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ITINERARIOS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA PROFESIÓN ACADÉMICA
dedicación exclusiva que la define en países del capitalismo central.
Palabras clave: Profesión académica. Trabajo academico. Universidad Argentina.
ITINERARIES OF THE CONSTRUCTION OF THE ACADEMIC PROFESSION
Lucía B. García
Universidad Nacional del Centro de la provincia de Bueos Aires (UNICEN) lgarcia@fch.unicen.edu.ar
Resumen
En este trabajo intentamos ofrecer una mirada sobre la historia reciente de la profesión académica en las universidades públicas argentinas. Para tal propósito recuperamos avances de una línea de investigación en la cual hemos abordado políticas universitarias y procesos de profesionalización académica de profesores universitarios en una comunidad del campo histórico, mediante la reconstrucción de sus trayectorias y biografías. Podríamos afirmar que recién a mediados de la década de 1980, con la reconstrucción del Estado democrático y el período de la normalización universitaria, el ingreso y promoción en la profesión académica de universidades nacionales logra estabilizarse mediante concursos públicos de oposición y antecedentes, si bien difieren las proporciones según instituciones y disciplinas. A partir de esta recuperación de la autonomía académica no solo la docencia sino principalmente la investigación pasó a constituirse en un patrón sustancial de la nueva legitimidad del trabajo académico, proceso que generó diferentes rivalidades y conflictos. Desde la década de 1990, en el contexto de tendencias internacionales, las políticas de Educación Superior privilegiaron la evaluación de instituciones y académicos y pasaron a conformar un nuevo orden académico, aun en el marco de una “profesión en la periferia”, mayoritariamente conformada por cuerpos docentes con dedicaciones simples, a diferencia de la
Abstract
In this article we try to offer a look into the recent history of academic profesions in the argentinian publics university. For that purpose we recover the progress made by a line of investigation in wich we already study university policies and academic professionalization process of the university professors, in a community of the history studies fields, reconstructing their trajectories and biographies. We could say that only in the
profession is stabilized through public 206 competitions of opposition and background, although the proportions differ according to institutions and disciplines. With this recovery of
the academic autonomy, not only the teaching but mainly the investigation became a substantial pattern of the new legitimacy of the academic work, process that generated different rivalries and conflicts. Since the 1990s, in the context of international trends, higher education policies have privileged the evaluation of institutions and academics, forming a new academic order, even within the framework of a "profession in the periphery", mainly made up of teaching staffs with simple dedications, unlike the exclusive dedication that defines it in central capitalism countries.
Key words:
Academic profession- academic work- argentine university.
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ITINERÁRIOS DA CONSTRUÇÃO DA PROFISSÃO ACADÊMICA
Resumo
Neste artigo, procuramos dar uma olhada na história recente da profissão acadêmica nas universidades públicas argentinas. Para isso, recuperamos avanços em uma linha de pesquisa na qual abordamos políticas e processos universitários de profissionalização acadêmica de professores universitários em uma comunidade do campo histórico, reconstruindo suas trajetórias e biografias. Poderíamos afirmar que apenas em meados da década de 1980, com a reconstrução do Estado Democrático e o período de normalização universitária, a entrada e a promoção na profissão acadêmica das universidades nacionais são estabilizadas através de competições públicas competitivas e de fundo, embora diferem. as proporções de acordo com instituições e disciplinas. A partir desta recuperação da autonomia acadêmica, não só o ensino, mas principalmente a investigação, constituiu um padrão substancial da nova legitimidade do trabalho acadêmico, processo que gerou diferentes rivalidades e conflitos. Desde a década de 1990, no contexto das tendências internacionais, as políticas de ensino superior privilegiaram a avaliação de instituições e acadêmicos, formando uma nova ordem acadêmica, mesmo no âmbito de uma "profissão na periferia", composta principalmente de órgãos de ensino com dedicações simples, ao contrário da dedicação exclusiva que o define em países de capitalismo central.
INTRODUCCIÓN
La noción de profesión académica conlleva definiciones diversas, según fueren los contextos de referencia pues, como sostiene Altbach (1999), la Universidad constituye una institución internacional con potentes raíces nacionales. En general, los diferentes
autores que la estudian parten del clásico y señero aporte de Burton Clark publicado originalmente en inglés (1983) y luego traducido al español (1992) en el cual se define al académico como miembro de una comunidad o profesión cuyo epicentro es la capacidad para la
generación y transmisión de conocimientos.
En la literatura de la Educación Superior, los estudios comparativos sobre la organización académica en el mundo, con base en universidades de países industrialmente avanzados, coinciden en señalar tres aspectos básicos para identificar la profesión académica: pluralidad de empleadores, preeminencia de criterios de prestigio académico para cubrir las vacantes y control ejercido por la comunidad académica sobre las
organizaciones que emplean a sus |
207 |
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miembros. |
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|
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En otros contextos, que no son los de |
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países altamente desarrollados, como es el caso de América Latina, el estudio especializado de la cuestión aparece en años posteriores, luego de la ampliación del acceso a la Educación Superior y la necesidad de afrontarla con personal docente. Esa importante expansión de la matrícula universitaria en la formación de grado registrada a partir de los años sesenta del siglo anterior, ubicó a la región, en la década de 1980, en lo que se considera un modelo de acceso masivo. En el marco de este proceso de expansión e inclusión, más tardíamente se fue conformando en países latinoamericanos con sistemas de Educación Superior más desarrollados, como México y Brasil, Argentina y Chile un mercado académico con una nueva división del trabajo de
producción y distribución del
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conocimiento, además de la reconfiguración de las identidades de los profesores universitarios, que pasaron a ser reconocidos como académicos, es decir, un profesor con dedicación completa e integral a la Universidad, cuyos intereses,
ingresos y prestigio provienen primordialmente del espacio universitario. No obstante, esta situación del profesorado universitario latinoamericano no abarca al conjunto del plantel docente sino a reducidas porciones, variables según los casos nacionales que se analicen, como se podrá apreciar más adelante para la Argentina.
