Reflexiones sobre las tutorías en los estudios superiores
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Resumo
Las tutorías se vienen utilizando como una estrategia clave tanto por autoridades como por administradores y evaluadores del sistema educativo de diversas partes del mundo (Michavila y García, 2003). Cuenta con una tradición secular en Inglaterra, en donde comienza a utilizarse en el siglo XV, siendo su función inicial la enseñanza individual como apoyo a la enseñanza universitaria. Esta tarea estaba encomendada a los alumnos de cursos superiores, quienes adoctrinaban e inculcaban los preceptos de la iglesia. Ya en el siglo XIX aparece el tutor como profesor acreditado cuyo cometido era prestar una atención personalizada a los estudios de sus discípulos al tiempo que supervisaba su conducta, a modo de ?guardián moral y religioso? de los jóvenes a él confiados.
Hoy, en países europeos, se están instalando las tutorías como nuevo rol del docente universitario tratando de superar al profesor transmisor de conocimientos. Se espera así, que el profesortutor, orientador y generador de aprendizajes se adecue a los nuevos planteos curriculares basados en competencias, siendo parte de los compromisos asumidos en la reciente organización universitaria. Estos docentes debieran asesorar y brindar un apoyo técnico a los estudiantes universitarios desde los inicios hasta la fi nalización completa de sus estudios. Las áreas de actuación, igualmente importantes, son la académica, la profesional y la personal, apuntando al desarrollo integral de conocimientos, habilidades y actitudes para conseguir metas propuestas (Cano González, 2009). Sin dudas esta concepción de la función tutorial en la enseñanza superior plantea prácticas más implicativas con el alumnado.
Recientemente, en los estudios superiores y en particular en las universidades argentinas, también se están desarrollando sistemas de tutorías, en especial en los primeros años de aquellas carreras que han sido o están siendo objeto de procesos de autoevaluación y acreditación. A través de proyectos especiales, la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación la Nación, las promueve y apoya, siendo el principal propósito o al menos el más esgrimido, afrontar problemáticas como deserción, abandono y desgranamiento. De esta manera se pretende contribuir a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, como los proyectos PROMEI y PACENI1 de la Universidad Nacional de Córdoba.
Tal es la vigencia de este tipo de prácticas que se ha creado en Salta, en el año 2008, la Red Argentina de Sistemas de Tutorías en Carreras de Ingeniería y afi nes (RASTIA) permitiendo generar espacios y estrategias para intercambiar experiencias. En tal sentido, entre otros, se ha llevado a cabo el Primer Encuentro de Tutores de Ingeniería del NEA, realizado en abril de 2009 en la Facultad de Ingeniería de la UNNE y en septiembre del corriente año está previsto el I Congreso Argentino de Tutorías. Se llevará a cabo en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Misiones en Oberá, con el objetivo de consolidar un espacio de refl exión y debate sobre la problemática de las tutorías en carreras de grado de Ingeniería, Ciencias Exactas, Naturales, Ciencias Económicas e Informática, como así también un 1º Encuentro Nacional de Tutores Pares en el marco del mismo evento.
Si bien las tutorías adquieren en la actualidad cada vez más notoriedad, por diversos y puntuales orígenes, históricamente han sido una función constante de toda actividad docente (Lázaro Martínez, 1997). En su formato más tradicional en las universidades continúan vigentes, a modo de atención y consulta frente a situaciones de examen y para el planteo de dudas; aunque son evaluadas como poco funcionales y efectivas por la mayoría de las instituciones (Alvarez Rojo, 2007). A dichas tutorías los alumnos no acuden o lo hacen poco, argumentando que los horarios ofrecidos no son los adecuados, o que la disposición de los profesores no cumple con sus expectativas, etc.
En defi nitiva, por más que en algunas unidades académicas resultare obligatorio dar a conocer públicamente los horarios destinados a la atención de alumnos por cada docente, este tipo de tutoríasno garantiza o al menos es insufi ciente para orientar y apoyar a los estudiantes. De esta manera se constituyen, en la mayoría de los casos, sólo en un requisito más a cumplimentar.
