El movimiento estudiantil latinoamericano a fines de los ’60 y la huella preceptiva arcusiana

Resumo

 En América Latina durante la dé­cada de 1960 el movimiento estu­diantil hizo gala de un notable ac­tivismo en los crecientes propósitos de transformar estructuralmente el mundo y la sociedad, mientras las banderas del maoísmo y el gueva­rismo fueron desplegadas a los cua­tro vientos. Nosotros nos deten­dremos en varios estallidos disrup­tivos: desde la noche de Tlatelolco y la Universidad Autónoma de Sinaloa en México- a las puebladas multisectoriales del Cordobazo y el Tucumanazo en la República Ar­gentina. Por otro lado, compendia­remos el trasfondo teórico epocal que se desprende de la sintomática obra de Herbert Marcuse.

Uno de los picos más altos de efer­vescencia estudiantil se produjo durante 1968 en uno de los pocos países latinoamericanos que, como México, se ha preciado de mante­ner en plenitud las garantías consti­tucionales y el Estado de Derecho. Siguiendo la tesis del plan subver­sivo, las autoridades mexicanas adoptaron una durísima actitud contra el sector que podría estar más implicado en alterar el orden imperante: el alumnado mexicano de enseñanza media y superior, el cual reacciona ante la persecuci­ón oficial armando diversas ma­nifestaciones multitudinarias que se derivan en prisiones, torturas y una brutal matanza llevada a cabo en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco durante la noche del dos de octubre. Por otra parte, la Revo­lución Cubana, los planteamientos más avanzados de la Revolución Mexicana, el reciente Mayo fran­cés, resultaban algunos de los fer­mentos que llegaban a Sinaloa para auscultar la tendencia de las postu­ras más avanzadas: Se menciona, como antecedente y referente vi­talísimo, la Reforma argentina de 1918 encabezada en tanto derecho universal a la participación directa del alumnado en la conducción de la universidad.