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Recial Vol. XV. N° 24 (Julio - Diciembre 2023) ISSN 2718-658X. Juliana Guerrero, Folclore y
nacionalismo en los Cantos escolares de Leopoldo Corretjer a comienzos del siglo XX en Argentina, pp.
229-246.
época—, estas obras tenían como propósito llegar a los maestros de música para que las
enseñaran en las aulas, aunque no hay información de la época que permita corroborar que
efectivamente se emplearon en las aulas. Los cantos, al igual que el resto del material colectado
por Lehmann-Nitsche, dan cuenta de esa búsqueda de identidad de los distintos grupos que
convivían en la escena rioplatense de aquel entonces (nativos, extranjeros, dirigentes, sectores
populares, etcétera). El lugar que ocupaba el niño aún no había sido explotado en términos de
consumo, pero la escuela, con su pretensión normalizadora, fue el espacio en el que tuvieron
protagonismo. En ese sentido, la conservación de este material propio de ese mundo infantil en
la Biblioteca Criolla patentiza una de las pocas fuentes de la época que se conservan, al menos
como material impreso con ese fin. Las referencias musicales que se identifican en el resto de
la Colección Digital (a través de documentos de la literatura popular impresa, tales como
cancioneros, revistas, obras en volúmenes constituidas por libros de poesías, novelas,
compendios de anécdotas, recopilaciones de canciones, históricos y cuentos, entre otras) son
en mayor medida, bajo la forma de milongas, cifras, estilos, huellas, zambas, etcétera; de ahí
que la posibilidad de acceso a estas partituras permite un abordaje más profundo de las prácticas
musicales de entre-siglos, al disponer de las prescripciones propias de una partitura.
En relación con las dificultades y carencias de la enseñanza artística que se señalaban a
comienzos de siglo XX, la caracterización realizada de estas obras muestra un desfase entre lo
que las autoridades políticas proponían como estrategias escolares de acuerdo con las
posibilidades de los maestros y el material que circulaba para su uso didáctico. Es muy probable
que además de las limitaciones que se señalan en los informes de la época, existieran otros
problemas para el dictado de esa materia, como, por ejemplo, el acceso a un piano en cada una
de las escuelas, la imposibilidad de contar con referencias externas a las partituras y la falta de
docentes idóneos. En cuanto a las características musicales de estos cantos, por un lado, la
ejecución del acompañamiento requería una destreza superlativa para una clase escolar de
música. Por otro lado, si bien las características de las melodías eran accesibles a niños por su
condición silábica y los escasos saltos interválicos, el ámbito y el vocabulario empleado en sus
letras distaban de aquellas premisas previstas para los cantos, sobre todo, de los grados
inferiores. Se trataba de versos extraídos de la poesía culta gauchesca que contenían un lenguaje
complejo y rico poéticamente.
El repertorio musical de la cultura criolla de entre siglos incluía, como se dijo, producciones
folclóricas y de tradición oral, ejecutadas por payadores y aficionados, al tiempo que la
tradición académica aportaba óperas, zarzuelas, obras sinfónicas y varios tipos de danzas.
Aunque todas estas músicas eran pensadas, compuestas y consumidas para y por un público
adulto, es posible imaginar que los niños tendrían algún tipo de acceso a ellas en el ámbito
doméstico. Lo cierto es que, en el ámbito escolar, el instrumento normalizador fue —al menos
este que fue publicado en esa época— un repertorio de producciones que aseguraba una
identidad nacional común, que los transformara, desde pequeños en ciudadanos del mismo
suelo argentino.
Referencias bibliográfica
Barrenechea, M. A. (1910). La enseñanza de la música en las escuelas comunes. Monitor de la
educación común, 502-508.
Cazaux, D. (2010). Historia de la divulgación científica en la Argentina. Buenos Aires: Teseo.