Frente a ello nos preguntamos ¿cuáles son las verdaderas necesidades de los estudiantes? ¿cuáles son las condiciones para que un docente ejerza verdaderamente su rol como tutor? ¿por qué en estos tiempos las tutorías están cobrando nuevamente notoriedad en diversas partes del mundo y también en nuestro país? No tenemos una respuesta certera o quizás no haya una sola respuesta pues las mismas dependen de múltiples factores -políticos, económicos, ideológicos y académicos- variando según el contexto, la situación de los educandos en la carrera, la capacitación de los profesores para su ejercicio como docente o las tradiciones institucionales. Sin embargo, se observa con frecuencia que el rol de tutor es aceptado en carreras de posgrado o en cursos de capacitación semipresencial y a distancia. Además, en las carreras que tienen prácticas o residencias para la formación docente y prácticas profesionales, el tutor ejerce una función insustituible, orientando y acompañando a los estudiantes en el tramo fi nal de sus estudios, preparándolos para una salida laboral. También resulta de importancia el tutor a la hora de orientar la selección de asignaturas selectivas en carreras con currícula abiertas.
Pero ¿qué sucede con el estudiantado en el tramo medio y en el comienzo de una carrera de grado? Las estadísticas hablan de porcentajes promedio de más del 50 % de abandono en el primer año de estudios superiores en especial universitarios. Muchas de las causas que se les atribuye tienen que ver con la falta de contención adecuada por parte de las instituciones de nivel superior pero además con una signifi cativa carencia de preparación en la escuela media, además de otros factores de índole económica y psicosocial.
A modo de ejemplo, a través de un diagnóstico a alumnos ingresantes universitarios, por parte de un gabinete psicopedagógico2, se han detectado las siguientes problemáticas: desarraigo, sensación de soledad o falta de inclusión en el medio universitario, desorientación sobre cómo manejarse en un contexto nuevo y con reglas poco conocidas, dudas vocacionales, difi cultades en la comunicación, ansiedad y temores frente a los exámenes y el futuro profesional, inefi cacia de hábitos de estudio y estrategias de aprendizaje, dudas sobre cómo gestionar trámites administrativos académicos. Muchas de éstas son motivos de consulta a dicho gabinete en diferentes etapas de las carreras. Por otro lado no se han encontrado datos confi ables de las reales causas de aquellos que no concurren, de los que han desertado antes de pasar las primeras pruebas de los ciclos de nivelación o introductorios o de los que están cursando las primeras materias del 1º año y que por diversos motivos abandonan sus estudios sin dar cuenta de ello. Frente a esta situación, sin lugar a dudas, el rol tutorial tradicional asumido como parte de la función docente, resulta insufi ciente. Por ello se han planteado diferentes y nuevas estrategias de contención para aminorar la problemática, entre las cuales aparecen precisamente los programas especiales y sistemas basados en tutorías.
El rol de tutor entonces adquiere diferentes formatos y condiciones de acuerdo al contexto, aunque en la mayoría de los casos, es ejercido por un profesor que tiene voluntad y ciertas condiciones para hacerlo y que realiza su tarea paralelamente a la del docente que enseña la disciplina. Otro de los formatos con bastante aceptación por parte de diferentes instituciones es el de tutorías de pares. Tiene antecedentes en la tutoría entre iguales o ?peer tutoring?, si sitúan en la enseñanza mutua iniciada por Lancaster y aplicada recientemente endiversas experiencias (Duran y Vidal, 2004). En búsqueda de un nivel adecuado de comunicación y de empatía, generalmente se adopta este modelo entre estudiantes experto y novato, quienes dan y reciben orientación, apoyo y contención de acuerdo a las necesidades emergentes. En otros casos la tutoría es mixta de profesores y pares, con tareas diferentes y complementarias. De todos modos la relación individual tutor-tutorado favorece y fomenta el diálogo y la comunicación interpersonal, permitiendo al tutorado saber que cuenta con una persona que está dispuesta a escucharlo y orientarlo respecto a diversos temas ya sean académicos, administrativos o personales vinculados con sus estudios. También son instaladas las tutorías grupales -un tutor para varios estudiantes- ya que permiten abrir un espacio de comunicación y de interacción con el grupo de compañeros, siendo necesaria la creación de un clima adecuado, en el que se genere respeto y responsabilidad mutua. En estos tiempos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación se observa mayor frecuencia y calidad en los intercambios y diálogos, pudiendo ser el encuentro virtual una modalidad alternativa y valiosa.
Desde la investigación, hemos participado en la evaluación de un sistema de tutorías universitario de tipo mixto, para once carreras de una misma Facultad, formando parte de un equipo multidisciplinario integrado por diferentes actores de organismos capitales como: el Gabinete Psicopedagógico, el Departamento de Enseñanza, la Subsecretaría de Evaluación Institucional, el Centro de Cómputos y algunos docentes tutores del sistema. Fue preciso además mantener constantes intercambios con la Comisión de Seguimiento de Estudiantes. La metodología utilizada estuvo inspirada en una adaptación del modelo Stuffl ebeam -modelo CIPP- (Bausela Herreras, 2003), manejando datos cuantitativos y cualitativos en lo relativo a las siguientes dimensiones:- Situación de los contextos sociocultural, académicoy económico de las carreras;- Diseño del sistema; - Procesos, puesta en marcha del sistema; - Resultados, impacto y logros. Fortalezas y debilidades.
La experiencia nos indicó que fue preciso dicho estudio pues a partir del mismo se brindaron recomendaciones para una nueva y superadora propuesta de mejora del sistema (Cerato et al., 2009).
A modo de reflexiones finales creemos oportuno compartir aquí las siguientes:
- Cada institución y contexto educativo requiere de un modelo de tutorías propio que sea organizado por toda la comunidad educativa, adaptado a sus necesidades, potencialidades y limitaciones.- Sería deseable crear un sistema integral de tutorías a fi n de brindar acompañamiento y orientación de los estudiantes en el inicio, durante todo el trayecto de la carrera y en la etapa fi nal y de inserción al mercado laboral.- Se perfi la como necesario vincular el sistema de tutorías con los otros programas institucionales, como los de seguimiento de alumnos, capacitación del personal docente, articulación con escuela media, seguimiento de graduados, evaluación institucional, proyectos de extensión, entre otros, a fin de coordinar acciones y presentar coherencia en las decisiones tomadas.- Los tutores -alumnos o profesores- además deacceder a dicha función de manera voluntaria, debieran recibir una capacitación específi ca para realizar su tarea de manera idónea y responsable.- La remuneración económica o de otro tipo parece ser un aliento para los tutores, aunque no garantiza una mejor gestión.- Cualquier sistema que se diseñe debiera contemplar la evaluación de su funcionamiento, en lo posible, no sólo valerse de estadísticas, sino que es necesario apelar a diferentes fuentes de información y atender e interpretar las voces de los protagonistas.
Las tutorías debieran facilitar que los estudiantes sean participes de actividades de apoyo al aprendizaje para mejorar el desempeño académico y aquellas centradas en el desarrollo socio-afectivo para la internalización de habilidades sociales y así enriquecer su sentido de seguridad personal, mejorar su autoimagen y sus proyecciones de vida. Todo esto aparece como valioso, pero también puede resultar poco efectivo o hasta peligroso si no va acompañado de una vigilancia y atención idónea de las verdaderas causas que originen los problemas que se desean resolver.
Hoy, en países europeos, se están instalando las tutorías como nuevo rol del docente universitario tratando de superar al profesor transmisor de conocimientos. Se espera así, que el profesortutor, orientador y generador de aprendizajes se adecue a los nuevos planteos curriculares basados en competencias, siendo parte de los compromisos asumidos en la reciente organización universitaria. Estos docentes debieran asesorar y brindar un apoyo técnico a los estudiantes universitarios desde los inicios hasta la fi nalización completa de sus estudios. Las áreas de actuación, igualmente importantes, son la académica, la profesional y la personal, apuntando al desarrollo integral de conocimientos, habilidades y actitudes para conseguir metas propuestas (Cano González, 2009). Sin dudas esta concepción de la función tutorial en la enseñanza superior plantea prácticas más implicativas con el alumnado.
Recientemente, en los estudios superiores y en particular en las universidades argentinas, también se están desarrollando sistemas de tutorías, en especial en los primeros años de aquellas carreras que han sido o están siendo objeto de procesos de autoevaluación y acreditación. A través de proyectos especiales, la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación la Nación, las promueve y apoya, siendo el principal propósito o al menos el más esgrimido, afrontar problemáticas como deserción, abandono y desgranamiento. De esta manera se pretende contribuir a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, como los proyectos PROMEI y PACENI1 de la Universidad Nacional de Córdoba.
Tal es la vigencia de este tipo de prácticas que se ha creado en Salta, en el año 2008, la Red Argentina de Sistemas de Tutorías en Carreras de Ingeniería y afi nes (RASTIA) permitiendo generar espacios y estrategias para intercambiar experiencias. En tal sentido, entre otros, se ha llevado a cabo el Primer Encuentro de Tutores de Ingeniería del NEA, realizado en abril de 2009 en la Facultad de Ingeniería de la UNNE y en septiembre del corriente año está previsto el I Congreso Argentino de Tutorías. Se llevará a cabo en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Misiones en Oberá, con el objetivo de consolidar un espacio de refl exión y debate sobre la problemática de las tutorías en carreras de grado de Ingeniería, Ciencias Exactas, Naturales, Ciencias Económicas e Informática, como así también un 1º Encuentro Nacional de Tutores Pares en el marco del mismo evento.
Si bien las tutorías adquieren en la actualidad cada vez más notoriedad, por diversos y puntuales orígenes, históricamente han sido una función constante de toda actividad docente (Lázaro Martínez, 1997). En su formato más tradicional en las universidades continúan vigentes, a modo de atención y consulta frente a situaciones de examen y para el planteo de dudas; aunque son evaluadas como poco funcionales y efectivas por la mayoría de las instituciones (Alvarez Rojo, 2007). A dichas tutorías los alumnos no acuden o lo hacen poco, argumentando que los horarios ofrecidos no son los adecuados, o que la disposición de los profesores no cumple con sus expectativas, etc.
En defi nitiva, por más que en algunas unidades académicas resultare obligatorio dar a conocer públicamente los horarios destinados a la atención de alumnos por cada docente, este tipo de tutoríasno garantiza o al menos es insufi ciente para orientar y apoyar a los estudiantes. De esta manera se constituyen, en la mayoría de los casos, sólo en un requisito más a cumplimentar.
Frente a ello nos preguntamos ¿cuáles son las verdaderas necesidades de los estudiantes? ¿cuáles son las condiciones para que un docente ejerza verdaderamente su rol como tutor? ¿por qué en estos tiempos las tutorías están cobrando nuevamente notoriedad en diversas partes del mundo y también en nuestro país? No tenemos una respuesta certera o quizás no haya una sola respuesta pues las mismas dependen de múltiples factores -políticos, económicos, ideológicos y académicos- variando según el contexto, la situación de los educandos en la carrera, la capacitación de los profesores para su ejercicio como docente o las tradiciones institucionales. Sin embargo, se observa con frecuencia que el rol de tutor es aceptado en carreras de posgrado o en cursos de capacitación semipresencial y a distancia. Además, en las carreras que tienen prácticas o residencias para la formación docente y prácticas profesionales, el tutor ejerce una función insustituible, orientando y acompañando a los estudiantes en el tramo fi nal de sus estudios, preparándolos para una salida laboral. También resulta de importancia el tutor a la hora de orientar la selección de asignaturas selectivas en carreras con currícula abiertas.
Pero ¿qué sucede con el estudiantado en el tramo medio y en el comienzo de una carrera de grado? Las estadísticas hablan de porcentajes promedio de más del 50 % de abandono en el primer año de estudios superiores en especial universitarios. Muchas de las causas que se les atribuye tienen que ver con la falta de contención adecuada por parte de las instituciones de nivel superior pero además con una signifi cativa carencia de preparación en la escuela media, además de otros factores de índole económica y psicosocial.
A modo de ejemplo, a través de un diagnóstico a alumnos ingresantes universitarios, por parte de un gabinete psicopedagógico2, se han detectado las siguientes problemáticas: desarraigo, sensación de soledad o falta de inclusión en el medio universitario, desorientación sobre cómo manejarse en un contexto nuevo y con reglas poco conocidas, dudas vocacionales, difi cultades en la comunicación, ansiedad y temores frente a los exámenes y el futuro profesional, inefi cacia de hábitos de estudio y estrategias de aprendizaje, dudas sobre cómo gestionar trámites administrativos académicos. Muchas de éstas son motivos de consulta a dicho gabinete en diferentes etapas de las carreras. Por otro lado no se han encontrado datos confi ables de las reales causas de aquellos que no concurren, de los que han desertado antes de pasar las primeras pruebas de los ciclos de nivelación o introductorios o de los que están cursando las primeras materias del 1º año y que por diversos motivos abandonan sus estudios sin dar cuenta de ello. Frente a esta situación, sin lugar a dudas, el rol tutorial tradicional asumido como parte de la función docente, resulta insufi ciente. Por ello se han planteado diferentes y nuevas estrategias de contención para aminorar la problemática, entre las cuales aparecen precisamente los programas especiales y sistemas basados en tutorías.
