y, en esta obra, las emisoras de las cartas modican la distancia física a través
de la escritura, pues gracias a ella se hace presente el receptor y se le puede
decir todo aquello que se desea (Lobo, 2009, p. 130). La escritura de Ovidio
adquiere una faceta polémica debido a que, por un lado, expone sentimientos
y deseos de mujeres, los cuales solo podían ser manifestados en el ámbito
privado. Y por otro lado, para alcanzar su objetivo provoca una ruptura del
género elegíaco, creando una hibridación, en una época moderada y de corte
tradicional: “fue escrita a mediados del siglo I, época en que Augusto a través
de su programa cultural trataba de revalorizar las costumbres tradicionales,
el Mos maiorum, de la sociedad romana, tradiciones que estaban quedando
en el olvido” (Lobo, 2009, p. 130).
Al entender el contexto de producción de cada autor, es posible
ahondar en el análisis de cada obra de manera individual y comparativa.
Frontera de textos y voces
Como punto de partida del análisis comparativo, consideramos que ambos
textos utilizan como base el mito de Teseo y Ariadna. Grimal (1989) y Galán
(2003) nos sitúan en esta historia, reriendo que como consecuencia de la
muerte de Androgeo, su padre el rey Minos, exige a los atenienses un tributo
de siete jóvenes y siete doncellas cada nueve años como banquete para el
Minotauro. Teseo al escuchar los reclamos del pueblo contra su padre, el rey
Egeo, se ofrece para ir en el contingente. En su partida, Egeo le otorga dos
velas negras y dos blancas, ambas funcionan como un mensaje: las primeras
indican que Teseo no regresó con vida de su empresa y las segundas que salió
victorioso. En Creta, Ariadna conoce a Teseo, se enamora de él y (antes de que
ingrese al laberinto) ambos realizan una alianza: Ariadna le entrega un ovillo
de lana para que Teseo pueda salir del laberinto. A cambio, él se casaría con
ella y la sacaría de su patria. El héroe, según Grimal (1989), mata al Minotauro
a puñetazos, logra escapar y huye junto a Ariadna y el contingente de jóvenes
atenienses. En una escala en la isla de Naxos, Ariadna es abandonada y
posteriormente rescatada por el dios Dionisio, quien se casa con ella.
La manera de narrar el mito en ambas obras literarias es diferente.
Catulo en el Carmen 64 lo estructura dentro de otro mito, referido a las bodas
de Tetis y Peleo del ciclo de los argonautas (Galán, 2003), donde la historia se
encuentra bordada en una manta del tálamo nupcial. A su vez, la narración
se encuentra atravesada por varias voces: una voz narradora en tercera
persona que contextualiza los hechos precedentes, reere a las hazañas del
héroe y nos presenta la situación de Ariadna, contrapone al mismo tiempo
Anahí Yamile Albornoz | María del Rosario Corbalán
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