La profesión académica se definió entonces como un fenómeno de doble cara que abarcaba una comunidad académica y un mercado académico, pero en contraste con Europa y América del Norte, donde se originó la noción, en los
países capitalistas periféricos latinoamericanos la profesión académica ha sido considerada un suceso implantado y tardío, vinculado a ideologías y modelos desarrollistas (Flisfisch, 1982; Brunner y Flisfisch, 1983; Brunner, 1985).
En las universidades nacionales de la Argentina, hasta promediar la década de 1980, el ingreso a la profesión académica mantuvo importantes diferencias con tiempos previos ya que si bien la profesionalización académica y científica había tenido sus avances en los años 1960, las recurrentes interrupciones de la institucionalidad democrática por los golpes de estado, así como otros conflictos políticos, atentaron contra la plena vigencia de la autonomía universitaria y la prevalencia del control ejercido por las comunidades académicas y disciplinares.
En tal sentido, algunos historiadores de la Universidad, como Buchbinder (2005), consideran que con el ascenso del gobierno peronista en 1946 la comunidad académica se fragmentó en dos sectores
irreconciliables, cuyas posturas obedecieron más a posicionamientos ante el partido gobernante que al perfil de la Universidad y los proyectos académicos. Esta situación que niega legitimidad académica al enemigo político se prolongó durante el gobierno de la autodenominada Revolución Libertadora, que sucedió al peronismo, signando la vida universitaria de varias generaciones, agrega este investigador.
Este gobierno de facto que asumió el poder en 1955 conjugó diferentes fracciones políticas e intelectuales de orígenes heterogéneos: la cúpula de las
tres fuerzas armadas, radicales,
conservadores, comunistas, socialistas, 208
buena proporción de partidos provinciales, liberales de derecha e
izquierda, militantes católicos y humanistas, las principales asociaciones patronales, círculos intelectuales y estudiantiles (Neiburg, 1999; Buchbinder,
2005). En la Universidad se propuso el restablecimiento de su autonomía e instauró un nuevo marco legal (Decreto- ley Nº 6403/55) que otorgó a las siete universidades nacionales1 el poder para el
nombramiento de autoridades y profesores, además de posibilitar a la iniciativa privada la creación de „universidades libres‟ con capacidad para expedir diplomas y títulos habilitantes (art. 28, del
1Universidades nacionales de Córdoba, Buenos Aires, La Plata, Tucumán, Litoral, Cuyo y la Universidad Obrera.
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como sostiene Pérez Lindo (1985), entre otros autores, un objetivo implícito de la política universitaria de esos años fue “desperonizar los claustros” y depurar el cuerpo de profesores a través de cesantías masivas y la convocatoria a concursos en todos los cargos docentes.
Luego, en la década de 1960
extranjeras(norteamericanas, generalmente), en un ambiente de creciente radicalización política de la juventud. Iniciativas que motivaron polémicas y debates acerca de imperialismo, cientificismo y dependencia académica, y agudizaron los conflictos entre autoridades, docentes y estudiantes (Beigel, 2010; Gil, 2011).
En la selección de profesores, en el marco de ese proceso de renovación
académica principalmente en las Universidades Nacionales de Buenos Aires y La Plata, gravitaron los concursos de oposición que privilegiaron nuevos criterios vinculados a las publicaciones en revistas internacionales con arbitraje y/o la formación de discípulos y se ampliaron las dedicaciones exclusivas para los docentes que realizaban docencia e
investigación. Asimismo, a partir de la fundación en 1958 del Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) se había creado la carrera de investigador y se financiaba la formación de graduados con becas (algunas para el exterior del país) y la de grupos de investigación, hecho que significó un nuevo paso en el proceso de profesionalización académica (Prego, 1999; Buchbinder, 2005).
En esa época se dirimieron posiciones que darían cuenta del agotamiento de una concepción universitaria elitista pues ya a fines de los años 1950, luego de la movilidad social ascendente registrada durante los gobiernos peronistas y con la visión desarrollista del gobierno de Frondizi, comenzaron a estrecharse las vinculaciones
productora de conocimientos para el 209 desarrollo
Aquel proceso inaugural de profesionalización académica y científica fue coartado por el golpe militar de 1966, que derrocó al gobierno constitucional del Presidente Arturo Illia (radicalismo), intervino nuevamente las universidades públicas, lo que significó un fuerte embate contra ellas, la de Buenos Aires en particular. Fue ese un nuevo capítulo en la larga duración de las exclusiones masivas de profesores, en cuya legitimidad predominaron razones de índole política (García, 2007).
En la siguiente década, durante el tercer
gobierno peronista (1973/1976), Rodríguez (2015) identifica dos etapas. En la primera
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se reincorporaron los profesores cesanteados entre 1955 y 1973, se habilitó el ingreso irrestricto
antecedentes, norma que cada Universidad debía prever en su estatuto. Cabe destacar que esta ley universitaria efectuó una ponderación de la antigüedad docente en la valoración de los antecedentes para los concursos (García, 2006)2.
