a Fierro, Cruz siente celos y ambos se juntan en la carpa donde, nalmente,
tienen relaciones sexuales. Lo fundamental en la propuesta de Kohan es el
hecho de poner a estos dos personajes emblemáticos del siglo XIX en una
relación homosexual; algo que, en la época que narrativiza el poema, era
considerado pecaminoso e inmoral.
Fierro es descrito en el cuento con una precisión que permite entrever
su masculinidad: “el acero de los brazos, las manos invencibles, la espalda
venturosa, la boca de varón”. (Kohan, 2015, p. 14). Si seguimos las lógicas de
nes del siglo XIX –que consideraban a la homosexualidad como aquello que
feminiza–, no es posible pensar que un hombre que sigue los estándares
masculinos y muestra su virilidad sea un homosexual. La descripción citada
funciona, en este sentido, como estrategia mediante la cual se enfatiza cierto
contraste: los rasgos viriles del cuerpo subrayan la masculinidad de Martín
Fierro para luego, hacia el nal, sensualizarlo en la relación homosexual con
Cruz, lo que altera la signicación de dichas características.
En “El amor”, el beso no resulta tampoco un objeto de contradicción:
en la época, era una costumbre que los hombres se besaran en la boca. Sin
embargo, parece indicarse que Cruz, mediante la repetición de las palabras,
quiere asegurarse a sí mismo de que aquel fue un “beso de hombres”, carente
de vinculaciones homoeróticas. Esta rearmación constante es acorde con
la consideración de la homosexualidad como algo inmoral y pecaminoso: el
hombre de ese momento está lejos de considerar a la homosexualidad como
algo propio, lo ve como una enfermedad y, como consecuencia, se reprimen
o se intentan reprimir esos sentimientos, esos impulsos.
Si entendemos a la homosexualidad y a quien la practica como un sujeto
marginado, resalta el lugar en el que se ubica, topológicamente, a Martín
Fierro y Cruz al llegar a las tolderías. Se trata, como hemos dicho, de dos
personajes que se encuentran marginados: ambos escapan de las fuerzas de
la ley y se refugian donde creen que estas no pueden llegar. Al llegar, el lugar
que les asignan los indios se ubica lejos del centro, donde estaba situada la
comunidad; es decir, se sitúa en la periferia. Si Fierro y Cruz ya son de por sí
marginados, dado que se encuentran en los límites de determinada sociedad
(la cristiana, en palabras del poema), será dentro de estas orillas donde se
los excluirá espacialmente una vez más. Ambos se encuentran, por ende, en
los márgenes de los márgenes. Y no solo ellos se encuentran excluidos, sino
que aquello que en parte los margina en el relato (la relación homosexual) es
realizado en la zona de exclusión asignada.
Surge aquí el interrogante sobre si lo planteado por Kohan es un relato
verosímil en relación con el texto original y si se puede unir con el poema del
Tomás Pachamé de Gracia
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