Norma
Acerbi1
1. Universidad Nacional de Córdoba.
Facultad de Ciencias Médicas. E-mail de contacto: norma_acerbi@hotmail.com .
El cariño y el respeto que
el Prof. Pablo Luis Mirizzi, profesaba a sus padres:
Don Juan Mirizzi y Doña
María Agueda D’Abrile de Mirizzi, era conocido y valorado por sus
contemporáneos. Ambos progenitores eran
gente de trabajo que llevaba la responsabilidad del hogar a sus espaldas.
Y Mirizzi, lo recuerda
así:
“No tengo mérito propio por haber orientado mi vida en el trabajo
y el estudio.
He
crecido viendo trabajar y por eso mismo, en estrecha posición económica y no me
costó jamás violencia alguna, continuar con esa norma de vida. He creído que
debía esperar siempre de la vida, aquello que fuera solo producto de mi propio
trabajo y de mi propio esfuerzo. Creo que fue muy beneficioso para la salud
moral y física, durante los años juveniles, el tener solo en el bolsillo, las
monedas necesarias para lo más apremiante de la vida”.(1)
En
1925 y con el objeto de construir un Panteón para dar una honrosa y perdurable
sepultura a sus padres, adquirió un terreno en el Cementerio San Jerónimo, con
ubicación; 15 calle Santa Teresa, casi esquina calle San Antonio. Es su
Designación Catastral: 06.86.046.010.00000.0 D.V 4.
Figura N°1: Fotocopia del
plano catastral del Cementerio San Jerónimo. (Acerbi, 2024).
En el Artículo 9° de su Testamento, fechado, el 4 de
agosto de 1960, dice:
“El Seguro de Vida de la Universidad
Nacional de Córdoba, será destinado para cubrir en el futuro los impuestos y
gastos requeridos por el Panteón del Cementerio San Jerónimo, en el cuál están
los restos de mis Padres, con el piadoso propósito que éstos y mis despojos se
queden en paz y no sean desplazados”. (2)
Una copia de la Escritura del
Panteón, se le entregó a la Madre Superiora de las Hermanas del Carmen, para
custodia y mantenimiento del Panteón. La mencionada Comunidad de Religiosas
también prestaba servicio, por aquellos años en la Clínica Privada Mirizzi, en
calle Santa Rosa 688.
Pablo Luis Mirizzi al redactar su
Testamento, nos demuestra que, pensando en la postrimería de su vida, dejando
para la inmortalidad, su generosidad, su sencillez, la serenidad de su
espíritu, sus obras, su ejemplo y su hombría de bien.
El Artículo N° 16, del Testamento,
dice lo siguiente:
“Mis restos mortales serán llevados
sencillamente hasta el lado de los míos. En coche automóvil, sin ornamentos ni
coronas, ni flores. No se pronunciará ningún elogio ni discursos. Vuelvo a repetirlo:
ruego se tomen las providencias necesarias para que las cenizas de mis padres y
las mías, descansen en paz y que no se desplacen”. (2)
Por la vida y sus obras, los
hombres se vuelven inmortales, pero recordar sus últimos momentos terrenales,
es a veces necesario para comprenderlos mejor.
El Prof. Pablo Luis Mirizzi,
padecía una insuficiencia cardiaca que en 1959 estando en España, produjo los
primeros síntomas. Fue atendido en esa circunstancia por sus amigos los Dres.
Jimenez Días y Plácido Duarte. De regreso al país, mantuvo durante varios años,
casi oculta su afección.
En agosto de 1964, estando en su
casa, sintiéndose enfermo, solicitó la presencia de sus discípulos más
cercanos, los Dres. Julio Bialet Tizeira y José Nasello. Luego de ser medicado
y sintiéndose mejor, les pidió que se retiraran. Sin embargo, en horas de la
madrugada, el edema pulmonar se hizo presente y aunque rápidamente intentó una
sangría terapéutica, falleció rápidamente frente a los acongojados y fieles
servidores. Murió el 28 de agosto de 1964.