Algunos especialistas del campo universitario han caracterizado a la Ley 20.654 como una amalgama de los principios que históricamente sustentaron radicales y peronistas, en la medida que su articulado resguarda la autonomía académica y docente pero concibe a las universidades como comunidades de trabajo orientadas por los principios de liberación nacional, justicia social y proyección comunitaria, entre otros. Así, suele interpretársela como un intento por conciliar el principio de la autonomía, caro a la tradición liberal y reformista3, con el de la planificación nacional,
2 El art. 56, inc. 1, enunciaba sobre los estatutos universitarios: “Prever el régimen de puntaje para los antecedentes en los concursos para la designación de profesores ordinarios, colocando en primer término el de antigüedad en la docencia”. Según art. 57, el Poder Ejecutivo designaba a los rectores de todas las
universidades nacionales con funciones normalizadoras. Por art. 58, se declaraba en comisión a todos los cargos docentes designados por concurso o interinamente y se abría el concurso respectivo (García, 2006).
3 Reformistas alude al movimiento de profesores universitarios que actualizaron las consignas de la Reforma Universitaria de 1918.
promovido por los gobiernos peronistas (Pérez Lindo, 1985; Mignone, 1998).
La segunda etapa (mediados de
Ley de prórroga de la normalización que 210 cortó de plano el proceso” (Rodríguez, 2015, p.172). Todo esto en medio de la creciente violencia política y armada que protagonizaron agrupaciones estudiantiles
de derecha e izquierda, con
enfrentamientos entre policías y estudiantes.
Es un hecho ampliamente conocido que el propósito de normalizar las universidades nacionales dispuesto por la mencionada ley
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En este período se incrementaron los hechos de violencia en las universidades, tanto por parte de la policía como de grupos de civiles armados, a la par que abundaron leyes y decretos que avalaban la escalada represiva estatal; esta es una de las principales continuidades halladas por Rodríguez (2015) entre el tercer gobierno peronista y el siguiente
autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional, la dictadura, con la instauración del terrorismo de Estado en la Universidad. Otra continuidad es que al cabo de diez años (1973/1983) nunca se logró conformar una Asamblea Universitaria que eligiera a sus propias autoridades, ya que los rectores siempre fueron nombrados mediante decretos del PEN.
Recién a partir del fin de la última dictadura militar (1976/1983), con el ascenso del Partido Radical al poder, mediante las elecciones de fines de octubre de 1983, comenzó a transitarse un camino hacia la reconstrucción de un Estado democrático y la recomposición de la vida universitaria en pos del mejoramiento de la calidad académica. En el marco del conflictivo proceso de la
transición democrática, el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) dispuso en diciembre de 1983 la intervención de las universidades nacionales con vistas a la futura normalización de los claustros universitarios al cabo de un año. En 1984 se sancionó la Ley Nacional Nº 23.068 mediante la cual se retomaron los órganos colectivos decisionales del gobierno tripartito (Consejo Superior Provisorio a nivel del establecimiento y Consejos Académicos Normalizadores Consultivos en las facultades). Ley que poseyó la calidad de régimen provisorio a la espera
de una “ley de fondo”, la cual nunca pudo |
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ser concretada durante el período de la |
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transición democrática. Fue en la década |
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de 1990, en el marco de diferentes |
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relaciones entre el Estado, la sociedad y la |
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Universidad, con una nueva estatidad |
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neoliberal, cuando se sancionó la Ley Nº |
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24.521 que reguló conjuntamente, por |
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primera vez, a la enseñanza universitaria y |
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no universitaria, pública y privada. |
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El dificultoso proceso, en mayor o |
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menor medida, según los casos que se |
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analicen, |
de |
la |
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denominada |
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“normalización |
universitaria”, |
significó |
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reconstruir los claustros docentes en base |
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a concursos abiertos de oposición que |
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aseguraran asimismo la participación de |
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los estudiantes y graduados en el gobierno |
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de |
las |
universidades |
nacionales. |
La |
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magnitud de esta empresa resulta evidente |
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si se |
tiene en |
cuenta |
que |
entre |
1984 y |
211 |
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1988 |
aproximadamente |
se |
sustanciaron |
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15.000 concursos docentes, con el |
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propósito de alcanzar el 51% del claustro |
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de profesores concursados, como piso |
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fijado para lograr la normalización de |
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cada universidad (Buchbinder, 2005). |
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La |
política |
universitaria |
del |
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período de la transición democrática constituyó un proceso caracterizado por algunos autores (Krotsch, 1993; Stubrin, 2001, entre otros) por la centralidad que el partido Radical tuvo en la formulación de una “política benevolente” hacia la Universidad, institución en la cual predominaron los problemas internos, en gran medida conectados con la construcción de reglas y recursos a efectos de regular los conflictos que generaban los nuevos modos de estructuración del poder, el gobierno y el sistema de toma de decisiones, entre las cuestiones relevantes.
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De esta manera, en la docencia universitaria, para la formación a nivel de carreras de grado, el procedimiento para la cobertura de cátedras mediante concursos públicos y abiertos de
antecedentes y oposición logró reinstaurarse con el mencionado proceso de la normalización universitaria, que retomó la tradición reformista de 1918, con la defensa de la autonomía universitaria.
La nueva agenda universitaria se construyó en la década de 1990, cuando en el marco de otra crisis económica y procesos hiperinflacionarios, el gobierno radical del Presidente Raúl Alfonsín anticipó cerca de 6 meses la entrega del poder al nuevo presidente electo, del Partido Justicialista, Carlos Menem. Al respecto vale acotar lo postulado por Camou (2002), entre otros autores, cuando se refiere a la existencia de una crisis correlativa a una sociedad civil cuyas demandas acerca de la rendición de cuentas sobre el destino de los fondos públicos iba creciendo.
