Traducciones en
español no estándar: gramática emergente y nociones teóricas cognitivistas para
su estudio
Translations in non-standard
Spanish: emergent grammar and cognitivist theoretical notions for their study
María Natalia Gómez Calvillo
Universidad Nacional de Córdoba,
Argentina
Resumen
En la cátedra Gramática Contrastiva, del Traductorado de
inglés, Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba, nos interesa
generar conciencia entre nuestro alumnado respecto de que las formas que
empleamos quienes hablamos una lengua están vinculadas con modos variopintos de
concebir las situaciones. Muchos de esos usos se conectan con la norma
estándar, mientras que otros manifiestan un rompimiento de dicha regla, lo que
no conlleva agramaticalidad, sino se erigen como una muestra palpable de que las
conceptualizaciones que los subyacen se alejan de aquella que refleja una forma
normativa. A partir de un interés por analizar las formas no estándares desde
una concepción de la gramática como emergente del discurso (Bybee y Hopper,
2001), aceptamos la idea de lengua como una colección de construcciones
heterogéneas, que presentan afinidades con diferentes contextos y se encuentran
en constante adaptación al uso (Langacker, 1987, en Bybee y Hopper, 2001). El
objetivo específico de esta comunicación es explicitar los pasos metodológicos
que seguimos y el recorrido teórico que hicimos para empezar a propiciar
respuestas a la pregunta que guía nuestra investigación: ¿cuáles imágenes, o
conceptualizaciones, pueden hallarse en la base de las formas no estándares,
las cuales, al mismo tiempo, posibilitan su emergencia?
Palabras clave: formas no estándar, nociones cognitivistas, formación
en traducción e interpretación al español
Abstract
In
Contrastive Grammar, from the Degree in Spanish-English Translation, at the
School of Languages, Córdoba National University, we are interested in raising
our students’ awareness of the fact that the forms employed by any language
speaker are connected to variegated ways of conceiving situations. Many such
uses are connected to the standard norm, while others evidence a break away
from such rule, something which does not entail ungrammaticality, but rather,
these uses emerge as clear evidence that the conceptualizations that underlie
them steer away from that shown by a standard form. Out of an interest in
analyzing such non-standard uses from a view of grammar as emergent from
discourse (Bybee and Hopper, 2001), we understand a language as a collection of
heterogeneous constructions, which are in line with different contexts and are
constantly adapted to use (Langacker, 1987, in Bybee and Hopper, 2001). The
specific goal of the present article is to outline the methodological steps we
took and the theoretical path we followed with a view to arriving at answers to
the question that guides our research: which images, or conceptualizations, may
be at the bottom of non-standard forms, which, at the same time, give way to
their emergence?
Keywords:
non-standard forms, cognitivist notions, training in Spanish translation and
interpretation
1. Introducción
En la cátedra
Gramática Contrastiva del traductorado de inglés de la Facultad de Lenguas,
Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), nos interesa generar conciencia
entre nuestro alumnado respecto de que las formas que empleamos quienes
hablamos una lengua, de manera recurrente y casi siempre sin reparar en ellas,
pueden entenderse como en vinculación con modos variopintos de concebir las
situaciones a las que nos referimos. Muchos de esos usos se conectan con la
norma estándar, mientras que otros manifiestan un rompimiento de dicha regla,
lo que no conlleva agramaticalidad, sino todo lo contrario, se erigen como una muestra
palpable de que las conceptualizaciones que los subyacen se alejan de aquella
que refleja una forma alineada con la normativa.
En tanto formadoras
de estudiantes que se encuentran cerca de dedicarse a la traducción e
interpretación del inglés y del español, abogamos por que puedan contrastar
ambas lenguas sacando provecho de postulados imbricados en distintos marcos
teóricos, como la gramática generativa de Chomsky (1965), para explicar la
división del español como lengua de sujeto nulo y del inglés como lengua de
sujeto expreso, o la semántica conceptual de Talmy (1985), que categoriza el
español como lengua de marco verbal y el inglés como lengua de marco satelital.
Estas teorías nos permiten generar oportunidades para que nuestro alumnado
explique divergencias tales como las que se manifiestan en los siguientes pares
de ejemplos:
1)
Es importante que asistas a clase todos los jueves.
It is
important that you attend class every Thursday.
2)
La profesora entró al aula en puntas de pie.
The
teacher tiptoed into the classroom.
En (1), se hace
evidente que el inglés emplea un pronombre, IT, el cual, desde la teoría
chomskiana, se entiende como un expletivo, sin carga semántica, que es
requerido por la sintaxis inglesa, dado que no permite que el lugar canónico
del sujeto, la posición preverbal, quede vacío cuando el argumento nominal que
cumple la función de sujeto sintáctico se coloca en posición posverbal, considerando
su complejidad y pesantez (es una oración subordinada sustantiva). En español,
dicho pronombre no se emplea, por más que el sujeto también esté pospuesto al
verbo y sea un constituyente complejo y pesado. La categorización del inglés
como lengua de sujeto expreso y del español como lengua de sujeto nulo nos
permite dar sustento teórico al contraste. Por otro lado, en (2), se manifiesta
que el español, al momento de representar una situación que contiene movimiento,
fusiona, en el verbo, significados vinculados con el movimiento y la dirección
que este movimiento asume, además de indicar, también, telicidad. Es decir, es
en el verbo donde se expresa el recorrido y el punto final del movimiento. En
contraposición, en inglés, dicha direccionalidad y telicidad se representan en
la partícula –la cual en esta teoría se concibe como «satélite», que acompaña
al verbo, «into», mientras que el verbo en sí mismo incorpora información
acerca del movimiento y la manera en que este sucede. Desde la lente de esta
teoría, se concibe que, dependiendo del tipo de constituyente que represente un
contenido semántico, se propiciará que tal significado sea menos o más
prominente. La prominencia aquí «se basa en el grado de atención que recibe
algo activado para el hablante» y no debe confundirse con informatividad (Serrano,
2013, p. 282). Para Talmy, aquellos contenidos semánticos representados en el
verbo y en el satélite, para el caso del inglés, están más accesibles en la
mente del hablante —son más prominentes—, dado que cualquier concepto tiende a
expresarse de modo más natural y coloquial cuando conlleva un grado mayor de prominencia
—es decir, se encuentra más accesible en la atención o conciencia del hablante[1]. De este modo, la
comprensión del inglés como lengua de marco satelital y del español como lengua
de marco verbal habilita una contrastación justificada de la diferencia y una
comprensión más acabada de por qué suena «más inglés» decir «The teacher tiptoed into the classroom» que «The
teacher entered the classroom tiptoeing», mientras que «es español» decir «La
profesora entró al aula en puntas de pie» cuando la versión literal respecto
del inglés «tiptoe into» no es posible.
Sabemos que enfoques
teóricos como el generativista y el cognitivista se encuentran en las antípodas
respecto de su modo de entender el lenguaje humano, aunque el segundo, en sus
orígenes, devino del primero. Sin embargo, recurrimos a ambas visiones, sin entrar
en detalles exhaustivos, por la riqueza explicativa que nos brindan para mejor
comprender y justificar contrastes tan notorios como los que se ponen de
manifiesto en (1) y en (2) en las dos lenguas respectivas con las que
trabajamos. Es decir, los empleamos con un fin pedagógico que va más allá de la
incompatibilidad paradigmática que se evidencia entre ambas líneas teóricas.
Ahora bien, al
momento de explicar y justificar otros contrastes, por ejemplo el empleo del
gerundio en español, respecto de la misma categoría en inglés, o el uso profuso
del pronombre SE en español, contra alternativas inglesas que no remiten a un
solo mecanismo, tendemos a tomar una perspectiva normativista, sobre todo, cuando
enumeramos los usos «correctos» que de dichas formas ha de reconocer, saber
explicar y emplear nuestro alumnado en tanto su próxima actuación en el ámbito
profesional de la traducción y la interpretación al español.
Sin embargo, en repetidas
ocasiones, nuestro estudiantado produce traducciones en español que, en cuanto
a determinados aspectos, se alejan de la variedad estándar. Por ello, para
nuestro trabajo como investigadoras, y desde un interés por indagar acerca de
la conceptualización que subyace a estos usos, nos propusimos analizar las
formas no estándares siguiendo postulados de gramática cognitiva (Aijón Oliva,
2015; Barbeito, 2017; Langacker, 1987, 2002, 2008; Serrano, 2013, entre otros).
