Número 9
Año 2021
Los Maricones. Los derechos civiles y la utilización del audiovisual como herramienta transformadora
Los Maricones [The Faggots]. Civil rights and the use of audiovisuals as a transformative tool
Daniel Esteban Tortosa
Universidad Nacional de Córdoba
Córdoba, Argentina
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ARK: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s22504524/8845suzxk
Resumen
La experiencia de realización de un documental, de impronta autorreferencial y que a la vez es la historia de un grupo marginado socialmente, sobre vivencias de persecución y violencia institucional se transforma en una acción con implicancias sociales, culturales y políticas al dotar a las personas y grupos de un material que permite organizarse para debatir ideas, reclamar derechos y continuar la lucha política. Los Maricones nos traslada desde los calabozos hasta la escena de un estreno cinematográfico, transformando así, a través del cine, los sufrimientos en arte y alegría.
Palabras clave: LGBTQI+, documental, derechos humanos, género, diversidad.
Abstract
The experience of making a documentary with a self-referential imprint and that at the same time is the story of a socially marginalized group. The experiences of persecution and institutional violence are transformed into an action with social, cultural and political implications providing people material that allow the discussion of new ideas, claim rights and continue the political struggle. Los Maricones [The Faggots] take us from the dungeons to the scene of a film premiere, thus transforming, through cinema, suffering into art and joy.
Key words: LGBTQI +, documentary, human rights, gender, diversity.
Recibido: 24/06/2021 - Aceptado con modificaciones: 20/09/2021
TOMA UNO, Nº 9, 2021 - https://revistas.unc.edu.ar/index.php/toma1/
ISSN 2313-9692 (impreso) | e-ISSN 2250-4524 (electrónico)
Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-Sin Derivadas2.5 Argentina.
Durante el año de 1997 me encontraba en la situación de ser portador de VIH, época en que los tratamientos eran inaccesibles y recién aparecían noticias relacionadas a los nuevos tratamientos: la situación era nada alentadora en Córdoba. Así fue como comenzamos a juntarnos entre amigos para visibilizar la protesta en la calle y en los medios de comunicación. Se estaban formando las “proto-organizaciones”, germen de futuras luchas y organizaciones por la igualdad de derechos en materia de sexualidad. El 27 de agosto de 1997 junto a las compañeras trans y hartas del abuso policial, nos juntamos en la plaza San Martín con la Asociación contra la Discriminación Homosexual (A.Co.D.Ho) y la Multisectorial de acción en S.I.D.A. en un acto donde se convocó a una gran cantidad de gente; se tiraron cuetes y la voz de la protesta se hizo sentir dando, a la larga, buenos resultados: al año siguiente la provincia comenzó a garantizar los tratamientos y análisis gratis a la población.
En marzo de 1998, con Antonio Muñoz (creador del “Cuarto Patio”), hicimos el primer programa de la serie con el tema “homosexualidad y sida”. El informe autorreferencial fue emitido por la televisión cordobesa con amplia repercusión.
En el año 2001, recibí el llamado de Vanessa Piedrabuena en busca de ayuda para la realización de un material audiovisual destinado a Amnesty Internacional. Ella había recibido graves amenazas policiales en contra de su vida y la de su familia a raíz de la denuncia sobre la muerte de una compañera trans: Vanesa Ledesma. Hecho sucedido en una comisaría de la ciudad de Córdoba. El tema tuvo repercusión internacional y el gobernador De la Sota salió a dar explicaciones, y varios policías fueron expulsados de la fuerza. Con mi compañero de carrera, Axel Monsú, realizamos un espectáculo de café concert con Marcela Dupuy, travesti dedicada a ese formato. Filmamos e hicimos un pequeño documental que está hoy en Youtube, se tituló ¿Qué más hay sino la verdad después del silencio? Esa obra nunca fue exhibida públicamente debido a las amenazas recibidas en el momento. El documental sirvió para la causa ya que en ciertos circuitos visibilizó la situación difícil de las personas trans en Córdoba (falta de documentos, falta de educación, falta de acceso a la salud pública, detenciones arbitrarias, persecución y pago de coimas a la policía, discriminación, etc.).
Ya en el año 2009 me convocaron para la organización de la Primera Marcha del Orgullo en Córdoba capital, eran les jóvenes que luego formarían distintas agrupaciones como Devenir Diverse, Putos Peronistas, entre otras.
Imagen 1: Tortosa, Daniel. IV Marcha del Orgullo Córdoba (2012). Córdoba, Argentina.
Imagen 2: Tortosa, Daniel. 24 de marzo en la Marcha de la Memoria (2017). Córdoba, Argentina.
