Experimentación y progresividad del discurso
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REVISTA DE ENSEÑANZA DE LA FÍSICA, Vol. 33, no. 2 (2021) 82
primero a nivel social y luego a nivel individual. La transmisión y adquisición de conocimientos es posible cuando la
interacción -plano interpsicológico- conduce a la internalización -plano intrapsicológico-. Esta interiorización se pro-
duce a través de los recursos semióticos que cada individuo comparte con la comunidad, de los cuales el lenguaje
hablado es el más relevante. Si bien la ciencia es especialmente multimodal en su lenguaje (Tang, 2016; Márquez et
al. 2003), la mayor interacción de nuestras ideas se genera a través de la oralidad.
Este paradigma de aprendizaje tuvo repercusión en los documentos curriculares de numerosos países, en Argen-
tina desde el año 2004, se emitió un documento denominado Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP), en el que se
presentan objetivos como:
La planificación y ejecución sistemática de exploraciones para investigar algunos de los fenómenos naturales (p. 12) y
La formulación de hipótesis escolares sobre determinados fenómenos naturales y la comparación de esas hipótesis con las
elaboradas por sus compañeros, con argumentos basados en los modelos y teorías escolares estudiados. La búsqueda de
diferentes estrategias para poner a prueba estas hipótesis. (p. 12)
El experimento es un dispositivo instruccional que permite considerar las diferentes hipótesis surgidas en la inda-
gación colectiva en el aula. Numerosos trabajos dan cuenta de las ventajas de utilizar los experimentos, tanto para el
aprendizaje de conceptos, como para el aprendizaje del método científico, cuyas etapas de predicción y explicación
(previa y posterior al experimento, respectivamente) son fenómenos colectivos que deben tener un lugar central en
las clases (Liew y Treagust 1998, Hart et al. 2000, Coştu, Ayas y Niaz 2012 ). A pesar de esto, la mayoría de los profe-
sores sigue confiando en un enfoque de transmisión, en el que los escasos experimentos se utilizan como una forma
de apoyar las explicaciones dadas por ellos mismos sobre las leyes y las fórmulas (Bigozzi 2014)
En paralelo a ese hecho, observado en las aulas, la investigación sobre la enseñanza de la física en nuestro país
está fuertemente orientada a los enfoques individuales del aprendizaje, en contraposición a los socio-culturales (Bau-
dino et al. 2017). Sin embargo, recientemente se han publicado trabajos que se enfocan en estos (Baudino y Coleoni
2020, Cutrera, Massa y Stipcich 2020, Furci, González, Trinidad y Peretti 2020).
Este estudio pretende avanzar en la comprensión de cómo son las interacciones en el aula y cómo se pueden
gestionar para que resulten productivas. En particular, apunta a brindar, desde el análisis del discurso, elementos que
ayuden a entender cómo generar las condiciones para que un experimento tenga relevancia desde el punto de vista
de aprendizaje de conceptos y pueda ser interpretado en profundidad por los estudiantes.
II. LA PROGRESIVIDAD DEL DISCURSO EN AULAS DE CIENCIA
Para dar sentido a la idea de progresividad en el discurso resulta útil comenzar por el trabajo de Bereiter (1994). Allí,
el autor cuestiona la mirada posmoderna según la cual, al no existir un punto de vista objetivo para juzgar si algo es
verdadero, no puede haber progreso posible en la ciencia porque no hay forma de demostrar que un punto de vista
sea mejor que otro. En respuesta a estas ideas, Bereiter argumentó que el supuesto clave de la ciencia no es la verdad
objetiva, sino la progresividad, el discurso científico avanza con movimientos que van de un lado a otro, a medida que
se vuelve más profundo y asertivo en términos de comprensión y predicción del mundo que nos rodea. Afirma que
este progreso viene determinado por el grado en que los participantes consideran que las nuevas ideas son mejores
que las anteriores. Por lo tanto, no es necesaria ninguna referencia a la verdad objetiva para que la ciencia sea pro-
gresiva. Para el autor esta forma de ver la ciencia como un discurso progresivo tiene una aplicación directa en la
educación. Si bien en una clase el objetivo no es producir un avance científico, lo importante es que los discursos
locales sean progresivos en el sentido de que se generen entendimientos nuevos para los participantes y que éstos
los reconozcan como superiores a su entendimiento anterior. Según Bigozzi (2014) los estudiantes, al igual que los
científicos, deben trabajar para avanzar en el conocimiento, probar y refinar las hipótesis y sustituir progresivamente
las teorías antiguas e inválidas; y eso sólo es posible si se produce una simetría en la interacción. Las ideas de los
alumnos deben considerarse tan válidas como las expuestas en el libro de texto o por el profesor.
Un objetivo de relevancia en el aprendizaje de ciencias en el secundario es la capacidad de construir explicaciones
lógicas y coherentes basadas en principios científicos (Cutrera y Massa, 2020). La comprensión de cómo se van cons-
truyendo progresivamente esas explicaciones está ligada a la semántica que es el estudio del significado tal y como se
expresa a través del lenguaje. Para hablar de ciencia, o de cualquier otro tema, tenemos que expresar las relaciones
entre los significados de los distintos conceptos; la semántica es el estudio de cómo utilizamos el lenguaje para ha-
cerlo. Es un campo de estudio profundo, sutil y muy útil (Lemke, 1990). En ese sentido Clarà (2019) propone que los
estudiantes van desarrollando una estructura semántica común (ESC), en la que todos los miembros de la clase son
partícipes. La progresividad del discurso en las aulas que da lugar al desarrollo de esta estructura semántica, se da a
través de un mecanismo social que, propone este autor, tiene los siguientes componentes: