INTEGRACIÓN Y CONOCIMIENTO

N° 7

 

ISSN 2347 - 0658

Vol. 2 Año 2018

 

 

Conferencia inaugural de la CRES 2018.

Córdoba, 11 de junio de 2018

LOS DOLORES QUE QUEDAN SON LAS LIBERTADES

QUE FALTAN. PARA CONTINUAR Y PROFUNDIZAR

EL MANIFIESTO DE 1918*

Boaventura de Sousa Santos Universidade de Coimbra bsantos@ces.uc.pt

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En este continente querido yo no podía dejar de estar, sobre todo porque desde ayer que estoy muy entusiasmado aquí en Córdoba. Córdoba sigue siendo rebelde, Córdoba, sí. Pero ayer, de la manera más viva, estuve en una reunión de estudiantes, de profesores, bellísima, de gran vitalidad, de resistencia en contra del neoliberalismo, en contra de los recortes, etc1.

Me parece que, al salir de aquí, salgo con esperanza. Es por eso que, con mucho gusto, estoy aquí con ustedes, a esta hora tan tardía, en la que todos ustedes querían seguir con la música, para quizás seguir bailando… yo también, quizás. Pero quiero agradecerles

1* Desgrabación realizada de https://www.youtube.co m/watch?v=icFNMMNouQU

esta oportunidad para hablar de un tema del que estoy hablando aquí en el continente, realmente. Está aquí gente de Costa Rica y hace tiempo, el 24 de abril, estuvimos en Costa Rica para inaugurar todas estas conmemoraciones. La semana pasada estuve en Pelotas, en el sur de Brasil, también con el mismo objetivo de prepararnos para hoy, para Córdoba, y he estado con muchos

rectores, dirigentes, estudiantes, etc. Entonces yo voy a dedicar mi charla al siguiente tema: si los estudiantes de 1918 estuvieran acá hoy, ¿cuál sería nuestra responsabilidad para hacer las nuevas reformas que son necesarias? Lo primero de lo que estoy seguro es de que los estudiantes de 1918 tuvieron en cuenta su contexto, social, político, de Argentina por supuesto,

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pero también del continente y de Europa. No podemos olvidar que el manifiesto no está dirigido a estudiantes, está dirigido a los hombres libres del continente. Claro, que hoy diríamos, “a los hombres y mujeres libres del continente”. Este es el contexto en que nosotros tenemos que discutir este Centenario que, además, es también el cincuentenario del Mayo del ’68. Son acontecimientos muy importantes que hay que revisar, analizar, contextualizar para poder seguir adelante, seguir sus mensajes, porque para ellos era muy claro que muchos dolores quedaban y quedan. Además, recientemente hubo retrocesos, por eso es muy importante revisar el contexto en el que nos encontramos. Porque, por ejemplo, cuando ocurre una ruptura, una reforma tan profunda como esta de 1918 o Mayo del ’68 lo que pasa es que años después son analizados distintos, son descontextualizados. Por ejemplo, es muy curioso analizar como 20 años después de Mayo del ‘68 aquí en el Continente, en Costa Rica, la lucha contra el Alcoa (Aluminum Company of America) en 1970, una lucha muy exitosa además, va a ser evaluada en los años siguientes con nuestras inquietudes, nuestros contextos. Mayo del ‘68 es un buen ejemplo: veinte años después este evento, esta gran transformación, fue leído como algo muy distinto de lo que fue. Se decía que era una guerra civil entre estudiantes de clase media, se decía que era

fundamentalmente una idea cultural identitaria que buscó abrir el campo para la sociedad de consumo. De alguna manera una lectura posmoderna de mayo del ‘68 donde se decía que autores como Derrida, Foucault, Lacan habían sido importantes y esto no es verdad. Fue una cosa muy distinta. Alianza entre movimiento estudiantil y movimiento obrero. Esto se olvidó veinte años después,

porque durante un tiempo nueve millones de personas estuvieron en huelga y eso fue la alianza de los estudiantes con el movimiento obrero. Y cuando se le pregunta a Cohen Bendit cuáles eran los autores (el mismo Marcuse que se decía estaba por detrás) “nosotros no habíamos leído a esa gente, eso es una anécdota”. El mismo Sartre decía, “habían leído quizás al Che Guevara, pero no mucho más”, digámoslo así. Por eso pienso, otra cosa que se olvidó completamente de Mayo del ‘68 es que fue un enfrentamiento en contra del imperialismo norteamericano, en contra de la guerra de Vietnam, todo esto se olvidó. Pienso que es muy importante que nosotros sepamos en contra de qué estamos. Veamos nuestras raíces, porque los mismos movimientos estudiantiles que tienen una lectura muy distinta de este, muestran que realmente tenemos que ir a las raíces de los

movimientos para podernos pensar cómo 9 nosotros hoy estamos posicionados en nuestras luchas. Lo que es interesante verificar es que, al contrario de Mayo del ‘68,

la Reforma de Córdoba de 1918 tuvo siempre lecturas muy positivas a lo largo de las décadas, no solamente porque fue una reserva democrática muy fuerte que salió de acá y fue por todo el continente y más allá. Por ejemplo, años más tarde Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui crearon la Universidad Popular en Perú y otras universidades siguieron también. Toda la idea de las universidades populares siguió a eso. Y la idea de la extensión, de la responsabilidad social. O sea, realmente fue un movimiento de gran fuerza en el continente y logró mantener una serie de consignas en la agenda que aún hoy son nuestras. Claro que se lograron muchos avances, pero, obviamente, el primero y más importante fue el derecho a la educación universitaria como derecho

