbordaba, ocasionaba crecidas que afectaban ranchos y asentamientos, por eso se decidió encauzarlo a fines del siglo XIX. Desde la década de 1930 comenzó a entubarse. El entubamiento consistía en hacerle una base, paredes y una cubierta en cemento, como un techo a modo de ducto, y se fue realizando en algunos sectores, iniciando desde la calle Sol de Mayo.

Después también se lo cerró en un sector desde la calle 9 de Julio hasta llegar a la calle La Rioja a un lado del Hospital de Clínicas, lo que dio lugar a una nueva vía de paso que se pobló de conventillos que alojaban a los estudiantes de la Facultad de Medicina, quienes también participaron de la gesta del Cordobazo, del 29 de mayo de 1969. Al barrio Clínicas se lo comenzó a denominar Territorio Libre de América.

Hacia la década de 1960, desde la calle Deán Funes era posible observar serpentear el Aguaducho entre la vegetación del cañadón y las dos paredes de la canalización, todavía no estaba "techado". En la década de 1980 se culminó con el entubamiento en su totalidad y se lo ornamentó, recuperándose como lugar de la memoria popular de la ciudad. En 1983 en la esquina con calle Santa Rosa se colocó un monolito con una imagen de Alberto Cognini, el creador de la revista Hortensia. El 22 de diciembre de 1991 se inaugura la Plaza “Dr. Roberto Cisneros” en una ladera de la barranca colindante con el complejo de las torres Alas que se habían construido entre 1974 y 1988. Tal inauguración se llevó a cabo sobre un espacio que fueron pastos comunes del Pueblo de La Toma, donde se encontraban los últimos asentamientos en el que convivían hermanas y hermanos de nuestra comunidad. Siendo este uno de los últimos despojos, desarmando una conexión con el territorio y relocalizándoles en la periferia de la ciudad, más allá de la circunvalación.

En 2004 se configura el Museo Casa de la Reforma Universitaria, instalándose en una antigua dependencia del hospital y dedicado al gran suceso de 1918 que le da nombre al paseo. Cuando en la actualidad caminamos por el Paseo de la Reforma estamos pisando la loza que oculta al arroyo Aguaducho. Más adelante, en su desembocadura, el Aguaducho le entrega sus aguas en un lugar de referencia para nuestra comunidad, el Paseo Pedro Villafañe, donde cada 26 de agosto realizamos la ceremonia de la Pachamama.

 

La Barranca y la Comunidad del Bordo

En la ciudad de Córdoba, al Oeste de barrio Alto Alberdi, más precisamente en la intersección de las calles Domingo Zipoli y avenida Colón se localiza una Barranca. Hoy se puede ver que la calle Deán Funes, a metros al oeste de avenida Domingo Zípoli, desciende en una ligera bajada y luego vuelve a subir, con una boca de desagüe en su parte inferior (Figura 2).  Este curso de agua aparece durante las lluvias y fluye hacia el Río Suquía en una quebrada que se amplifica en dirección hacia el actual Puente Zípoli.

El lugar era la periferia de la ciudad, en esa Barranca hubo un asentamiento precario, mi padre me contaba que había hermanas y hermanos que no habían entrado en el censo[3], cuando la comunidad se desarticuló allá por la década de 1880.

El principal núcleo poblacional de la comunidad del Pueblo de la Toma era un gran asentamiento que se ubicaba donde actualmente se encuentra el cementerio San Jerónimo. Hacia finales del siglo XIX se avanza sobre el pueblo Indio en el marco de la expansión inmobiliaria y las ideas de "progreso" de la época. La ciudad crece y se hace una reestructuración de barrios, en el que se trazan las calles y se determinan loteos.

El 28 de octubre de 1886 la comunidad resiste una violenta represión por parte de la policía. Más adelante se acuerda un censo para asignarle lotes a las familias, a modo de compensación, pero no todas estuvieron conformes. Quiénes quedaron fuera del censo y quienes fueron estafados por una burguesía que mandaba a quienes mi padre mencionaba como "aves negras". Se trataba de personas hábiles en el hábito de la trampa y la estafa, que les hacían firmar documentos bajo la influencia del alcohol. Así perdían sus tierras siendo despojados a las afueras de la ciudad. Hoy, a este asentamiento se lo conoce como "El Bordo". Tuvieron que adaptarse a vivir en un lugar que era el cauce de un curso de agua, en unas condiciones no muy amigables, donde se llovía e inundaba.

El despojo de aquel tiempo se realizaba de un manera similar a como en la actualidad se saca a las villas y se despoja a vivir a sus habitantes fuera de la circunvalación, como es el caso de Ciudad de Evita, de mis Sueños, de los Cuartetos, etc.