La reforma estatal en la Argentina de esos años fue una reforma estructural, un cambio en el modelo de acumulación. Cambiaron entonces las relaciones entre las universidades y los organismos con competencias presupuestarias, donde el financiamiento conformó el núcleo duro de las políticas públicas sectoriales. De manera semejante a otros países latinoamericanos, se introdujeron fuentes complementarias de financiamiento e indicadores de desempeño para la distribución de los fondos públicos entre las instituciones, lo que ocasionó fuertes impactos en la gestión de las universidades.
Con esas políticas públicas del
Estado Evaluador, las nuevas regulaciones de instituciones e individuos se materializaron en 1995 con la aún vigente Ley de Educación Superior Nº 24.521, lo que promovió el ordenamiento del sistema de la Educación Superior en el contexto de la una fuerte intervención estatal en las universidades. La impronta neoliberal en las políticas para la Educación Superior resultaron visibles en la vida académica e institucional y el profesorado universitario pasó a ser un
sujeto permanentemente evaluado (García, 2014).
En la nueva agenda modernizadora para la Universidad destacamos dos componentes. Por un lado, la centralidad que adquirió la formación de postgrado para el acceso y movilidad en la profesión académica, en el marco de tendencias
internacionales de la expansión del cuarto 212 nivel. Por otra parte, tal vez la medida de mayor impacto para el profesorado universitario fue la creación del régimen
del
En la literatura de investigación el PNI ha sido analizado como un instrumento regulador de la profesión académica y probablemente, como sostiene Chiroleu (2012, p. 82) “el que introdujo cambios más profundos en las reglas de construcción y legitimación de la misma”. Tal como postula esta investigadora, si bien en el PNI los montos como premios por productividad permanecieron prácticamente iguales, pese a los procesos inflacionarios, constituye un instrumento que puede ser entendido como forma de regulación
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desde los funcionarios ministeriales, asumido por los docentes de manera resignficada y ritualizada, como magro complemento de ingresos.
En vinculación con el PNI vale agregar que en 2009, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, mediante la Ley Nº 26.508 se posibilitó a los
Por otra parte, una característica para destacar en la profesión académica
desarrollada en las universidades nacionales, en la Argentina de los últimos años, es la homologación en 2015 del primer Convenio Colectivo de Trabajo, ley que determina las condiciones tanto de ingreso como de permanencia para los docentes, en cuyo marco surgen las reglamentaciones de cada Universidad.
En síntesis, son componentes nodales en el ejercicio de la profesión académica argentina, en las diferentes
universidades públicas, tanto la
enseñanza, la investigación, la extensión/difusión/ vinculación así como la gestión
4Ver Boletín FEDUBA, Gremial Docente de la UBA,
24/11/17, “Alerta ante la amenaza al régimen jubilatorio de profesores e investigadores”.
del tipo de dedicación que el cargo |
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determine (exclusiva, completa o full |
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time, semidedicación o dedicación parcial, |
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dedicación simple), en el cuadro de lo |
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estipulado en el estatuto de cada |
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Universidad y de las condiciones |
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contractuales |
reguladas por |
convenio |
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colectivo nacional de trabajo, antes |
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mencionado. |
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Nuestras inquietudes acerca de las |
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de |
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diferentes momentos de la política |
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universitaria y las condiciones para el |
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desarrollo de la profesión académica, |
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particularmente entre las décadas de |
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un período de la historia reciente, que |
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abarca los finales de la dictadura militar, la |
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recuperación democrática y las nuevas |
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directrices modernizadoras |
para |
la |
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Universidad, una fase que comprende la |
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crisis del estado de bienestar y el |
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despliegue del neoliberalismo globalizado |
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(García, 2002, 2006, 2007, 2009, 2014, |
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2017). |
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Exploramos la profesión |
académica |
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en una investigación empírica que se |
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propuso conocer cómo sucedieron los |
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procesos para su construcción e indagar |
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sobre su trama |
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En la labor de campo reconstruimos la |
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configuración |
institucional, disciplinar |
y |
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profesional del espacio histórico en la ciudad de Tandil y circunscribimos el segmento académico al Departamento de Historia de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), entre los años fundacionales de la Universidad y Carrera, mediados de la década de 1960, y mediados de la de 1990, en que se inició el programa de doctorado en la disciplina.
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LA CONSTRUCCIÓN DE LA PROFESIÓN ACADÉMICA EN UN CAMPO DISCIPLINARIO: PROFESORES, INVESTIGADORES
Y
Este grupo académico, que tiene sus antecedentes en la formación de profesores y licenciados en historia durante la década de 1960, está localizado en la ciudad de Tandil (provincia de Buenos Aires), en una institución universitaria peculiar5. La singularidad deviene también de su consideración
El campo historiográfico posee en nuestro país una tradición consolidada en la producción de saber; por su grado de estructuración y desarrollo la Historia está considerada una disciplina “blanda pura” (Becher, 2001), lo que a nuestro juicio la convirtió en un ambiente potencialmente fértil para explorar procesos de profesionalización de la actividad académica.
5 La formación de Profesores y Licenciados de Historia se inició en 1965, luego de fundarse en 1964, desde el ámbito privado laico, el Instituto Universitario de Tandil, en un contexto de políticas estatales promotoras de la enseñanza privada, impulsadas por la ley nacional 14.557/58. En 1974 la institución se transfirió al orden estatal, en un momento diferente de política universitaria, cuando el Estado intervenía directamente extendiendo la cobertura territorial de las universidades nacionales ante el gran crecimiento de la matrícula, en el marco de un sistema universitario expandido y diversificado; a partir de allí se transformó en UNCPBA.
Por su parte, esa novel trayectoria institucional nos posibilitó reconstruir el proceso de construcción de la vida académica a la par que examinar el desarrollo disciplinar en un sistema universitario nacional diversificado, esto es, aproximarnos a las condiciones sociales que produjeron este espacio universitario en tanto comunidad, con una tradición, valores y creencias, una red de comunicaciones y modalidad de investigación en un dominio que se vale de una estructura conceptual específica.
De la vida académica nuestra mirada privilegió la docencia y la investigación, ya que la creación y transmisión del conocimiento son funciones básicas de la Universidad en el mundo ya que constituyen las dos vertientes esenciales del trabajo académico.
¿Cuáles fueron los recorridos de los
profesores universitarios, en el grupo 214 académico indagado, para construir sus trayectorias profesionales en un medio académico como el de Argentina, en el
cual han predominado condiciones
institucionales adversas para la producción
A diferencia de lo sucedido en las universidades nacionales de mayor antigüedad, que recuperaron una tradición reformista con la vuelta a la democracia y la normalización universitaria, en la UNCPBA se comenzó a recorrer un nuevo camino. Dada la peculiar historia de esta institución
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Estado– no solo se carecía de tradición en la sustanciación de concursos abiertos de oposición y antecedentes para la cobertura de las cátedras en la formación de grado sino que en esos momentos en que la institución no contaba con financiamiento estatal, la crisis imperante había conducido hasta una próxima interrupción de las clases.
En nuestra perspectiva, quienes ejercen el oficio académico en este campo disciplinario desempeñan una profesión intelectual con escasa capacidad para desenvolverse por fuera del mercado
académico, razón por la cual consideramos que esta disciplina ofrece una potencialidad analítica fértil para enfocar, a través de esta lente, la configuración de las carreras académicas – en un plano analítico individual– y de comunidades académicas, si observamos los procesos colectivos.
Para explorar ese proceso de
profesionalización articulamos las
dimensiones
prácticas
La dimensión de la trayectoria de los sujetos nos permitió conocer sus movimientos en el tiempo. Pérez Franco, investigando el cuerpo académico mexicano, definió la trayectoria como una fase que “procura reconocer el transcurso como académico, mismo que estará impactado por las características de los establecimientos en los que labore y su avance en el campo disciplinario
respectivo” |
(1992, |
p.190). |
|
Esta |
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investigadora, el igual que otros |
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latinoamericanos, |
exploró |
las |
carreras |
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académicas |
mediante |
cuestionarios e |
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identificó |
fases |
típicas |
(incorporación, |
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iniciación, situación actual); son aportes |
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que recuperamos en nuestro trabajo y |
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abordamos esta dimensión a través de |
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entrevistas |
individuales |
en |
profundidad, |
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además del análisis documental (C.V). |
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Asimismo, recurrimos a la lectura y |
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análisis de diferentes fuentes escritas: |
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documentos de memorias institucionales |
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de la UNCPBA y de la Facultad Ciencias |
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Humanas (FCH); resoluciones rectorales |
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y decanales; ordenanzas de consejo |
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superior y actas de consejo académico |
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(FCH); planes de estudio, producciones |
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historiográficas, |
académicas |
y |
no |
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académicas, diarios locales, entre las |
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principales. |
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215 |
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En nuestra visión, la comprensión del |
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mundo académico, como territorio de la |
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vida social, quedaría incompleta sin |
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considerar las voces de los sujetos. Estas |
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entrevistas |
semiestructuradas, |
|
con |
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formato de historias de vida, realizadas a |
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una muestra intencional6 |
de sujetos |
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protagónicos en diferentes momentos de |
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la construcción del espacio académico, |
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desde su nacimiento en la esfera privada, |
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permitieron una aproximación al fino |
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entretejido de lo personal y social. |
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Los procesos constitutivos de la |
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profesión académica, la edificación de una |
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mentalidad científica en el campo |
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histórico en UNCPBA, o la generación de |
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un nuevo ethos, en palabras de Merton |
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(1964), resultaron |
materializadas |
a |
partir |
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6 Entre los años 2000/2004 se pudieron realizar dieciocho entrevistas a exdocentes, profesores de grado y/o posgrado e investigadores, algunos de ellos residentes nuevamente en el extranjero; fueron grabadas en su totalidad.
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del cambio en las condiciones políticas
nacionales, con la recuperación democrática en la década de 1980 y el período de la normalización universitaria.
Como ya se mencionara, en el contexto del declive de la dictadura militar, la carrera de Historia inició un proceso de renovación curricular decisivo para cambiar el perfil profesional del graduado y orientarlo hacia la
investigación, con competencia internacional. En ese transcurso hallamos que algunas de las condiciones facilitadoras se iniciaron previamente a la normalización universitaria, durante los tres últimos años de la dictadura militar, a partir del ingreso al plantel docente de dos académicos (uno de ellos, con formación doctoral en el extranjero, se radicó con una dedicación exclusiva; otro en principio con dedicación parcial) con trayectoria en la investigación y
vinculados a redes académico- institucionales del campo intelectual y disciplinario nacional e internacional; a partir de ahí puede entenderse el proceso de reforma de los planes de estudio que orientaron la formación de los estudiantes de grado hacia la investigación. Con ello comenzaron a manifestarse cambios en las relaciones de saber y poder al interior del grupo académico, ya que se introdujeron principios de ruptura en el discurso historiográfico hegemónico, vinculado a una visión liberal del pasado.