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universal para todos, y eso es irreversible, es algo a lo que no podemos renunciar. Pero hay muchos peligros en nuestras evaluaciones de encuentros pasados porque el contexto universal es muy difícil. La prueba es que hoy, por todo el mundo, hay mucha perturbación en las universidades. Les doy algunos ejemplos: recortes financieros, presupuestarios, en varios países. Francia, por ejemplo, y obviamente Brasil que es un caso dramático de recorte financiero para destruir la Universidad pública. En India tenemos la Universidad Nero, sin la cual nosotros no podemos pensar la India moderna, que ha estado en una turbulencia enorme porque hay un hinduismo colectivo político que está politizando la religión hindú y de alguna manera creando discriminación en contra de los estudiantes islámicos, por ejemplo, crea problemas con el sistema de castas en India. Sudáfrica es otro caso que acompaño muy de cerca donde los estudiantes negros empezaron a entrar en la universidad después del fin del apartheid, pero entraron estudiantes negros, no profesores negros. Los profesores siguen siendo los blancos de siempre y además los contenidos no se cambiaron. Entran estos jóvenes a la Universidad y las estatuas que están en las plazas son estatuas de los hombres que mataron a su pueblo. Como aquí en el continente, hay muchas estatuas de hombres que han matado los mapuches, que han matado a los afrodescendientes. Por eso hay un movimiento muy fuerte en Sudáfrica de descolonizar la Universidad de Sudáfrica, movimiento del que participo muy activamente. En Chile, después del movimiento estudiantil que ustedes han conocido, también las mujeres están muy interesadas en luchar contra el asedio y el acoso sexual en Chile.

¿Por qué las universidades hoy son un

 

lugar de turbulencia, de perturbación social

 

por los ataques de los que es víctima hoy la

 

universidad pública? ¿Cuál es el contexto en

 

el que ocurre? El contexto es este: un ciclo

 

global conservador y reaccionario controlado

 

por el neoliberalismo que no es otra cosa sino

 

el dominio total del capital financiero sobre

 

otras formas de capital. No solo, obviamente,

 

contra otras clases sociales, sino también

 

dentro del capitalismo, es un capitalismo

 

improductivo que no tiene la responsabilidad

 

social que en algún momento el capitalismo

 

productivo tuvo. El capitalismo financiero no

 

tiene obreros, tiene indicadores en las

 

pantallas de las computadoras en la bolsa de

 

valores y es con eso que trabaja y obtiene

 

ganancias enormes. Además, está totalmente

 

globalizado, son dos grandes valores, poderes

 

que tenemos en nuestro tiempo que no

 

conocen fronteras, que no saben qué es una

10

regulación estatal, que es el capital financiero

 

 

y la internet. Es por eso que tenemos que

 

admitir que estamos en un contexto que

 

quizás es más fuerte, más poderoso que el

 

contexto de Córdoba de 1918 y el de Mayo

 

del ‘68. Porque en Córdoba, de alguna

 

manera, era el comienzo del siglo y era

 

realmente la turbulencia que pasaba en el

 

mundo. En Europa la revolución rusa

 

acababa una guerra, empezaba realmente otro

 

momento político. Aquí en el continente lo

 

mismo, había todo este fermento de

 

esperanza de una sociedad que empezaba a

 

democratizase con todos los dolores que eso

 

implica. En el Mayo del ’68, a pesar de haber

 

una crisis grande ya notable en el socialismo

 

soviético, había una idea de una alternativa

 

socialista y por eso el capitalismo no puede

 

pensar que no tiene un rival. En ese entonces

 

había un contexto que permitía alternativas.

 

Nuestro contexto es un contexto más

 

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complicado porque realmente parece que el capitalismo ganó a todos los adversarios y parece que no tuviera miedo, es un capitalismo sin miedo. Eso implica que toda la gente del mundo pueda tener miedo, excepto una pequeña minoría que es del 1%. Es realmente un enemigo muy fuerte con el cual nosotros tenemos que luchar.

¿Cuáles son las características de este movimiento ahora? Podríamos decir que el neoliberalismo está intentando hacer algo que podemos llamar capitalismo universitario. Empezó con la idea de que la Universidad debía ser relevante para crear competencias, cualificaciones que el mercado exige. Más tarde dijo que no hay un derecho a la educación porque quien puede pagar debe pagar la educación, hay un intento muy grande de privatización de la educación. Y una fase final que es la idea de que la Universidad no solamente tiene que producir cualificaciones para el mercado, ella misma tiene que ser el mercado y para ser un mercado debe ser gobernada como si fuera una empresa. La Universidad como empresa. Esto empezó hace mucho tiempo, desde un estudio de Merrill Lynch. Un estudio de los años ‘90 ya decía que la salud y la educación serían las dos inversiones más rentables del capitalismo durante las próximas décadas. Desde entonces el (BM) Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) van a entrar con la concepción privatista, mercantilista de la Universidad y van a intentar difundir esta ideología por todo el mundo. Por eso, en el capitalismo universitario es quizás lo que nosotros podemos decir que estamos en este momento, en una encrucijada. ¿Por qué? Por causa de Córdoba, por causa del movimiento estudiantil del ‘68 es que hubo muchos avances desde abajo, hubo democratización de la Universidad, hubo acciones afirmativas,

hubo realmente constituciones que dicen que hay derecho universal y gratuito a la educación universitaria. Entonces, hay un choque entre un capitalismo universitario que es impuesto desde arriba y un movimiento desde abajo que quiere que la Universidad sea un bien común. Y ser un bien común, ¿qué significa? No quiere decir que sea producido por el Estado solamente, puede ser producido por cooperativas, por otras entidades, siempre y cuando el objetivo no sea la ganancia porque la Universidad negocio es un negocio, pero no es una Universidad. Y eso es algo que tenemos que tener muy claro en estos momentos que es de encrucijada para las universidades.

Una de las razones por las que es un momento difícil, es porque no es un ataque político, es un ataque despolitizado. Es un ataque que tiene dos dimensiones, recortes

presupuestarios y lucha contra la ineficiencia 11 o la corrupción de los rectores, etc., casi siempre muy selectiva la supuesta lucha contra la corrupción. Cuando se sabe que las universidades públicas son, en general, muy

bien gerenciadas por sus rectores, cuando comparamos con otras instituciones. Por eso vamos a ver cuáles son las raíces y cuál es el impacto de por qué las universidades públicas son un blanco para el neoliberalismo. Y hay varias razones, ocurre en el continente y en otras partes del mundo. Eso nos debe llamar la atención, es un movimiento global que va a exigir una respuesta continental, por supuesto, y global. Porque en Europa sucede lo mismo: recortes, privatización de universidades públicas. El proceso de Bologna fue el intento de mercantilizar la Universidad europea. Vamos a ver por qué la Universidad, en este momento, es un blanco: primero, la Universidad con todas sus limitaciones, de las que estamos muy

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conscientes, ha sido un centro de producción de conocimiento libre, independiente y crítico. Limitado, por supuesto. Pero los límites, de los que ahora mismo hablamos, son resultados de nuestros logros, victorias, cuanto más avanzamos en la democratización de la Universidad, más vemos que hay cosas que hay que democratizar, cosas que hay que descolonizar, procesos que hay que despatriarcalizar. O sea, son límites y a pesar de todo la Universidad ha sido una instancia para eso. Y eso no está de acuerdo con el neoliberalismo porque el neoliberalismo está siendo en este momento hegemónico, es decir, que es una política sin alternativas. Acostumbro a decir que nacimos en el inicio del siglo XX con dos modelos de transformación social: la revolución social y el reformismo social y estamos en el inicio del siglo XXI sin ninguno de ellos. De alguna manera: no vemos reformismo, al contrario, vemos la crítica de la socialdemocracia, crítica de los derechos sociales, económicos y políticos. Y tampoco la revolución parece estar en la agenda política. Entonces, esta ausencia de alternativas que el neoliberalismo intenta producir todos los días en nuestras cabezas con el monopolio de los medios de la información. Y si no hay alternativas, no hay política. Porque la política es sobre alternativas, y si no hay alternativas no hay política. Y es por eso que muchas de las medidas en contra de la Universidad pública no parecen políticas, son recortes financieros. Un recorte financiero no es una actitud ideológica, una idea de luchar contra la corrupción no es ideológico, es una cosa económica, jurídica, no lo es obviamente porque el objetivo que está por detrás es la idea de que la Universidad puede ser un fermento de alternativas, puede ser un

fermento de respuestas, de resistencia, y eso es una de las ideas fundamentales del pensamiento conservador que domina en nuestro tiempo. Otra idea es que el pensamiento neoliberal busca un presente eterno, como un shopping center, no quiere ni el pasado ni el futuro. Olvida el futuro que va a ser la continuación del presente y tampoco recuerda el pasado. Acostumbro a decir que quieren cada vez más que la Universidad sea hecha por los que no quieren recordar a los que no pueden olvidar. La Universidad quiere evitar tensión entre pasado, presente y futuro. Y la Universidad ha sido siempre, con todas sus limitaciones, la posibilidad de analizar, criticar el presente en relación al pasado con vista a un futuro mejor y en este sentido, la Universidad no es buena para el neoliberalismo. En tercer lugar, la Universidad ha sido siempre nacional e

internacional, desde hace mucho tiempo que 12 es así. Ella ayudó a crear un proyecto nacional, obviamente excluyente. Cuando

José Carlos Mariátegui escribió los siete ensayos sobre la sociedad peruana, el pecado original de la sociedad latinoamericana era haber sido creada sin el indio y en contra del indio, por eso era un proyecto nacional excluyente. Pero, de todos modos, un proceso nacional que se podría reconstruir y que se ha reconstruido a lo largo del siglo. Pero ahora, el neoliberalismo no quiere proyectos nacionales, no hay proyectos nacionales. Ustedes los que están aquí de Brasil, han visto lo que ha pasado con la Petrobras, que es la destrucción de cualquier proyecto nacional de salud, educación, con base en la riqueza nacional. Por eso la Universidad fue siempre internacional pero el internacionalismo que quiere el capitalismo universitario neoliberal es otro tipo de internacionalismo. Es la franquicia, es poder

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comprar en todo el mundo productos académicos de educación universitaria, que el Banco Mundial llama terciaria, registrados y reconocidos como mercancía. Eso no es la internacionalización solidaria que siempre existió entre universidades con base en la idea de un bien común. Es por eso que los únicos obstáculos que este mercado internacional permite son los que tienen origen y base en las ganancias, derechos de propiedad intelectual. Claro que el conocimiento debía ser libre, pero no. Hay derechos de propiedad intelectual porque es el propio mercado que crea obstáculos a la libertad del conocimiento. Entonces, esta idea de internacionalización que no es mercantil es también totalmente hostil al neoliberalismo. Finalmente, hay otra cosa importante a tener en mente. La tierra. Marx dice en algún momento en El Capital, que la tierra será lo más difícil para el capitalismo de alguna vez entrar, por razones técnicas que él estudia, sobre la renta fundiaria. Que dice que es muy difícil que entre. Yo pienso, que precisamente es en este tiempo en que el capitalismo está entrando con mucha fuerza dentro de la tierra. Todo el sistema de lo que llamamos hoy el neoextractivismo no es otra cosa sino el capitalismo dentro de la tierra, en los territorios, con la expulsión de campesinos,

