Editorial
Homenaje a Julio Cortázar
En su cuarta entrega, RECIAL ofrece su pequeño homenaje a Julio Cortázar al cumplirse cincuenta años de la publicación de Rayuela. El adjetivo “pequeño” obedece estrictamente a la modestia del gesto editorial, pero está lejos de expresar nuestra inmensa admiración por la novela y el orgullo por el escritor argentino.
Para los lectores de literatura latinoamericana en el último medio siglo, Julio Cortázar es un escritor entrañable, provocador en varios casos de una decisión profesional y, para muchos otros, nada menos que el provocador a la lectura.
Su escritura que, en gran medida, se define por la ingeniosa articulación del arte con la vida se rige por un impulso innovador en ambas direcciones. Investidos de potencia persuasiva sus textos procuran consumar una invitación al lector a arriesgarse a jugar un juego que va siempre más allá de lo estético o, mejor, que no es nunca gratuito. En una extraordinaria conjunción de goce y reflexión, su poética hace centro en la posibilidad de movilizar al otro-lector e impulsarlo a asumir la responsabilidad de su existencia. Las novedades formales a nivel estético, la irrupción de lo insólito, lo fantástico, lo inesperado en el enunciado y, entonces, en la rutinaria realidad, alcanzan en su proyecto un valor estratégico orientado a des-acomodar al lector y obligarlo a moverse e involucrarse como protagonista de la historia del enunciado pero, sobre todo, de su propia vida. Su literatura es un desafío a buscar nuevas respuestas, un reto a poner patas arriba la lógica de la “realidad” cotidiana, y atreverse a descubrir algo distinto e invadir un espacio de libertad existencial. Una dimensión inexplorada, insondable, misteriosa “donde la ló(gi)ca acaba ahorcándose con los cordones de las zapatillas incapaz hasta de rechazar la incongruencia erigida en ley” leemos en Rayuela (Cortázar, 1972: 602).
En su inolvidable novela propone como en la rayuela, encarar la vida al modo de un desplazamiento de la tierra al cielo, disposición que requiere la actitud lúdica, ingenua y espontánea de los niños e impone dar los saltos necesarios para dejar un espacio de necesidades terrenales y contingentes para acceder a un ámbito de aspiraciones espirituales y trascendentes. La capacidad del cruce a la “otra orilla”, “del lado de allá”, implica despegarse de la mecánica y absurda “realidad”, la lógica de la costumbre, la improductiva inercia o una existencia inauténtica; en consecuencia, el desplazamiento configura un peregrinaje desde un ámbito caracterizado por la muerte a otro en el que predomina la vida y la libertad.
En su aspiración de penetrar todo orden cerrado para alterarlo, revolucionarlo, el “cronopio” cortazariano en la figura de Morelli des-solemniza y parodia la lógica de la vida, al mismo tiempo que des- articula el orden narrativo, los artificios de la tramoya. En este sentido, el autor abre la posibilidad al lector de jugar con él en la obra, de sumarse al programa diseñado para sí mismo en la creación artística, busca anular las distancias entre autor y lector haciendo de éste su cómplice y consigue así, contraescribir una novela o escribir una contranovela como a él le gustaba definir a Rayuela.
En búsqueda incansable de suprimir el abismo entre arte y existencia y perseguidor de lo más auténtico y genuino en el ser, Cortázar se plantea la práctica escritural como una posibilidad de acceso a una dimensión desconocida, misteriosa de la vida y ofrenda al otro-lector la misma posibilidad mediante el juego de atrevimiento propuesto en la obra, y de este modo resemantiza el gesto creador del escritor. Equivalente al personaje de la Maga en la vida de Horacio Oliveira, el arte opera como puente hacia la otra orilla en el proyecto cortazariano cuya búsqueda de libertad estética hunde sus raíces en preocupaciones éticas y humanas “ toda obra es un puente hacia y desde algo, no es verdaderamente puente mientras los hombres no lo crucen. Un puente es un hombre cruzando un puente, che” (Cortázar, 1973: 37). De manera que el juego estético queda regido por un impulso liberador del hombre hacia un espacio de posibles en la dimensión existencial.
De algún modo Rayuela sintetiza e ilumina muchos de los relatos de Julio Cortázar que nos dejan expectantes o desconcertados, asistimos en la novela al desarrollo del proyecto de escritura que moviliza su hacer literario íntegro.
Abierta, en movimiento, aparentemente incompleta su obra propone la continua revisión de valores heredados, de certezas consagradas, de formas reguladas y aunque sus personajes acaben constatando el fracaso de los valores buscados, siempre queda una grita por donde seguir buscando otra cosa. En entrevista con Luis Harss publicada en Los Nuestros el autor busca explicar la situación de este modo:
Más allá de la lógica, más allá de las categorías kantianas, más allá de todo el aparato intelectual de Occidente –por ejemplo, postulando el mundo como quien postula una geometría no euclidiana- ¿es posible un avance? ¿llegaríamos a tocar un fondo más auténtico?
Por supuesto no lo sé. Pero creo que sí (Hasss, 1977: 288)
Se trata, entonces, de un juego sin certezas, de un arriesgarse sin red a la indagación en profundidades metafísicas, antropológicas y, a la vez, estéticas, se trata de emular el gesto de invención y creador del artista en la vida de todos los días.
Cincuenta años después del acontecimiento cultural que significó Rayuela para el mundo latinoamericano y la literatura universal, la propuesta del autor de renovación de técnicas narrativa puede entenderse, en buena medida, concretada por un conjunto de escritores que se hicieron eco de sus provocaciones. Mientras que los planteos de la novela en la dimensión humana existencial requiere su relectura para volver a inquietarnos, para recordar, en el sentido etimológico del término (re-cordis) de volver a pasar por el corazón, la invitación a no renunciar a la gesta liberadora del hombre que encarna Horacio Oliveira -Morelli en el texto.
Olga B. Santiago
Referencias:
Cortázar, Julio (1972) Rayuela, Bs. As., Sudamericana.
(1973) Libro de Manuel. Buenos Aires, Sudamericana.
Hasss, Luis (1977) Los Nuestros, Bs. As., Sudamericana.