 

Figura 2

Fuente: Jorge D. Acevedo

 

Figura 3

Fuente: Jorge D. Acevedo

 

Por el momento nadie les molestó, no había intereses comerciales en donde se inundaba, hasta el año 2012. La empresa desarrollista GNI intentó desalojar a El Bordo, pero la comunidad vecinal le opuso resistencia (Figura 3). Las organizaciones del barrio acompañamos, nuestra Comunidad de La Toma, Defendamos Alberdi, entre otras.

Siguiendo hacia el Río Suquía, la barranca se expande abarcando desde la calle Alpatacal en Villa Siburu y Justo P. Molina (anteriormente Comechingones Norte) en la Zona de Alberdi. Y en el río Suquía quedan las ruinas de una antigua represa que era parte del viejo balneario. El río Suquía recorre su propio cauce recibiendo las aguas de estos arroyos en un sistema de desagües que se abren entre la tosca o greda compactada.

En estas tierras bajas antes de llegar al río se hallaba lo que se conoce como el Antigal del Pueblo de la Toma. Hasta 1958 se encontraba una pirca donde hoy es el Pasaje Quevedo, entre Esperanto y Justo P. Molina. Cuando el Municipio decidió realizar las obras para los servicios, los mismos vecinos excavaron en torno a la pirca y se encontraron con bolsas de arpillera que contenían sal y restos óseos. Por eso el Antigal es el "Lugar de los Antiguos", era un sitio sagrado y ceremonial donde nuestros ancestros volvían a la tierra.

 

La Barranca de Barrio San Salvador

El camino a La Calera comenzaba en un puente de hormigón con barandas que tenían balaustres de bloques de cemento atravesados por caños metálicos. Se lo conocía como "El Puente Blanco" y actualmente conserva su nombre el barrio aledaño. Era del estilo de los puentes que se encuentran en el camino de Villa Allende hacia el Pan de Azúcar. Lo recuerdo de niño cuando lo cruzaba viajando en el colectivo de la línea 30 de la empresa Coniferal, eran de color gris con una franja bordó, mi tío era chofer y cubría ese servicio. Bajo este puente comenzaba una barranca que luego fue rellenada en la zona de la actual avenida Don Bosco al 3900.

En 1990 cuando vine a vivir a un barrio de la zona, la avenida era de un asfalto agrietado sin cordones ni veredas definidas, hasta 1993 cuando se le realizó la obra de repavimentación con cordón-cuneta que no tenía. Era más bien una vieja ruta que atravesaba el barrio Las Palmas y el cinturón verde con quintas a ambos lados. Había acequias, sifones y una represa muy cerca del pasaje Jean Sonet que se corta perpendicularmente en la avenida. Este sistema de riego se abastecía del canal maestro sur que se perdió cuando se construyó el nudo vial El Tropezón entre 2013 y 2015. Ante la falta de agua las quintas se quedaron sin poder producir y las tierras se vendieron.

El puente blanco fue demolido para ser reemplazado por alcantarillas y bocas de tormenta. La barranca se abre a unos metros de la avenida, dirigiéndose hacia el río Suquía, que junto a la barranca de la avenida Domingo Zipoli demarcan, entre ambas una loma en avenida Colón entre el boulevard del Carmen y la calle Manuel Corvalán (zona del mayorista Makro). Una loma mirador desde donde se puede apreciar una vista de la ciudad. Mi padre me supo contar que en esta loma se estrelló un avión de la Fuerza Aérea y él lo pudo avistar.

 

Figura 4

Fuente: Jorge D. Acevedo.

 

El arroyo está vivo y hoy se lo puede observar fluyendo en su barranca entre la Escuela Moyano Coudert y una dependencia policial en la avenida Duarte Quirós al 3950 (Figura 4). Luego atraviesa San Salvador, un barrio que se erigió sobre la quebrada. En el año 2005 se realizó la obra de entubamiento bajo la calle Cangayé que el arroyo recorre a través de un ducto de desagüe. Me llamó curiosamente la atención el nombre de la calle y me puse a investigar: la Cangayé fue una reducción de aborígenes que funcionó entre 1780 y 1793 en la margen derecha del río Bermejo, en lo que luego sería la provincia del Chaco en la República Argentina.

Hasta 2014, en la avenida Colón se podía observar la barranca a un lado del salón de fiestas Haiku que después fue demolido. Hoy, en ese espacio se encuentran las playas de estacionamiento de locales comerciales y las alcantarillas del desagüe. Detrás de estos locales comerciales se encuentra el Parque Recreativo San Salvador. Actualmente contiene un parche de vegetación en el propio relieve de la barranca. El arroyo continúa entubado bajo el parque y las calles hasta desembocar en el Río Suquía, a pocos metros del puente de avenida Sagrada Familia.

