Revista de Educación en Biología, Vol. 27, Nº 2, (julio-diciembre) 2024 | Página 1
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Caminhos possíveis para habitar a docência e a formação de biólogos/as
e professores/as: uma carta aos/às licenciandos/as em Ciências
Biológicas
Possible Paths to Inhabit the Teaching and Training of Biologists and
Teachers: A Letter to Undergraduate Students in Biological Sciences
Caminos posibles para habitar la enseñanza y la formación de
biólogos/as y profesores/as: una carta a los/as estudiantes de Ciencias
Biológicas
Tiago Amaral Sales
1
1
Universidade Federal de Uberlândia. Ituiutaba. Brasil
1
tiagoamaralsales@gmail.com
Recibido 05/04/2024 Aceptado 12/06/2024
Para citar este artículo: Sales, T. A. (2024). Caminhos possíveis para habitar a
docência e a formação de biólogos/as e professores/as: uma carta aos/às
licenciandos/as em Ciências Biológicas. Revista de Educación en Biología, 27 (2).
https://doi.org/10.59524/2344-9225.v27.n2.44664
Resumo
O que está em jogo quando pensamos na tarefa de habitar a docência e a
profissão enquanto biólogo/a? Quais potências residem no ato de formar-se biólogo/a e
professor/a de ciências e biologia? Como ativar a atenção ao que ressoa de fértil, de
ético, de responsável e de frutífero nos movimentos transformativos que acontecem ao
longo dos caminhos trilhados em uma graduação em licenciatura em Ciências Biológicas?
A partir do convite para participar de uma mesa redonda em uma Universidade Pública
no sertão nordestino brasileiro, em comemoração ao dia dos/as biólogos/as, o autor
deste texto foi mobilizado a pensar nas linhas e marcas que atravessam a sua formação
e atuação enquanto biólogo e, sobretudo, professor. Assim, decidiu escrever uma carta-
manifesto aos/às licenciandos/as em Ciências Biológicas de tal instituição e a apresentou
neste mesmo evento, em setembro de 2023. Nela, ao revisitar marcas e trajetos por ele
trilhados, são mobilizadas noções da ética, responsabilidade, desafios, lutas e
amorosidades necessárias para atuar enquanto biólogos/as e professores/as de ciências
e biologia no mundo contemporâneo.
Palavras-chave: Carta; Formação de professores/as; Educação em Ciências e
Biologia; Vida e docência.
Creative Commos 4.0 Internacional (Atribución-No Comercial-
Compartir igual)
a menos que se indique lo contrario
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Abstract
What is at stake when we think about the task of inhabiting teaching and the
profession as a biologist? What powers reside in the act of becoming a biologist and
science and biology teacher? How to activate attention to what resonates as fertile,
ethical, responsible and fruitful in the transformative movements that occur along the
paths taken in a degree in Biological Sciences? From the invitation to participate in a
round table at a Public University in the brazilian northeastern hinterland, in celebration
of biologist’s day, the author of this text was mobilized to think about the lines and marks
that cross his training and performance as a teacher and biologist. Thus, he decided to
write a manifesto-letter to the graduates in Biological Sciences at that institution and
presented it at this same event, in September 2023. In it, by revisiting brands and paths
followed by him, notions of ethics, responsibility, challenges, struggles and love are
necessary to act as biologists and science and biology teachers in the contemporary
world.
Keywords: Letter; Teacher training; Biology and science education; Life and
teaching.