Ahí conocí a Jordán Medeot, periodista que contaba con un programa de televisión en Canal 10, y con el cual decidimos hacer un informe de doce minutos de duración titulado Cuatrocientos. En referencia al simbólico “30.400” de los cuatrocientos desaparecidos por razones de orientación sexual durante la dictadura. El informe versa sobre la persecución policial a los homosexuales a partir de la dictadura militar hasta ese entonces (donde continuaban las irregularidades y los malos tratos por parte de la policía hacia el colectivo LGBTQI+). El informe tuvo amplia circulación ya que se lo utilizó para muchas charlas debates sobre el tema en distintos ámbitos (UNC, centros culturales, municipalidades, etc).
Quiero referirme a una anécdota que me parece importante ya que es la que va a determinar la realización del documental Los Maricones. En esa primera reunión para organizar la marcha, un estudiante de unos veinte años, cursante de la carrera de historia me pregunta en voz alta: “Che, ¿cómo es eso del mito urbano de que antes metían en cana a los putos?”. Pregunta que, al haber vivido en carne propia algo que aparentemente ahora circulaba como “mito” (17 veces fueron mis detenciones entre 1980 y 1995, por la vigencia del Edicto 2 h), me hizo comprender la necesidad de hacer algo al respecto. Mi misión como militante y docente de Cine y TV: era realizar una producción que visibilice el tema, sirva para el debate, tenga carácter popular y busque mejorar la vida de la comunidad. La verdad y la justicia. El sanar heridas, y como reza el budismo “transformar veneno en medicina”, es decir, hacer de esas situaciones de sufrimiento una película, algo que nos acerque al arte.
Lo que primero hice fue lo que más me costó: volver a la ex D-2, ya convertida en Museo provincial de la Memoria. Hablé con las empleadas y les conté que había estado detenido allí y ellas me convencieron de dar testimonio, a través de una entrevista filmada; allí no tenían declaraciones que hablaran de detenciones a causa de la condición sexual, pero sabían que había sido moneda corriente. En ese momento se fue concretando de manera más clara el futuro documental ya que utilizaría la entrevista que me harían. Fue así que, con mi entrevistadora, la psicóloga Natalia Magrin, llegamos a un acuerdo y yo dirigí la puesta en escena y puesta de cámara. Salimos a la calle con ella y un camarógrafo y me acompañaron hasta el lugar en donde nos habían detenido; de allí caminamos el par de cuadras que nos separaban del centro de detención, entramos, reconocí el espacio y conté mi experiencia. La entrevista duró una hora y cincuenta y ocho minutos. Tuvo lugar el 18 de octubre del 2012. En noviembre del 2013, en el mismo lugar, realicé las entrevistas que le darían cuerpo al documental, en el 2015 finalicé la postproducción y se estrenó al público en el Centro Cultural Córdoba el 29 de mayo de 2016, aniversario del cordobazo.
Imagen 3: Tortosa, Daniel y Cesano, Eugenio. Grabación de las entrevistas. Museo Provincial de la Memoria Ex D-2 (2013). Córdoba, Argentina.
Imagen 4: Tortosa, Daniel. Grabación de las entrevistas. Museo Provincial de la Memoria Ex D-2 (2013). Córdoba, Argentina.
Imagen 5: Tortosa, Daniel. Grabación de las entrevistas. Museo Provincial de la Memoria Ex D-2 (2013). Córdoba, Argentina.
Imagen 6: Tortosa, D. (Dir.) (2016). Los Maricones [cortometraje documental]. Estreno en el Centro Cultural Córdoba (29 de mayo de 2016). Córdoba, Argentina.
Imagen 7: Tortosa, D. (Dir.) (2016). Los Maricones [cortometraje documental]. Estreno en el Centro Cultural Córdoba (29 de mayo de 2016). Córdoba, Argentina.
