En medio de la pandemia que azota al mundo entero, han surgido iniciativas de todo tipo
en favor de mantener nuestro sistema de salud, la economía y desarrollo social, en el foco
principal. En el área de la educación e investigación, las bibliotecas no se quedan atrás.
El desarrollo de internet y las distintas plataformas digitales de comunicación han permi-
tido que las Bibliotecas, vinculadas a las escuelas, universidades, organizaciones de investi-
gación, instituciones de diversas disciplinas, tanto pertenecientes al estado o al ámbito priva-
do, tengan presencia en la web utilizando esta herramienta como principal canal de comuni-
cación.
¿Que nos diferencia del trabajo que venimos realizando hasta ahora? No mucho, ya que
difiere en mayor intensidad y más innovación. Sumar ofertas digitales, iniciativas a distan-
cia, marketing de los servicios, elaborar productos digitales y muchísima más comunicación
con nuestros usuarios. En definitiva, aprovechar de mejor manera los servicios que ya tene-
mos, y lo más importante, establecer convenios con otras instituciones nacionales e interna-
cionales para la conformación de redes que nos permitan aprovechar los recursos de otras
instituciones, en favor de la gran diversidad de usuarios que demandan los servicios de nues-
tras bibliotecas.
Por otra parte, ¿Pueden o deben los profesionales bibliotecarios o documentalistas, como
parte de esta innovación, involucrarse en el análisis y determinación del déficit de informa-
ción en alguna área del conocimiento?
En el documento emanado de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo: “trabajar
para un futuro más prometedor”, se dispone que:
“Las organizaciones de trabajadores han de adoptar técnicas de organización innovadoras,
en particular mediante el uso de la tecnología digital, para organizar a los trabajadores. Los
trabajadores de lugares de trabajo y países diversos pueden organizarse a través de medios
digitales y participar en nuevas formas de acción conectada. La tecnología digital ofrece a las
organizaciones de trabajadores el potencial de conectarse con trabajadores fuera de los lugares
de trabajo tradicionales y ofrecer nuevos servicios, como el análisis automático de datos a gran
escala para diseñar estrategias eficaces y el intercambio de información sobre las plataformas
de microtareas o la transferibilidad de las prestaciones sociales.”1
Esto nos muestra la importancia que la OIT (Organización Internacional del Trabajo)
concede al uso de la tecnología digital para la acción sindical, que también incluye los servi-
cios que las organizaciones sindicales pueden ofrecer a sus afiliados, entre ellos, informa-
ciones sobre sus derechos y los procesos que se deben usar para hacer valer los mismos.
Para lograr estas técnicas de organización y de difusión masiva de los derechos de los
trabajadores y de las trabajadoras en todo el quehacer laboral y social a través de estas
nuevas formas de comunicación, las organizaciones sindicales también deben contar con
Introducción:
La colaboración científica ha sido uno de
los rasgos más distintivos en la evolución del
trabajo científico a lo largo de las últimas déca-
das. Se puede definir como “la interacción
entre dos o más científicos, la cual tiene lugar
dentro de un contexto social y permite com-
partir significado y completar tareas con
respecto a una meta superior mutuamente
compartida” (Sanchez, Schmidt & Obiol,
2016: 37). En este fenómeno inciden una serie
de factores vinculados fundamentalmente al
carácter de institución social que posee la cien-
cia donde su avance se vincula, en gran
medida, a las interacciones entre los actores
involucrados. En los últimos años la colabora-
ción en ciencia ha crecido notablemente, espe-
cialmente en las ciencias experimentales y
naturales. La actividad científica en colabora-
ción es vinculada con un mayor éxito en la
investigación, medido a través del prestigio de
las revistas en donde son publicados los avan-
ces, y de la cantidad de citas que reciben.
