la Encuesta a la literatura argentina contemporánea, publicada por el Centro
Editor de América Latina en 1982. Más precisamente, se propone indagar en
el cuestionario a escritores elaborado por Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo,
al que suma dos libros de entrevistas: La curiosidad impertinente(1993) de
Guillermo Saavedra y Primera persona (1995) de Graciela Speranza, a n de
diversicar el objeto de análisis y ampliar el rango temporal.
Los escritores y sus representaciones se estructura a partir de una primera
sección o ‘‘Planteo’’, a modo de introducción, seguida de nueve capítulos o
apartados que se corresponden con cada pregunta del cuestionario –el criterio
utilizado por el autor para reagrupar las respuestas de los 82 entrevistados
(aquí separados en narradores, poetas y dramaturgos)–. Al nal, se incluye un
‘‘Anexo’’ que consiste en un listado, introducido por algunas observaciones de
obras de literatura argentina publicadas entre 1940 y 1990, agrupadas por año
y con indicación de su correspondiente editorial.
El subtítulo del libro pone de maniesto las implicancias de un
proyecto crítico que abarca múltiples aspectos de la vida literaria (formación,
campo literario, escritura, lector, crítica, canon, mercado editorial, libros).
Justamente, De Diego desglosa las preguntas en una serie de tópicos,
siguiendo un orden establecido. A su vez, las respuestas son reagrupadas para
que dialoguen entre sí, de tal manera que visibilizan constantes o variaciones
como, por ejemplo, la valoración negativa de la educación formal (segunda
pregunta), las cualidades políticas, éticas o estéticas del escritor (octava
pregunta) o el lector empático y cómplice como guraciones del lector ideal
(quinta pregunta). Así, Los escritores y sus representaciones reorganiza el
amplio y heterogéneo panorama de la Encuesta. Al mismo tiempo, con esta
dinámica, De Diego extrae las representaciones que los escritores formulan
en torno de la práctica literaria y las entrecruza con hipótesis teóricas y
datos factuales, relacionados con el encuestado o al contexto en el que se
sitúa. A partir de ello, se examina cada una de las categorías que guran en el
subtítulo, aanzadas en el ámbito literario como instancias que median en la
producción y recepción de las obras.
En este sentido, otro aspecto a destacar tiene que ver con la lectura
crítica de De Diego, que revela una perspectiva nutrida de un repertorio diverso
de paradigmas teóricos: desde Tzvetan Todorov y Harold Bloom hasta Ángel
Rama y Adolfo Prieto, por nombrar a algunos autores esenciales. Pero, como
ya hemos adelantado, el sustento teórico y metodológico más evidente está
en la sociología de la literatura. Raymond Williams, Pierre Bourdieu, Robert
Darnton y Gisele Sapiro, entre otros, resuenan no solo en la terminología
empleada en el subtítulo y a lo largo del libro sino, también, en el modo de
Camila Victoria Esquivel
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