134 VEsC - Año 12 - Número 22 - 2021 http://revistas.unc.edu.ar/index.php/vesc
Tesis
de las dimensiones analizadas. En este sentido, se evidenció un predominio de estrategias grupales
interactivas y en paralelo. Estas últimas resultaron satisfactorias para los estudiantes en la medida
que fueron concluidas por los estudiantes con lo que ellos nombraron como “puesta en común”,
recuperando un término usado en la dinámica de las clases presenciales. Acerca de los modos de
trabajo, se registró que los estudiantes usaron como estrategia el trabajo sincrónico. En este sentido,
numerosos grupos establecieron horarios para conectarse y trabajar en simultáneo con sus tareas
de escritura. Esto mostró que recurrieron a una variedad de entornos digitales donde cada grupo
lo configuró de manera particular para realizar la tarea de composición colaborativa, tanto quienes
trabajaron en DC como en P. Se propuso para conceptualizar esto la noción de entorno grupal de
aprendizaje (EGA), que reformuló el concepto de entorno personal de aprendizaje frecuentemente
usado en este campo. Se destacó, en este sentido, que para dicha experiencia estos EGA se desplegaron
mediante el uso de computadoras y de teléfonos celulares (audios, fotos y chat de Whatsapp, chat de
Facebook, videoconferencias por Skype y correo electrónico). Así, este concepto modificó lo que se
entendió por mediación tecnológica en este caso. En el diseño inicial de esta propuesta la mediación
tecnológica fue considerada acotadamente al uso de DC y blogs de aulas; sin embargo, a partir del
análisis, se concluyó que todos los grupos construyeron espacios de intercambio tecnológicamente
mediados para realizar, al menos, algún segmento del proceso compositivo.
Respecto de cómo se desarrollaron diversos aspectos textuales (organización en párrafos,
puntuación, uso de conectores, claridad, precisión léxica y delegación de la enunciación) en las
producciones colaborativas, se verificó que fueron mejor resueltos en DC que en P, según los
estudiantes. En particular, los aspectos más estructurales (la puntuación, la organización en párrafos
y el uso de conectores) mostraron una resolución más lograda en DC que en P (en línea con otros
hallazgos de experiencias análogas).
Por otra parte, se indagó en la reflexión metalingüística que se puso en juego en el trabajo
colaborativo, entendiendo que esta refiere a una diversidad de operaciones de corrección, manipulación
y reformulación lingüística con distintos grados de elaboración y de uso de metalenguaje. La
reflexión metalingüística que se analizó en los registros de los que escribieron en DC expuso una
actividad consciente sobre la escritura, expresada en lenguaje cotidiano. Este análisis se centró en dos
funciones de los DC: los comentarios y el registro de historial. En el primero, se dio cuenta del uso
de un amplio repertorio de recursos de modalización y de fundamentación para discutir en torno a
la producción conjunta. Por su parte, la segunda función mostró distintos tipos de reformulaciones:
sintácticas, léxicas y ortográficas (no dadas por el corrector del DC). Se evaluó, a su vez, el difícil
registro de ediciones vinculadas a la puntuación, para las que se propusieron futuras intervenciones
didácticas específicas. Las huellas de reformulación evidenciaron también ciertas limitaciones para
la participación de los estudiantes en la revisión de sus producciones grupales. En función de estos
hallazgos, se propuso desarrollar, en experiencias venideras, intervenciones docentes para superar
estas limitaciones.
Asimismo, desde una mirada pedagógica, se indagaron las características del contrato didáctico
que demandó el trabajo colaborativo en relación con la particular configuración didáctica de las clases
presenciales. Así, más de la mitad de los estudiantes dio cuenta de una interacción grupal productiva
que contribuyó a mejorar la producción escrita y que significó mejores aprendizajes individuales. Se
entendió que este trabajo colaborativo efectivo tuvo como condición de posibilidad la configuración