Resumen extenso
¿Qué está en juego cuando pensamos en la tarea de habitar la enseñanza y la
profesión como biólogo? ¿Qué potencias residen en el acto de convertirse en biólogo y
profesor de ciencias y biología? ¿Cómo activar la atención sobre lo que resuena como
fértil, ético, responsable y fructífero en los movimientos transformadores que se dan en
los caminos recorridos en la formación en Ciencias Biológicas? Tras la invitación a
participar de una mesa redonda en una Universidad blica del interior del nordeste
brasileño, en celebración del Día del Biólogo, el autor de este texto se sintió movido a
pensar en las neas y marcas que atraviesan su formación y desempeño como docente
y biólogo, conectándolos con cuestiones y reflexiones contemporáneas de carácter
social, político, filosófico e intensivas en la formación de otros/as biólogos/as y
profesores/as de ciencias y biología. Por ello, decidió escribir un manifiesto en forma de
carta o carta-manifiesto a los estudiantes de la carrera de Ciencias Biológicas de esa
institución, presentándolo en este mismo evento, en septiembre de 2023. Luego de este
período, los escritos fueron revisados, revisados, ampliados y adaptados para ser
utilizados en esta publicación. Moviliza nociones de ética, responsabilidad, desafíos,
luchas, sueños y amor necesarios para actuar como biólogos/as y profesores de ciencia
y biología. Inicialmente, se abre con la poética Presente”, que reflexiona sobre la fuerza
de ser y llegar a ser docente. En “Delimitando un territorio, ubicando un discurso”, se
delimita un territorio y se ubican los espacios de discurso del autor, ubicados, en aquél
momento, en una institución de enseñanza, investigación y extensión blica ubicada
en el interior brasileño, actuando en la formación de biólogos/as y profesores/as de
biología. Al percibirse en el Antropoceno como un mundo en ruinas (Tsing, 2019;
Haraway, 2023), se hacen reflexiones teóricas sobre los modos de educar, aprender y
formarse con/en medio de/a través de la vida (Saleset al., 2023). Ancladas en la
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dimensión conceptual de las experiencias, las líneas autobiográficas se movilizan para
fundamentar los escritos y acercar a quienes escriben, a quienes reciben la carta, a
quienes escuchan, a quienes leen. Así, la escritura es sensible, cercana, sincera y
también seria y comprometida con la formación de biólogos/as y profesores/as de
ciencias y biología articulados con la problematización del mundo y la creación de otros
caminos posibles. En “Formarte, educarte, encontrarte”, junto al aporte de la filosofía
(Deleuze e Parnet, 1998; 1995, Gallo, 2010), se piensa en la importancia del encuentro
en la vida, la formación y la educación, afirmando que educar y formarse es,
precisamente, esa mezcla de subjetividades diferentes, heterogéneas, de pensamientos-
movimientos-acontecimientos. Esta es, entonces, la fuerza de poder encontrarse y
situarse en la vida y en la educación: llegar a ser y crear con los demás (Haraway, 2023),
juntos. La dimensión de la creación se afirma, por tanto, como potencia de educación,
acto de resistencia. En la continuación del texto, en “Dolores y delicias de formar y
educar”, se permean los desafíos, las inconstancias, las luchas cotidianas, las dificultades
y también tantas bellezas que pueden existir y forjarse en la enseñanza. En esta sección
buscamos crear conciencia sobre los problemas que permean la profesión docente en el
mundo contemporáneo, no con el objetivo de desanimar a los estudiantes de pregrado,
sino concientizarlos sobre la necesidad de mantener los ojos abiertos, involucrarse,
articularse colectivamente, movilizando precisamente la fuerza del encuentro. Se refleja
en la dimensión de la sociedad cansada (Han, 2017) y cómo el sistema colonial capitalista
(Rolnik, 2018) trabaja para absorber nuestra fuerza vital. Pasamos por estas ltiples
dimensiones para poder, finalmente, pensar en formas de articularnos como docentes
en este mundo en ruinas, en una sociedad que desprecia la enseñanza de innumerables
maneras, percibiendo líneas de lucha necesarias. Así, inspirados en Caetano Veloso y
Gal Costa, se afirma la necesidad de estar atentos y fuertes en la vida, la enseñanza y
la educación. En el último apartado, titulado “Formar, desear y cultivar la enseñanza con
amor”, comenzamos con un enunciado de cartas de consejo (Rigue e Sales, 2023) que
pueden mover el amor como ética de vida (Hooks, 2020) en la formación de docentes,
en la enseñanza y en los muchos caminos por venir, reconociendo que estos están
permeados de desafíos, sí, y también de bellezas, fortalezas, poderes. De esta manera,
se afirma y espera que la educación, la escuela, la universidad, las clases, la vida y el
mundo puedan ser territorios para soñar como ejercicio de squeda activa (Krenak,
2019). Finalmente, deseamos vida, fortaleza, ganas y alegría en los múltiples, poderosos
y sugerentes caminos que pueden ocurrir desde una licenciatura en Ciencias Biológicas,
haciendo resonar toda una existencia por venir.
Palabras clave: Carta; Formación de docentes; Educación en ciencias y biología;
Vida y enseñanza.