de indígenas, de poblaciones afrodescendientes. Ahora, la Universidad como bien común tenía estas características, era hostil, la Universidad existía en la

sociedad capitalista pero no era, necesariamente, capitalista. Lo que quiere el neoliberalismo es que la Universidad no exista en la sociedad capitalista, sino que la Universidad sea capitalista, la universidad como mercancía, mercado, empresa y es un cambio brutal este, porque si es una mercancía tiene que ser medida. ¿Cómo

vamos a transaccionar un producto universitario? Tiene que tener un valor y ese valor debe ser cuantitativo, no hay otra manera de valorar. Y es por eso que surge todo el problema del ranking, todo el problema de ordenar a través del ranking las diferentes universidades. El ranking está para la Universidad como el Producto Bruto Interno (PBI) está para los países. Y el PBI, claro, es una medida reconocida, pero quedan muchas cosas fuera del PBI, toda la economía doméstica, la economía de cuidado, la economía informal, que en Mozambique es el 70% de la economía, la economía campesina queda afuera del PBI. Por eso, imaginemos qué queda fuera del ranking de las universidades. Cosas como el cuidado, las relaciones entre estudiantes, la solidaridad, el aprendizaje político, social, cultural, entre estudiantes, con los profesores,

las fiestas, todo lo que pasa en una 13 universidad y que es fundamental para socializar, las generaciones están fuera del ranking, eso no cuenta. Entonces, nosotros

no estamos en contra de las evaluaciones, nosotros creemos en que haya evaluaciones, porque necesitamos que nuestro trabajo sea evaluado, tampoco tenemos miedo de eso. Pero necesitamos que sea una evaluación realista, una evaluación que contabilice todas las diferentes potencias de una Universidad.

Esto que ustedes acaban de ver, de la Universidad Tres de Febrero, ¿eso cuenta para el ranking de la Universidad? No. Una cosa fabulosa. Es una afirmación de arte, las mujeres tamboreras, no sé si son de la Universidad, quizás son, no sé, pero este grupo es de la Universidad. Entonces, toda esta emoción artística que nos lleva a otro mundo. El neoliberalismo nos dice que la Universidad está desconectada, pues no está desconectada. Porque cuando dicen que está

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desconectada, básicamente, está desconectada con los mercados, no con el mundo, con las posibilidades infinitas de creatividad e innovación que las universidades crean, que no es innovación industrial sino, innovación de la vida, de la subjetividad. Esto muestra que la Universidad tiene esa potencia, pero nuestros males vienen de largo tiempo.

En un estudio reciente estuve viendo cómo las jerarquías entre derechos humanos empezaron en el siglo XVI y siglo XVII. Es muy interesante porque es una historia completamente olvidada. Yo me di cuenta de que John Locke, por ejemplo, que era un gran teorizador de la democracia y de los derechos humanos, todos sabemos que él era propietario de esclavos y esclavas. Para Locke es claro que los derechos humanos, además de ser derechos para la sociedad metropolitana, no para la sociedad colonial, lo que llamo la línea abisal, para los que conocen mi trabajo. Él tiene la noción de que hay un derecho humano por encima de los otros, que es el derecho humano a la propiedad individual, y lo hace muy claro en sus trabajos. Al mismo tiempo, un gran teólogo, que admiro mucho, Francisco de Vittoria también habla de los derechos humanos de una manera muy fuerte pero defiende que hay un derecho que tiene primacía sobre todos los otros: el derecho al libre comercio. Vittoria justifica que ese derecho tiene primacía porque tiene primacía sobre la soberanía de los Estados y de las

organizaciones políticas que los colonizadores van a encontrar en el nuevo mundo. Claro, por eso tiene primacía. Junten los dos: propiedad individual y libre mercado y ustedes tiene hoy la primacía de los derechos de los mercados sobre todos los derechos humanos. Es esta la realidad que vivimos hoy, es una coyuntura donde estos

dos derechos tienen la primacía sobre todo.

 

Por eso nadie se sorprende cuando está

 

mirando la televisión o los periódicos,

 

durante elecciones y lo que pasa de

 

inmediato, ¿cuál es la reacción en la prensa,

 

en la televisión?, ¿es la reacción de los

 

mercados? “A los mercados no les gustó está

 

elección”, o, “los mercados están satisfechos

 

con este candidato”. Derecho del mercado

 

como si fuera un derecho humano, que no es

 

humano. Es un derecho deshumano, pero

 

que tiene la primacía sobre todos los

 

derechos humanos. Bueno, la Universidad ha

 

sido un punto de resistencia y en la medida

 

en que es resistencia, es un blanco para el

 

neoliberalismo. Lo que quiere es que el

 

derecho de los mercados tenga primacía

 

también dentro de la Universidad. Entonces,

 

me parece claro de dónde viene todo esto, de

 

dónde viene esta idea de transformar el

 

mundo, un mundo que es el mercado y la

14

mercancía. Y el BM junto con el FMI han

 

sido realmente los impulsores de vincular la

 

Universidad

al

sector

productivo,

 

mercantilizar

el conocimiento,

comercializar

 

la investigación. Trabajo desde hace treinta

 

años, cuatro o cinco meses al año en una

 

Universidad

norteamericana

en Madison,

 

Wisconsin. Las ciencias sociales pasan por crisis enormes, departamentos que cierran, recortes financieros todos los días, pero al lado en las biotecnologías, hay edificios nuevos cada día y mis colegas, de biología y biotecnología, tienen al lado de su oficina, su empresa. O sea, la empresa está dentro de la Universidad. Y esto es una promiscuidad total porque parte de la idea de que el único conocimiento que tiene valor es el que tiene valor de mercado. El conocimiento que no tiene valor de mercado, no tiene valor. Esto, a mi juicio es lo que va a matar la Universidad a largo plazo, si nosotros dejamos que todo

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conocimiento tiene que tener valor de mercado, entonces no hay futuro para la Universidad. Este es el fuerte dilema en el que estamos.