De ahí que interpretar los ritmos de cambio en el currículum académico requiere rastrear dinámicas complejas que exceden una coyuntura
la trayectoria de los sujetos y el sentido que le otorgan a sus prácticas en un contexto de confluencia con las orientaciones de la política universitaria; asunto que solo es posible indagar abarcando el estudio del currículo en un período prolongado de tiempo.
En este sentido vale destacar la fertilidad de algunas investigaciones exploratorias de configuraciones de estilos particulares de formación y transmisión en Argentina, que aportaron al campo curricular y universitario
Suasnábar, 2004).216 En nuestro caso adoptamos un
enfoque cualitativo de investigación y compartimos la estrategia analítica propuesta por Bartolucci (2000), esto es, como un punto de encuentro entre la sociología y la historia.
A partir del trabajo empírico realizado hallamos que entre la formación universitaria de profesores de historia, iniciada en la segunda mitad de los años 1960, con un claro perfil para el ejercicio docente en el colegio secundario, hasta la formación de doctores en la disciplina, hacia la segunda mitad de los años 90, transcurrieron tres décadas, en las cuales no solo se conformó una comunidad académica sino que se materializó la construcción del oficio profesional del historiador en la región.
Identificamos tres generaciones de profesores universitarios en la disciplina
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historia, con diferentes matrices de formación, que confluyeron en la
construcción de esta comunidad académica (García, 2006). La generación fundadora que, desde un ámbito universitario privado y luego estatal, imprimió una formación humanista clásica en la disciplina asociada con la
pedagogía espiritualista y cuyos imaginarios profesionales corresponden a la formación de docentes para la enseñanza secundaria. Un proyecto académico centrado en la formación de reproductores de un saber que elaboraban otros agentes (los historiadores), sin espacios institucionales específicamente destinados a la producción del conocimiento histórico. Las condiciones laborales del docente universitario se correspondieron con las del profesor secundario: un sujeto que vivía principalmente de los ingresos que le aportaban las horas cátedra que impartía en los establecimientos de nivel secundario, oficiales y/o privados. Esa precariedad laboral se ilustra con la situación del personal académico al
momento de concretarse presupuestariamente la transferencia institucional desde el ámbito privado al estatal: en 1975 sólo el 2% del total de docentes de UNCPBA tenía dedicación exclusiva, cuando el promedio de universidades nacionales era de 9.79%. En la Facultad de Humanidades el único cargo con dedicación exclusiva fue asignado a un docente del Departamento de Historia quien también era un investigador formado
gestión
La generación renovadora que, entre los finales de la dictadura militar y el período de la normalización universitaria introdujo profundos cambios en el currículum académico de grado y lo orientó hacia la formación teórico- metodológica para la investigación disciplinar, ya que forjó el imaginario profesional de un productor de saber histórico. La incorporación de estos nuevos docentes al plantel académico del Departamento de Historia en su gran mayoría fue producto de la convocatoria de concursos abiertos de antecedentes y oposición, concretados a partir de 1985/1986, si bien algunos pocos habían
ingresado previamente mediante contratos, en calidad de profesores interinos, sujetos a renovaciones anuales.
La generación heredera o herederos, 217
en la UNCPBA, todos con formación de posgrado en instituciones académicas de prestigio, nacionales y europeas, cuyos
imaginarios profesionales se corresponden con el paradigma del investigador profesional, que aspira a vivir de la producción del conocimiento histórico especializado y se distancia de la enseñanza de la disciplina escolar y la difusión.
En el proceso de construcción de esta comunidad académica destacamos un punto de ruptura importante, como es el
referido a las disputas entre “cosmopolitas” y “locales” y recreamos la distinción efectuada por Gouldner
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(1957)7. Con la noción de “cosmopolitas” identificamos a los profesores que, procedentes de las ciudades capitales del país y de la provincia de Buenos Aires, arribaron al Departamento de Historia al inicio de la década de 1980, algunos aún antes del gobierno democrático. Al reconstruir las trayectorias profesionales surgió que su formación académica
transcurrió en las universidades nacionales de mayor tradición por su antigüedad y prestigio. Varios se formaron en la atmósfera intelectual de la “mítica” Universidad de Buenos Aires de los años 1960, ya mencionada; es decir, ese universo cultural de la Argentina posperonista caracterizado por la formación de una nueva izquierda intelectual que imprimió ciertas marcas hegemónicas pero no exclusivas al campo intelectual, como señalara Terán (1991). En lo que respecta a su formación disciplinar fueron partícipes de un
movimiento de renovación historiográfica, conocido como el paradigma de la historia social, el cual aspiró a sustituir el antiguo paradigma erudito de la historia académica y la visión liberal del pasado. Si bien ese núcleo de profesores tuvo una composición generacional diversa, en lo atinente a las formas de concebir el oficio del historiador y la profesión académica
muestran evidentes rasgos de homogeneidad, más allá de los matices en sus biografías personales. Algunos estaban doctorados en prestigiosas
universidades europeas, mantenían vínculos académicos con la comunidad profesional nacional e internacional y
7Gouldner, A. W. (1957). Cosmopolitans and locals. Administrative Science Quaterly, 2, citado en Becher (2001)
aspiraban a introducir y fortalecer la investigación como componente del trabajo académico. En el „principio de distinción‟ aquí juegan tanto los títulos académicos como la pertenencia a redes nacionales e internacionales del campo disciplinar, parte de cuyo capital simbólico en algunos casos fue adquirido y forjado durante su condición de exiliados políticos.