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Presente
Ser professor
Estar junto
Fazer com
Criar a sintonia
Fantasiar o futuro
Viver a maravilha
De aprender e de ensinar
Se jogar no risco
De tantas incertezas
Acolher os medos
Em meio às estranhezas
Também se abrir
Ao presente cotidiano
Perigos, inconstâncias
Tantas vezes insano
Lidar com a vida
Acompanhar os saberes
Degustar as dúvidas
Escutar as sutilezas
Poder nos encantar
E nos outros ressoar
Belezas de um mundo
Maneiras múltiplas de habitar
Modos de estar
No presente criar
Caminhos de se formar
Seguindo em bando
Para nos encontrar
Delimitando um território, localizando uma fala
Vale do Rio São Francisco, inverno de 2023
Em dias quentes de inverno no sertão pernambucano, depois de uma longa
travessia do Sudeste ao Nordeste brasileiro para chegar até aqui, coloco-me a pensar
nas linhas e marcas que percorrem a minha formação enquanto biólogo e professor.
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Sinto que elas ressoam quem eu sou, podendo se ligar a quem vocês são e serão,
percebendo que estamos todos/as em transformação. Um convite para realizar uma fala
comemorativa ao dia do/a biólogo/a me convoca a escrever e, assim, decido registrar
alguns pensamentos e afetos em uma carta a todos/as vocês, licenciandos/as de
Ciências Biológicas da Universidade de Pernambuco, Campus Petrolina
1
.
Atravessado por uma infinidade de memórias que me formaram e educaram, que
me constituem também enquanto formador e educador, escrevo uma carta a vocês. Por
perceber “o ensaio como uma das linguagens da experiência” (Larrosa, 2004, p. 32),
inspiro-me nos modos ensaísticos que Jorge Larrosa (2004), compreendendo que “o
ensaísta pensa e escreve sabendo-se mortal, sabendo que tanto suas palavras como
suas ideias são mortais e que, talvez por isso, estão vivas” (p. 33). Dessa forma, busco
mobilizar uma escrita viva, vívida, em meio à vida, aos acontecimentos que me
atravessam, mas que não se limitam à minha existência: misturam-se, extravasando
um território, rompendo o que faz um lugar de fala para chegar a outros tempos-e-
espaços.
Esta é, então, uma carta que, em tons de manifesto podendo ser chamada,
inclusive, de carta-manifesto deseja ser reflexiva e questionadora perante as potências
que residem nos caminhos da formação e possível atuação de vocês, futuros/as
biólogos/as e professores/as de ciências e biologia. Assim, espero que ela seja também
um convite ao encontro, à atenção, ao cuidado de si, da vida e do outro, podendo
dialogar ao menos um pouco com quem ela “chegue”.
Ao vê-los/as, recordo muito do que passei em meus trajetos de estudo-vida, e
percebo que escolher ingressar no curso de Ciências Biológicas é, por si só, uma grande
aventura. o tantas as variáveis que atravessam a formação de vocês: a densidade dos
conteúdos, as perspectivas de trabalho e, mais ainda, de viver em um mundo arrasado
social e ambientalmente. As ruínas do Antropoceno tempo atual marcado por intensos
impactos humanos como bem ressaltam a antropóloga Anna Tsing (2019) e a bióloga
Donna Haraway (2023) são bárbaras, mas é preciso estarmos atentos/as ao que
podemos fazer aqui e agora.
Ainda pensando nos trajetos de vocês, percebo que eis a responsabilidade de se
articularem de maneiras éticas e políticas com a vida e com o seu estudo, de engajarem-
se com uma educação em ciências que aconteça com/em meio a/pela vida (Sales et al.,
2023). Nada disso é fácil e, dessa forma, quero, antes de qualquer coisa, parabenizá-los
pela coragem de escolher adentrar neste curso, nele insistindo e persistindo. Sei que é
uma graduação desafiadora e, por sorte, também encantadora e instigante.