Existe una amplia bibliografía dedicada al
estudio de este fenómeno mereciendo la aten-
ción de numerosos autores (Katz & Martin,
1997; González Alcaide & Gómez Ferri, 2014;
Villanueva-Felez, Fernández-Zubieta & Palo-
mares-Montero, 2014; Aguado-López & Bece-
rril-García, 2016; Sebastián, 2004; Cummins
& Kiesler, 2005; Hara, Solomon, Kim & Son-
nenwald, 2003). A continuación se ofrece una
síntesis de las principales motivaciones que
mueven a los científicos a desarrollar su traba-
jo de manera colaborativa:
• La existencia de políticas (ya sea a nivel
instColaboración institucional
Las particularidades de la colaboración
internacional permiten esclarecer el panorama
de investigación para adentrarse en el análisis
de la colaboración institucional; los niveles de
presencia de los distintos países participantes
en la red se reflejan en las instituciones que los
representan.itucional o estatal) que promue-
ven que las actividades científicas se realicen
en colaboración con otros investigadores,
grupos, organismos o países;
• El deseo de los investigadores de incre-
mentar su visibilidad y prestigio en el campo
disciplinar que les compete;
• La creciente demanda de ajuste y racio-
nalización de la mano de obra científica;
• El cambio en las fuentes de financia-
ción;
• La complejidad y el costo del equipa-
miento para investigar, lo cual lleva a los cien-
tíficos a compartir insumos;
• El avance de las disciplinas científicas
en términos de especialización y profesionali-
zación, que torna necesario para el investiga-
dor adquirir más conocimientos para poder
hacer avances significativos, lo cual es factible
de lograr compartiendo conocimiento con
otros investigadores;
• La formación de recursos humanos,
que lleva a los jóvenes investigadores a publi-
car trabajos con científicos que poseen una
trayectoria ya consolidada;
• El surgimiento de campos de trabajo
interdisciplinarios, que impulsa a los investiga-
dores a trabajar en colaboración con otros
provenientes de diferentes ámbitos de la cien-
cia;
• El interés de los científicos por alcanzar
un fin común de forma rápida y eficiente;
• El reconocimiento de una comunidad
global a partir de la internacionalización de
determinadas problemáticas científicas;
• La inclusión de nuevas plataformas de
comunicación virtual en línea; a partir de la
década del 2000 los autores que han trabajado
el tema comienzan a hablar de “ciberinfraes-
tructura” y plataformas eScience para la inves-
tigación en colaboración entre autores situa-
dos geográficamente en lugares remotos (Birn-
holtz, 2007).
La madurez de un campo científico se
acentúa en la medida en que los investigadores
interactúan y generan nuevos conocimientos
en conjunto. Por tal motivo, la colaboración
científica es un indicador esencial para estable-
cer el nivel de desarrollo de las áreas discipli-
nares. Asimismo, permite identificar el grado
de coordinación entre los actores participantes
en la actividad científica (Sánchez, Schmidt &
Obiol, 2016; Miguel, Chinchilla-Rodríguez,
González & Moya-Anegón, 2012).
Dentro de los sistemas de ciencia y tecno-
logía, la evaluación de los grados e intensidad
de la colaboración comienza a ser un factor
cada vez más importante de cara a establecer
la calidad de la investigación, su grado de
apertura y niveles de visibilidad (Ortoll et al.,
2014; Sanz-Casado, De-Filippo & Marugán,
2014). La colaboración científica implica un
entramado de investigadores, grupos de traba-
jo, organismos y actividades que interactúan
dinámicamente y en relación con su entorno
(disciplinar, geográfico, institucional, etcéte-
ra). En un contexto de toma de decisiones,
identificar los actores y dinámicas de colabora-
ción es fundamental para definir dónde se
encuentran las fortalezas y las debilidades de
un sistema científico.
Los trabajos que analizan la colaboración
científica brindan la posibilidad de visualizar
la red de instituciones y grupos de investigado-
res que forman parte de la actividad científica.
Katz & Martin (1997) mencionan las ventajas
del análisis de la coautoría como indicador de
la colaboración científica. Primero, al ser un
dato invariable y verificable, cualquiera puede
repetir los resultados y cerciorar su fiabilidad.
Segundo, es relativamente poco costoso y muy
práctico a la hora de analizar cuantitativamen-
te la colaboración científica. Además, el estu-
dio de la coautoría puede comprender grandes
volúmenes de datos, siendo sus resultados
mucho más significativos que los arrojados por
estudios de caso. Por último, estos trabajos
podrían incidir en la colaboración científica a
largo plazo. Es destacable la importancia de
este tipo de estudios si se tiene en cuenta que la
colaboración a nivel internacional está cam-
biando radicalmente la estratificación estruc-
tural de las ciencias (Leydesdorff, Wagner,
Park & Adams, 2013). Desde la bibliotecolo-
gía y las disciplinas que conforman el grupo
dedicado a las métricas de la información
(bibliometría, cienciometría e informetría) se
han desarrollado una serie de indicadores
específicos y técnicas de estudio abordados a
partir de la construcción de matrices de datos
como resultado del análisis de las publicacio-
nes, su uso, visibilidad e impacto en la comuni-
dad científica. Los indicadores bibliométricos
constituyen una de las herramientas más utili-
zadas para la medición del producto de la
investigación científica, porque las publicacio-
nes (independientemente del tipo de soporte)
son el vehículo más prolífico y exitoso para la
transferencia del conocimiento científico, con-
juntamente con su transferencia oral por
medio de conferencias y comunicaciones
personales (Moya Anegón & Arencibia Jorge,
2008). Esta investigación aborda la colabora-
ción desde un enfoque bibliotecológico apli-
cando técnicas bibliométricas que permiten la
construcción de los datos intervinientes, el
cálculo de indicadores y su representaciones
gráficas, y el desarrollo de un análisis en
función de los rasgos característicos de la
comunicación científica y la comunidad cientí-
fica estudiada.
El Instituto de Investigaciones
Biológicas (IIB)
El IIB es un centro de investigación aboca-
do a la generación de conocimiento científico,
la innovación y el desarrollo tecnológico en
bioquímica y biología celular y molecular, por
medio de actividades de investigación, transfe-
rencia, docencia y formación de Recursos
Humanos. Este organismo se encarga de afian-
zar en la ciudad de Mar del Plata desarrollos
científicos vinculados principalmente con la
investigación biológica básica y formar recur-
sos humanos en el ámbito de la enseñanza
universitaria de grado y post-grado. Fue
creado en el año 1978 con dependencia inicial
del Rectorado de la UNMdP y luego de la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
(FCEyN), funcionando como unidad sub-aca-
démica de la misma. La labor docente de este
instituto comprende la formación de jóvenes
investigadores que se encuentren realizando
tesis doctorales o cursos de posgrado, además
de dictar varias materias en el ámbito de
grado, en las Licenciaturas en Ciencias Bioló-
gicas y Ciencias Químicas e Ingeniería de
alimentos de la ya mencionada Facultad.
A partir del año 2006, desde CONICET se
promueve la creación de nuevas UE (con la
sugerencia de denominarlas institutos) que en
lo posible se conformaran como entidades de
doble dependencia junto a universidades
nacionales u organismos de ciencia y tecnolo-
gía nacionales e internacionales (Res. CONI-
CET Nº 995). En este contexto, el 27 de
diciembre de ese año el CONICET y la
UNMDP firmaron un convenio de comple-
mentación recíproca (OCS 2201/07) para la
promoción y ejecución de tareas de investiga-
ción. En el marco de dicho convenio, el 19 de
junio de 2007 se aprobó la creación del IIB
como Unidad Ejecutora de doble dependen-
cia, UNMDP-CONICET.
Actualmente, el Instituto está conformado
por 7 grupos de investigación reconocidos por
la FCEyN: Degradación de Proteínas; Bioquí-
mica y Biología Molecular de Microorganis-
mos y Espermatozoides; Bioquímica Vegetal;
Biología Molecular; Fisiología Molecular e
Integrativa; y Fisiología del Estrés en Plantas y
Biología de Mitocondrias. Las líneas de inves-
tigación actuales corresponden a la Bioquími-
ca y Biología Molecular, la Biología Molecular
de Plantas, la Biología Celular, la Microbiolo-
gía y Microbiología Ambiental y las Molécu-
las Bioactivas, entre otros. La financiación de
sus actividades corre por cuenta de la UNMdP
y por los subsidios que reciben los investigado-
res de diversas agencias de promoción científi-
ca nacionales e internacionales mediante
proyectos y becas de investigación. Sleimen
(2015) detecta, como organismos financiado-
res de la actividad del IIB, a la propia UNMdP,
el CONICET, la CIC, la Fundación Antor-
chas, la Agencia Nacional de Promoción
Científica y Tecnológica, y la International
Foundation for Science de Suecia, principal-
mente.