Como “locales” identificamos a un núcleo de profesores de la generación fundadora de la Carrera, mayoritariamente nativos de la ciudad o región, quienes en gran parte se formaron como profesores de la disciplina en la Universidad local, si bien algunos pocos profesores no residentes procedían de la Universidad de Buenos Aires y otros de origen local se habían graduado en la Universidad Nacional de La Plata (ciudad capital
bonaerense), en la época en que el 218 movimiento renovador de la historia social se había extendido hacia allí. Sin credenciales de postgrado, configuraron el trabajo académico como trabajo docente sustentado con cargos de dedicación horaria simple y en el caso de los auxiliares docentes mayoritariamente fueron
Las disputas entre “locales” y “cosmopolitas” expresaron no solo competencias por el poder y el prestigio en el campo universitario y el espacio
histórico
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hemos aludido, una marca perdurable en las universidades públicas argentinas es la precariedad material del oficio académico.
Una cuestión de interés, a partir de la labor de campo realizada con fuentes orales y escritas, es que si bien la pertenencia generacional cobra relevancia a la hora de identificar ciertas identidades en los académicos de la disciplina, las circunstancias de su biografía familiar y sociointelectual parecen explicar el modo de apropiación diferencial de situaciones contextuales
Otro aporte de interés es que no pueden entenderse las dinámicas de conformación y comportamiento de los cuerpos académicos sin comprender las
dinámicas políticas nacionales y
construcción de las estrategias profesionales
confrontaciones(peronismo- antiperonismo;
nacionales de Buenos Aires y La Plata, |
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|||||||||||
centros |
académicos |
que |
proveyeron |
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||||||||
muchos de los docentes de la carrera de |
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Historia, tanto en su período fundacional |
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como en el de renovación del perfil del |
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graduado. |
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En |
nuestra |
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investigación, |
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retomando una |
perspectiva |
sociológica |
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tributaria |
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de |
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Bourdieu |
|
(1984), |
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cconcebimos |
|
a |
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los |
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profesores |
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universitarios de historia e historiadores |
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como agentes insertos en un sistema de |
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relaciones en el cual no pierden su |
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margen |
de |
autonomía |
individual. La |
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reconstrucción de sus prácticas nos |
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permitió |
identificar |
intereses |
específicos |
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que fueron estructurando sus espacios |
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académicos, |
materializados |
en diferentes |
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|||||||||
instancias de profesionalización de la |
|
|||||||||||
actividad, tales como la fundación del |
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|||||||||||
Instituto |
de |
Investigaciones |
Histórico- |
219 |
||||||||
Sociales (IEHS) en 1986, la edición de |
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|
||||||||||||
publicaciones propias, como el Anuario |
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|||||||||||
IEHS, iniciado ese mismo año y con |
|
|||||||||||
continuidad hasta la actualidad; la edición |
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|||||||||||
de libros que difunden sus propias |
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|||||||||||
investigaciones; la creación (1998) y |
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|||||||||||
sostenimiento de un programa doctoral |
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en la disciplina con máximo nivel de |
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categorización |
hasta |
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el |
presente. |
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||||||
Asimismo identificamos |
su participación |
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en |
diferentes |
|
espacios |
político- |
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|||||||
institucionales |
en |
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cuerpos colegiados de la facultad y |
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Universidad y en otras áreas de la gestión |
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a |
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nivel |
del |
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|
Es |
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|
decir, |
todas |
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constituyen instancias de legitimación y |
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consagración, capitales para entender la |
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construcción del poder académico y la |
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profesionalización |
en |
las |
universidades |
|
||||||||
públicas. |
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En síntesis, tal como sostuvimos en diversas publicaciones de nuestra autoría aquí citadas, propusimos que la profesión académica en las universidades públicas de la Argentina constituye una noción con alto nivel de abstracción si se considera el amplio, diverso y
heterogéneo universo institucional universitario, de allí nuestra decisión de trabajar con una investigación de base empírica.
Un rasgo común y de larga
duración desde la recuperación democrática ha sido y continúa siendo la baja dedicación horaria de los cargos con que revistan la gran mayoría de los docentes en universidades públicas, lo que habilita una configuración laboral en diferentes instituciones del nivel superior e inclusive en otros niveles del sistema escolar. En la actualidad alrededor del 70% del plantel académico nacional está incorporado con 10 hs. semanales, mientras que solo un 12% revista con dedicación exclusiva (40 hs. semanales) y 19% con dedicación parcial (20 hs. semanales).8 No obstante estas cifras constituyen promedios nacionales – sensibles a la composición del plantel académico de las más grandes universidades– que invisibilizan las diferencias interinstitucionales, ya que algunas universidades nacionales llegan a triplicar y hasta cuadriplicar las proporciones de profesores
En los países económicamente avanzados, la dedicación exclusiva es una de las
8Ver Anuarios Estadísticos de la Secretaría de Políticas Universitarias.
la profesión académica, la otra es el grado doctoral; este solo representa el 18% del universo de docentes de universidades públicas argentinas, según los últimos estudios muestrales disponibles (Perez Centeno, 2012), no obstante el crecimiento exponencial en la oferta de posgrados desde la agenda modernizadora de la década de 1990.