Relembro-me de quando decidi cursar Biologia. Faz algum tempo, mas não tanto
tempo assim. Era o fim do ensino médio, pouco mais de onze anos, e eu precisava
escolher logo qual rumo tomaria. Pensei rapidamente e falei para mim mesmo: Ciências
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Nasci, cresci e realizei grande parte da minha formação no estado de Minas Gerais, localizado
na região sudeste do Brasil. Na época de escrita inicial e apresentação desta carta eu lecionava
na Universidade de Pernambuco (UPE), campus Petrolina, localizada no estado de Pernambuco,
na região nordeste brasileira, atuando no curso de licenciatura em Ciências Biológicas. Porém,
alguns meses depois, retornei a Minas Gerais para trabalhar na Universidade Federal de
Uberlândia (UFU), campus Pontal, instituição na qual sou atualmente Professor Adjunto, atuando
nos cursos de licenciatura e bacharelado em Ciências Biológicas.
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Biológicas! Minha mãe me desincentivo sutilmente preferia engenharia. Meu padrasto
fechou a cara por mais de um ano, pois queria que eu fosse médico. E o meu pai me
apoiou incondicionalmente, dizendo que aquele era ‘o meu curso’. Desde quando eu era
criança, ele, professor, me levava em parques e museus. Aos poucos, fui me
apaixonando mais e mais pelas diferentes formas de vida, pelas ciências e, sem
perceber, pela educação em seus múltiplos e potentes espaços em que pode acontecer.
Clichê, talvez, mas este foi um dos principais porquês de escolher a Biologia, ou ser por
ela escolhido.
Nunca tive a maior facilidade com as disciplinas de química e sica e, mesmo
assim, pulei de cabeça nas ciências da natureza. Via, também, desde aquela época, que
estes campos de produção de conhecimento necessitam de estarem engajados com
perspectivas problematizadoras e ativamente mobilizadas perante o mundo. Vocês
entendem o que estou falando?
Novo demais, escolhi o curso sem saber ao certo muitos detalhes sobre o mesmo,
como, por exemplo, as diferenças entre licenciatura e bacharelado e, por certo equívoco,
talvez, ingressei na segunda opção. Porém, logo no segundo período, muito desanimado
com as disciplinas iniciais da minha grade curricular, tomado por um desencanto com a
sobrecarga de matemática, química e sica que, sentia, me afastavam dos estudos
biológicos naquele momento de tanta ânsia atravessada por trâmites e engessamentos
sem fim dos primeiros períodos universitários, fui salvo por uma disciplina optativa
pedagógica que debruçava-se nas dimensões de corpo, gênero, sexualidade e educação.
Lá, aprendi que poderia, paradoxalmente, me apaixonar pelas ciências da natureza na
medida em que era possível questioná-las e problematizá-las com uma imensidão de
repertório teórico-conceitual, percebendo o seu caráter eminentemente político e social.
Fui, aos poucos, me afeiçoando mais e mais pela licenciatura e, pelo meio do
curso, decidi que era nela que iria seguir. Acabei me formando como bacharel e
licenciado em Ciências Biológicas, mas foi na educação em ciências e biologia que me
encontrei de fato. Foi que o tanto que vi, vivi e senti ao longo do curso começou a
fazer sentido. No ensino, percebi que era possível também criar outras maneiras de dar
sentido às coisas, à vida e à educação.
Formar-se, educar-se, encontrar-se
Percebo que formar-se e educar-se é, antes de tudo, se encontrar. É abrir-se aos
encontros intensivos, ao que nos atravessa, ao que nos compõe será que temos
cultivado essa atenção ao que nos faz dos modos que aprendemos a ser?
São os encontros que nos situam, que nos permitem, em uma ética da mistura e
que reconhece a vida como metamorfoses (Coccia, 2018; 2020), compormos com os
outros. Aprendemos e nos formamos em metamorfoses (Rigue et al., 2024), em
movimentos intensivos de nossas existências, em coletividades.
Os encontros também são responsáveis por nos salvar da solidão. Sobre esta
potência de encontrar-se com uma multidão e multiplicidade que cria e faz mundos, o
filósofo Gilles Deleuze nos lembra que: “Quando se trabalha, a solidão é,
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inevitavelmente, absoluta. Não se pode fazer escola, nem fazer parte de uma escola. Só
há trabalho clandestino. Só que é uma solidão extremamente povoada. Não povoada de
sonhos, fantasias ou projetos, mas de encontros”. Assim, o autor reflete que é “[...]
dessa solidão que se pode fazer qualquer encontro. Encontram-se pessoas (e às vezes
sem as conhecer nem jamais -las visto), mas também movimentos, ideias,
acontecimentos, entidades” (Deleuze e Parnet, 1998, p. 14).