 

La Quebrada del Infiernillo

Viví treinta años en un barrio del oeste de la ciudad y a la vez me tocó percibir cambios en la zona con el paso del tiempo. No estaba el Wallmart, ni barrio Lomas del Suquía, ni Gama, ni Valle Escondido, ni la Circunvalación. La avenida Don Bosco entre quintas del cinturón verde a ambos lados. Había barrancas que eran el lugar de juego cuando niño y está presente el monte nativo en este rincón de la periferia de la ciudad.

Recuerdo los animales que he podido avistar o tener encuentros cercanos: Garzas, Bigüás, Perdices, Cotorras y Aves que por el vuelo pueden mantener la presencia. Quirquinchos, Zarigüeyas, Liebres, Cuises y algunos Roedores. Lagartos Overos, Chelkos, Serpientes venenosas y Culebras.

Estas Barrancas pertenecen a la Quebrada del Infiernillo, formadas por el paso del arroyo Salado. Siempre dije que el monte está en nuestra ciudad, puedes imaginar el Valle de Quisquisacate y su vegetación: Tacus (Algarrobos), Espinillos, Talas, Chañares, Quebrachos, Sauces. Esta es la manera de poder encontrar el pasado y presente de ese monte. Hoy es un paisaje que está siendo degradado, se pueden encontrar basurales y relleno.

La Quebrada del Infiernillo, el predio del Jardín Botánico, La Universidad Libre del Ambiente, La antigua "Reserva Suquía" (Hoy Parque del Kempes), junto a la Reserva Parque San Martín conformaban un área de conservación que no se podía intervenir allá por los años 90. ¡Un importante Corredor Biogeográfico Verde!

Con el paso de los años la Reserva Suquía dejó de ser, de existir y alguna gestión municipal permitió que el área de las vertientes del arroyo El Infiernillo en su nacimiento fueran ocupadas por el emprendimiento inmobiliario Alto Villasol de Gama. También se conoce que hay leyes que establecen que los recursos hídricos naturales pertenecen a toda la comunidad y son públicos. Pero tristemente las leyes son letra muerta para los empresarios.

 

El cementerio de los árboles

Año 2011, en el Tropezón se dispone un cartel en el que se anuncia la "Canalización del Canal Maestro Sur". El mismo viene desde el Dique Mal Paso (Dumesnil - La Calera) pasando por el acueducto de Villa Warcalde, delimita el sur de la Reserva Natural Urbana San Martín, e irriga quintas en proximidades del Colegio Domingo Savio. Llega al Tropezón, y desde aquí comienza a atravesar barrios del Oeste y Sur de la ciudad, regaba las quintas a ambos lados de la avenida Don Bosco, pasaba por arriba de La Cañada en el acueducto Las Siete Alcantarillas.

Figura 5 y 6

                          

Fuente: Jorge D. Acevedo. 31/10/2021

 

Se comienzan las obras, pero son dejadas de lado para dar paso a la megaobra del Nudo Vial El Tropezón. El canal quedó abierto y anulado (Figura 5 y 6). Al no funcionar el Canal Maestro Sur las quintas perdieron el vital recurso para producir las verduras que llegan a nuestra mesa. Por ese motivo esas tierras fueron como carroña para los emprendimientos inmobiliarios y concesionarias de automóviles en la zona.

En las lluvias de los meses de verano, como de costumbre se anegaban las calles de aquel barrio en el que viví, incluso en los primeros años de la década del ‘90 cuando eran calles de tierra.

La vegetación es la red de contención para que no se produzca la erosión, así el agua de las precipitaciones es almacenada en las cuencas subterráneas. Si se elimina la cubierta vegetal lo que va a suceder, es que cuando llueve el agua no puede ser contenida y se produce la erosión de los suelos. Pero ¿Qué sucede cuando se construye?

En la construcción se utilizan materiales impermeables o que tienen una permeabilidad muy reducida como hormigón, concreto y asfalto. El agua no puede penetrar y se acumula en la superficie concentrándose desde la parte más baja de toda el área afectada a la construcción. Para eso las construcciones necesitan desagües.

Las inundaciones en el barrio se hicieron más destructivas y de un volumen mayor con la construcción de la Circunvalación. Sus desagües colectan gran cantidad de agua y la vierten al canal. Por eso es muy común ver casas de barrio Residencial Los Robles que tienen compuertas en las verjas, terraplenes o lomadas en las veredas.

 

Figuras 7 y 8

           

Fuente: Fotografía 7. Jorge D. Acevedo: 6/9/21; Fotografía 8. Eduardo Las Heras: 22/02/2023)

 

Estas imágenes (Figuras 7 y 8) son una muestra de lo que sucede cuando una megaobra como la Circunvalación concentra enormes cantidades de agua y son desaguadas en la cota más baja: la Quebrada del Infiernillo.

