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Recial Vol. XV. N° 25 (Enero- Junio 2024) ISSN 2718-658X. Nicolás Garayalde, La escritura biográfica:
entre lo intratable y la fascinación, pp. 275-277.
existencia es retratada, más allá de toda polémica, afín al precepto de Heródoto que se
atendría a los hechos en la consistencia de su materialidad, como si una vida objetiva
pudiese ser recuperada y representada en una escritura generosa. Más que representar una
vida, la escritura le ofrece su existencia, y en ese hiato se abren todos los problemas de
un género antiguo y curioso como la biografía, que en los últimos años, como casi todo
en las ciencias humanas, ha vuelto sobre sí para pensar sus fundamentos.
En este contexto se puede leer la reciente publicación de una excelente antología
preparada por Julia Musitano y Carlos Surghi, que bajo el título Deshacer la vida reúne
un conjunto de ensayos dedicados a la biografía literaria, como problema teórico general
y como crítica de un corpus particular. En este sentido, la antología podría atraer por un
lado a aquellos interesados en alguna biografía o biografiado en particular: el Proust de
Maurois (Silvio Mattoni), las Vidas breves de John Aubrey (Carlos Surghi), las biografías
de Delmira Agustini (Carina Blixen) o de Juan Filloy (Candelaria de Olmos), la Silvina
Ocampo de Mariana Enríquez (Judith Podlubne), el Carlos Mastronardi de Petrecca (Nora
Avaro), la María Elena Walsh de Gabriela Massuh (Patricio Fontana), el Nicanor Parra
de Gumucio (Julia Musitano). Pero, por otro lado —y quizás de manera más atractiva—,
el libro invita a su vez a una reflexión teórica y técnica sobre el género, en torno a un
conjunto de problemas ligados no solo a la pregunta por lo que una biografía es, sino
también por lo que debería ser.
¿Qué es una biografía? Pero sobre todo: ¿cómo se escribe —y cómo se debe escribir—
una biografía una vez que se asume que la escritura produce la vida de quien quiere
retratar? ¿Cómo se narra una vida una vez que se advierte que a través de esa narración
el biografista dejará su huella sobre el biografiado? Estas preguntan atraviesan la
antología Deshacer la vida, que en cada uno de sus textos ensaya modos de abordar la
experiencia de narrar un proceso vital “entre la naturaleza intratable de la vida y la
subjetividad del biógrafo” (Musitano y Surghi, 2023, p. 13).
En lugar de la piedad irónicamente implorada por Bloch, aquellos interrogantes
invocan una dimensión ética (ligada a la relación con la alteridad irreductible de aquel
cuya vida se toma por objeto de narración) y una dimensión retórica (que involucra los
procedimientos desplegados para narrar esa vida de acuerdo a ciertas decisiones éticas).
Para decirlo de otro modo: los ensayos que reúne el libro procuran responder, cada uno a
su manera y en diálogo con un corpus particular, cómo se escribe lo intratable de una vida
en el marco de la fascinación que nos provoca.
He aquí los términos claves que podrían sintetizar las dos vertientes fundamentales de
la preocupación ética y retórica de la antología: la fascinación de lo intratable y la
escritura consecuente. Es decir, la captura que la vida ajena produce en su irreductibilidad
y la precipitación amorosa hacia una forma de contarla en la que el propio biógrafo se ve
implicado. Lo que Carlos Surghi describe en su ensayo al definir la biografía como “la
versión novelable de lo indeterminado” (p. 39). Lo indeterminado: la vida, lo intratable,
la verdad como un “cúmulo de puntos de colores apoyados en una superficie que de lejos
parece una materia continua y de cerca, una constelación o un caos en trance de
convertirse en algo”, según expresa Mattoni. Lo novelable: pues artesano de ese magma
informe y fascinante, el biógrafo se dispone a novelar y en esa acción aparecen las
preguntas sobre la escritura: su técnica, sus alcances, su potencia “poética antes que
infalible”, según una expresión de Saer que recupera Avaro.