Encontramo-nos, logo nos educamos. Encontramo-nos com pessoas,
movimentos, ideias, acontecimentos, entidades, e… assim nos formamos. Existe certa
dose de acaso, sim, nesses contatos, nos contágios neles mobilizados, mas também nos
articulamos ativamente em sua produção. O filósofo da educação lvio Gallo (2010, p.
1), sobre os encontros, lembra-nos de que “Educação é encontro de singularidades”. E,
ao nos misturarmos, no que é singular em cada um, podemos nos tornar múltiplos e,
enfim, criar algo juntos.
Se eu tivesse que escolher algo para falar em educação, seria a criação. “Criar” é
uma palavra que sinto que permeia por inteiro a docência. O ato de criação é uma forma
de resistência ao que nos é imposto, como nos ensina Deleuze (Deleuze e Parnet, 1995):
“E o que é resistir? Criar é resistir…” (p. 68). Resistir é, enfim, ensaiar um outro caminho,
colocar-se ativamente na criação de modos outros de se formar e afirmar no mundo.
Mas estes atos de criação nunca acontecem em processos solitários: é sempre
criar com os outros inspirado no que Haraway (2023) nos ensina acerca de um devir
com os outros. Então, educar é a arte de criar-com: com os estudantes, com os colegas,
com a escola, com a universidade, com os saberes das ciências, com os seres vivos, com
os elementos químico-físicos que constroem o mundo, com a natureza, com a cultura. A
criação na educação é, em si, um trabalho coletivo, feito a muitas mãos, cabeças…
corpos por inteiro.
Eis um desafio de nos encontrarmos em uma educação em ciências e biologia que
aconteça na/em meio à/pela vida, nos possibilitando perceber que “Habitar o meio em
que vivemos é ser parte dele, uma prática que permite que esse território se torne,
assim, parte de nós” (Sales et al., 2023, p. 12). Essa é a beleza de forjar encontros ao
trilhar caminhos e ao criar mundos, tarefa possível também nas escolas, nas
universidades, nos museus, nos parques e em tantos outros espaços que possamos
ocupar e constituir os nossos territórios-trabalhos-vidas.
Dores e delícias de formar e educar
Percebi desde a infância a multiplicidade de encontros possíveis com a educação.
E eu, gostando dessa coletividade, dessa mistura, desses encontros-intensivos, me
apaixonei nestes campos, imergindo totalmente em seus caminhos, seguindo na
graduação, pós-graduação e docência no ensino básico e, agora, superior. Mas foi
sobretudo nas salas de aula universitárias enquanto estudante, ao licenciar-me em
Ciências Biológicas, que comecei a me reconhecer permeado pelas linhas que tecem e
fazem caminhos de uma vida enquanto professor.
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Não quero, ao dizer dessa paixão que aconteceu nos encontros na graduação em
Ciências Biológicas, sobretudo nos corredores, nos eventos, nos bares, nas festas, nas
conversas, mas também nas salas, nos laboratórios, nas disciplinas pedagógicas, nas
específicas das ciências naturais, nas eletivas, nos estágios supervisionados, e… e… e…
2
de que os caminhos da docência são apenas flores. o, não é nada disso. Também
existem espinhos. Flores e espinhos, repito. Como nos ensina Lígia Fagundes Telles
(2010) em seu célebre texto Da vocação, em que fala sobre a vocação para o amor:
“Não cortaremos os pulsos, ao contrário, costuraremos com linha dupla todas as feridas
abertas”. Para tal artimanha de invocar o amor em nossas docências-vidas, nos resta
cuidar de nossas dores e cultivar as nossas alegrias, vendo o mundo, sentindo o tempo
e percorrendo os espaços para nos situarmos ativamente.
Viver a docência na educação básica na rede pública, como pude experienciar por
certo tempo, vem, muitas vezes, repleto de inúmeros desafios. A sobrecarga de trabalho
para que se possa ao menos receber um salário minimamente digno, para mim, é o mais
exaustivo. Sei que isto não é exclusividade de ser professor da educação básica pública,
e que muitos trabalhos são mais desvalorizados e precarizados ainda do que o nosso.