Porque, además, el neoliberalismo está diciendo una cosa brutal, es que la Universidad sustentable es la que se financia a sí misma. ¿Qué es esto? ¿dónde está la responsabilidad pública por la Universidad,

por las generaciones, las futuras generaciones?. ¿Por qué la plata en la Universidad es un gasto y no una inversión?. La Universidad en ese sentido, no tiene futuro. Una Universidad que es sustentable porque se financia a sí misma es una Universidad insustentable como bien común. Tiene que ser una empresa, por supuesto. Por eso tenemos que buscar en la Córdoba de 1918, la reserva democrática para poder luchar ahora contra este enemigo que, como digo, es todavía más poderoso que el enemigo de 1918 y el enemigo de 1968. Vamos a ver entonces cómo podemos, en la segunda y última parte de mi charla, cómo podemos hacer esto.

Yo pienso que lo primero que nosotros tenemos que ver es que la primera idea que viene de inmediato, es que como hay un ataque brutal contra la Universidad, la Universidad tiene que defenderse, por eso estamos en un período de luchas defensivas, por supuesto, hay que defender lo que logramos y que pensábamos que era irreversible. Pero, una lucha defensiva, a mi juicio, en este momento, tiene que radicalizar las posibilidades, o sea, la lucha defensiva no nos sirve completamente en este momento. La Universidad tiene que saber, en este momento, que los límites tienen límites, que los límites no son rígidos, que hay que empujar, que hay que intentar romper los límites y por eso hay que radicalizar la lucha

democrática de la Universidad por el derecho a la Universidad como un bien común. ¿Cómo lo vamos a hacer? Yo pienso que está siendo hecho. Primero, vamos a ver el contexto. Pienso que aquí muchos fueron influenciados por Marx, yo mismo, ahora tenemos que repensar algunas de las cosas que él a dicho. Y una cosa que él ha dicho fue, en su célebre Tesis XI, contra Ludwig Feuerbach, es que los filósofos que se pasaron el tiempo en interpretar el mundo, ahora deberían usar el tiempo para transformar el mundo. Yo creo que nosotros hoy en día, tenemos que reinterpretar el mundo para transformarlo. Tenemos necesidad de otra epistemología, para poder avanzar en esta lucha. Vamos a ver cómo se hace: la dominación de hoy en día es una dominación triple, tiene tres cabezas: capitalismo, colonialismo y patriarcado o

héteropatriarcado. Es una ilusión haber 15 pensado que el colonialismo se terminó con

las independencias. No, el colonialismo existe hoy. Es cierto que, en este estado de la historia, la gente va a pensar que es una tontería de sociólogos, pero no. Hablen con los movimientos indígenas, afro, hablen con todos los pueblos de las favelas, ellos saben que hay colonialismo, saben que hay racismo, xenofobia. Entonces, la sociedad es esa. Yo digo muchas veces a mis amigos en Brasil, ¿por qué parece que hoy hay más racismo en Brasil? Y más sexismo, violencia contra las mujeres, por esta misma razón. Es que cuanto más agresivo es el capitalismo, más necesita de racismo, colonialismo y de patriarcado. Es por eso que la lucha debe ser integrada, y nuestro dilema es que la dominación es integrada, el capitalismo actúa articulado con colonialismo y con el patriarcado. La resistencia está fragmentada: los que luchan contra el capitalismo se

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olvidan de luchar en contra del colonialismo, el racismo o contra el patriarcado, en contra del machismo. Los que luchan contra el colonialismo, se olvidan muchas veces de luchar en contra del capitalismo y en contra del sexismo y los que luchan en contra del patriarcado, a veces se olvida de luchar contra el racismo y el capitalismo. O sea, la dominación está integrada y la resistencia está fragmentada. Por eso la Universidad puede ser un campo donde realmente pensar cómo articular la resistencia. Es por eso que la Universidad es un blanco del neoliberalismo hoy en día. Pero, ¿cómo hacerlo? La primera cosa es que tiene que haber una nueva ruptura epistemológica, una nueva Tesis XI, tiene que haber otra manera de pensar, tenemos que saber que este conocimiento científico, que es precioso (yo soy un científico social, no soy otra cosa), que este conocimiento es muy importante pero que no es el único. Hay otros conocimientos, sabidurías populares, vernáculas, de los pueblos indígenas, de los hombres, de las mujeres, de todos lados, populares, rurales, urbanas. Hay una pluralidad, una diversidad enorme de conocimiento que se quedó por fuera de la Universidad. Y esto fue lo grande de la imitación latinoamericana de la que se hablaba antes, imitar todo este predominio de la ciencia, en un continente donde realmente había tanta sabiduría, tanto conocimiento fabuloso que existía fuera de la Universidad pero la Universidad no lo tomó en cuenta. Y, ¿por qué es esto? Porque la Universidad no se descolonizó. Se pudo haber democratizado un poco. Pero no se descolonizó, y es por eso que sus contenidos, sus historias, sus ciencias sociales son colonizadoras, porque son las historias de los vencedores, nunca de los vencidos, contadas por los vencidos. Y por eso la Universidad para ser una

resistencia tiene que ser una resistencia en su contra, tiene que ser su autocrítica profunda. Pero para defenderse como bien público, como tener la conciencia que es un bien común extremadamente poderoso, fuerte. Y se está dando cuenta de esto. Llamo la atención para el Manifiesto de la Acción Social de la Universidad de Costa Rica que fue aprobada por la Universidad de San José el 24 de abril de 2018. Llamo la atención y les pido que lean, es un documento precioso donde se hace muy clara la idea de que la Universidad ya no puede ser la única fuente de conocimiento, de tener la arrogancia de un conocimiento solo y que tiene que saber conversar, articular con otras formas de saberes. Llamo a eso ecología de saberes, diálogos de saberes, rueda de saberes, rueda de conversaciones. Por eso es fundamental crear, lo que llamo en mi trabajo, las