En particular, decidimos hacer centro en cuatro formas específicas, a saber:
a) Subjuntivo presente en lugar de pretérito del subjuntivo en una subordinada
nominal
b) Verbo haber impersonal con morfología plural
c) OD de cosa encabezado por «a»
d) OD con marca plural cuando el dativo SE no puede manifestar pluralidad
(verbo en uso es ditransitivo)
Por ejemplo, (a) evidencia
un rompimiento con la concordancia temporal en subordinadas subjuntivas (Quise
que vengas), mientras que
(b) parece indicar que ese nominal que sigue al verbo haber se
interpreta como sujeto (Hubieron muchos paros el año pasado).
Ahora bien, (c) se pone de manifiesto cuando, ante la duplicación del OD, la
preposición «a» precede objetos no personales (Al libro me lo devolviste
ayer), en tanto que (d) se da en usos de verbos ditransitivos cuyos objetos
acusativos reciben la marca plural que no puede manifestar el dativo «se» (La
canción se las dedicaré a las egresadas).
2. Objetivos
A partir de un
interés por analizar las formas no estándares desde una concepción de la
gramática como emergente del discurso (Bybee y Hopper, 2001), aceptamos la idea
de lengua como una colección de construcciones heterogéneas, que presentan
afinidades con diferentes contextos y se encuentran en constante adaptación al
uso (Langacker, 1987, en Bybee y Hopper, 2001). En consecuencia, nos interesa abordar
las producciones no estándares de nuestros estudiantes considerando la noción
cognitivista de que quien conceptualiza emplea los recursos que la lengua le
ofrece para expresar una conceptualización, por lo que no se trata de una mera
ruptura de la norma.
El objetivo específico
de esta comunicación en particular es dar a conocer a la comunidad científica
el avance de nuestro trabajo en busca de deslindar las conceptualizaciones que,
sostenemos, subyacen a las formas en foco. En esta oportunidad nos interesa explicitar
los pasos metodológicos que hemos seguido y el recorrido teórico que hemos emprendido
para empezar a propiciar respuestas a la pregunta que guía nuestra investigación,
a saber: ¿cuáles imágenes, o conceptualizaciones, pueden hallarse en la base de
las formas no estándares, las cuales, al mismo tiempo, posibilitan su
emergencia? Este interrogante encuentra sentido en un marco cognitivista por el
cual toda expresión impone una imagen particular sobre el contenido que evoca
(Langacker, 2002); entonces, vale indagar acerca de las
imágenes/conceptualizaciones que estructuran la situación concebida y que se
manifiestan por medio de las formas lingüísticas estudiadas. Sin dejar de
otorgar la importancia que merece la variedad estándar de toda lengua, nuestro
trabajo pretende, al mismo tiempo, poner en valor los usos no estándares, pero
recurrentes, del sistema lingüístico español, del cual nuestro estudiantado es
hablante nativo.
El fin último de
nuestra labor investigativa es promover la toma de conciencia por parte de nuestro
alumnado acerca de que, entre toda lengua y el mundo, existe una relación
mediada, y dicho punto intermedio son las representaciones conceptuales que los
hablantes poseen de las situaciones, las cuales, a su vez, impactan en el uso que
estos hacen de expresiones lingüísticas particulares (Ibarretxe-Antuñano y Valenzuela, 2012). En una
última instancia, esperamos propiciar que nuestro estudiantado adquiera
conciencia del valor que todas las variedades del español poseen, dada su
relación estrecha con modos particulares de concebir la realidad.
3. Datos y metodología[2]
El trasfondo del
presente artículo es un proyecto de investigación CONSOLIDAR, de la Secretaría
de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Córdoba. Para obtener
nuestros datos, diseñamos un instrumento con el que le solicitamos a nuestro
estudiantado de Gramática Contrastiva la traducción del inglés al español de un
texto corto. Seleccionamos y adaptamos el texto «A Message from the Sea[3]», de Dickens, a partir de
una versión que accedimos desde Internet.
Antes de emplear el
instrumento definitivo, dos ayudante-alumnas que integran el equipo realizaron
una breve aplicación exploratoria. Les encargaron a cinco estudiantes que
trabajaran con esta versión, y, tras la prueba, modificamos el instrumento para
que diera mejor lugar a la obtención de los datos que son foco de nuestro
estudio. Luego, aplicamos la versión definitiva en dos días de clase y le colocamos
un código a cada traducción obtenida, con las cuales trabajaríamos. Recolectamos
un total de 123 traducciones a partir de un texto cuyo original tiene una
extensión de 393 palabras. De ese total de palabras, le solicitamos a nuestro alumnado
que tradujera 116 al español. Luego, procedimos a la sistematización de los
datos. Para ello, diseñamos una tabla en la que las ayudantes ingresaron todas las
formas que nos interesa analizar. Las ayudantes vincularon cada traducción con una
copia de la tabla, entonces ambas partes comparten el mismo código. En cada
tabla, especificaron si las producciones manifiestan o no las desviaciones de
la norma estándar sobre las cuales indagamos. Al final del artículo, incluimos
tanto el instrumento como la tabla en dos Anexos respectivos.
En pos de delinear
los pasos que estamos siguiendo para el abordaje analítico de los datos del
corpus, incorporamos, a continuación, un esquema que estructura nuestro
trabajo:
|
¿Qué dice la norma estándar? |
¿Qué nociones cognitivistas permiten abordar las formas no estándares? |
¿Qué tendencias se vislumbran a partir de estos datos? |
Nueva Gramática de la Lengua
Española (2010) Gramática descriptiva de la
lengua española (1999) |
a) - Parámetros de «saliencia
cognitiva» y «perspectiva» (Langacker, 1987, 2002, 2008) |
1 De las formas en foco, es la
más recurrente en nuestro corpus. |
|
b) Verbo haber impersonal con
morfología plural |
b) - Elemento «sujeto» situado en
la escena discursivo-cognitiva (Aijón Oliva, 2015). - Sentido existencial del verbo
+ sujeto (Moscol, 2010) |
3 De las formas en foco, es la
tercera más recurrente en nuestro corpus. |
|
c) OD de cosa encabezado por «a» |
c) - Prominencia (Langacker, 2002,
2008; Serrano, 2013; Aijón Oliva, 2015) |
2 De las formas en foco, es la
segunda más recurrente en nuestro corpus. |
|
d) OD con marca plural cuando
el dativo SE no puede manifestar pluralidad (verbo en uso es ditransitivo) |
Factores a considerar: la
inanimación y posposición del objeto indirecto con respecto del verbo, y el
número gramatical del objeto directo (Barbeito, 2017) |
4 De las formas en foco, es la
que demuestra menor frecuencia. |
Cuadro 1 –
Estructuración esquemática de nuestro trabajo analítico
Vale subrayar que
consideramos que las traducciones, en cuanto fuentes propiciadoras de nuestros
datos, nos permiten adentrarnos de manera más palpable, que cuando analizamos
corpus monolingües, en la semiótica de las construcciones. Pensamos que las
traducciones nos permiten escrutar casi «en vivo» las decisiones que toma un/a
hablante a la hora de representar un determinado contenido semántico en el
discurso. Por ello, nuestro trabajo erige las traducciones como una metodología
heurística para la descripción de alternancias paradigmáticas sutiles del
sistema lingüístico español.
4. Marco teórico
En sintonía con
nuestro proceder en la Cátedra en la selección de enfoques teóricos que
permitan al alumnado mejor explicar los contrastes que estudiamos, en esta sección ponemos en diálogo, de
manera sucinta, dos visiones ante los casos que analizamos. Por un lado, sin
olvidar nuestra función docente con un alumnado que se encuentra próximo a
ejercer su profesión como especialista de traducción e interpretación al
español, sobre todo, marcamos los puntos clave que proceden de fuentes tales
como la Nueva Gramática de la Lengua Española (2010) y la Gramática
descriptiva de la lengua española (1999). Por otro lado, en tanto
investigadoras, nos interesa sensibilizar a nuestro alumnado respecto de que,
desde una visión cognitivista basada en el uso, las formas están siempre motivadas
y sus matices de significado responden al contexto y al objetivo comunicativo
de los hablantes –y no siguen, en todo momento, las directivas trazadas en
manuales de gramática. En sintonía con nuestro objetivo, con la inclusión de
esta última arista, abogamos, entonces, por generar instancias de reflexión y
aprendizaje respecto de que la gramática, desde una perspectiva cognitivista,
se concibe como resultante de la estructura y la regularidad que emerge del
discurso y se moldea por y con este (Hopper, 1988; Bybee y Hopper, 2001).