Una honda consternación se produjo
en los círculos científicos, académicos y culturales de Córdoba y de todo el
país. Sus restos mortales fueron velados en el hall de su Clínica Quirúrgica,
donde centenares de personas, discípulos, colegas, amigos, estudiantes,
pacientes, dieron testimonio del pesar de su desaparición.
Desde allí, el féretro fue
trasladado a la Sala de Sesiones de la Universidad Nacional de Córdoba, en un
sentido y cálido homenaje. Dicha Sala se abrió en forma excepcional para
recibir y despedir a un dilecto Universitario, pronunciando un discurso el
Prof. Carlos Aguirre, quién con sentida emoción recordó la pérdida de tan
grande personalidad científica de Córdoba y de todo el país.
Los restos fueron trasladados luego
a la Iglesia de Nuestra Sra. del Carmen, un templo por el que Mirizzi tenía
especial predilección. Una Misa de cuerpo presente, dio la emotiva y mística
despedida, para después llevarlo al Panteón familiar, junto a sus Padres, en el
Cementerio San Jerónimo. Hicieron entonces, uso de la palabra, el Dr. Mario
Martínez Casas, por los amigos; el Dr. Carlos Sonzini Astudillo, por la
Sociedad de Cirugía de Córdoba; el Dr. Santiago Sosa Gallardo, por el Instituto
Drago de Cultura Americana; el R. Padre Antonio, de la Comunidad del Niño Jesús
de Praga y el Dr. Ángel P. Cinelli, por los discípulos.
Se unió a los numerosos presentes, la muda congoja de
las Religiosas de San Vicente de Paul del Hospital Nacional de Clínicas;
Directores de Servicios; enfermeras y una pléyade de Profesionales y ex
pacientes que expresaban su pesar.
Un año después del fallecimiento,
el 25 de agosto de 1965, la Facultad de Ciencias Médicas de Córdoba, colocó en
el Panteón una placa de recordación.
Sus discípulos, al cumplirse el 25°
Aniversario de su muerte, el 28 de agosto de 1989, concurrieron al Cementerio
para rendirle un homenaje y colocaron en el Panteón, dos placas, una por parte
de los Discípulos y otra por los Becarios en el Extranjero de la Fundación
Pablo Luis Mirizzi.
Lamentablemente en la actualidad,
las mencionadas tres placas de bronce han sido separadas del muro del Panteón,
en un acto vandálico de robo.
Figura N°2:
Fotografía actual del panteón de Mirizzi
(Acerbi, 2024).
(Acerbi, 2024).
Sin lugar a dudas que la figura, la
trayectoria, la obra y la vida toda del Maestro Mirizzi, será siempre inmortal.
Sus discípulos han sabido honrarle, porque supo inculcarles la energía de su
dedicación, su talento y su férrea disciplina.
Todos reconocieron el temple de su
espíritu y la fortaleza de su carácter, mantenidas hasta los últimos momentos
de su vida.
Es un honor que la Revista de la
Facultad de Ciencias Médicas-UNC, me permita recordarle a los sesenta años de
su desaparición terrenal, la que continuará, sin embargo, estando presente en
la memoria de los vivos que le admiraran siempre.
Prof.
Consulto Dra. Norma Acerbi Cremades
1. Acerbi
Cremades, N., Martínez Marull, A. Pablo Luis Mirizzi: vida y obra. Córdoba,
s.n., 2001. p. 17-18.
2. Mirizzi, P. L. Protocolización testamento Dr. Pablo Luis Mirizzi. 6 de
agosto de marzo de 1960. Testamento. Córdoba, Argentina. Registro notarial.
Recibido: 2024-08-23 Aceptado: 2024-08-28
http://dx.doi.org/10.31053/1853.0605.v81.n3.42246
https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/
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Nacional de Córdoba