Epistemologías del Sur, es ver que la ciencia 16 es fundamental para entender nuestro tiempo, pero con la condición de articularla

con otros saberes con los cuales tiene que dialogar, porque, como siempre digo, si yo quiero ir a la luna, necesito de conocimiento científico, pero si quiero conocer la biodiversidad de la Amazonia necesito de conocimiento indígena. Entonces, para diferentes objetivos tenemos diferentes conocimientos. Y por eso, esta diversidad epistemológica del mundo es lo nuevo, lo más nuevo a realizar en relación a 1918 o

1968 porque los estudiantes, también de 1968, tenían mucha arrogancia. Por eso, Pier Paolo Pasolini, tal vez el pensador occidental más brillante del siglo XX, decía, es una guerra civil entre los hijos de la burguesía, porque no reconocían realmente el conocimiento y la sabiduría que nacía de los pueblos, no sabían dónde estaban los pueblos. Conocían el trabajo de los obreros,

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pero como información, no como conocimiento. Entonces les digo, la primera ruptura más allá de 1918 es epistemológica y eso es fundamental porque es una resistencia enorme en contra de la propia Universidad. La Universidad, para luchar contra el neoliberalismo tiene que hacer una cosa muy fuerte, tiene que seguir pensándose universitariamente, no como una empresa, sino, como una Universidad. Pero no como la Universidad de siempre, tiene que ser una

Universidad que se refunda epistemológicamente, y es por eso que el enemigo de la Universidad no está solamente fuera. El enemigo está adentro de la Universidad, porque muchas veces, muchos de nuestros colegas no entienden que debe articularse con otros saberes, debe articularse con otros conocimientos, para poder, de alguna manera, seguir con sus teorías. No es, de ninguna manera, desvalorizar el conocimiento científico, al contrario, es que mi conocimiento es más valioso cuando logro una conversación con otros conocimientos, cuando no tiene miedo, cuando sabe hasta dónde puede ir y dónde no puede ir. Hay cosas como la espiritualidad, que nosotros en las ciencias sociales no somos capaces de concebir. Pero, un campesino, un indígena, una población quilombona, sabe muy bien qué es la espiritualidad, y no la confunde con religión. Es otra cosa. Entonces, necesitamos de esta articulación novedosa entre saberes para poder volver al principio, y aquí está la segunda ruptura en relación a 1918. ¿Y dónde está ese conocimiento? ¿No es en las clases urbanas que los estudiantes de Córdoba quieren, cada vez más, dentro de la Universidad? ¿Las clases medias? No. Son las clases empobrecidas, los de abajo, los excluidos, los que son víctimas del

colonialismo y del patriarcado, también. Son los cuerpos racializados y sexualizados de nuestro tiempo. Y ahí en las comunidades hay una exclusión, una exclusión abisal como la llamo en mi epistemología. Hace poco tiempo, yo estaba en el Foro Social Mundial en Salvador de Bahía y fui a trabajar con las mujeres de Ilha de Maré en la Bahía de Todos los Santos que son marisqueras, trabajan con el marisco, que está siendo todo rodeado por las empresas que lanzan todos los productos tóxicos en la Bahía de Todos los Santos y cuando hablé con un político, diciendo ¿qué es esto? Ustedes están destruyendo la economía de estas mujeres que parte de ella es un quilombo. Y el político me contestó, es una bahía de pretos (negros), o sea, no valen. Están excluidos del otro lado de la línea abismal, no son verdaderamente humanos, son desechables, son subhumanos,

y nuestra sociedad está hecha de esto, y la 17 Universidad, de hecho, a lo largo de los siglos, fue quien diseñó mejor la línea abismal, esta línea abismal entre la sociedad metropolitana y la sociedad colonial. Entonces esta Universidad debe refundarse, repensarse para ser una Universidad post- abismal, una Universidad que denuncia esta línea abismal para poder realmente realizar encuentros entre los que están excluidos de

una manera abisal y los que no son. Para eso es necesario articular la resistencia, porque la resistencia anticapitalista está muchas veces en contra de una exclusión no abismal. Porque los trabajadores cada vez tienen menos derechos, cada vez más hay trabajo esclavo, pero hay algunos derechos. La población que es víctima de racismo, víctima de violencia doméstica y de femicidio no son verdaderamente humanos, es una exclusión abisal, abismal. Como digo, para ellos no hay derechos humanos, no son sujetos de

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derechos humanos, son objetos de discursos de derechos humanos y es por eso que la Universidad aquí tiene una responsabilidad enorme.

