Editorial
Habitar la arquitectura: cultura y ciudades en América Latina (1880-2020)
Dra. Nathalie Goldwaser Yankelevich (CONICET - CEHP-DADU-UNDAV)
Dr. Juan Sebastián Malecki (CONICET IDH- UNC, FAUD, FFyH, UNC)
Dr. Juan Santiago Palero (CONICET - CEHP-DADU-UNDAV)
El presente dossier pretendió convocar distintos trabajos que, desde una perspectiva histórica, pero en diálogo con otras ciencias sociales y/o humanas, aborden algunas de las cuestiones que caracterizaron los procesos de transformación de las ciudades en América Latina en el “largo siglo XX” y en las primeras décadas del XXI (1880-2020).
El campo de los estudios sobre cultura urbana reconoce, en América Latina, tres autores seminales, como José Luis Romero, Richard Morse y Ángel Rama, cuyas obras principales fueron escritas entre las décadas del sesenta y setenta. En ellas, estos autores ponían foco en las interrelaciones entre intelectuales, cultura y ciudad, en un momento en que ni las ciencias sociales ni el pensamiento urbano-arquitectónico tenían a estas cuestiones como prioritarias en sus agendas.
Fue recién en la década del ochenta en la que se puede identificar un “giro culturalista” en los estudios urbanos. Un giro que estuvo acompañado por la irrupción de referentes teóricos -Walter Benjamin fuera posiblemente el más destacado-, en un marco de renovación de las ciencias sociales en su conjunto. Desde aquellos años a esta parte, se han incorporado nuevas referencias teóricas y problemáticas, lo que ha permitido la construcción de miradas más complejas sobre las diversas cuestiones que hacen a la cultura urbana en América Latina. El reciente libro de Adrián Gorelik y Fernanda Arêa Peixoto Ciudades sudamericanas como arenas culturales (2016), que no por azar retoma en su título una figura muy productiva de Morse, no sólo da cuenta de un renovado interés en la temática, sino que es ilustrativo de la multiplicidad de formas en las que pueden ser abordadas las culturas urbanas.
En tal sentido, las experiencias en una ciudad, entre sus diversas aristas, obligan a tener en cuenta tanto sus formas materiales (la arquitectura de sus edificios, el trazado de sus calles y parques, la diagramación de sus barrios y extensiones, por nombrar algunos ejemplos), como las morfologías socioculturales que constituyen sus propias culturas urbanas, que dan pistas de cómo se habita cada ciudad. Las experiencias urbanas, lejos de ser simples y homogéneas, se presentan en general llenas de contradicciones y tópicos que implican, no sólo un análisis arquitectónico, urbanístico, de su historia y sus proyecciones y morfologías, sino también las diversas representaciones que de ella y sobre ella se han formulado a través de diversas perspectivas. En este punto, conviene recordar que la ciudad y sus representaciones se construyen mutuamente.
En los artículos reunidos en este dossier convergen diferentes disciplinas que abordan la cultura urbana para estudiar cómo se desenvuelven estas transformaciones en determinadas localizaciones urbanas como, el Distrito Federal de México, el sur del Área Metropolitana de Buenos Aires, las laderas de Medellín, y Villa General Belgrano en las sierras de Córdoba en Argentina. El primero, “Habitar la imagen. Visiones fílmicas de la vida en los multifamiliares mexicanos: ¿A dónde van nuestros hijos? y Rojo amanecer” de Georgina Cebey, analiza las experiencias siempre contradictorias del proceso de modernización urbana y social en la Ciudad de México de mediados del siglo XX a partir de considerar los grandes complejos de vivienda social, conocidos como “multifamiliares”. Y toma, específicamente, a dos de los más emblemáticos de estos complejos como lo fueron el Multifamiliar Miguel Alemán (Centro Urbano Miguel Alemán, o CUPA) y el Tlatelolco, ambos proyectados por el arquitecto Mario Pani, una de las principales figuras del campo arquitectónico mexicano. La autora propone, para indagar en dichas experiencias, analizar dos películas que tienen como trasfondo material y espacial a cada uno de esos multifamiliares. A través de este recurso, Cebey puede, por un lado, reconstruir, por lo menos parcialmente, el proceso de urbanización de la ciudad de México y las políticas públicas de vivienda y, por otro, desentrañar algunas de las complejidades y contradicciones que supuso el proceso de modernización socio-cultural entre la década del cincuenta y el setenta.
Justamente, ambos filmes le permiten a la autora identificar una serie de tópicos, cuestiones y problemas que hablan de las tensiones que dichos procesos generaron. Por caso, el papel de las mujeres en la estructura familiar, los cambios en las pautas culturales entre los migrantes rurales que llegaban a la ciudad y sus hijos, ya insertos en una cultura urbana, lo que remite, además, a diversos horizontes aspiracionales entre ambas generaciones. El análisis permite tomar distancia de las imágenes laudatorias y celebrativas de la modernidad y mostrar sus diferentes claroscuros, tensiones y contradicciones.
En el segundo artículo, titulado “Representaciones sociales sobre el espacio público en un barrio popular del Gran Buenos Aires”, Javier Núñez tensiona dos construcciones de sentido contrapuestas alrededor del espacio público de “La Matera”, un barrio popular del sur del Área Metropolitana de Buenos Aires. Por un lado, una diferenciación de lo público y lo privado basada en la distinción y demarcación jurídica; y, por el otro lado, una diferenciación de lo público a partir de las alteridades, en referencia a las interacciones que allí se producen. El uso práctico de estas diferentes representaciones del espacio público se explica a través de un cuadro semiótico donde se despliegan las relaciones de contrariedad e implicación entre lo público y lo privado (como diferencias jurídicas), lo no-público y lo no-privado (como contraste de alteridad).