Metodología
Para analizar la producción científica en
colaboración del IIB se utilizó la fuente de
datos de corriente principal Web of Science
(WoS) de Clarivate Analytics, incluyendo en la
búsqueda a todas las bases de datos. Los datos
se extrajeron del campo AD= (Dirección) que
proporciona información específica sobre los
indicadores utilizados, junto con búsquedas
complementarias que, por refinamiento y
observación manual, permitieron establecer la
selección de registros publicados dentro del
período de estudio. La ecuación ejecutada en
el motor de búsqueda fue la siguiente:
AD=(IIB OR CONICET-UNMdP OR
Inst Invest Biol OR Univ Nacl Mar Plata
OR Funes 3250 OR Univ Nac Mar del
Plata) AND AD=(Argentina OR Mar del
Plata)
En base a este proceso se obtuvo un total
de 224 artículos con 512 autores, y se estimó
un margen de error del 2% en base a los auto-
res que no fueron considerados en la produc-
ción. Para el estudio se seleccionaron indica-
dores que permitieran determinar las particu-
laridades de la colaboración científica del IIB:
• Filiaciones institucional y geográfica
• Índice de co-autoria (IC)
• Análisis de co-firmas
(redes de colaboración)
• Productividad
Una vez exportados los registros, se proce-
dió a crear una estructura de datos ad hoc en
Microsoft Excel versión 2010 para su valida-
ción y depuración, diseñada en base a los indi-
cadores planteados anteriormente. En el con-
trol de autoridades se desestimaron trabajos
no pertinentes a este estudio por su tipología
documental, particularmente libros y capítulos
de libros. Además, se identificaron artículos
pertenecientes a otras instituciones con nom-
bres similares al pertinente a esta investiga-
ción: el Instituto de Investigaciones Biotecno-
lógicas (IIB-INTECH), el Instituto de Investi-
gaciones Biomédicas de España (IIBM), el
Instituto de Biología de Brasil (IB) y el Institu-
to de Investigaciones Biológicas Clemente
Estable de Uruguay (IIBCE). Para la normali-
zación de los autores se utilizaron, principal-
mente, los datos aportados por las firmas de
los artículos y por los campos detallados en los
registros WoS; complementariamente, se
emplearon los buscadores de Google y Google
Scholar para identificar todos aquellos datos
que no pudieron ser ubicados en las fuentes
mencionadas. Por otra parte, se controlaron
los datos de las revistas fuente mediante la
base de datos Sherpa Romeo y el Master Jour-
nal List, de Clarivate Analytics.
Para el cálculo se indicadores se utilizó el
software BibExcel, desarrollado por Olle
Person (2017), en su versión 2016-02-20. Las
co-autorías se representaron mediante el Aná-
lisis de Redes Sociales (ARS), empleando el
software de representación gráfica de redes
VosViewer, versión 1.6.9. Para la interpreta-
ción de los resultados se tuvieron en considera-
ción, como parámetro de referencia, los infor-
mes de la actividad científica en universidades
españolas desarrollados por el observatorio
IUNE (2018). Éstos analizan la colaboración
internacional en instituciones públicas y priva-
das. Entre las áreas que estudian se encuentra
Ciencias de la Vida, campo disciplinar en el
cual se inscribe el IIB.
Resultados y discusión
Productividad
La distribución de la productividad mues-
tra que, del total de los 512 investigadores
presentes en la producción analizada, sólo 63
de ellos concentran el 50% de las firmas de los
artículos (633 firmas de un total de 1260.
Tabla 1).
El cálculo del índice de Lotka arrojó como
resultado una gran cantidad de autores (63%)
con un nivel de productividad bajo (IP=0),
mientras que el 33% de los investigadores se
encuentra en un nivel de productividad inter-
medio (IP<1) y sólo un 4% alcanzó un nivel de
productividad alto (IP=>1). La distribución
encontrada es la esperada según el postulado
de Lotka, tal como se observa en la Tabla 2.
En la Figura 1 pueden apreciarse con mayor
claridad los niveles de producción alcanzados.
Filiación geográfica
Casi la mitad de la producción recabada se
realiza en colaboración nacional (46,51%).
Esta situación puede observarse con mayor
claridad en la Figura 2. Los países que la suce-
den entre los más productivos son Francia
(8,84%), Estados Unidos (8,14%) y España
(5,12%). En estas filiaciones geográficas se
encuentra la concentración más alta de firmas,
mientras que el resto de los países presentes
poseen una participación que no supera el 5%.
Filiación institucional
Mediante el análisis de la filiación institu-
cional se detectó la participación de 120 insti-
tuciones. En la Tabla 3 se observa que la
frecuencia de aparición más alta corresponde a
CONICET con un total de 124 firmas, lo cual
constituye el 23,44% del universo estudiado.