4.1. Concordancia temporal en subordinadas
sustantivas
Como sabemos, la
concordancia temporal remite a la correspondencia que se establece entre dos
formas verbales: una de ellas se emplea en una oración principal y la otra, en
una subordinada. En la Nueva Gramática de la Lengua Española (2010), se
explica que los verbos de la oración principal pueden ser restrictivos o no
restrictivos, lo que conlleva que orienten, o no lo hagan, la interpretación
temporal del verbo en la subordinada. Entre los verbos restrictivos, la
orientación puede ser prospectiva, retrospectiva o simultánea. En cuanto a
aquellos de orientación prospectiva, se enumeran los tipos de predicado que la
marcan: predicados de influencia, de voluntad, de predicción y de resolución. Sobre
estos verbos, Carrasco Gutiérrez, en la Gramática Descriptiva de la Lengua Española
(1999), puntualiza que, si el tiempo principal pertenece a la esfera del
pasado, la posterioridad se indica por medio del condicional o del pretérito
imperfecto del subjuntivo.
4.1.1. Parámetros de «saliencia relativa» y «perspectiva»
Langacker (2002) señala
que una noción fundamental para la estructura semántica de una expresión es su «imaginería»
convencional (p. 5). El concepto «imaginería» remite, según el autor, a nuestra
capacidad manifiesta para estructurar conceptualmente el contenido de un mismo dominio
de maneras alternativas (p. 5): «Incluso las expresiones que describen una
situación objetiva pueden diferir en significado de acuerdo con la manera en
que la situación se estructura conceptualmente. […] Se dice que una expresión
impone una imagen particular sobre su dominio» (p. 61). El autor apunta que se
deben reconocer dimensiones diferentes de la imaginería (es decir, de la
estructuración conceptual), algunas de las cuales son la saliencia relativa y
la perspectiva (2002, pp. 9-12).
Respecto de la noción
de «saliencia relativa», Langacker (2008) advierte que la emplea de manera
indistinta con el término «prominencia». Algunas de las dimensiones de la
prominencia, dice, se vinculan con nuestra capacidad de focalización, dado que
cualquier selección que hagamos se vuelve prominente respecto de lo que no
seleccionamos y una figura es saliente en cuanto al fondo. El espacio y la
visión presentan un estatus cognitivo privilegiado, subraya, respecto de otras
esferas de la experiencia. Explica que se da una disparidad intrínseca respecto
de la saliencia entre los miembros de distintos opuestos: concreto versus
abstracto, real versus imaginario, explícito versus implícito, entre otros.
Langacker (2008) postula que cualquier expresión selecciona un cuerpo de
contenido como base de su significado, a lo que denomina, base conceptual
–definida, de manera amplia, como todos los dominios a los que se accede
mediante la expresión en una ocasión puntual de uso. De forma más específica,
la base conceptual de una expresión es el ámbito inmediato comprendido por los
dominios activados por ella. El autor lo compara con la región de un escenario
que se ilumina. En este escenario, agrega, la atención se dirige a una
subestructura particular, denominada «perfil». De esta manera, según el autor,
el perfil de una expresión se alza como el foco de atención específico dentro
de su ámbito inmediato. Asimismo, el perfil, según Langacker, también puede
entenderse como aquello que la expresión designa o a lo que refiere dentro de
su base conceptual.
Sobre la dimensión de
la imaginería denominada «perspectiva», Langacker (2002, p. 12) sostiene que
subsume otros factores más específicos, tales como el «punto de vista asumido».
Langacker (2008) indica que si la conceptualización, considerada de manera
metafórica, es el acto de ver una escena, la perspectiva remite a la
disposición que permite verla. En cuanto al punto de vista asumido, Langacker
(1987) señala que su importancia es innegable. Al «observar» una escena
compleja, podemos asumir distintas posiciones respecto de ella, con
consecuencias directas en cuanto a la proximidad percibida y la saliencia. El
autor expresa que el punto de vista comprende dos nociones, a las que denomina «punto
de ventaja» y «orientación»: la primera es, según Langacker, la posición desde
la cual se observa una escena, mientras que la orientación remite a la
alineación que se toma en cuanto a los ejes del campo visual (por ejemplo,
horizonal-vertical) (p. 123).
4.2. Verbo haber (im)personal
En la Nueva
Gramática de la Lengua Española (2010), se señala que el verbo haber
se emplea como impersonal en nuestra lengua, no solamente si se refiere a la
presencia de fenómenos naturales, sino también cuando no es así. Se puntualiza
que, como es un verbo impersonal transitivo, no concuerda con su argumento, el
cual cumple función de complemento directo. Aunque se admite que hablantes de
diversas áreas del español, tanto europeo como americano, establecen la
concordancia con el grupo nominal, algo que permite notar que ese argumento se
interpreta como sujeto en esas variedades, el Manual indica que «se recomienda
la variante en singular en estas construcciones» (p. 779).
Por su parte, Fernández Soriano y Táboas Baylín (1999),
en la Gramática Descriptiva de la Lengua Española, apuntan que haber es
un verbo existencial que «aparece regularmente seguido de un sintagma nominal
con el que no establece una relación de concordancia y que funciona […] como un
objeto» (p. 1754). Las autoras agregan que la mayoría de los gramáticos
considera este sintagma nominal como un objeto directo, y la estructura
correspondiente, como impersonal, porque, al aparecer como pronombre, toma la
forma de acusativo lo, la, los, las (p. 1754).
4.2.1. Cláusula transitiva prototípica
Langacker (2002, p. 209) explica que los significados de las expresiones
lingüísticas se caracterizan respecto de dominios cognitivos ––cfr. Lakoff
(1987) y sus «dominios cognitivos idealizados». En cuanto a los valores
semánticos que se vinculan con tales categorías como la transitividad, señala
que solemos evocar un dominio que se relaciona con la transmisión de energía.
Como seres humanos, dice, tendemos a concebir el mundo como un espacio poblado
de objetos que pueden ocupar un lugar específico en cualquier momento. El
movimiento se manifiesta gracias a la energía, la cual puede ser provista de
manera interna por algunos objetos, mientras que otros la deben recibir del
exterior. Cuando se inicia un contacto con cualquier tipo de fuerza,
puntualiza, se transmite energía desde la entidad en movimiento al objeto que
recibe el impacto. Arquetípicamente, agrega el autor, este es el «modelo de la
bola de billar», el cual, sostiene, juega una función clave en muchos de
nuestros procesos de pensamiento. Al mismo tiempo, Langacker indica que nuestra
posibilidad de interactuar perceptualmente con otras entidades da lugar a un
segundo modelo arquetípico, al que denomina «modelo del escenario», respecto
del cual se activa nuestra función como observadores de una obra de teatro.
Aquí emergen escenas con diferentes participantes que interactúan en un
escenario. Además, afirma, estructuramos lo que observamos agregando un eje
temporal. A partir de innumerables instancias de experiencia sensorio-motriz,
arguye, desarrollamos una concepción de roles arquetípicos que los
participantes desempeñan en los eventos, como el rol arquetípico de agente –una
persona que, por propia voluntad, lleva a cabo una actividad, la cual resulta
en el establecimiento de contacto con un objeto externo y la transmisión de
energía a dicho objeto. El opuesto del agente, entonces, será un paciente
inanimado, remarca, el cual absorbe la energía y cambia de estado. También
están los roles arquetípicos de instrumento y de experimentante (de distinto
tipo). Al combinar los modelos, asegura, se arriba a una conceptualización más
compleja que representa «la observación normal de una acción prototípica» (p. 210).
A continuación, incluimos la representación gráfica que de la combinación de
ambos modelos arquetípicos hace el autor:
Imagen 1 –
Representación esquemática del modelo del escenario
y del modelo de la bola de billar, extraído de Langacker (2002, p. 211)
El modelo del escenario, dice, contribuye la noción del «observador» (V = viewer
en inglés), quien observa el evento desde un punto de ventaja externo al escenario.
El modelo de la bola de billar, por su parte, se vincula con el hecho de que el
evento consiste en objetos distintos que se mueven e interactúan
energéticamente por medio del contacto físico. Será un evento prototípico,
explica, cuando se centre en dos participantes que instancian los roles
arquetípicos opuestos de agente y paciente. Langacker declara que la
transmisión de energía se señala por medio de la flecha con línea doble, cuya
dirección permite diferenciar el agente del paciente. La flecha con línea
serpenteante marca el cambio de estado del paciente que resulta de la
transmisión de energía. Seguidamente, el autor aclara que, al remitirnos a la
manera en que los eventos prototípicos se codifican lingüísticamente, se da una
relación natural entre la estructura del evento concebido y la organización
gramatical de una cláusula finita. De este modo, advierte que las oraciones
transitivas en voz activa, que describen interacciones físicas entre
participantes de tercera persona, son altamente no marcadas, dado que, en su
contenido y organización reflejan, de un modo natural, la concepción de la Imagen
1, en la que se representa la observación canónica de una acción prototípica. Una
oración finita es, afirma el autor, el dominio en el que se determinan la
transitividad y, también, las categorías de caso y las relaciones gramaticales.
