Howard Zinn, in memorian
Abstract
Entre el 27 y el 30 de enero, mi casilla de mail se llenó de mensajes enviados y reenviados: “Murió Howard Zinn” decían los encabezados. Conocí los textos de Zinn a mediados de la década de 1990, gracias a la Cátedra de Historia de los Estados Unidos de América, y se convirtió (junto a Montgomery y Franklin) en uno de los historiadores de ese país que más me entusiasmaron; por eso la noticia fue un duro golpe. “Uno menos de los buenos”, pensé. La investigación y escritura de la Historia, tanto allí como aquí, tiene personajes que buscan sólo perpetuarse en la academia, y también aquellos que son consecuentes con su manera de entender al mundo. Los primeros pueden bien esconderse tras sólidos aparatos institucionales, o bien hacer cualquier cosa con tal de hablar en la tele, la radio o publicar en diarios o revistas. Lo que los unifica es que su manera de pensar la realidad puede adaptarse con facilidad a las condiciones hegemónicas.
Downloads
Published
Issue
Section
License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International License.
No se permite un uso comercial de la obra original ni de las posibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original.