Pero hay una cuestión enorme que surge en este sentido: ruptura epistemológica por un lado y atención a los de abajo, a las clases populares, que es muy difícil para la Universidad, ¿Por qué? Porque fueron siempre las clases despreciadas por la Universidad. La Universidad creó una hostilidad enorme en relación a las poblaciones de la periferia de sus ciudades, pero se está reconstruyendo ahora. La Universidad tenía el confort del apoyo de las élites, pero ahora las élites no apoyan a la Universidad pública porque ellos mandan a sus hijos a las universidades del neoliberalismo global de Europa, Estados Unidos, Canadá. Y por eso no confían en las universidades públicas, por eso la Universidad tiene que buscar nuevos aliados. La Universidad en este momento está en suspenso, ni las élites creen en la Universidad ni la apoyan y los de abajo están muy lejos de la Universidad, muy desconfiados, y por eso hay que traer, crear una confianza y esa confianza se crea con otra epistemología. Imagínese usted si yo puedo crear confianza cuando voy con mi grabadora a una comunidad para hacer entrevistas a las favelas, a las poblaciones de la periferia, a las barriadas, pedir información para mis estudios, no puedo crear confianza porque estoy transformándolos en objetos de mi

investigación. No son sujetos de conocimientos, me dan información, el

conocimiento es mío. Eso es errado, tenemos que pasar de conocer sobre, a conocer con, a transformar la idea de que no hay información, hay otro conocimiento, tenemos que luchar contra las metodologías

extractivistas. No es simplemente la minería que extractivista, nuestros sistemas y metodologías en ciencias sociales muchas veces son extractivistas también. Por eso me parece que hay aquí un campo de experimentación nuevo: voy a resumir en dos o tres ideas donde veo yo este experimentalismo que de alguna manera es nuestra respuesta ofensiva. O sea, la Universidad está siendo des-instituida a través de su transformación en una mercancía, en una empresa. Este es un

proceso de des-institucionalizar la Universidad, por eso nosotros estamos entrando en una fase constituyente e instituyente de la Universidad. La Universidad tiene que saber refundarse en otras formas a través de la innovación y la experimentación. Una de las medidas que sale directo de esto es la extensión. La extensión

nunca ha sido tan importante como hoy, pero 18 la extensión ha sido desviada por influencia

del neoliberalismo para obtener fondos, recetas para la Universidad. Esta es una perversidad, eso no es extensión, eso es prostitución básicamente. Entonces y creo que la verdadera extensión es la extensión que se dirige a poblaciones que no son solventes, que no pueden pagar nuestros servicios, por eso es que son nuestros, por eso es que con ellos es que trabajamos. Las actividades de extensión tienen que tener investigación. Ustedes fíjense que los asuntos de extensión desde 1918 han sido un asunto negligenciado de la Universidad. Hoy mismo no vale mucho para el ranking. Cuál es el valor de la extensión para el ranking de vuestra Universidad. Cero. Soy director científico en un gran centro de investigación

en Portugal con ciento cincuenta investigadores doctorados y tenemos un programa vastísimo, que se llama “Centros de

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Estudios Sociales van a la Escuela” en el que nuestros investigadores y doctorandos van a trabajar con la escuela pública secundaria, con los profesores y niños de las escuelas. Miles y miles de sesiones por año, según las preferencias de las escuelas, porque en esta innovación pensamos que la Universidad tiene que buscar aliados en la escuela pública secundaria en todos los países. ¿Y cuál es el valor del programa para el ranking de mi centro? Cero. Lo que cuenta es los artículos publicados en lengua inglesa, esta cosa ridícula de que un artículo mío de veinte páginas en inglés vale más que un libro de cuatrocientas páginas que he escrito en portugués. Hay una mafia de evaluación que tenemos que revertir a través de alianzas. Y les cuento que esta mafia es muy real. Yo estaba, recientemente, preparando una charla en los Estados Unidos cuando me di cuenta de un artículo de una revista que leo normalmente Third Quarter International, es una revista de estudios poscoloniales, y veo un artículo de un profesor Bruskele de la Universidad Estatal de Portland que tiene este título “En defensa del colonialismo”. Yo me quedo sorprendido, ¿qué es esto? El señor, en el abstract, defiende que el colonialismo es una cosa que ha sido muy maltratada recientemente con los estudios poscoloniales pero que finalmente el colonialismo fue una cosa buena y que además debería volver porque hay muchos Estados frágiles, Estados fracasados, que sería bueno volvieran a ser colonias, sería mejor para ellos, se deberían crear nuevas colonias. Yo me quedé loco, ¿cómo es posible esto? ¡En una revista de estudios poscoloniales! Fue un clamor enorme, como ustedes pueden imaginar. Quince miembros del international board de la revista dimitió, muchos de ellos los conozco. Ustedes saben

que las revistas son dominadas por dos

 

empresas, ¿cuál fue el problema? ¿Hubo una

 

evaluación anónima? ¿Cómo es que una

 

evaluación anónima acepta un artículo que

 

defiende el colonialismo de esta manera

 

grosera? Porque no es siquiera una defensa

 

articulada

científicamente,

digamos,

es

 

grosera, es casi una provocación. Lo que pasó

 

es que el artículo fue rehusado por el peer

 

review inicialmente, pero el editor de la revista,

 

hoy en día ustedes los jóvenes ven esto, que

 

los editores de las revistas tienen las

 

posibilidades cuando un artículo es rehusado,

 

de buscar otros revisores, otros evaluadores.

 

Y este editor fue a buscar evaluadores que

 

pudieron tener una posición distinta,

 

digamoslo así y la posición fue aceptar el

 

artículo. Claro que fue un gran clamor en el

 

mundo científico en inglés, por supuesto, fue

 

tanto que el autor eliminó el artículo de la

 

revista, pero lo mantuvo en su página. Y si

19

ustedes ven el número de noviembre o

 

 

diciembre el artículo está ahí escrito, porque

 

él retiro el artículo del sitio web pero la

 

revista escrita en papel ya estaba producida, el

 

artículo está, se llama The Case for Colonialism.