Al momento de analizar una oración transitiva con haber impersonal,
nos encontramos ante una codificación lingüística que no se condice con la
cláusula transitiva prototípica, puesto que manifiesta un verbo categorizado
como transitivo, pero este no representa la transmisión de energía a la que nos
referimos anteriormente, y existe un solo participante, en lugar de dos.
Aijón Oliva (2015), en un artículo en el que aborda la marcación variable
con «a» de objetos en español y su vinculación con la noción «prominencia»,
sostiene que, en las cláusulas de haber impersonal, nunca se formula la
marca «a» en el OD (Hay (*a) dos personas en el vestíbulo). Dicha
característica podría interpretarse, siguiendo al autor, como manifestación de
su carácter estativo, donde no se da transacción alguna de energía (19). Indica
que se trata de construcciones presentativas que casi siempre seleccionan
objetos inespecíficos e indeterminados, los cuales suelen constituir información
nueva. Dicho participante queda, generalmente, como único participante de la
escena. Tales cláusulas, apunta, no pueden considerarse eventivas, porque
sirven para situar un elemento en la escena discursivo-cognitiva, el cual, señala,
podría de hecho interpretarse como sujeto:
Lo único que permite afirmar que el participante de estas
construcciones es un objeto (directo) es la posibilidad de indexación con un
clítico de acusativo, que de todas formas es una solución rara en muchos
contextos: Necesitaba aspirinas, pero no (?las) había. Por contra, en diversas
variedades se observan reinterpretaciones antinormativas de este objeto como
sujeto: Hubieron terremotos, a veces incluso haciendo concordar la forma de
presente hay: En el centro también hayn cafés (DPD, 2005, s. v. haber); Aquí
habemos muchas personas, etc., soluciones motivadas por el carácter atípico de
una construcción que parece seleccionar un objeto donde no hay posibilidad de
concebir un sujeto distinto de él (p. 19).
Moscol (2010), por su parte, expresa que la pluralización del verbo haber
en concordancia con el segmento nominal que sigue a dicho verbo se remonta al
castellano medieval. Para la autora, el verbo haber, en la actualidad, tiene el
significado de existencia y es un verbo intransitivo. Por tanto, arguye, es
esperable que manifieste concordancia con el sintagma nominal, en función de
sujeto, que lo sigue, tal como ocurre en la mayoría de países
hispanoamericanos. No obstante, agrega, en España, se tiene como norma culta en
estas construcciones el singular del verbo. Dice que el verbo haber existencial
se comporta de manera tal que da lugar a características propias del
complemento directo (la sustitución pronominal) y del sujeto (como la ausencia
de artículo):
El hablante emplea el verbo haber en concordancia con el
sintagma nominal que lo acompaña, porque lo siente como un auténtico sujeto. La
pluralización empieza en el habla y se extiende progresivamente a la lengua
escrita en casi toda Hispanoamérica […]. Los hablantes de una lengua constituyen
una fuerza viva capaz de cambiar una norma para ceder el paso a construcciones
que le permiten el eficaz intercambio comunicativo con otros (p. 139).
4.3. OD
de cosa encabezado por «a»
La Nueva Gramática
de la Lengua Española (2010) apunta que el OD puede ir encabezado por la
preposición «a», la cual «aparece de forma característica cuando el complemento
directo nominal designa una o varias personas […], pero no suele aparecer
cuando designa cosas» (p. 658). Procede, luego, a incluir los casos en los
que se emplea la preposición y aquellos en los que se da vacilación y
alternancia entre esta y su ausencia. Entonces, siguiendo las puntualizaciones
del Manual, la «a» se emplea ante los pronombres personales tónicos en
construcciones de doblado pronominal o con pronombres indefinidos que denotan
personas, excepto algunos, como uno, alguien y alguno,
cuando se emplean como OD de verbos de percepción y de sentido prospectivo, buscar
y necesitar. Al mismo tiempo, el Manual puntualiza que la «a» es
obligada con nombres propios de personas y de animales, mientras que, en cuanto
a estos últimos, los nombres comunes referidos a animales se emplean como los
de personas si se trata de animales domésticos. También requieren la
preposición, agrega, los nombres de cosas personificadas; en cambio, cuando los
nombres de persona designan tipos de individuos pueden usarse sin la
preposición. Luego, indica que se puede dar presencia y ausencia de preposición
en grupos nominales indefinidos, lo que dependerá de si dichos nominales
proporcionan información determinativa o no y si poseen una interpretación
específica o inespecífica. El Manual prosigue con la enumeración de tres tipos
de verbo, a saber, a) los que exigen la preposición, b) los que la rechazan y
c) los compatibles con ella, según introduzcan o no «a» cuando existe un
complemento directo de persona. Respecto de (a), señala que «destacan los que
alternan los objetos directos con los indirectos» (p. 661). En cuanto a (b), el
que, señala, es el grupo más reducido, son verbos de causación. Y, sobre (c), asegura
que es el grupo más polémico «porque la presencia de la preposición depende de
factores sintácticos, semánticos y discursivos estrechamente relacionados» (p. 661):
«distinguir un hombre» (percibirlo) ~ «distinguir a un hombre» (percibirlo,
pero también honrarlo). Luego, sostiene que existe un «uso distintivo de la
preposición a ante objeto directo no personal», cuando se emplea «a» para
indicar la función sintáctica OD por oposición a otras, sobre todo el sujeto (p.
662). Por último, señala que algunos verbos pueden tener OD y OI de persona de
manera simultánea, como es el caso de «recomendar a una persona a otra».
4.3.1. Prominencia
En cuanto a la marcación de los objetos con «a»,
se puede sacar provecho de la noción cognitivista de «prominencia». Además de
lo puntualizado en 4.1.1 en cuanto al término «saliencia» (Langacker, 2008), el
cual se emplea como equivalente en la literatura cognitivista, la prominencia
de un determinado elemento puede concebirse como la relevancia que este
elemento posee en la percepción de los hablantes (Aijón Oliva, 2015). Aijón
Oliva señala que dicha noción se relaciona con referentes discursivos que se
hallan más activados en la consciencia, por lo que una mayor prominencia
conlleva una mayor integración de estos referentes en el contexto discursivo y,
entonces, resultan más básicos para la comprensión global de dicho contexto.
Por ello, indica, se suele establecer que los elementos prominentes son
aquellos conocidos, recuperables o predecibles. El autor señala que los
referentes del discurso poseen un grado determinado de prominencia inherente,
dadas sus características semántico-referenciales y su formulación
sintagmática. Además, explica, existe un tipo de prominencia que se asocia con
el estatus que alcanzan los referentes en un contexto discursivo si se tienen
en cuenta su posición, la existencia de menciones previas y la posibilidad de
deducir su existencia, entre otras características, algo que se concreta en su
grado de accesibilidad contextual. El autor agrega que ambos tipos de
prominencia se hallan relacionados en el uso. Aunque admite que la prominencia
no es fácilmente medible, puntualiza que se han propuesto diversas escalas de
prominencia, o de nociones relacionadas, como la «topicalidad» o la «accesibilidad»,
las cuales permiten dar cuenta de que «no todos los referentes discursivos
poseen la misma importancia para los hablantes» (p. 12). Basándose en
propuestas como las de Silverstein (1976), Givón (1983), Ariel (1990) o Aissen
(2003), Aijón Oliva declara que deduce una jerarquía como la siguiente:
1. Un referente de primera o segunda
persona es más prominente que uno de tercera.
2. Un referente de tercera persona
indexado únicamente por morfemas es más prominente que uno formulado como
pronombre, y este que uno formulado como sintagma léxico.
3. Un referente referencialmente
específico es más prominente que uno inespecífico.
4. Un referente humano es más prominente
que uno animal, y este que uno inanimado.
5. Un referente con el papel semántico
de agente es más prominente que uno con el papel de experimentante, y este que
uno con el papel de paciente u otros.
6. Un referente colocado en posición
preverbal es más prominente que uno colocado en posición posverbal (Aijón
Oliva, 2015, p. 18).[4]
El autor realiza una revisión de
aproximaciones a la marcación variable de los objetos desde puntos de vista
funcionales y cognitivos relacionados con la prominencia y concluye que la tendencia a usar «a» como
marca de un objeto se relaciona directamente con la prominencia de su referente,
la cual se pone de manifiesto en aspectos tales como «su animacidad, su
especificidad-individuación o, en algunos casos, la afectividad-dignificación
que se le atribuye, junto a su posición sintáctica y al grado de tematicidad
que adquiere en el contexto» (p. 17). Indica que ninguno de estos factores
permite una solución categórica, sino que son rasgos que ubican el referente en
«un punto concreto del continuum más general de la prominencia”. Si se
formula u omite a, señala, no es el resultado de dicha
prominencia, sino que, «como elección significativa que es, puede contribuir
por sí misma a aumentarla o a disminuirla». Por ello, el autor subraya que en
lugar de formular «un algoritmo de la prominencia» (p. 18), es necesario
generar un planteamiento que deje espacio para la interpretación de cada
contexto específico. Para generar una explicación general de la
variación observada, no obstante, indica que son también importantes las relaciones que establece el
objeto con los demás participantes de la cláusula, además de la propia
naturaleza del evento verbal.