La idea del documental: “que abriera cabezas y llegase al corazón de la gente”. Con las y los entrevistadas había un conocimiento de hacía muchos años y llegamos a un buen entendimiento. La consigna era filmar en el mismísimo lugar en donde habíamos estado detenidas, frente a las puertas de los calabozos. Sentarnos en una silla de las del museo e iluminar la escena como si fuese un interrogatorio. Una cámara frontal fija, que apenas modifique el encuadre a través de pequeños acercamientos, y otra escondida lateral, en mano, para utilizar como material de edición con el fin de poder romper la monotonía con planos detalles rápidos. De esta manera, la concentración espacial apuntala la búsqueda de lo esencial. Lo esencial que en este caso va a estar dado por la palabra. La palabra de los testimonios va a ser la que va a engarzar la experiencia con el corazón de los oyentes. Lo importante es lo que se cuenta, pasan a tener centralidad los ritmos de las voces, sus inflexiones, los tropiezos, los silencios, los gestos, el fruncir de los labios y cejas, las miradas, las respiraciones, los movimientos de los brazos, manos, las reanudaciones del discurso oral. La verdad del interlocutor. En este dispositivo de entrevistas fortalecemos el discurrir del testimonio en detrimento del uso de imágenes de archivos, o fotografías, o ficcionalizaciones, o voces over. Estás vos y la entrevistada, y el testimonio que transcurre. En el texto del documental, en lo que dice la palabra, es donde se encuentra la profundidad de la obra. Mejor dicho, es la obra.
Las y los entrevistadas tenían la idea de que iban a tener cuarenta minutos para hablar frente a cámara y explayarse sobre cuál había sido la situación de mayor violencia y discriminación que habían sufrido por parte de la policía. Y que con este material íbamos a hacer una película, así que debían venir vestidas, maquilladas y arregladas como más les gustase para ese fin. Cada una relató su propia experiencia, pero al ser esta una experiencia común a todos los protagonistas del documental se pudo estructurar una suerte de voz del documental en sí, superior pero integradora de las entrevistas, luego en la sala de montaje. El texto, el guión podríamos decir, es una suerte de monólogo reflexivo y hasta teatral, dicho por muchas voces diferentes, por distintos personajes, cada uno con su gestualidad, emotividad y características propias. Se convierten, en los breves treinta minutos, en personajes estimables y queribles. El relato, luego de la introducción hecha por el autor, director y personaje relatando su experiencia, continúa con las entrevistas en donde aparece el ejercicio de la prostitución y el encuentro con las compañeras trans en la calle. De ahí pasamos a las detenciones por parte de la policía, a los bochornos que sufren, a las humillaciones, a las extorsiones. La persecución en la época democrática, las contradicciones y finalmente se habla un poco del cambio de época y de lo importante que han sido las leyes promulgadas por el último gobierno nacional. Lo podría haber relatado una sola persona, en tanto ha sido una experiencia común, compartida. El ambiente sonoro del documental también trabaja para para hacer foco en el “corazón”: apreciamos la muchedumbre de la peatonal al principio y a medida que nos introducimos en el Ex Centro clandestino de Detención vamos a escuchar las campanadas de la catedral que han quedado fijadas en algún lugar de la memoria de todas y todos los que hemos estados encerrados ahí. Es un sonido que se introduce en nuestro ser como el de los cerrojos de las puertas de hierro de los calabozos. Sonidos de las persianas de chapa y agua corriendo por las canaletas, esa reverberancia metálica que se encuentra en esos lugares. Las campanadas que escuchamos durante los testimonios son las que se filtran mientras filmamos, como así algunos perros y otros ruidos, voces de vendedores, escapes de autos. Todos escuchábamos los ruidos de la ciudad allá afuera, pero nadie de afuera escuchaba los gritos de las torturas que sucedían ahí adentro.
Treinta y tres escenas, de aproximadamente un minuto cada una (o menos) relatan la historia de Los Maricones, título que encierra toda una serie de ideas y de experiencias que tienen que ver con la sexualidad fuera de la ley que atraviesa la historia argentina durante el siglo XX; públicamente hemos sido conocidos con ese nombre amén de maricas, putos, trolos, manfloros, etc., etc. No solo apuntaban al varón que tiene relaciones sexuales con otros varones, sino también al varón que se viste de mujer, al varón que no cumple con las características del macho. Todo lo que no entraba en esa condición era considerado enfermo e ilegal. Como cuentan algunos testimonios “varias amigas se suicidaron” (11' 10"). El sexo no se puede dejar aparte de la persona, y la sexualidad condiciona nuestro vínculo con la comunidad. La marginación y el rechazo por parte de la comunidad nos puede ocasionar grandes sufrimientos. La sexualidad es un componente del individuo que puede hacer a la persona feliz o infeliz. Como dice Marcia, “ellos nos querían cambiar haciéndonos todas estas cosas, la policía, y uno no va a cambiar, uno es así y no va a cambiar, menos si te obligan” (23' 20"). Sorprenden los métodos crueles, aberrantes e ilegales por parte de la policía, por parte del Estado. ¿Ellos son educados para eso? ¿Es esta policía la que los ciudadanos y ciudadanas queremos? Como dijo Perlonguer (1984): “Esos secuestros, torturas, robos, prisiones, escarnios, bochornos que los sujetos tenidos por homosexuales padecen tradicionalmente en la Argentina —donde agredir putos es un deporte popular— anteceden y tal vez ayuden a explicar el genocidio de la dictadura” (en Bazan, 2010 p. 354).