 

Estas son las miserias de nuestro sistema hoy

 

en día y es por eso que yo pienso que la

 

extensión tiene que ser una manera de buscar

 

una investigación cuyos evaluadores no son

 

expertos anónimos, son la gente de nuestra

 

comunidad con las cuales nosotros

 

trabajamos, con las cuales nosotros podemos

 

convivir y compartir parte de sus luchas. Es

 

por eso que debemos saber que nuestro

 

conocimiento también tiene que ser evaluado

 

por ellos. Claro que tiene que ser evaluado

 

científicamente, por supuesto, pero eso no

 

basta. Y es por eso que necesitamos llevar

 

después de un siglo a una u otra generación

 

de extensión que llamo la extensión al revés:

 

no es llevar

la Universidad

para afuera

es

 

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traer el conocimiento no universitario hacia adentro de nuestra Universidad, el conocimiento popular, el conocimiento de las comunidades, de las periferias. Eso me parece ser lo que nosotros hacemos. Y hay un experimento, y esta Universidad es pionera porque nosotros tenemos una iniciativa que es pionera, que es la Universidad Popular de los Movimientos Sociales (UPMS) y que nosotros impulsamos a partir de 2003 en el Foro Social Mundial. Mañana vamos a lanzar el primer libro de la UPMS, la Universidad popular, aquí en Córdoba, la segunda vez que realizamos los talleres de la Universidad popular, ¿para qué? Para dos cosas muy sencillas: para traer, por un lado, un contacto más grande entre conocimiento académico y conocimiento popular, y segundo, para que los diferentes movimientos se conozcan mejor, porque hay prejuicios enormes entre conocimientos. Obreros contra movimiento feminista, movimiento campesino contra el movimiento LGBTI, son prejuicios enormes que impiden la acción colectiva, por eso en los talleres hay siempre diferentes movimientos articulados con diferentes temas. Y aquí en Córdoba, por supuesto, hace poco, yo preguntaba si Monsanto se había instalado aquí en Córdoba y dijeron que no. Yo me reí porque nosotros tuvimos aquí un taller de dos días para discutir eso y discutimos durante dos días en el taller, sobre tener a Monsanto aquí Córdoba, problemas de polución y de la agricultura industrial. Ustedes saben cuál fue el movimiento más elocuente en nuestra reunión, no sé si alguno está por ahí, fue fabuloso para mí, el movimiento por la legalización de las prostitutas aquí en Córdoba. Estas mujeres fueron fabulosas para defender al lado de los urbanos, al lado de todos los movimientos de derechos

humanos, o sea, diferentes movimientos articulados para conocerse mejor. Y ahora en este momento, hay varias universidades, están varias aquí, mismo aquí está el rector de la Universidad de Río Grande do Sul, tenemos un convenio, como aquí el de Córdoba, con la Universidad para realizar talleres de la Universidad popular de los movimientos sociales. Es una innovación, a mi juicio, muy interesante para llevar a que la extensión universitaria sea más intensa. La Universidad no tiene que ser extensa, tiene que ser intensa. Y para ser intensa tiene que traer el conocimiento de afuera para adentro. Otra innovación, disculpen porque no quiero pasarme de mi tiempo, es la Red Sur-Sur, nosotros estamos muy involucrados, son cosas muy concretas que les traigo porque soy un activista de la Universidad también.

Estamos aquí varios rectores de

universidades que estamos impulsando, nos 20 gustaría mucho que Córdoba y otros de este continente se unan a esta red, se llama la Red Sur-Sur de universidades. Es una respuesta al ataque, al acoso neoliberal de mostrar que la internacionalización se da por el ranking. Nosotros no. Nuestra internacionalización se

da por nuestra solidaridad y esa solidaridad es lo que caracteriza esta Red Sur-Sur. Esta red es una red de universidades, bastantes universidades públicas brasileras. Leo una parte, un párrafo del manifiesto y les pido a todos después que se contacten conmigo para poder ampliar la Red Sur-Sur: “la Red Sur-Sur se coloca entre aquellas que demandan una herencia de la lucha por las

transformaciones. Son procesos de resistencias y de cambio que integran la ecología de saberes de pueblos del Sur que queremos cultivar. Proponemos colocar estos saberes en evidencia y proponer una traducción intercultural entre profesores,

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estudiantes, mujeres, jóvenes, negros, negras, indígenas, artistas, sindicalistas, sin techo, sin tierra, LGBTI, una amplia diversidad de actores que tienen tanto para aprender juntos”. Esta es la idea de intensidad de conocimiento que está en la Red y los invito a todos a poder entrar.

Una palabra final, palabras finales, que desde 1918 nunca la autonomía fue tan importante porque se sabe que lo que el neoliberalismo quiere hacer con la autonomía es una cosa perversa. Hablando con muchos rectores, algunos están completamente conscientes, otros no están conscientes. La autonomía hoy es una adhesión voluntaria a la heteronomía, es aceptar que tiene que ser así. La autonomía es la capacidad de poder discutir autónomamente los límites, porque si la Universidad no los interroga pasa a ser interrogada, si no los cuestiona, pasa a ser cuestionada. Por eso la autonomía tiene que ser cada vez más contrahegemónica. Y por eso les digo, y con esto concluyo, si esta Universidad está en una fase instituyente que para profundizarse y mantener su identidad y el derecho a la Universidad como bien común, tiene que transformar muchas de sus ideas del pasado para seguir adelante con fuerza, con resistencia. Entonces, ella tiene que tener esta característica, es que ya no va a ser una Universidad, va a ser una pluriversidad y dentro de décadas, quizás, hablaremos de la pluriversidad de Córdoba, de la pluriversidad de Buenos Aires. Pero no es todo, es que el ataque del neoliberalismo es tan grande que no estoy seguro que eso no exija otro neologismo que traigo aquí para concluir: que la Universidad para ser pluriversidad tiene que garantizar la pluriversidad, y para ser eso la pluriversidad tiene que ser una subversidad, eso es lo que tiene que ser.

Muchas gracias a todos.

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