Sobre la
naturaleza del verbo, Aijón Oliva asevera que hay una gran cantidad de casos en que la
obligatoriedad de la partícula o la preferencia por ella no parece
independiente de la tendencia del verbo (derivada de su propio significado) a
construirse con objetos humanos o animados, lo que a su vez concierne el
contraste de prominencia entre el sujeto y el objeto. Para el autor, los
lexemas verbales que admiten la marca contemplan, en su estructura argumental,
un objeto que, aunque pueda categorizarse como directo, dista mucho de poseer
los rasgos prototípicos asociados a esta función –en especial, porque no existe
otro objeto con el que pueda establecer un contraste claro de prominencia, y
porque, en los contextos de causatividad, se interpreta como sujeto de una
cláusula subordinada. Aijón Oliva indica que, aunque en ocasiones se haya
señalado que la marcación está conectada con una mayor transitividad del evento
verbal (y, en consecuencia, con una mayor afectación del objeto), en el
corpus por él estudiado abundan los ejemplos de transitividad muy baja que,
igual, optan por la formulación de «a». El autor determina, entonces, que esta
variante tiene más que ver con la propia prominencia del objeto (animado o
altamente individualizado), en contraste con la del sujeto: «cuanto más
prominente y autónomo se perciba aquel, más frecuente resultará su marcación»
(pp. 24-25). Lo interesante, arguye el autor, es que el valor de la marca se
relaciona con el hecho de que no sirve solamente para distinguir el objeto del
sujeto, sino para destacarlo sobre otros objetos de menor prominencia
cognitiva. De este modo, indica, «el uso de a es una elección formal que
contribuye a desplazar un objeto hacia los rasgos perceptivos asociados al
indirecto, aumentando su prominencia y autonomía con respecto al sujeto
oracional y reforzando, con ello, su contraste con este último» (p. 26).
Respecto de un punto que se acerca a nuestros
casos, el autor señala que es todavía más significativo que, en diversos
contextos, se utilicen las formas de dativo con objetos directos de referente
inanimado, algo que, en teoría, no podría ocurrir en variedades no leístas.
Aijón Oliva explica que la tendencia a marcar un objeto con a y a
cliticizarlo con le son las manifestaciones formales más evidentes de
la prominencia que puede alcanzar un referente codificado como objeto. Estos
rasgos, apunta, brindan la oportunidad de analizar la variabilidad en el continuum
de las funciones sintácticas como manifestación de factores
discursivo-cognitivos. El autor subraya que la marca del objeto es un rasgo formal asociado
a su prominencia cognitiva, la cual actúa junto a otros rasgos, por lo que no
es un «mero efecto de estos últimos»:
Los enfoques formalistas llevan casi
inevitablemente a inferir relaciones de causa-efecto: la partícula aparece porque
el objeto es animado, específico, etc. Por el contrario, una visión de las
formas y construcciones lingüísticas como portadoras de significado intrínseco
permite contemplar el uso de a como una elección creativa, que refuerza
contextualmente la prominencia del referente al que se adjunta, lo que explica
que pueda aparecer junto a referentes que la harían poco esperable si solo
tenemos en cuenta sus rasgos inherentes (p. 31).
4.4. Pronombres
clíticos de tercera persona: correferencia y número
En español, los pronombres personales
mantienen distinciones de caso, y, entonces, un objeto puede manifestarse
lingüísticamente por medio de los pronombres «lo», «la» y «le» y sus
respectivos plurales. Estas formas, además de relacionarse con la información
de caso, se vinculan, de modo parcial, con la de género, y se acomodan, en
general, al uso etimológico, por lo que «lo/s» y «la/s» se emplean como objetos
acusativos y «le/s» como dativos, aunque, como advierte el Manual de la RAE, el
español actual muestra a este respecto una considerable variación (p. 302). En
el Manual, también se indica que los pronombres personales intervienen en
relaciones de correferencia, por lo que se refieren a entidades mencionadas en
el discurso: Me pidió el auto y se lo presté (309). Siguiendo lo especificado
en esta fuente, los pronombres átonos me, te, se, le, les, la, las, lo, los,
nos, os, dado que carecen de acento, se apoyan fonéticamente en el verbo
contiguo, por lo que se llaman también pronombres clíticos: «Son enclíticos los
que siguen al verbo (leerlo, dándosela), y proclíticos los que lo preceden (lo asumí;
se lo dijeron)» (p. 311). El Manual señala que los pronombres átonos aparecen
enclíticos cuando se adjuntan a los infinitivos (admitirlo), los gerundios (haciéndolo)
y los imperativos afirmativos (decilo vos, escuchalo vos). Indica que la
colocación es igual con las formas de imperativo afirmativo que coinciden con
las de subjuntivo (escúchelo usted). A continuación, puntualiza que los
pronombres átonos se anteponen al resto de las formas personales del verbo en
el español general de hoy (p. 311): «los pronombres átonos se combinan entre sí
y forman a menudo grupos o conglomerados […] Estos grupos se colocan
antepuestos o pospuestos al verbo en las mismas condiciones que cuando aparece
un solo pronombre» (p. 312). Advierte que «el orden de los pronombres en el
interior de estos conglomerados es estricto» (p. 312) y que obedece a
condiciones, entre las cuales, se especifica que «en presencia de los
pronombres de acusativo, los de dativo adquieren la forma invariable se si
ambos presentan rasgos de tercera persona» (p. 312). Sobre esta condición, el
Manual indica que el hecho de que el pronombre se, el cual sustituye a
le/les, no manifieste, de manera explícita, los rasgos de número «ayuda a
entender que en la lengua oral se pase a menudo esa marca al pronombre
acusativo que lo sigue, especialmente si es neutro: Se los dije por Se lo dije
(‘a ellos’, ‘a ellas’ o ‘a ustedes’)» (p. 313). Indica que este fenómeno se
manifiesta en «amplias zonas de América, así como en Canarias (España)» y
aclara que «el fenómeno se acepta de manera desigual en la lengua culta de las
áreas mencionadas» (p. 674).
4.4.1. OD con marca plural cuando el dativo SE no
puede manifestar pluralidad
Company (2006) indica
que, en el español americano y canario, y en algunas zonas del español
peninsular, «se ha generalizado una pronominalización ‘anómala’ en aquellas oraciones
bitransitivas que tienen los dos argumentos objeto en forma de clítico, siempre
que el clítico OI tiene un referente plural y el clítico de objeto directo
tiene un referente singular» (p. 550). La autora explica que esta innovación no
es tan nueva, puesto que desde hace siglos se encuentra en variación con la
forma conservadora (p. 551): «[…] dado el carácter conservador de la lengua
escrita respecto de la lengua hablada, es posible inferir que el cambio debió
gestarse unas cuantas generaciones antes» (p. 551) de la que se manifiesta en
ejemplos como uno que extrae de la Gazeta de México, de 1795[5]. Se remite al proceso
morfofonémico que dio paso a que el clítico dativo le(s), del latín illi(s),
cada vez que estaba en relación sintagmática con el clítico acusativo de
tercera persona, le(s) lo(s) – le(s) la(s), y por la presencia de contigüidad
de los fonemas laterales, se transformó en un pronombre con el fonema
prepalatal fricativo –primero sonoro y luego ensordecido— /se/, «gráficamente
se: illi(s) > ge > se» (p. 552). Company arguye que este «nuevo pronombre
átono dativo […] es invariable, carece de morfología y […] es totalmente opaco
para el número y la persona del referente […] Se conoce […] como se espurio, ya
que es homónimo del pronombre se, etimológicamente reflexivo» (p. 552). Dicha
invariabilidad, puntualiza la autora, creó una situación gramatical
problemática, a cuya solución colaboró la forma en foco en esta sección.