La fuerte presencia de CONICET coincide
con los altos niveles de filiación nacional
descriptos en el apartado anterior. Asimismo,
Argentina nuclea la mayor cantidad de institu-
ciones participantes en la producción estudia-
da (29 instituciones) Tabla 3.
Atendiendo a la importante presencia de
CONICET en las firmas de los artículos estu-
diados, se analizaron las procedencias institu-
cionales de los investigadores del IIB, a fin de
determinar cuántos de ellos poseen filiación
CONICET, UNMdP y/u otros organismos.
La figura 4 muestra que más de la mitad de los
autores firmaron con filiación institucional
Página
16
IIB-CONICET (66%). Le siguen en orden de
aparición un 28% de investigadores que firma-
ron sus trabajos sólo con filiación IIB. El resto
de las firmas detectadas (6%) pertenecen a
autores con doble y triple filiación, y corres-
ponden al INTA, al INTEMA y a la UNMdP.
Coautoría
El índice de coautoría arrojó como resulta-
do un promedio de 5,62 firmas por artículo,
sobre un total de 1260 firmas. Se ha detectado
un trabajo de hasta 72 autores, aunque la con-
centración más alta de artículos (78,6%) posee
entre 3 y 7 firmas, Tabla 4.
Redes de colaboración
Colaboración entre autores: esta red se
armó considerando un umbral de representa-
ción de tres o más firmas dentro del universo
estudiado (n ≥ 3). Se detectaron ocho clusters
que concentran la mayor cantidad de firmas.
El tamaño de los nodos refleja el grado de
presencia de los autores. En este sentido, se
destacan aquellos que lideran los grupos de
investigación del IIB conformando los princi-
pales actores de la red: Lorenzo Lamattina (n
= 68), Rosana De-Castro (n = 23), Gustavo
Daleo (n = 22), Laura De-La-Canal (n = 21),
Claudia Casalongue (n = 21), Eduardo Zaba-
letta (n = 20), Adriana Andreu (n = 18), María
Gabriela Guevara (n = 16) y Andreina Cesari
(n = 14). La presencia de estos autores en los
resultados se condice con el trabajo que desa-
rrollan dentro del IIB, dado que cada uno de
ellos se encuentra, al momento de redacción
de esta tesis, dirigiendo un grupo de investiga-
ción del Instituto. Son pocos los autores por
fuera del IIB que forman parte de esta red de
colaboración. Por su grado de presencia
(número de firmas) se destacan Erika A.
Wolski (n = 6), Federico Hozbor (n = 6), Hans
Peter Braun (n = 6), Marcela Silvia Simontac-
chi (n = 6), Martín Javier Eguaras (n = 5), Jan
A. L. Van-Kan (n = 5), Matías Maggi (n = 5),
R. H. Alberio (n = 5), Daniel O. Caldiz (n = 4)
y Michael R. Blatt (n = 4), F0igura 5.
Colaboración institucional
Las particularidades de la colaboración
internacional permiten esclarecer el panorama
de investigación para adentrarse en el análisis
de la colaboración institucional; los niveles de
presencia de los distintos países participantes
en la red se reflejan en las instituciones que los
representan.
El tamaño del nodo que representa Argen-
tina en la Figura 7 se explica, principalmente,
por el importante nivel de colaboración de
instituciones nacionales con el IIB. Particular-
mente, se destaca la participación de investiga-
dores con doble filiación con CONICET.
Como se analizó anteriormente, casi la totali-
dad de los investigadores argentinos trabajan
en vinculación con este organismo, lo cual
explica la magnitud del nodo que lo represen-
ta. La concentración de firmas con filiación
nacional coincide con la importante participa-
ción de instituciones argentinas en esta colabo-
ración.
Conclusiones
La colaboración científica en el IIB coinci-
de con los niveles de internacionalización
alcanzados por otras instituciones en áreas
disciplinares similares (IUNE, 2018).
El trabajo realizado permite afirmar que
este instituto publica la mayoría de su produc-
ción en la corriente principal. En base a esto,
cabe preguntarse cuál es el su grado de presen-
cia en la denominada corriente periférica de la
ciencia. Se plantea este interrogante como un
posible disparador para la propuesta de estu-
dios a futuro que analicen la colaboración del
IIB por fuera de la corriente principal, de cara
a establecer una comparativa en este sentido.