 

Figuras 9 y 10

 blob:https://web.whatsapp.com/22a51f59-a166-4a2b-97a8-c7051973df0f 

Fuente: Fotografía 9. Jorge D. Acevedo. Jorge Daniel: 6/9/21; Fotografía 10. Mariana Pereyra: 6/9/21

 

El agua ha ido erosionando estas paredes de aproximadamente 5 o 6 metros y los árboles pagaron ese costo (Figuras 9 y 10).

 

El Río Bamba

La ciudad de Córdoba, hoy extendida sobre el Valle de Quisquisacate. La quebrada que se ha formado por la acción del río Suquía con su paso a lo largo de los años, desde su existencia. En ambos lados llegaban barrancas de arroyos y pequeños arroyos. Algunos de estos arroyos eran de un fino caudal permanente, con vertientes que los alimentaban todo el año y otros estacionales en temporada de lluvias.

Razón por la cual la ciudad de Córdoba es una ciudad serrana y el Valle de Quisquisacate es un valle más de nuestras sierras.

Esta es la historia de una porción de la ciudad. La que voy a tomar para hacer esta observación. Y es barrio Quebrada de las Rosas. Justamente el nombre se debe a su relieve: "La Barranca del Río Bamba". Un pequeño arroyo que reclamaba su cauce en algunos días de los meses de primavera y verano. Su nacimiento se daba en donde actualmente es la calle Venta y Media al 5730, de ahí atraviesa diagonalmente el sur del barrio hasta centrarse en la intersección de avenida Colón y Río Bamba, continuando en paralelo con esta última hasta desembocar en el Arroyo El Infiernillo.

Cuando cursaba la secundaria en el IPEM 205 Ricardo Hugo Palladino, fuí testigo de esos momentos cuando una de las avenidas principales del barrio le rendía homenaje a su nombre. Yo tenía la suerte de estar del mismo lado que se encontraba la escuela, por aquel entonces en 27 de abril 5650 (después se trasladó). En esos días no me tocaba mojarme los pies como a una parcialidad de mis compañeros de curso.

Entre los años 2003 y 2005 la Municipalidad inauguró la obra de desagüe de avenida Río Bamba-Chancay con la instalación de un caño de más de 1,5 m de diámetro, con una red de bocas de tormenta, en ésta y algunas otras calles del barrio.

Este caño principal concentra la recepción de caños secundarios de la red de desagüe, culminando en una estructura de concreto que recibe el agua en forma de cascada en el medio del túnel. Este permite el paso del arroyo bajo la avenida y es la desembocadura del caño en El Infiernillo.

También se construyó un segundo túnel inmediatamente después que el arroyo atraviesa el espacio del club La Piamontesa. La parte superior es un pasaje peatonal a fin de conectar Quebrada de las Rosas con barrio San Ignacio.

Se concluyó con la realización de la avenida Río Bamba-Chancay en hormigón, es una vía alternativa para llegar a la zona del Estadio Kempes sin pasar por la Circunvalación.

Así es como terminó el Río Bamba, un arroyo estacional: entubado, ¡ocultado e invisibilizado!

 

Conclusión

¡Ocultado e invisibilizado! Como nuestro pueblo en el siglo XX. El mismo destino que tuvo El Aguaducho, El arroyo del Puente Blanco en barrio San Salvador y otros más. "Para no molestar a la sociedad cordobesa." "El Arroyo Rebelde". Yo no sabía que había un arroyo debajo del Pasaje de la Reforma Universitaria,  “El Aguaducho", me lo dijo mi padre cuando yo era muy joven. Esto es lo que me removió el sentido de la observación. Ojalá puedan dar cuenta, las próximas generaciones. Cuando veas que hay calles o avenidas que bajan y ahí nomás vuelven a subir, es una señal, es muy probable que haya habido una barranca.

Nuestro querido curaca Ramón Aguilar, así como otras abuelas y abuelos, solían contar sus vivencias en el arroyo El Infiernillo, memoria del antiguo monte natural, ¡hoy barrios de la ciudad! Esta es una invitación a visitar los territorios, vivenciarlos y recorrerlos. Para que no quede solo en un relato de un abuelo que hay que imaginárselo, sino para poder observar qué es lo que el lugar nos dice, percibiendo los cambios, sintiendo y conectándose.

Últimamente venimos realizando encuentros y recorridos, en comunidad, con vecinos, estudiantes y amigos.



[1] Comunidad Comechingón Pueblo de La Toma. Centro de Investigaciones del Instituto de Culturas Aborígenes (CIICA) jorgeferrer1987@gmail.com

 

[2] A lo largo del trabajo los nombres de animales, plantas y accidentes geográficos se colocan con mayúsculas al designar entidades vivas según la mirada de la cosmovisión de los pueblos originarios. 

[3] En la continuación del trabajo se hará referencia al alcance de algunos términos jurídicos.