Company arguye que,
con la creación de este «se» surgieron problemas morfológicos, sintácticos y
semánticos[6]. Respecto de los últimos,
la autora expresa que la secuencia «bitransitiva ortodoxa» eso se lo dije a
ellos / a ustedes manifiesta una situación semántica contradictoria:
[…] el participante
dativo, que tiene un estatus mayor desde el punto de vista semántico, en cuanto
que es prototípicamente humano, individuado y definido […], tiene a su
disposición menos morfología (de hecho, carece de morfología) que el
participante semánticamente menos importante, el acusativo, típicamente de
referencia inanimada, pero que tiene, en cambio, toda la morfología a su
servicio. El cambio aquí analizado solucionó en parte este desequilibrio: el
hablante codifica la entidad más importante asignándole una marcación
morfológica propia, de manera que el dativo abandona su estatus oculto y
muestra su prominencia utilizando al acusativo como huésped morfológico (p. 553).
En el mismo trabajo,
Company se refiere a otro caso de violación de la regla de concordancia de los
pronombres en español, que también involucra el OI. En este otro uso, el
clítico dativo se desprovee de la morfología de número, y se manifiesta en
oraciones como la siguiente, provista por la autora: «¿Quién le puede
garantizar a los mexicanos la transparencia en el proceso?» (p. 543). La autora
indica que la estructura innovadora con pérdida de concordancia está desde hace
siglos en variación con la estructura conservadora con mantenimiento de
concordancia. Haciendo foco en este mismo uso, Barbeito (2017), en un artículo donde
analiza casos como «Les dieron perpetua a tres petroleros», en el que se
manifiesta concordancia en número entre el objeto indirecto y el pronombre, y «Le
pidió la renuncia a todos los ministros», en el que se evidencia ausencia de
concordancia, aborda la relación que se manifiesta entre el objeto indirecto
presente en la estructura oracional y el pronombre que lo duplica, y estudia la
duplicación de una forma plural con el pronombre átono singular le (2017, p.
51). El objetivo principal, señala la autora, es aportar evidencia que permita
indagar en un posible proceso de desgaste semántico y debilitamiento anafórico
del pronombre dativo (51). En su trabajo, analiza factores que influyen en la
ocurrencia del fenómeno como la inanimación y posposición del OI con respecto
del verbo y el número gramatical del OD. Dado que se sitúa en el Enfoque
Cognitivo Prototípico, considera que la (falta de) concordancia está siempre
discursivamente motivada. Explica que, desde esta perspectiva, se parte de la
descripción de las formas en su contexto real, teniendo en cuenta el texto más
allá de la oración. La autora indica, entonces, que no se trabaja trabajar con
categorías a priori, sino que:
[…] el
objetivo de la gramática debe ser ya no “describir” sino “descubrir” la
estructura lingüística”. A partir de esta concepción de la categorización surge
una concepción de la gramática como producto de la comunicación y de la
comprensión y no como fuente o condición previa (p. 52).
También para su estudio,
retoma la noción de transitividad prototípica, dado que hace centro en casos en
los que aparecen codificadas lingüísticamente entidades que se relacionan entre
sí a partir de una situación representada por un verbo transitivo. Además,
Barbeito se remite al hecho de que, considerando las formas que se emplean para
categorizar el sistema de caso, el «le» denota un significado de menor
actividad –que el sujeto— sin marca de género, mientras que «lo/la» representa
lo menos activo, pero con marca de género: «cuando el emisor privilegia la
forma le asigna al referente mayor actividad relativa, mientras que,
cuando selecciona la forma lo, el referente es lo menos activo del
evento y, por lo tanto, más afectado por la acción verbal» (p. 54). Expresa, a
continuación que una regla de concordancia del español determina que los
pronombres átonos deben concordar en número y persona con su referente, y para cierto
tipo de pronombres, también en género. Sin embargo, advierte la autora, «el español
suele quebrantar esta regla de concordancia, ya que el OI plural suele ser
duplicado con un pronombre singular» (p. 54).
Barbeito concluye su
trabajo resaltando que el contexto lingüístico de uso señala que el empleo de objetos
indirectos animados en esquemas ditransitivos demuestra una frecuencia alta de
aparición y que el número del objeto directo parece no ser un atributo
determinante que favorece la ausencia de concordancia, al menos en el corpus
por ella empleado[7].
A su vez, sostiene que, del análisis de los atributos que midió, la posición
del objeto indirecto, prepuesto o pospuesto al verbo, es clave para la
presencia o ausencia de concordancia entre el pronombre dativo singular y su
referente nominal plural. Dice que el objeto indirecto pospuesto parece favorecer
más la falta de concordancia entre el pronombre dativo y su referente nominal, algo
que la lleva a sostener la idea de que «mientras mayor sea la distancia entre
el objeto indirecto y el pronombre mayor será la tendencia a duplicar el objeto
plural con un pronombre dativo singular» (p. 59). Arguye que cuando el objeto
indirecto está antepuesto, hay menor distancia léxica entre este y el pronombre;
de forma opuesta, cuando se pospone, se da una mayor distancia entre ambos, y es
aquí que crece la posibilidad de usar un pronombre singular para un referente
dativo plural. Por último, sus datos mostraron que, en la mayoría de los casos
en los que se empleó doblado clítico, si el objeto indirecto plural es
inanimado, su referente pronominal tiende a ser singular. En cambio, apunta la
autora, cuando el objeto indirecto plural es animado, la tendencia fue mayor
hacia la concordancia por medio de «les». Barbeito concluye que los resultados
muestran que los objetos indirectos animados «tienden a concordar con su
referente pronominal en la gran mayoría de los casos ya que parece que los
hablantes los entienden como parte de una oración más altamente transitiva que
aquella donde los objetos son inanimados» (p. 60). Con estos resultados, la
autora se plantea la necesidad de seguir indagando en el fenómeno para
determinar si el término duplicación es acertado en los casos de falta de
concordancia, porque, señala, «no queda claro si el pronombre y el objeto
indirecto son realmente correferenciales» (p. 60). En casos de duplicación, la
presencia del pronombre le indicaría que en ese predicado existe un objeto
indirecto, pero la falta de concordancia con su referente nominal plural sería
evidencia de que pierde su capacidad correferencial. La duplicación y la falta
de concordancia podrán ser consideradas claves en un proceso de
despronominalización que puede estar llevando al pronombre dativo a
gramaticalizarse.
5. Nuestros datos
5.1. Subjuntivo presente en lugar de pretérito del subjuntivo
El
original incluía dos instancias en las que se daba pie al empleo, en español,
del subjuntivo en una oración subordinada sustantiva, a saber: 1) «I ordered
some fishermen to lower and man a boat» y 2) «Captain Jorgan suggested that the
young fisherman use his eyes and his spy-glass well whenever he came to a
desert place like that island». Respectivamente, en español, se pueden traducir como «Les di la orden a
unos pescadores de que bajaran y remaran un barco» y «El capitán Jorgan le
sugirió al joven que utilizara bien sus ojos y el catalejo cada vez que se
topara con un lugar desértico como esa isla». Se puede observar que ambos casos
pertenecen a secuencias narrativas ancladas en la esfera del pasado. En el
Cuadro 2 a continuación, se realiza un desglose de los totales que arrojaron
los datos en cuanto a la traducción de las dos oraciones subordinadas nominales
en la que hicimos centro:
|
A. Pretérito Subjuntivo |
B. Presente Subjuntivo |
C. Infinitivo |
Total |
1. I ordered some fishermen to lower and man a boat |
69 |
37 |
19 |
125 |
2. Captain Jorgan suggested that the young fisherman use his
eyes and his spy-glass well whenever he came to a desert place like that
island |
73 |
44 |
6 |
123 |
Total |
142 |
81 |
25 |
|
Cuadro 2 – Totales arrojados por los datos en cuanto al
empleo de presente y
pretérito del subjuntivo y de infinitivo en las dos subordinadas analizadas
5.2. Verbo haber impersonal
El original incluía dos instancias en las que se
daba pie al empleo, en español, del verbo haber existencial, a saber, «There
weren’t islands in the chart» y «There were reefs outside it». La
estructura con «there + verbo cópula (como es el caso de were)» se
denomina en inglés «existential there» y sirve para introducir información en
el discurso y declarar su existencia (Greenbaum y Quirk, 1990: 424). En las
traducciones, se emplea el verbo haber en 198 casos (columna A + columna
B). En 15 de ellos (columna A), se evidencia morfología plural y, en el resto (columna
B), se empleó el singular. Asimismo, se produjeron 48 casos en los que los
estudiantes no se valieron de una estructura con verbo haber para
traducir los dos originales. En el Cuadro 3 a continuación, se realiza un
desglose de los totales que arrojaron los datos en cuanto a la traducción de
las dos oraciones que podrían dar lugar al empleo de verbo haber
existencial:
|
A. Verbo haber impersonal con morfología plural |
B. Uso normativo (verbo haber impersonal singular) |
C. Otras opciones (no se emplea el verbo haber o, incluso, no se
traduce la oración) |
Total |
1. There
weren’t islands in the chart |
6 |
91 |
26 |
123 |
2. There
were reefs outside it |
9 |
92 |
22 |
123 |
Total |
15 |
183 |
48 |
284 |
Cuadro 3. Totales
arrojados por los datos
en cuanto a la traducción de oraciones existenciales
5.3. OD de cosa encabezado por «a»
El original
proveía tres instancias con objetos directos tematizados, ubicados en posición
inicial en las oraciones respectivas, a saber: 1) «My partners’ ships I have
sailed for twenty-five years», 2) «(…) that piece of advice he gave to the
young man and the other people present at that time, or in fact, to himself» y
3) «This warning, I dedicate it to all sailors setting sail for an unknown land».
