Resumen de Tesis:

“Clemente Ricci. La institucionalización de la Historia antigua clásica en la Argentina de comienzos del siglo XX”[1]

Leandro Nahuel Fernández Roveda

(Universidad Nacional de Córdoba)

nahuel.fernandez.820@unc.edu.ar

Nuestro país fue pionero en Latinoamérica en institucionalizar la Historia antigua clásica, por lo que consideramos de suma importancia la reconstrucción del trayecto institucional de esta disciplina en Argentina, ya que no es un tema que haya sido estudiado con profundidad. Tenemos presente además que la contribución de estudiosos extranjeros fue muy relevante en la formulación de esquemas interpretativos perdurables o en el aporte de nuevas perspectivas metodológicas para el desarrollo de la historiografía y la enseñanza de la historia en Argentina entre fines del siglo XIX y comienzos del XX (Devoto y Pagano, 2014, p. 10).

El presente trabajo brinda una mirada sobre esta dimensión de la conformación de la historiografía nacional a fin de enriquecer, complejizar y especificar la vinculación con los procesos intelectuales globales en la primera mitad del siglo XX. La delimitación temporal en torno a la primera mitad del siglo XX radicó en que, si bien existe cierto consenso en datar el surgimiento y consolidación de la historiografía erudita argentina en la segunda mitad del siglo XIX (Devoto y Pagano, 2014, p. 13), el comienzo del siglo XX es el período de institucionalización de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Además, la creación de la Sección de Historia en la misma en 1905 daría comienzo a un proceso de institucionalización de la investigación histórica propiamente dicha (Myers, 2004, p. 69). En este periodo, asimismo, se desarrolló la producción histórica de quien es el eje de nuestra investigación.

Estudiamos la trayectoria intelectual de Clemente Ricci (1873-1946), quien, para el caso de la Historia antigua clásica, fue una figura excepcional. Nacido en Casteggio, provincia de Pavía (Italia) y radicado desde 1893 en nuestro país, se dedicó a proponer e incorporar en el campo historiográfico y educativo una visión y un modelo de trabajo en Argentina sobre el mundo antiguo, que imperaba ya en las universidades europeas de la época.

Ricci fue docente de Historia de la Civilización (luego Historia Antigua y Medieval) en la Universidad de Buenos Aires desde 1921, así como también precursor de la asignatura Historia de las Religiones en el país. Su eje era el modelo Lachmann de seminario alemán y el método monográfico, los cuales buscó introducir en la enseñanza universitaria. En consonancia, advirtió la necesidad de disponer de materiales y fuentes para el trabajo de investigación a nivel local. Así, fue el fundador en 1924 del Gabinete de Historia de la Civilización –y a partir de 1927 del Instituto de Historia Antigua y Medieval– y principal gestor de su biblioteca institucional consiguiendo para la misma materiales de gran importancia. En sus programas y publicaciones expresaba constantemente su preferencia por el trabajo directo con fuentes, lo que se convirtió en su marca distintiva. Procuraba que sus alumnos desarrollaran la competencia personal para construir su concepto histórico, mediante el estudio directo de las fuentes, haciendo así investigación verdaderamente superior y de carácter universitario (Ubierna, 2016). Todos los trabajos de seminario –junto con sus alumnos– que se realizaban en su gabinete iban dedicados al tratamiento crítico de las fuentes. [2] Cuando los resultados a los que se arribaba eran juzgados de interés general, Ricci también se encargaba de que fueran publicados. [3]

Los trabajos dedicados a Ricci son escasos y ninguno de estos se centra en su trascendencia, sino más bien en algunos aspectos de su labor. Sin embargo, un gran aporte fue la obra de Buchbinder (1997), quien llevó a cabo la importante tarea de reconstruir la historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En el marco de esta historia institucional, este autor menciona la manera en la que Ricci llevó adelante su cátedra de Historia de la civilización, y la adopción del método monográfico y de seminario en sus cursos con un trabajo directo sobre las fuentes. Buchbinder provee también información relevante para la construcción del contexto académico de la práctica de Ricci como mediador.

No existía, hasta este momento, ningún intento por reconstruir la trayectoria académica y profesional de Ricci a fin de vincularla con el proceso de introducción de la enseñanza e investigación universitaria en Historia antigua clásica en la Argentina. Tratamos de cubrir este vacío, puesto que consideramos importante visibilizar y contribuir a aclarar los problemas del proceso de profesionalización de la investigación y de la enseñanza de la historia en el país en la primera mitad del siglo XX.