En tal sentido es preciso recuperar las percepciones vertidas por los académicos argentinos encuestados en el marco del Proyecto Internacional CAP
(Changing Academic Profession)
2007/2008, pues como afirman Fernández Lamarra y Marquina (2013, p.110) “ser magister o doctor no asegura el acceso a mayores niveles jerárquicos en la carrera académica ni a la titularidad de las cátedras, o un mayor grado de satisfacción en relación con la propia
situación profesional” ni mejores 220 perspectivas futuras.
En tiempos recientes, el trabajo académico ha resultado crecientemente erosionado en su autonomía debido a diversos factores vinculados con la
mercantilización, la intensificación laboral, el incremento del productivismo, así como de la competencia y evaluación cuantitativa, además de la burocratización de las actividades de investigación. Estas manifestaciones, entre otras, relevadas en numerosas investigaciones en América Latina, tales como las de Gil Antón (1992 y 2013); Chiroleu (2001 y 2002); Marquina (2007 y 2013); Silva Júnior y Sguissardi (2013) son interpretadas en el escenario de la crisis de la Universidad moderna y el auge de un Estado Evaluador que, en el contexto de un nuevo ciclo de integración global, instaura un nuevo orden académico en el cual la evaluación es
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concebida como recuento de productividad, afirma García Salord (2013).
En la investigación del citado Proyecto CAP Fernández Lamarra y Marquina (2013) caracterizan la profesión académica latinoamericana como una “profesión en la periferia” debido a que los patrones del trabajo académico son establecidos por instituciones de países industrializados. A partir de los hallazgos de la encuesta sostienen que se trata de cuerpos docentes conformados con personal de tiempo parcial que suplementa con otros trabajos su bajo nivel salarial.
En definitiva, en la Universidad pública argentina, no obstante algunas mejoras presupuestarias a lo largo de su historia, como la del período
del
CONSIDERACIONES FINALES
|
Hemos referido que durante los |
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||||||||
últimos 30 años, aproximadamente, la |
|
|||||||||
profesión académica se transformó en un |
|
|||||||||
objeto de investigación con creciente |
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|||||||||
desarrollo, a partir de los aportes |
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|||||||||
fundacionales |
procedentes |
del ámbito |
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|||||||
anglosajón, |
con |
estudios |
comparativos |
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||||||
internacionales y la necesidad de atender a |
|
|||||||||
la |
diversidad |
de |
disciplinas |
y |
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|||||
establecimientos en que se la ejerce, así |
|
|||||||||
como a las culturas e identidades |
|
|||||||||
académicas (Becher, 1993 y 2001). |
|
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||||||||
|
Para comprender las transformaciones |
|
||||||||
del trabajo académico en el caso |
|
|||||||||
argentino, en el contexto latinoamericano |
|
|||||||||
e internacional de las últimas tres décadas, |
|
|||||||||
resulta necesario enmarcar esos cambios |
|
|||||||||
en la trama de debates sobre la crisis de la |
|
|||||||||
Universidad |
moderna |
con |
sus |
impactos |
221 |
|||||
en la profesión académica y considerar las |
||||||||||
|
||||||||||
reconfiguraciones |
en |
las |
relaciones |
|
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mercado. |
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|
En tal sentido sostuvimos que la |
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||||||||
profesión académica en Argentina se |
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|||||||||
caracterizó/a por situaciones de fuerte |
|
|||||||||
heterogeneidad en la calidad académica, |
|
|||||||||
con marcadas precariedades en las |
|
|||||||||
condiciones de trabajo, que a nuestro |
|
|||||||||
entender |
resultan |
tributarias |
de |
|
||||||
continuidades en las modalidades de las |
|
|||||||||
políticas gubernamentales de ampliación y |
|
|||||||||
diversificación |
del sistema |
universitario |
|
|||||||
iniciado en la segunda mitad del siglo |
|
|||||||||
veinte (García, 2006). De ahí nuestra |
|
|||||||||
visión crítica acerca de las condiciones |
|
|||||||||
para la profesionalización de los |
|
|||||||||
académicos en las universidades públicas |
|
|||||||||
argentinas; |
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|
discurso |
|
sobre |
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profesionalización |
que |
ha |
tenido |
|
recurrentes presencias en las políticas para
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la Educación Superior durante los años noventa.
Al investigar las políticas universitarias argentinas en un período particular del tramo final del anterior siglo, las rupturas
ycontinuidades entre
En esta línea, consideramos que nuestra investigación sobre procesos de construcción de la profesión académica en la disciplina historia, en una
Universidad nacional de menor antigüedad y dimensión respecto a las de mayor trayectoria institucional, aporta avances de conocimiento sobre las
„singularidades locales‟ de una temática que si bien tiene amplio desarrollo en países del mundo occidental con sistemas de Educación Superior consolidados, en
el caso del nuestro requiere profundizaciones, en la medida que sus antecedentes de investigación no superan la década del noventa. Es decir que las directrices reformistas para la Universidad paralelamente incentivaron a la misma comunidad académica, en particular, a bucear en las situaciones de trasformación
propuestas por las políticas gubernamentales.
En los avances de nuestra línea de
investigación sostuvimos que la comprensión de los procesos de construcción de la profesión académica requiere profundizar cualitativamente el conocimiento de la compleja trama entretejida por el desarrollo del campo disciplinar, las tradiciones culturales e institucionales así como los imaginarios
profesionales (García, 2009; García y Pacheco, 2015).
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La profesión |
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académica como objeto de estudio. |
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revisión |
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