Muchos de los casos provistos en las traducciones
mantuvieron la tematización del objeto. A continuación, en el Cuadro 4, se
muestran los totales que el corpus arrojó en cuanto a la traducción de este OD:
Cuadro 4. Totales arrojados por los datos en cuanto al empleo de OD de
cosa:
tematizado, tematizado y encabezado por «a» y no tematizado
Como se puede
observar, en 151 casos (columnas A y B), el objeto directo estuvo tematizado y,
de estos, en 31 casos (columna B), se empleó «a»[8]. La ubicación marcada del
objeto en el original dio especial pie a que se mantuviera esa misma posición
en 151 de las traducciones en español. Estos objetos remiten a entidades que
han sido mencionadas anteriormente en el texto:
My
name's Jorgan, and I'm a ship-owner, and I sail my own and my partners'
ships. My partners’ ships I have sailed for twenty-five years.
(…)
Moments later, Captain Jorgan suggested that the young fisherman use his
eyes and his spy-glass well whenever he came to a desert place like that island,
for the smallest thing within sight may have proved of use. “This warning,
I dedicate it to all sailors setting sail for an unknown land”, said the
Captain. As it would later be evidenced, that piece of advice he gave to the
young man and the other people present at that time, or in fact, to himself.
Los fragmentos
subrayados indican la primera mención del referente y, los que aparecen en
cursiva, las segundas menciones. En los 151 casos en español en los que se
mantuvo la presencia del objeto directo en posición inicial (columnas A y B),
se observa el uso de «a» en 31 de ellos (columna B).
5.4. OD con marca plural cuando el dativo SE no
puede manifestar pluralidad
El original proveía una
instancia que daba pie a utilizar, en la traducción, una oración ditransitiva
con los dos argumentos objeto en forma de clítico, con un OD con referente
singular y un OI (realizado por SE) con referente plural: «This warning,
Idedicate it to allsailors setting sail for an unknown land». De un total de 123
traducciones, solo en dos se pluraliza el OD, mientras que en 70 instancias los
clíticos se condicen con el número de su referente respectivo. En 51 casos
(columna C), se emplea una traducción alternativa que no da lugar al punto
gramatical en foco. A continuación, en el Cuadro 5, se muestran los totales que
el corpus arrojó en cuanto a la traducción de esta oración:
|
A. OD con marca plural cuando el dativo SE no puede manifestar pluralidad |
B. Uso normativo |
C. Traducciones alternativas |
Total |
1. This
warning, I dedicate
it to all sailors
setting sail for an
unknown land |
2 |
70 |
51 |
123 |
Total |
2 |
70 |
51 |
|
Cuadro 5. Totales arrojados por los datos en cuanto al
empleo de OD
con marca plural cuando el dativo SE no puede manifestar pluralidad
6. Conclusiones
Dado nuestro objetivo
específico aquí, no nos detendremos en la discusión de los datos. Lo dejamos
para una próxima oportunidad. Sin embargo, nos hemos valido del presente texto
para hacer el necesario y fundamental deslinde teórico y metodológico que nos
ha permitido colocar sobre la mesa algunas nociones teóricas cognitivistas para
arribar a las imágenes/conceptualizaciones que subyacen a las formas no
estándares.
Antes de concluir
este artículo, sin embargo, nos interesa dejar planteado el camino analítico
que retomaremos en una siguiente comunicación.
a) Sobre el
subjuntivo presente en lugar de pretérito, consideramos que podemos servirnos
de lo planteado por Langacker (2002), en cuanto a nuestra capacidad para realizar
una transferencia mental, por medio del cual un evento pasado es descripto como
si estuviera desarrollándose en el momento del habla. Mientras el dominio
cognitivo evocado es el tiempo, parece que es la extensión temporal del evento
la que coincide con la del momento de la traducción gracias, según Langacker, a
la facultad de los hablantes de recordar o imaginar un evento, de acelerarlo o
ralentizarlo, en su descripción que hacen de este. Entonces, la imagen que
emerge por medio del subjuntivo presente ubica, de acuerdo con el parámetro de «perspectiva»,
la ocurrencia de la situación en un plano de tiempo cercano al momento de la
elaboración del texto en español. Este uso puede entenderse como una pista de
que algunos estudiantes/conceptualizadores asumen un punto de ventaja temporal
diferente del asumido al emplear el pretérito. Además, el presente del
subjuntivo parece otorgar un grado de saliencia mayor a las situaciones
perfiladas, puesto que la proximidad percibida con él resulta mayor que con la
forma pretérita. Esta proximidad manifiesta, en este caso, una disparidad en
cuanto al opuesto cercano versus lejano: la escena descripta aparece en un
punto del escenario que está próximo al observador/conceptualizador, quien
parece «verlo» –recordando que el espacio y la visión presentan un estatus
cognitivo especial– más próximo a sí mismo.
b) En cuanto al verbo
haber impersonal con morfología plural, el hecho de que no se trata de
un verbo transitivo prototípico puede ayudarnos a comprender por qué se da esta
fluctuación entre una variante en singular y otra, en plural (hay casos en los
que un mismo estudiante emplea el verbo en singular y, unos renglones más
abajo, en plural). Para quienes se decantan por la concordancia plural del
verbo con el nominal que lo sigue, esa entidad representada por el nominal
parece poseer un grado de prominencia mayor que la de un objeto y adquiere,
entonces, el estatus de sujeto –recordando que un sujeto será siempre más
prominente que un objeto. De esa entidad se declara su existencia, mediante el
verbo haber, el cual puede ser entendido como estativo (Aijón Oliva,
2015) o intransitivo (Moscol, 2010), por lo que se aleja de un verbo transitivo
prototípico que representa la transmisión de la energía del sujeto al objeto,
sino que, la entidad emerge como la única que es, que existe.
c) Sobre el OD de
cosa encabezado por «a», podemos puntualizar que el referente vehiculizado es
prominente, hecho que puede vincularse con la mención previa que facilita que
estén más activados en la consciencia de los estudiantes al momento de generar
la traducción. Aun cuando en los tres casos se trata de referentes inanimados y
con papel semántico de paciente o tema, aparece la marcación mediante «a», la
cual puede vincularse al mayor grado de accesibilidad del referente por su
mención previa próxima y, además, por su especificad referencial y su ubicación
al inicio de la oración. Sin embargo, si consideramos que muchos estudiantes no
eligieron marcar dichos objetos mediante «a», incluso cuando el referente es
contextualmente accesible, específico y está tematizado al inicio de la
oración, vale promover entre nuestro estudiantado la consideración del
postulado cognitivista en cuanto a que la descripción lingüística de objetos y
situaciones está relacionada con la propia circunstancia, y que el emisor
visualiza los hechos desde su punto de vista, estableciendo relaciones de
proximidad o distancia con respecto al estado de cosas aludido. Por ello,
describir lingüísticamente relaciones, como la analizada aquí, significa ver
los contenidos de los objetos desde el propio punto de vista: para quienes emplean
la marcación, esos objetos emergen como focos de atención, más accesibles o más
activados en la conciencia del hablante. Puesto que la marcación no se
manifiesta en un cien por ciento de los casos, se observa el hecho de que la
prominencia remite a un continuum y que ningún factor asociado a ella permite
una solución categórica.
d) Por último, acerca
de la forma de nuestro corpus que menos casos arrojó, a saber, el OD con marca
plural cuando el SE dativo no puede manifestar pluralidad, nos parece que puede
indicar que la noción de número es relevante y que, al menos en el habla de
algunos, se observa de manera explícita con el sufijo -s- en un pronombre que
lo puede alojar, aun cuando su referente particular no sea plural. Aunque no
mayoritaria, el hecho de que dos estudiantes sí la eligieron permite considerar
que es una opción vigente en el habla argentina actual y que vale seguir
profundizando en su estudio, siguiendo lo planteado por los antecedentes que
incluimos en este trabajo.