Nuestro recorrido se enfocó, primeramente, en un plano general de las Humanidades y su inserción en Argentina. El diagnóstico y la práctica de Ricci necesitaban ser situadas en un contexto general más amplio. Este primer capítulo tuvo como eje central una aproximación a lo que fue la fundación de la Facultad de Filosofía y Letras, así como también los dos modelos en pugna para los estudios históricos dentro de esta Facultad. Fueron analizados de esta manera los planteos de Ricardo Rojas y Ernesto Quesada y las características de los modelos francés y alemán por ellos defendidos. El contrapunto entre estas dos posturas fue de gran importancia para visualizar qué modelo se aplicó en nuestro país y con qué realidad tuvo que lidiar Ricci para la realización de su proyecto. En el segundo capítulo nos adentramos en la conformación que tuvieron los Estudios Clásicos en el viejo continente. Analizamos aquí los países que consideramos de relevancia para nuestro estudio como Francia, Alemania, Inglaterra e Italia, patria de Ricci. Encontramos desarrollos disímiles entre dichos países, así como también, para el caso de Italia, desarrollos dispares dentro del mismo país. El tercer capítulo puso el acento en el contexto nacional al momento de la llegada de Ricci al país en 1893, su primera inserción en los colegios protestantes y sus producciones escritas previas al ingreso a la facultad como así también sus primeros intentos de desempeñarse como docente en la Universidad. Finalmente, en el cuarto capítulo se exploró el rol de Ricci como mediador cultural. La reforma universitaria se convirtió en un punto de quiebre, puesto que es una de las razones que permiten a Ricci ingresar al mundo universitario argentino. De esta manera, pudimos desentrañar los primeros momentos de Ricci en esta institución vislumbrando sus ideas, logros y batallas dentro del mundo académico de nuestro país.

A lo largo de cada capítulo fueron examinados los rasgos generales de la perspectiva historiográfica de Ricci, que contemplaba no solo un modelo particular de investigación, sino también de enseñanza de la historia. Se buscó reconocer los aspectos generales de la introducción de una disciplina importante en la Europa de comienzos del siglo XX en el contexto académico argentino. Siguiendo la pregunta eje de nuestro estudio encontramos la respuesta sobre si efectivamente Ricci llevó a cabo un proceso de institucionalización de la Historia antigua clásica en nuestro país y sus principales características.

A lo largo de este trabajo de investigación fuimos detallando distintos aspectos que, creemos, hacen a la institucionalización local de los estudios de Historia antigua clásica. Por un lado, el desarrollo histórico de la disciplina en el viejo continente y las diferentes adaptaciones en cada país. Aquí fuimos observando los desarrollos diferentes que tuvieron, principalmente, en Francia y en Alemania, países que fueron tomados como referencia en oposición en cuanto a sus modelos. Por otro, de qué manera esa disciplina se exportó al nuevo mundo, quiénes fueron los encargados de darle forma y bajo qué premisas. Los paladines de cada uno de estos modelos, Rojas y Quesada respectivamente, esbozaron sus defensas y frente a estas se levantaría la tercera posición, la de Ricci, a quien en algunos análisis se lo considera un acérrimo defensor del modelo alemán. Ricci, como desarrollamos, luchó por un modelo argentino que recogiera lo mejor de ambos mundos, pero sin dejar de lado las particularidades del medio local. Nos encontramos entonces frente a la necesidad de abordar la respuesta a nuestra pregunta inicial de manera contextual, atendiendo a la situación local, tanto sobre los recursos humanos y económicos, como desde el punto de vista de las limitaciones institucionales universitarias y cómo en ese contexto una institucionalización debió ocurrir, por fuerza, con características locales propias como las que fuimos exponiendo. No podemos desestimar los grados de influencia de los diversos actores y las distintas adecuaciones a los señalados contextos de la época. Se vuelve importante entender los diferentes niveles en los que este proceso se produjo.

No es un detalle menor que las posibilidades de institucionalización de una disciplina dependen en buena medida de los puntos de apoyo externos al campo académico, es decir, de sus relaciones con el entorno del contexto institucional más amplio (Blanco, 2004, p. 362). Para que las distintas actividades de investigación y enseñanza se llevaran a cabo la instancia institucional era necesaria. El papel que desempeñó Ricci en este proceso de institucionalización de la Historia antigua clásica se convirtió por eso en el eje central de nuestro estudio. La lectura de las obras de Ricci, así como lo que sus contemporáneos escriben sobre él, nos permitieron realizar un análisis para desentrañar cuál era su visión acerca de la situación en la que se encontraba el país en cuanto a las dos variables señaladas. También, gracias a las publicaciones de sus seminarios, pudimos observar el lugar de importancia que tenía la juventud universitaria argentina en su propuesta. Así, con esta guía general, dirigimos nuestra atención a las diversas trabas, propias del contexto, para la realización de su proyecto intelectual, así como también hacia los mecanismos que permitieron su desenvolvimiento en el mundo académico y universitario argentino a comienzos del siglo XX. Estas cuestiones nos permitieron adentrarnos en el proceso de institucionalización de la Historia antigua clásica en Argentina, con todas sus particularidades y dificultades.

El estudio de las trayectorias individuales se muestra como un campo de observación privilegiado de las articulaciones entre lo nacional y lo internacional (Neiburg y Plotkin, 2004, pp. 25-27). A partir del estudio de la trayectoria de Ricci se buscó problematizar la institucionalización de los estudios sobre Historia antigua clásica en Argentina, más específicamente en Buenos Aires. Se concibió a lo singular como un elemento de tensión. El accionar de nuestro protagonista, sus escritos, su pensamiento, así como la influencia que tuvo en sus discípulos nos revelaron su importancia y también las distintas tensiones que se presentaron a lo largo del periodo. El individuo no tiene la misión de revelar la esencia de la humanidad, sino que, por el contrario, debe ser particular y fragmentado. Solo de esa forma, a través de diferentes movimientos individuales, se puede romper, como lo plantea Loriga, con las homogeneidades aparentes y revelar los conflictos que rigieron la formación y la edificación de las prácticas culturales (Loriga, 2015). En ese sentido, observamos un proceso que tuvo antecedentes a nivel internacional; Ricci fue producto también de todo ese trayecto previo y nos permitió analizar qué hizo él con todos estos elementos a disposición.