El rol de tutor entonces adquiere diferentes formatos y condiciones de acuerdo al contexto, aunque en la mayoría de los casos, es ejercido por un profesor que tiene voluntad y ciertas condiciones para hacerlo y que realiza su tarea paralelamente a la del docente que enseña la disciplina. Otro de los formatos con bastante aceptación por parte de diferentes instituciones es el de tutorías de pares. Tiene antecedentes en la tutoría entre iguales o ?peer tutoring?, si sitúan en la enseñanza mutua iniciada por Lancaster y aplicada recientemente endiversas experiencias (Duran y Vidal, 2004). En búsqueda de un nivel adecuado de comunicación y de empatía, generalmente se adopta este modelo entre estudiantes experto y novato, quienes dan y reciben orientación, apoyo y contención de acuerdo a las necesidades emergentes. En otros casos la tutoría es mixta de profesores y pares, con tareas diferentes y complementarias. De todos modos la relación individual tutor-tutorado favorece y fomenta el diálogo y la comunicación interpersonal, permitiendo al tutorado saber que cuenta con una persona que está dispuesta a escucharlo y orientarlo respecto a diversos temas ya sean académicos, administrativos o personales vinculados con sus estudios. También son instaladas las tutorías grupales -un tutor para varios estudiantes- ya que permiten abrir un espacio de comunicación y de interacción con el grupo de compañeros, siendo necesaria la creación de un clima adecuado, en el que se genere respeto y responsabilidad mutua. En estos tiempos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación se observa mayor frecuencia y calidad en los intercambios y diálogos, pudiendo ser el encuentro virtual una modalidad alternativa y valiosa.
Desde la investigación, hemos participado en la evaluación de un sistema de tutorías universitario de tipo mixto, para once carreras de una misma Facultad, formando parte de un equipo multidisciplinario integrado por diferentes actores de organismos capitales como: el Gabinete Psicopedagógico, el Departamento de Enseñanza, la Subsecretaría de Evaluación Institucional, el Centro de Cómputos y algunos docentes tutores del sistema. Fue preciso además mantener constantes intercambios con la Comisión de Seguimiento de Estudiantes. La metodología utilizada estuvo inspirada en una adaptación del modelo Stuffl ebeam -modelo CIPP- (Bausela Herreras, 2003), manejando datos cuantitativos y cualitativos en lo relativo a las siguientes dimensiones:- Situación de los contextos sociocultural, académicoy económico de las carreras;- Diseño del sistema; - Procesos, puesta en marcha del sistema; - Resultados, impacto y logros. Fortalezas y debilidades.
La experiencia nos indicó que fue preciso dicho estudio pues a partir del mismo se brindaron recomendaciones para una nueva y superadora propuesta de mejora del sistema (Cerato et al., 2009).
A modo de reflexiones finales creemos oportuno compartir aquí las siguientes:
- Cada institución y contexto educativo requiere de un modelo de tutorías propio que sea organizado por toda la comunidad educativa, adaptado a sus necesidades, potencialidades y limitaciones.- Sería deseable crear un sistema integral de tutorías a fi n de brindar acompañamiento y orientación de los estudiantes en el inicio, durante todo el trayecto de la carrera y en la etapa fi nal y de inserción al mercado laboral.- Se perfi la como necesario vincular el sistema de tutorías con los otros programas institucionales, como los de seguimiento de alumnos, capacitación del personal docente, articulación con escuela media, seguimiento de graduados, evaluación institucional, proyectos de extensión, entre otros, a fin de coordinar acciones y presentar coherencia en las decisiones tomadas.- Los tutores -alumnos o profesores- además deacceder a dicha función de manera voluntaria, debieran recibir una capacitación específi ca para realizar su tarea de manera idónea y responsable.- La remuneración económica o de otro tipo parece ser un aliento para los tutores, aunque no garantiza una mejor gestión.- Cualquier sistema que se diseñe debiera contemplar la evaluación de su funcionamiento, en lo posible, no sólo valerse de estadísticas, sino que es necesario apelar a diferentes fuentes de información y atender e interpretar las voces de los protagonistas.
Las tutorías debieran facilitar que los estudiantes sean participes de actividades de apoyo al aprendizaje para mejorar el desempeño académico y aquellas centradas en el desarrollo socio-afectivo para la internalización de habilidades sociales y así enriquecer su sentido de seguridad personal, mejorar su autoimagen y sus proyecciones de vida. Todo esto aparece como valioso, pero también puede resultar poco efectivo o hasta peligroso si no va acompañado de una vigilancia y atención idónea de las verdaderas causas que originen los problemas que se desean resolver.
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Como Citar
Reflexiones sobre las tutorías en los estudios superiores. (2010). Revista De Educación En Biología, 13(2), (pp. 2-4). https://doi.org/10.59524/2344-9225.v13.n2.22295
Seção
Editorial
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Como Citar
Reflexiones sobre las tutorías en los estudios superiores. (2010). Revista De Educación En Biología, 13(2), (pp. 2-4). https://doi.org/10.59524/2344-9225.v13.n2.22295