En un próximo artículo,
entonces, nos proponemos abordar un análisis más exhaustivo de lo que permiten
entrever las tablas de la sección 5. Como señalamos antes, nos moviliza el
estudio del español en uso y la consecuente valoración de todas las
alternativas posibles en el sistema, porque las entendemos como una ventana a
la conceptualización que las posibilita.
_____________________
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Cambridge University Press.
ANEXOS
ANEXO 1: Instrumento
empleado para la recolección de datos.
La presente
tarea de traducción es parte de un trabajo de investigación en curso denominada
“Desde la evaluación de los materiales didácticos hacia la optimización de las
prácticas de enseñanza y de aprendizaje en las cátedras Lengua Inglesa I,
Práctica Gramatical del Inglés, Gramática Inglesa I, Práctica de la
Pronunciación del Inglés, Gramática Contrastiva, y en el área de
Lectocomprensión en Lengua Extranjera (Inglés)”. Es un proyecto avalado y
subsidiado por la SECyT, UNC.
Cuento con la
valiosa asistencia de dos alumnas, Virginia Anahí Flores y Abigail Lávaque.
Cabe aclarar
que no evaluaré ni calificaré tu traducción como actividad de la
asignatura Gramática Contrastiva.
Agradezco mucho
tu participación y solicito que indiques, en el lugar provisto, tu nombre y tu
DNI, y que, además, incorpores tu firma. Esta
información es necesaria para contar con tu consentimiento informado, lo cual implica que tengo autorización de
tu parte para integrar tu producción al corpus de datos que analizaré. No voy a develar tu información
personal, que es confidencial, pero me resulta necesaria para cumplir con
cuestiones éticas referidas a la recolección de datos y el empleo de los mismos
en una investigación como la que llevamos adelante.
Un saludo cordial,
Prof. Mgtr. Natalia Gómez Calvillo
Por favor, solicito
que leas el siguiente fragmento extraído y adaptado del cuento “A Message from
the Sea”, de Charles Dickens y Wilkie Collins. Agradezco que, una vez que lo
leas detenidamente, traduzcas al español solamente las partes subrayadas. Para
ayudarte con esta tarea, proveemos, al final de la página, un glosario que
puede ayudarte en la tarea traductora.
My name's Jorgan, and I'm a
ship-owner, and I sail my own and my partners' ships. My partners’ ships I
have sailed for twenty-five years. According to custom I am called
Captain Jorgan, but I am no more a captain than you are (…). In my last
voyage homeward-bound (…) and that’s the voyage off of which I now come
straight, I encountered such weather off the Horn as is not very often met
with, even there (…). In this last voyage, homeward-bound for Liverpool
from South America, I say to you, my young friend, (…) I was blown clean
out of my course; and when at last it fell calm, it fell dead calm, and a
strong current set one way, day and night, night and day, and I drifted
–drifted—drifted—out of all the ordinary tracks and courses of ships (…) I
never did rest, and consequently I knew pretty well (especially looking
over the side in the calm of that strong current) what dangers to expect,
and what precautions to take against them.In short, we were driving head on
to an island. There weren’t islands in the chart; therefore, you may
say it was ill-manners in the island to be there; I don’t dispute its bad
breeding, but there it was. Thanks be to Heaven, I was as ready for
the island as the island was ready for me. I ordered some fishermen
to lower and man a boat, and I went in that boat myself to explore the
island. There were reefs outside it, and, floating in a corner of the
smooth water within one of the reefs, was a heap of sea-weed, and entangled
in that sea-weed was this bottle. (…) Moments later, Captain
Jorgansuggested that the young fisherman use his eyes and his spy-glass
well whenever he came to a desert place like that island, for the
smallest thing within sight may have proved of use. “This warning, I
dedicate it to all sailors setting sail for an unknown land”, said the
Captain. As it would later be evidenced, that piece of advice he gave to
the young man and the other people present at that time, or in fact, to
himself.
Glosario(Fuentes consultadas: Diccionario de lengua española, RAE, Oxford Spanish Dictionary y WordReference)
ship-owner: armador
armador:m. y f. Persona que arma o dota un barco para su
explotación comercial.
bound: sufijo que indica “con dirección a” (un lugar)
the Horn: el Cuerno de África
my young friend: en este texto, “my young friend” remite a una personaje
llamado Alfred, un joven pescador, hermano de un marinero que perdió la vida en
uno de sus viajes.
drift out: desviarse
in short: en pocas palabras
head on: de frente
chart: mapa que utiliza un naviero; carta náutica
naviero:1. adj. Perteneciente o relativo a las naves o a la
navegación. Acciones navieras.2. m.
y f. Dueño de un navío u otra embarcación capaz de navegar en alta mar.
to lower
(a boat): bajar
to man
(a boat): remar
reef:
arrecife
a heap:
una pila
sea-weed:
alga
spy-glass:
catalejo
to set sail:
zarpar
ANEXO 2: Tabla para
la sistematización de los datos
Punto gramatical en
foco |
Original en inglés |
Traducción al
español |
Rompe con la norma |
Comentario
adicional |
|
SÍ |
NO |
||||
1) Subjuntivo presente en lugar de pretérito del subjuntivo |
I ordered some fishermen to lower and man a boat |
|
|
|
|
Captain Jorgan suggested that the young fisherman use his eyes
and his spy-glass well |
|
|
|
|
|
2) Verbo haber impersonal con morfología plural |
There weren’t islands in the chart |
|
|
|
|
There were reefs outside it |
|
|
|
|
|
3) OD de cosa encabezado por “a” |
My partners’ ships I have sailed for twenty-five years |
|
|
|
|
… that piece of advice he gave to the young man and the other
people present at that time, or in fact, to himself |
|
|
|
|
|
This warning, I dedicate it to all sailors setting sail for an
unknown land |
|
|
|
|
|
4) OD con marca plural cuando el dativo SE no puede
manifestar pluralidad (verbo en uso es ditransitivo) |
This warning, I dedicate it to all sailors setting sail for an
unknown land |
|
|
|
|
[1] En
contraposición, desde la teoría de la informatividad, lo focal no es ese punto
de referencia, sino el resto de la cláusula o el texto, que se destaca o se
subraya mediante la atracción de la atención (Serrano, 2013).
[2] Quiero
agradecer efusivamente a las ayudante-alumnas Virginia Flores y Abigail
Lávaque, quienes han participado de manera activa en la labor metodológica de
nuestro proyecto de investigación. Fueron ellas quienes seleccionaron el texto
que empleamos en el instrumento para la recolección de datos. También ellas
colaboraron en su aplicación y, además, han tenido a cargo la sistematización
formal de las traducciones estudiadas.
[3] La
versión con la que trabajamos se encuentra disponible en https://www.gutenberg.org/files/1407/1407-h/1407-h.htm.
[4] Vale
puntualizar, junto con Serrano (2013), que prominencia no es lo mismo que informatividad.
La autora explica que el concepto de prominencia se asocia con la lingüística
cognitiva, mientras que el concepto de foco de atención proviene de una
perspectiva discursivo-textual. Entonces, es menester resaltar, con la autora,
el concepto de «foco». En la conceptualización de la prominencia, el foco es lo
que suscita la atención, aquello que se encuentra más accesible o más activado
en la atención o conciencia del hablante. En contraposición, desde la teoría de
la informatividad, lo focal no es ese punto de referencia, sino el resto de la
cláusula o el texto, que se destaca o se subraya mediante la atracción de la
atención (Serrano, 2013).
[5] Todos
tres enfermos quedaron en mucha debilidad… a todos les atendí con al quina en
esta forma… doce papeles de a media dragma de quina en polvo: seis papeles de
estos con un grano de tártaro emético mixturado, y estose los
daba por delante en los primeros días (Company, 2006).
[6] Por
razones de espacio aquí, solo nos remitiremos a los últimos, pero aconsejamos leer
el original para acceder a la explicación completa.
[7] De
acuerdo con lo señalado por la autora, su corpus está conformado por artículos
periodísticos obtenidos a partir de la lectura de la prensa escrita argentina. «Se
trata de notas publicadas entre los años 2010 y 2015 en páginas de internet de
diarios nacionales, como Clarín y La Nación, y de sitios de noticias de
distintos géneros como espectáculos o deportes» (p. 55).
[8] Por
ejemplo, se produjeron las siguientes versiones en español:
1.1) A los de mis compañeros, los conduzco desde
hace veinticinco años.
2.1) Como tiempo después se pudo demostrar, a esa
advertencia que Jorgan le dio al joven y a todas las personas presentes en ese
momento, o de hecho, a él mismo.
3.1) A esta advertencia se la doy a todos los
navegantes que zarpan hacia tierras desconocidas.