Obra bajo Licencia Creative Commons 4.0 Internacional.
Recial Vol. XV. N° 26 (Julio-diciembre 2024) ISSN 2718-658X. Rocío Fernández, Tiempo e ironía en la segunda
época de La Habana Elegante (1998-2015), pp. 60-76.
en la invitación el estreno en los Estados Unidos del documental Dónde está Casal,
la romanza para piano de Hubert de Blanck dedicada a Casal, así como una
exposición de objetos relacionados con la vida y obra del poeta, y el número
homenaje La Habana Elegante (Casa Editora Abril: La Habana, 1993). Lo de la
romanza no era sino el signo de una persistente ilusión; en realidad lo que hice fue
mostrar la fotocopia de la partitura. Pero había algo que no podía negarse: ya existía
la Redacción de La Habana Elegante y era lógico por tanto pensar que la revista
misma no podía estar muy lejos (Morán, s/fecha, s/p).
La ayuda de las amigas, la vida en un cuarto, el barrio francés, la repisa encima de la estufa que
no funciona, la compra de chinerías con el primer sueldo: todo pareciera tender a repetir la vida de
Casal, casi como un ejercicio espiritual jesuítico. Sobre la repisa dos fotos: la de la azotea de Reina
María Rodríguez y, como no podía ser de otra manera, la de Casal. Definitivamente estaba en
“casa”, dice Morán. Varias cosas con respecto a esto: primero, lo más evidente, la construcción de
esta “casa” en minúscula y en Nueva Orleans frente a la “Casa” con mayúscula y en La Habana
donde se deja en claro que ni La Habana Elegante ni Morán tienen lugar. En segundo lugar, la
combinación de las dos fotos anticipa el formato que tendrá la revista cuatro años después: me
refiero al hecho de conformar una “casa” a partir de la yuxtaposición de un espacio habanero y del
siglo XIX. Si volvemos a la descripción de la primera versión de LHE que realizamos
anteriormente, encontramos tres secciones que corresponden a espacios habaneros –“La Azotea
de Reina”, “Café París” y “El Templete”– y el resto a textos literarios del siglo XIX –“En la loma
del ángel” (Cirilo Villaverde), “Hojas al viento” (Casal), “Ecos y murmullos” (LHE), “Bustos y
Rimas” (Casal), “La Ronda” (Zequeira) y “Pasión de Cuba” (Manuel de la Cruz) –.
Me pregunto entonces cómo leer este montaje. Pensemos a partir de la incorporación de la
sección “El Templete” en el número 4 de la revista. El Templete es una edificación construida en
1827 donde se cree que se fundó la Villa de San Cristóbal de La Habana en 1519. Todos los años
en la víspera del 16 de noviembre, fecha en que fue fundada la ciudad, cientos de habaneros dan
tres vueltas a la ceiba y echan una moneda a sus raíces pidiendo un deseo. La sección de la revista
se constituye, entonces, como una manera de poner a disposición la tradición para quienes ya no
están en La Habana. El ritual virtual consiste en que todos los aniversarios de LHE –la edición de
primavera que coincide, por ende, con el aniversario del nacimiento de Casal, 7 de noviembre, y
el aniversario de la fundación de La Habana, 16 de noviembre–, se abre la posibilidad de dejar
comentarios, saludos y deseos en “El Templete”, como una manera otra de dar la vuelta a la ceiba.
No pareciera ser entonces tanto una disputa de o sobre la ciudad, sino más bien una duplicación,
la construcción de una Habana paralela y virtual para los que no están físicamente en la isla.
Veamos, al respecto lo que escribe Morán en la presentación de otra de las secciones, “La Azotea
de Reina”:
Como quiera que la azotea no pudo recibir –como hubiésemos querido– a amigos
como Gastón Baquero o Juan Clemente Zenea y, puesto que algunos de nosotros
ya hemos dejado de subir aquellas escaleras y de animar ese espacio que, sin dudas,