Mesmo nós, sim, temos os nossos privilégios e direitos duramente adquiridos, e
reconhecer isto é entender que nada está dado, menos ainda pronto e acabado. É, então,
afirmar a importância de seguir lutando por melhorias para nós e para os outros. Mas,
quem deu mais de trinta aulas numa semana para turmas lotadas sabe quão
exaustivo pode ser estar neste lugar.
Vivi o ápice da exaustão em algumas semanas dando aulas de ciências e biologia
na educação básica. Chegava o fim do dia e eu só queria dormir. Chegava a madrugada
e eu acordava com insônia pensando no tanto que tinha que fazer e que aquele
trabalho nunca acabaria ou, quem sabe, acabaria antes comigo. Chegava sexta-feira e
não tinha energia para nada. Jornadas duplas e, às vezes, até triplas em um mesmo dia
sugavam qualquer energia existente. E eu não era o único: dividia este espaço com
tantos e tantas colegas que, sobrecarregados, lutavam com todas as forças para concluir
uma semana de trabalho. Muitos de s amávamos o que fazíamos outros, confesso
nem tanto. E, dia após dia, seguíamos na luta.
Acreditávamos e defendíamos sim a educação pública, mas só nos colocávamos
naquele movimento exaustivo que faz parte de nossa sociedade, marcada pelo
cansaço, como bem explica o filósofo Byung-Chul Han (2017) pois necessitávamos
daquele trabalho e do salário para pagar as contas de nossas casas. Permanecíamos
exaustos para podermos, enfim, viver e morrer nesse sistema colonial capitalístico
que, como afirma Suely Rolnik (2018), forja-se ao sugar a nossa força vital desejosa.
Esvaídos, muitos de nós adoecíamos constantemente, e os atestados médicos de dias,
semanas e, até meses, tornavam-se rotina. Com isto, aprendi a duras penas que cuidar
de nosso corpo e de nossa saúde é algo imprescindível para que possamos seguir
cumprindo com as nossas responsabilidades e, sobretudo, permanecermos vivos,
forjando espaços para sermos alegres, para articular transformações possíveis. Também
encontrávamos uns nos outros, num coletivo professoral, e em alguns de nossos
2
Em referência ao conceito de rizoma, proposto pelos filósofos Deleuze e Guattari (2011).
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estudantes, o apoio e a força necessária para seguir. Sempre em frente, enfrentando o
que desse e viesse.
Outras dificuldades permeiam este trabalho, como a ausência de materiais
próprios para o ensino, de recursos financeiros e de locais apropriados para realizar aulas
diversificadas, como laboratórios de ciências e de informática, por exemplo. A falta de
reconhecimento perante a sociedade e o desrespeito de muitos com nossas profissões
inclusive de colegas e estudantes, sim! Intensificam estas dimensões que precarizam
o trabalho de nós, professores e professoras de ciências e biologia na educação básica
pública. Aquele ambiente repleto de vida nos demandava também certa atenção para
seguirmos firmes-e-fortes sem abandonarmos a capacidade de mantermo-nos sensíveis
ao mundo e aos/às estudantes, articulando-nos em criações com as ciências, com a vida
e com a educação.
Digo isso tudo não para desanimá-los, mas, justamente, para que estejam
atentos/as ao tanto que está em jogo ao escolher, diariamente, seguir nos caminhos da
Educação. Estejam de olhos abertos às políticas que debruçam no nosso trabalho, como
a recente implementação da Base Nacional Comum Curricular (BNCC) (Ministério da
Educação, 2017) e as reformas no Ensino Médio (NEM), reverberando diretamente,
inclusive, na formação inicial de vocês que acontece aqui, em uma Universidade Pública
e Gratuita. Driblar estas dimensões demanda criatividade sim, mas a principal
ferramenta a ser desenvolvida é um senso questionador e problematizador perante as
tantas artimanhas que estão em jogo para dificultar, engessar e minar o nosso trabalho,
nos esvair e nos adoecer. Para tal, é necessário seguirmos atentos e fortes, como já nos
ensinaram os cantores Caetano Veloso e Gal Costa, sem medo, porém observando e nos
posicionando perante o que acontece com a educação e, sobretudo, a como podemos
coletivamente nos engajar, nos organizar, nos articular, nos mobilizar.