El IIB posee un gran nivel de colaboración
con otras instituciones del interior del país. De
las 120 instituciones detectadas en el análisis
de la filiación institucional, 29 de ellas se
encuentran en Argentina (Tabla 6), siendo
éste el país con mayor presencia institucional
en la producción analizada. Los países que la
suceden entre los más productivos (Francia,
Estados Unidos y España) no superan el 9% de
producción en el universo estudiado.
Otro aspecto a destacar de este estudio son las
filiaciones institucionales simples, dobles y
triples. Más de la mitad de los autores (67%)
firmaron con una única filiación institucional.
De los autores argentinos que firmaron con
doble filiación, un 66% de las firmas corres-
ponden a IIB-CONICET. Esto lleva a pensar
que es este organismo el que impulsa a los
investigadores en el área de las Ciencias Exac-
tas a publicar en la corriente principal. La
presencia de CONICET en la colaboración
científica se ha observado en estudios realiza-
dos con características similares (Hidalgo,
2018; Miguel, de Moya-Anegón & Herre-
ro-Solana, 2006; Sleimen, 2015).
El análisis de la productividad permite
observar la concentración de firmas entre un
reducido grupo de investigadores: de un total
de 512 autores estudiados, sólo 63 de ellos
concentran el 50% de las firmas en el universo
analizado. En este sentido, el cálculo del IP
determinó que sólo un 4% de los autores
poseen un nivel de productividad alto. Cabe
preguntarse, en base a dichos resultados, cuál
es la trayectoria de estos investigadores, ya que
esto podría explicar el gran nivel de productivi-
dad que poseen en relación con el resto de los
autores.
De esta investigación se desprende un diag-
nóstico claro y preciso sobre la colaboración
científica en el área de las Ciencias Básicas, a
partir del análisis de uno de los institutos con
mayor trayectoria en la UNMdP como es el
IIB. Los aportes de este estudio podrán ser
tomados como base para decisiones institucio-
nales y de evaluación científica. La colabora-
ción científica es una perspectiva poco releva-
da en Argentina, por lo que se espera que esta
contribución ofrezca una muestra que impulse
nuevos estudios en esta dirección.
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herramientas digitales y procesos de información que les permitan captar la atención de los
diversos colectivos laborales, atraerlos a la organización o mantener el vínculo creado, al
tiempo de mantenerlos informados adecuadamente para fortalecer la acción. Sin embargo,
no todas las organizaciones sindicales en el continente y de manera especial en el cono sur
de América Latina, cuentan con estas herramientas y con los procesos necesarios para una
comunicación más efectiva con y entre sus afiliados potenciales, así como con el público en
general.
En este sentido, la Biblioteca de la OIT para Chile, Uruguay y Paraguay, con sede en
Chile, lleva a cabo un proyecto innovador en el análisis y colaboración que deberá determi-
nar en qué medida las herramientas digitales puestas a disposición por las instituciones
sindicales, cumplen con el objetivo de dar acceso a la información laboral a sus miembros,
específicamente a aquella relacionada con la publicada por la OIT relativa a las normas
internacionales, derechos de los trabajadores, mercado laboral, seguridad social, trabajo
decente, salud y justicia social, entre otros temas sindicales locales y de relevancia para los
sindicatos.
En este contexto, los profesionales bibliotecarios o documentalistas debemos apuntar a la
innovación, a la difusión de los servicios, pero también a la detección del déficit de informa-
ción específica, sea cual sea, la institución o sector que lo necesite.
Lic. Patricia Bustos
(Bibliotecaria Jefe)
Oficial Nacional de Comunicación y Gestión de la Información
Equipo de Trabajo Decente y Oficina de Países
de la OIT para el Cono Sur de América Latina
Uruguay-Paraguay - Chile
1- La OIT puso en marcha una «Iniciativa relativa al futuro del trabajo» y estableció la Comisión Mundial sobre el
Futuro del Trabajo en agosto de 2017. A este respecto, cabe destacar que dicha Comisión publicó el 22 de enero de 2019
su informe titulado «Trabajar para un futuro más prometedor», que sirvió de base a las discusiones tripartitas que en el año
2019 en que se celebra el Centenario de la fundación de la OIT, se adoptara la Declaración del centenario sobre el futuro
del trabajo.
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son las públicas. No obstante, sin importar el
tipo de biblioteca del que se trate, todas
“forman parte de un gran sistema de
información para la adquisición, el acceso, el
consumo y la transferencia de informa-
ción” (Bornacelly; Quintero; Cuartas, 2014:
15) y a través de estos, se da su aportación a la
sociedad. Cada sociedad le otorga un lugar a
la información. En algunos países latino-
americanos se piensa en la información como
factor de desarrollo social, mientras en otros,
a través del uso de la información para la
creación y la transmisión de conocimiento, se
pone atención “en la economía basada en
conocimiento para el logro del desarrollo
económico en primer lugar, seguido por el
social” (Sánchez, 2017: 132).
Una de las aportaciones de la biblioteca
pública como institución de carácter social, es
la de complementar la educación formal. Otra
contribución es la formación de adultos, el
capital humano que da cabida al capital
social. La biblioteca participa en la construc-
ción de capital humano a partir de servicios
como la alfabetización (informacional y digi-
tal), las relaciones personales y de confianza
que se crean entre los usuarios, y la capacidad
para desarrollarse individualmente mediante
el acceso a la información. Ambos conceptos,
el capital humano entendido como los
conocimientos y las habilidades que los indivi-
duos poseen, y el capital social, “parte del
capital humano que permite a los miembros
de una sociedad dada, confiar el uno en el
otro y cooperar en la formación de nuevos
grupos y asociaciones” (Coleman, 1990: 304),
están a su vez ligados a la dimensión econó-
mica, ya que los conocimientos son consi-
derados como un factor de producción
(Boisier, 1999).
Para señalar lo que corresponde a la
dimensión cultural, las bibliotecas son agentes
locales encargados de conservar, proteger,
brindar acceso y difundir el patrimonio cultu-
ral, las colecciones relevantes a nivel local y
los materiales en idiomas nativos que forman
parte de los acervos para las generaciones
presentes y futuras.
De hecho, durante la Cumbre Mundial sobre
la Sociedad de la Información se señaló que
“la preservación del patrimonio cultural es un
elemento crucial de la identidad del individuo
y del conocimiento de sí mismo, y a su vez,
enlaza a una comunidad con su pasado” (UIT,
2005: 20). La incidencia de las bibliotecas en
las comunidades se dirige a fortalecer el capital
cultural local, el cual es un factor del desarrollo
que se define como “el acervo de tradiciones,
mitos y creencias, lenguaje, relaciones sociales,
modos de producción y productos inmateriales
(literatura, pintura, danza, música) y
materiales específicos a una determinada
comunidad” (Boisier, 1999: 284). Además, Di
Domenico (2013) señala que las bibliotecas se
constituyen como lugares de reunión donde se
producen experiencias sociales y culturales. En
ese sentido, las bibliotecas públicas, a través de
actividades culturales, pueden compensar la
falta de acceso de las familias de bajos y
medianos ingresos que difícilmente pueden
costear el acceso a actividades, como funciones
de teatro, cine o conciertos (Benavente y
Grazzi, 2017).
En la dimensión política, se identifica que
todos los actores locales, incluido el gobierno,
la sociedad civil y la empresa se apoyan en la
biblioteca como proveedora de información,
que favorece la elaboración de propuestas para
aprovechar mejor las potencialidades locales.
En cuanto a la agenda pública sobre desarrollo
local y planificación local, es recomendable
que las bibliotecas se incluyan en los planes de
desarrollo para determinar las prioridades y los
gastos gubernamentales en los programas co-
rrespondientes (Bornacelly; Quintero; Cuartas,
2014; IFLA, 2015). De acuerdo con Suaiden
(2018) si las bibliotecas no son visibles para la
administración pública, no se les integrará en
la agenda gubernamental ni se contará con los
recursos necesarios.
La democracia es un concepto que se
menciona reiteradamente en las definiciones
de biblioteca pública. Chomsky y Barsamian
(1997: 72) afirman que “en términos generales,
una sociedad es democrática en la medida en
que sus integrantes tienen oportunidad de
Revista Prefacio, 2021, vol.5, n°7, ISSN 2591-3905
Universidad Nacional de Córdoba- Facultad de Filosofía y Humanidades. Escuela de Bibliotecología
Las bibliotecas desde la mirada del desarrollo local