La principal conclusión, frente al interrogante de si la Historia antigua podría haberse desarrollado sin la mediación de Ricci, reveló que los avances producidos, así como también las redes de influencia generadas por este fueron de gran importancia. Aspectos como la conformación de un Instituto, la especialización en Historia antigua clásica y las publicaciones de sus seminarios fueron el vivo ejemplo de su intervención. Es necesario entender el lugar que esta figura tuvo en los intentos de superar tanto una postura nacionalista en lo metodológico como un enfoque exclusivamente eurocentrista. La posición de Ricci potenció, por un lado, la infraestructura incipiente de una disciplina que se encontraba poco y nada desarrollada; por otro, introdujo aquellos métodos que consideraba aplicables en su contexto. Además, consideraba que estos elementos foráneos podían dar origen a un crecimiento exponencial en el campo cultural de la Historia antigua clásica, en los dos planos analizados, el investigativo y sobre todo el de la enseñanza.

El hecho de que un programa no se haya materializado en el momento de su concepción, o incluso en el corto plazo, no sería síntoma de que el mismo se encuentre truncado. Así lo observamos en la continuación del proyecto de Ricci, reflejado en sus discípulos. El proceso no tendría por qué mantenerse invariable a lo largo del tiempo. La idea sufrió modificaciones y adaptaciones acorde a los distintos periodos que le tocó transitar. El impacto de Ricci en sus alumnos y adscriptos, que se convirtieron en sus continuadores, fue evidente, y con este, la perduración de su proyecto intelectual de institucionalización de la Historia antigua clásica, una disciplina que posee una enorme importancia para comprender mejor a la sociedad, tanto en Europa como en nuestro país.

Referencias bibliográficas

Blanco, A. (2004). La sociología: una profesión en disputaen Argentina. En F. Neiburg y M. Plotkin (Comps.), Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina (pp. 327-370). Buenos Aires: Paidós.

Buchbinder, P. (1997). Historia de la Facultad de Filosofía y Letras , Buenos Aires: Eudeba.

Devoto, F. y Pagano, N. (2014). Historia de la historiografía argentina . Buenos Aires: Sudamericana.

Loriga, S. (2015). La biografía como problema. En J. Revel, (Ed.). Juegos de escalas: experiencias de microanálisis (pp. 245-272). San Martín: UNSAM Edita.

Myers, J. (2004). Pasados en pugna: la difícil renovación del campo histórico argentino entre 1930 y 1955. En F. Neiburg y M. Plotkin (Comps.), Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina (pp. 67-76). Buenos Aires: Paidós.

Neiburg, F. y Plotkin, M. (2004). Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina . Buenos Aires: Paidós.

Ricci, C. (1924). Estudio crítico del códice Freer. Buenos Aires: Talleres s. a. Casa Jacobo Peuser Ltda.

Ricci, C. (1928). El Monumentum ancyranum: Estudio crítico realizado en el Seminario de historia de la civilización de la Facultad de filosofía y letras, curso 1925-1926 . Buenos Aires: Talleres S.A. Casa J. Peuser Ltda.

Ricci, C. (1934). El problema de la Liga Beocia en el papiro de Oxyryncho 842: estudio de seminario realizado en el Instituto de Historia Clásica y Medieval de la Facultad de Filosofía y Letras, curso 1930 (No. 63-66). Buenos Aires: editorial de la Universidad de Buenos Aires.

Ubierna, P. (2016). Las Humanidades. Notas para una historia institucional. Gonnet: UNIPE.



[1] Trabajo Final de Licenciatura en Historia, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. Dirigido por el Dr. Álvaro Moreno Leoni (UNC/UNRC/CONICET) y financiado con beca Estímulo a las Vocaciones Científicas del CIN. Los miembros del jurado evaluador fueron la Dra. Andrea Seri (UNC), y los Profs. Ezequiel Grisendi (UNC) y Diego García (UNC). La defensa se realizó el 31 de julio de 2023 y obtuvo la calificación de 10 (diez). URI: http://hdl.handle.net/11086/549372

[2] Entre estos podemos mencionar los estudios críticos sobre el Códice Freer y el Monumentum Ancyranumasí como tambiénEl problema de la Liga Beocia en el Papiro Oxyrincho. (Ricci, 1924, 1928 y 1934).

[3] Cfr. Informe “De Clemente Ricci, Director del Gabinete de Historia de la Civilización, a Sr. Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Dr. Ricardo Rojas, 2/8/1924”, en Archivo de la Facultad de Filosofía y Letras , caja 81, legajo n° I, citado por Buchbinder (1997).