Formar, desejar e cultivar a docência com amor
Falo dessas tantas coisas com vocês pois sei que sabem de muitas delas. Tenho
certeza de que escutaram as lamentações pelos corredores das escolas, que
discutiram muito disso nas salas universitárias, que perceberam a exaustão de
colegas, ou até mesmo vivenciaram na pele o descaso de pessoas que deveriam nos
apoiar mas não o fizeram ao escolhermos realizar um curso de licenciatura. Mas, desejo,
do fundo do meu coração, que vocês acreditem nestas minhas escritas e levem esta
carta-conselho movimentadas em “Palavras-desejosas, lampejos de vida, mundos
possíveis” (Rigue e Sales, 2023, p. 297) para as suas vidas: não deixem que nada e nem
ninguém acabe com a dignidade, a beleza e a grandeza de ser professor/a e biólogo/a!
Fazer isto é cultivar, assim, a docência e a atenção às ciências como um modo de vida
com amor.
Ver, viver e sentir a docência com o amor como ética que guia o caminho,
inspirado em Bell Hooks (2020), é, antes de qualquer coisa, reconhecer que lecionar
ciências e biologia é um trabalho que demanda respeito, remuneração justa, tempo de
planejamento, diálogo entre pares e com os/as estudantes, possibilidades de formação
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continuada, manutenção à autonomia professoral, dentre outras tantas reivindicações
justas e necessárias. Percebo que só aos termos esta noção e nos engajarmos de formas
ético-políticas neste trabalho que poderemos acreditar e experienciar o ato de lecionar
como um caminho do amor.
“Trabalhar com amor, e não por amor”, disse-me uma colega professora certa
vez pelos corredores da escola que eu, naquela época, lecionava. É isto que desejo para
vocês, muito amor no trabalho com as ciências biológicas e com o seu ensino: que o
amor atravesse vocês por inteiro, que seja um motor, mas que, junto dele, venham
realizações, respeito, valorização, dignidade, carinho e, sobretudo, condições dignas de
labor. Salas bem estruturadas e que não estejam lotadas, salários justos e que chegam
na hora correta, direções sensíveis com as particularidades de cada um/a, estudantes e
familiares que saibam cultivar um espaço de troca mútua para que a aprendizagem de
fato aconteça neste encontro intenso e transformador que é uma aula.
Que o trabalho possa, assim, ser espaço para sonhar de maneira ativa, como nos
ensina o pensador e ativista indígena Ailton Krenak (2019, p. 51-52): sonhar “como
exercício-disciplinado de buscar no sonho as orientações para as nossas escolhas do dia
a dia”. Que a universidade, a escola, as aulas, a vida e o mundo sejam territórios de
desejo, de busca, de fabulação, de criação: espaços de encontros em suas intensidades.
Desejo também que vocês se sintam cada dia mais vivos e pulsantes por fazerem
parte dessa beleza intensa e desafiadora que é poder estudar e trabalhar com a vida.
Que recebam os abraços, cartas e presentes dos estudantes, que se sintam sempre
abertos a aprender com os/as colegas, com as/os cantineiras/os, com o pessoal da
limpeza e dos serviços gerais, com a direção e com a supervisão, com os livros, com as
leis, com os alunos, com a vida. Que ensinem a vida e se sintam imersos em meio a ela.
Cada dia mais. Além de apenas lidar com o que é vivo de maneira ética e profissional,
que vocês possam sentir a vida transbordante habitando em seus corpos, neles se
materializando, e vivê-la desejosamente, com toda a sua força e coragem necessárias.
Que vocês possam, enfim, tomar as rédeas de seus futuros e vislumbrar os caminhos
que quiserem seguir, com as ciências biológicas e com a educação.
Estes são os meus desejos e os meus votos mais sinceros. Saibam que o mundo
é de vocês. Boa sorte!
Com carinho,
De um biólogo e professor para outros e outras biólogos, biólogas, professores e
professoras de ciências e biologia em constante e contínua formação.
Referências Bibliográficas
Coccia, E. (2018). A Vida das Plantas: uma metafísica da mistura. Florianópolis: Cultura
e Barbárie Editora.
Coccia, E. (2020). Metamorfoses. Rio de Janeiro: Dantes Editora.
Revista de Educación en Biología, Vol. 27, Nº 2, (julio-diciembre) 2024 | Página 11
Revisiones y Comentarios
Deleuze, G., & Guattari, F. (2011). Mil Platôs: Capitalismo e esquizofrenia (Vol. I). Ed.
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