El documental desde su estreno, hace cinco años, ya ha tenido más de cien proyecciones en diversos ámbitos: festivales de cine, centros culturales, eventos diversos; y desde que está subido en la plataforma YouTube, ya tiene casi veinticinco mil vistas. Es interesante notar la necesidad que hay de hablar sobre estos temas y de poder brindar, como educadores, herramientas que sirvan a tal fin. La recepción por parte del público es notable ya que participan en los debates, hacen saber sus experiencias personales; es disparadora de muchas cosas de las que normalmente no se hablan. Se produce una identificación con las situaciones de violencia y discriminación que vivimos en todos los ámbitos: el familiar, el laboral, en la calle, en la escuela, en el club, con los amigos, en las salidas... Esta simple cosa nos da cuenta de la potencia política de transformación que provoca una obra audiovisual cuando está enfocada. Hacer foco en el humanismo me refiero, a través de un documental tener una excusa para el encuentro y el diálogo que nos lleve a un crecimiento comunitario. “Abrir las cabezas” en el sentido de derribar prejuicios, descubrir “mundos ajenos” que se ubican en el seno de la misma cultura y que incluso pueden estar territorialmente muy cerca pero permanecen velados. De esta manera, el documental sí se convierte en una herramienta para transformar la realidad, en una película que logra ayudarnos a superar divisiones sociales y culturales. Es importante, para mí, que se cumpla entre los espectadores y la obra el acuerdo de “verdad”. La verdad entendida como consenso de valores, de posiciones, de visiones, como “llegar a los corazones”. En este sentido, el lugar de la palabra es primordial y es menester que los personajes tomen la palabra. Esto conlleva a la necesidad del debate de las ideas y del entendimiento de la disidencia. Es por eso que no planteo “convencer” al espectador, sino darle razones para cuestionarse, para que intente “dialogar” con el documental o con los otros sujetos a través de su visionado. Testimonios que sirvan para la comprensión del mundo. La verdad tomada como que no hay nada más importante que la vida misma. Es antes que nada una declaración de “buena fe”. De no traicionar la experiencia, la verdad de los hechos. Pero verdad situada y con su atravesamiento subjetivo. Es lo que saben los personajes sobre lo que han vivido. Como bien planteaba Confucio (551-479 a.C.), "conocimiento es mantener que se sabe una cosa cuando se sabe y no hacer que se sabe cuando no se sabe" (1982, p. 12). Lo que esto trae a colación es la correspondencia entre el lenguaje y la realidad (Confucio, 1984).
El documental se convirtió, de esta manera, en algo que transformó lo propio en común y desde donde emergemos reconstituidos.
Referencias
Bibliografía
Bazan, O. (2010). Historia de la homosexualidad en la Argentina. Buenos Aires: Marea.
Confucio, M. (1982). Los cuatro libros. Madrid: Ediciones Alfaguara.
Filmografía
Tortosa, D. y Monsú, A. (Dirs.) (2001). ¿Qué más hay sino la verdad después del silencio? [cortometraje documental]. Argentina: Daniel Tortosa-Santiago Orsi Producciones. Recuperado el 2021, 21 de octubre de https://www.youtube.com/watch?v=AQBJalCZJF0&t=4s.
Tortosa, D. y Medeot, J. (Dirs.) (2009). Cuatrocientos [cortometraje, informe periodístico]. Argentina: Gaymente. Recuperado el 2021, 21 de octubre de https://www.youtube.com/watch?v=SXkxbKFURwc&t=20s.
Tortosa, D. (Dir.) (2016). Los Maricones [cortometraje documental]. Argentina: Producción independiente. Recuperado el 2021, 21 de octubre de https://www.youtube.com/watch?v=UulvcS31rxg.
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Cómo citar este artículo:
Tortosa, D. (2021). Los Maricones. Los derechos civiles y la utilización del audiovisual como herramienta transformadora. TOMA UNO, 9(9), Recuperado de https://revistas.unc.edu.ar/index.php/toma1/article/view/35804.
Biografía
Daniel Esteban Tortosa
Militante LGBTQI+, Lic. en Cine y TV. Realiza estudios en Teatro, Artes Visuales, Historia de las artes y Cine y Televisión. Participó de numerosos proyectos teatrales, audiovisuales y de otras disciplinas también.
Contacto: danieltortosa2000@gmail.com