En esta disputa de sentido, se ponen en juego las lógicas de producción urbana a partir de las últimas décadas del siglo XX: el proceso de ocupación y gradual consolidación del sector, la demarcación jurídica de la espacialidad por parte del Estado y la trayectoria habitacional de la población. Mediante una serie de entrevistas semiestructuradas realizadas a residentes del sector entre los años 2018 y 2019, el autor se pregunta si el predominio de una u otra representación del espacio público está relacionado a la modalidad de acceso al lote (por ocupación o por compra) de las personas entrevistadas. La revisión de estas representaciones del espacio público permite trascender las problemáticas específicas del sector para problematizar las consecuencias de las políticas públicas y los procesos sociales que se despliegan en una escala metropolitan desde la intensificación de las tomas de tierra en Argentina a partir de las dos últimas décadas del siglo XX.
Mientras que el artículo de Daniela Núñez Ruiz, “Hacer de la ladera un hogar: redes de juntanza entre mujeres en la Comuna Popular en Medellín” se propone, a través de testimonios de mujeres participantes del conjunto de prácticas y representaciones que permitieron colocarse dentro de un orden espacio-temporal —al mismo tiempo reconociéndolo y estableciéndose— documentar el proceso de reapropiación de los barrios Popular 1, Popular 2, San Pablo 1 y San Pablo 2, entre noviembre y diciembre de 2021, y analizar las diversas formas de participación de las mujeres en los convites que llevaron a ello. También registrar las redes de solidaridad y juntanza gestionadas por esas mujeres ubicadas en un escenario muy particular, subsumido en la violencia con consecuencias en el formato patriarcal —donde los hombres solían cumplir el papel de proveeduría económica, mientras las mujeres se hacían cargo de las labores domésticas y de cuidado—, debiendo asumir roles inesperados como las cargas laborales y económicas para las cuales no estaban acostumbradas, pero que finalmente abordaron con determinación.
De allí que la juntanza entre mujeres se dio, primero, en los arroyos o “quebradas”. Durante las primeras ocupaciones, los asentamientos se localizaron estratégicamente cerca de las fuentes de agua para facilitar su obtención, escenario ideal para que las mujeres se reunieran y realizaran diversas actividades. Habitar la Comuna Popular representó conocer, transformar y significar la ladera, como una decisión vital. Y esto fue posible a través de la construcción de los espacios comunes a partir de prácticas de comunalización en las que fueron necesarias la cooperación, la negociación y el aprendizaje conjunto con el objetivo de crear un mundo compartido.
Por último, el trabajo de Laura Giorgiotti “Estilo de la villa. Código de edificación y medios de (re)producción en Villa General Belgrano” se propuso analizar cómo, a través de un conjunto de elementos edilicios y del código de edificación, se fue construyendo la identidad de este pueblo serrano. Efectivamente, este se ha convertido, en los últimos treinta años, en uno de los principales destinos turísticos de la provincia, gracias, en parte, a una imagen construida como de pueblo “alemán”. Por tanto, la autora busca analizar cuáles eran los elementos arquitectónicos que contribuyeron a esa imagen y cómo se relacionaba con los reglamentos y regulaciones que se fueron aprobando. Pero el análisis de Giorgiotti no se detiene allí y avanza en identificar una disputa entre “establecidos” y “outsiders” -para retomar un trabajo clásico de Norbert Elias- en clave histórica, ya sea entre los primeros asentamientos “criollos” y los recientes inmigrantes alemanes o, más actualmente, entre la población de la Villa y los nuevos migrantes urbanitas que llegaron en los últimos años. Y encuentra en esas disputas algunas de las claves que permiten entender y comprender no sólo los aspectos materiales en la construcción de una identidad -particularmente reflejada en las fachadas de las casas, en la diagramación de las calles y en las tipologías de los lotes-, sino también las condiciones de su reproducción.
Tal como referimos, durante el “largo siglo XX”, para tomar en préstamo la expresión de Eric Hobsbawm, las ciudades en América Latina experimentaron cambios radicales que, en la mayoría de los casos y, en general, de forma muy acelerada, transformaron las pequeñas urbes del siglo XIX en grandes metrópolis en los tiempos contemporáneos. Si bien esos cambios respondieron a un conjunto de factores -económicos, sociales, políticos, institucionales-, la arquitectura y el urbanismo tuvieron un papel central en esa reconfiguración material y espacial. Por supuesto, estos cambios y transformaciones no estuvieron exentos de problemas, contradicciones, idas y vueltas. Pero fueron estos procesos, en buena medida, los que estuvieron a la base de muchas experiencias que, con diversos grados de productividad, permitieron reconfigurar los múltiples campos artísticos del continente. También han sido estos hechos y procesos los objetos privilegiados de unas ciencias sociales que hicieron su aparición y consolidación en este tiempo, permitiendo no sólo inteligir esos procesos, sino también intervenir en ellos.
La revista Vivienda y Ciudad, del Instituto de Investigación de Vivienda y Hábitat (INVIHAB) de la Facultad de Arquitectura Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba, promueve el intercambio de la producción de conocimiento científico interdisciplinar a nivel internacional, en el campo de las investigaciones sobre el Hábitat, en una perspectiva amplia del abordaje territorial que incorpore dimensiones críticas como ambiente y género. Creemos que este dossier cumple con creces este designio y habilita a una reflexión crítica de los casos estudiados.